Como arqueóloga,
a veces me preguntan cuál es
mi descubrimiento favorito.
La respuesta es fácil:
Mi marido, Greg.
(Risas)
Nos conocimos en Egipto
en mi primera excavación.
Fue mi primera lección en eso de encontrar
cosas inesperadas y maravillosas.
Esto dio lugar a una sociedad
arqueológica increíble.
Años más tarde, le propuse matrimonio
frente a nuestras estatuas favoritas
del príncipe y la princesa
Rahotep y Nofret,
en el Museo de El Cairo,
de hace 4600 años.
Pensé que si iba a pedirle a Greg
pasar el resto de esta vida conmigo,
debería pedírselo
delante de dos personas
que prometieron estar juntas
una eternidad.
Estos símbolos perduran
porque al mirarlos,
miramos espejos.
Son recordatorios poderosos
de que nuestra humanidad común
no ha cambiado.
La emoción del descubrimiento arqueológico
es tan poderosa como el amor,
porque la historia antigua es
la amante más seductora imaginable.
Muchos arqueólogos
han dedicado sus vidas
a desentrañar los misterios del pasado
bajo soles abrasadores,
vientos árticos
y densas selvas tropicales.
Muchos buscan.
Algunos descubren.
Todos piden en el templo de la posibilidad
que un descubrimiento
pueda cambiar la historia.
En mi primer día en Egipto,
trabajé un sitio
en el Delta de Egipto nororiental
llamado Mendes, de hace 4200 años,
en un cementerio.
Esa es una foto mía...
estoy en la gloria.
En la excavación, rodeada por
arrozales verde esmeralda,
descubrí una vasija intacta.
Al girarla,
descubrí una huella humana
que alguien dejó en ella.
Por un momento el tiempo se detuvo.
No sabía dónde estaba.
Fue porque en ese momento
me di cuenta de que
cuando cavamos,
lo hacemos en busca de personas,
no de cosas.
Nunca estamos tan presentes
como en medio del gran pasado.
No sé cuántas veces he estado
frente a las pirámides de Giza,
y me dejan sin palabras.
Me siento la persona
más afortunada del mundo.
Son un monumento al esplendor humano
y a su mundo de posibilidades.
Muchas personas no pueden procesar
el esplendor humano...
y piensan que fueron construidas
por extraterrestres.
Pero eso es ridículo.
Basta con acercarse en persona
y ver la mano oculta del hombre
en las marcas de cincel que dejaron
las herramientas de construcción.
La Gran Pirámide de Giza fue construida
de a una piedra a la vez
con 2,3 millones de bloques,
con una increíble eficiencia burocrática.
No son las pirámides las que
resistieron el paso del tiempo
sino el ingenio humano.
Nuestro esplendor humano compartido.
Puede que la historia sea cíclica,
pero nosotros somos únicos.
Me encanta lo que hago,
porque aprendo que no cambiamos.
Leo chistes sobre suegras
de la Mesopotamia
de hace 3500 años.
(Risas)
Oigo vecinos que maldicen
a otros vecinos
de hace 4600 años en Egipto.
Y mi favorito absoluto,
de hace 3300 años en Luxor,
una inscripción que describe estudiantes
que escapan de clase para ir a beber.
(Risas)
Chicos de hoy.
(Risas)
Veo la arquitectura más increíble,
veo esculturas estupendas,
digo, esta es en esencia
una selfie en piedra,
y veo que siempre nos gustó exhibir joyas.
También siempre escribimos en muros
y nos obsesionaron los gatos,
(Risas)
durante miles de años.
(Risas)
(Aplausos)
Los arqueólogos preservan
la memoria cultural
y son voceros
de los miles de millones de personas
y de las miles de culturas
que nos precedieron.
Buena ciencia, imaginación
y un voto de confianza
es la tríada empleada para
resucitar a los muertos.
El año pasado,
hay arqueólogos que han descubierto
cosas increíbles como:
Nuevos antepasados humanos de Sudáfrica;
herramientas de hace 3,3 millones de años
-- las herramientas más antiguas
descubiertas --
en Kenia.
Y esto es de una serie de
instrumentos médicos encontrados
en el barco de Barba Negra de 1718.
Estamos viendo un instrumento médico
usado para tratar la sífilis.
¡Auch!
(Risas)
Para cada uno de estos,
mis colegas han descubierto
miles de cosas muy importantes,
que no aparecen en los titulares.
Pero creo que lo más importante
que hacemos los arqueólogos
es reconocer que existieron
personas en el pasado
que vivieron vidas dignas de conocer.
¿Imaginan cómo sería el mundo hoy
si reconociéramos a todos
los seres humanos de esta forma?
En una excavación tenemos un desafío:
a menudo tiene este aspecto.
No se ve nada.
¿Por dónde empezar a cavar?
Esto es de un sitio al sur de El Cairo.
Veamos desde el espacio.
Otra vez, no se ve mucho.
Vemos una imagen del satélite WorldView-3
que tiene una resolución de 30 cm.
Son 10 pulgadas.
O sea, podemos ampliarla
desde 650 km en el espacio
y ver sus tablets.
¿Cómo sé esto?
Porque soy arqueóloga espacial.
Lo repetiré.
Soy arqueóloga espacial.
Es decir...
(Aplausos)
Gracias.
Uso imágenes satelitales
y las proceso con algoritmos,
y analizo diferencias sutiles
en el espectro lumínico
que indican cosas enterradas bajo el suelo
que luego excavo y analizo.
Por cierto...
la NASA tiene un programa
de Arqueología Espacial,
así que es un trabajo de verdad.
(Risas)
Veamos nuevamente.
Estamos de vuelta en el sitio
al sur de El Cairo.
No se ve nada.
Sigan viendo el rectángulo rojo.
Si procesamos la imagen con algoritmos
- piénsenlo como una tomografía
en el espacio -
vemos esto.
Esta forma rectilínea es una tumba antigua
previamente desconocida o sin excavar.
Uds. son las primeras personas
que la ven en miles de años.
(Aplausos)
Creo que esto nos da apenas
una idea superficial
de lo que queda por descubrir.
Solo en el delta egipcio,
hemos excavado menos
de una milésima del 1 %
del volumen total de sitios egipcios.
Si sumamos eso a miles de otros sitios
junto con mi equipo hemos descubierto
lo que creemos es una minucia
en comparación con lo que
nos queda por descubrir.
Al ver el trabajo increíble
que hacen mis colegas en el mundo
y lo que están descubriendo,
creo que hay millones de sitios
arqueológicos desconocidos
por encontrar.
Descubrirlos será ni más ni menos
que desatar todo el potencial
de nuestra existencia.
Pero tenemos un desafío.
El año pasado,
vimos titulares horribles
de una destrucción increíble en curso
en sitios arqueológicos,
y el saqueo masivo del Daesh.
Daesh ha destruido templos en Palmira.
¿Quién hizo explotar un templo?
Destruyeron la tumba de Jonás.
Y hemos visto saqueos
rampantes en sitios
que parecen cráteres lunares.
El deseo de Daesh de destruir
vidas humanas modernas
es una extensión natural para ellos
de destruir la identidad cultural también.
Innumerables ejércitos invasores
lo hicieron a lo largo de la historia.
Sabemos que Daesh se está beneficiando
del saqueo de sitios,
pero no conocemos la escala.
Esto significa que cualquier objeto
comprado en el mercado hoy
en Medio Oriente
podría estar financiando el terrorismo.
Cuando se saquea un sitio
es como si un rompecabezas al que
ya le falta el 90 % de las piezas
quedase con el resto oscurecido,
totalmente irreconocible.
Es una identidad ancestral
que se borra.
Sabemos que hay dos tipos
de saqueos en curso:
saqueos perpetrados por
elementos criminales como Daesh,
y luego saqueos más locales
de gente desesperada por dinero.
Todos haríamos lo mismo para
alimentar a nuestra familia.
No culpo a los saqueadores locales.
Culpo a los intermediarios,
a los traficantes poco éticos
y a un mercado internacional de arte
que se aprovecha de leyes ambiguas
o completamente inexistentes.
Sabemos que el saqueo continúa
a escala mundial y va en aumento,
pero en este momento no tenemos
herramientas para detenerlo.
Esto está empezando a cambiar.
Junto a mi equipo terminamos un estudio
sobre el saqueo en Egipto.
Analizamos datos de código abierto
y cartografiamos los saqueos en Egipto
de 2002 a 2013.
Encontramos pruebas de saqueo
y destrucción de sitios en 267 casos,
y cartografiamos más de 200 000
fosos de saqueo.
Es espantoso.
Consolidando esos datos
se pueden ver los fosos
de saqueo aquí marcados.
En un sitio, el saqueo empeoró
desde 2009, 2011, 2012...
cientos y cientos de fosos.
Consolidando esos datos,
hallamos que contrariamente
a la opinión popular
el saqueo no empezó a empeorar en
Egipto en 2011 tras la Primavera Árabe,
sino en 2009, tras la recesión mundial.
Así, hemos mostrado con datos
que el saqueo es sobre todo
un tema económico.
Si no hacemos nada
para detener el problema,
todos los sitios egipcios estarán
afectados por saqueo para 2040.
Por lo tanto, estamos
en un punto de inflexión.
Somos la generación que tiene
las herramientas y las tecnologías
para detener el saqueo,
pero no estamos trabajando
suficientemente rápido.
A veces un sitio arqueológico
puede sorprender por su resiliencia.
Acabo de volver del campo,
donde codirigí una misión conjunta con
el Ministerio de Antigüedades de Egipto
en un sitio llamado Lisht.
Este sitio data del Reino Medio
de Egipto entre 2000 y 1750 a.C.
El Reino Medio fue el periodo
de renacimiento del antiguo Egipto.
Tras un tiempo de intensa lucha interna
y desafíos ambientales,
Egipto repuntó
con un resurgimiento increíble
de arte, arquitectura y literatura.
Es un período favorito
para estudiar en Egipto
porque nos enseña mucho sobre
cómo podemos sobrevivir y prosperar
tras grandes desastres.
En este sitio ya habíamos cartografiado
ingentes fosos de saqueo.
Lisht es un sitio real;
debió haber miles de personas
enterradas allí
que vivieron y trabajaron
en la corte del faraón.
Vemos esto antes y después;
vemos decenas de fosos de saqueo
al norte de Lisht.
Esto es el sur de Lisht, antes y después.
Cuando visitamos por primera vez el sitio,
pudimos ver las tumbas
de muchos altos funcionarios
que habían sido saqueadas.
Pondré en perspectiva el saqueo.
Imaginen dos metros por dos metros
llenos de ataúdes, joyería,
y estatuas increíbles.
Multipliquen eso por mil.
Eso se llevaron.
Cuando empezamos a trabajar
mi codirector egipcio, Mohamed Youssef,
se acercó a mí y dijo:
"Debemos trabajar en esta tumba.
Ha sido atacada por saqueadores.
Si no hacemos algo, volverán".
Claro que estaba de acuerdo, pero
pensé que no encontraríamos nada.
Pensé que los saqueadores
habían robado todo.
Empezamos a encontrar relieves increíbles.
Miren esta pintura,
es simplemente estupenda.
Empezamos a encontrar
inscripciones gravadas.
E incluso los títulos
del propietario de la tumba.
Tenía títulos como:
"Superintendente del Ejército",
"Supervisor del Tesoro".
Empecé a tener esperanza.
Tal vez, solo tal vez
podríamos encontrar su nombre.
Para los antiguos egipcios, que
el nombre perdurara por la eternidad
era su objetivo.
Y un día,
apareció esto.
Es el nombre del propietario
de la tumba: Intef.
Pueden verlo escrito aquí,
en jeroglíficos.
Trabajando junto con mi equipo egipcio,
habíamos restaurado el nombre
de alguien de hace 3900 años.
(Aplausos)
Trabajando juntos
con mis colegas egipcios,
celebramos este momento
de descubrimiento compartido.
El trabajo conjunto
era correcto y verdadero.
Encontramos esta falsa puerta
increíble, casi intacta.
Sobre ella se lee Intef
y sus inscripciones.
Casi podemos verlo aquí sentado.
Me di cuenta de que todo lo que
suponía de los sitios saqueados
era erróneo.
Todos los días en el sitio
trabajamos con 70 egipcios,
colegas y amigos.
Ante tanto odio e ignorancia
contra las personas de Medio Oriente,
cada momento en el sitio era
como una manifestación de paz.
Al trabajar con personas
que no se nos parecen,
o que no piensan o no hablan
como nosotros,
nuestra misión compartida
de descubrimiento arqueológico
borra las diferencias superficiales.
En esta temporada aprendí
que la arqueología no tiene que ver
con lo que encontramos.
Tiene que ver con lo que
demostramos como posible.
A veces, al viajar encontramos
una familia perdida hace mucho,
no aquellos con quienes
compartimos genes,
sino un ingreso compartido
al libro de la vida.
Este es Omer Farrouk, mi hermano.
Omer es un gufti de Guft,
una aldea al norte de Luxor.
Los guftis son parte de una
tradición en la egiptología.
Ayudan a excavar y organizan
los equipos de trabajo.
Omer es mi director de
operaciones y financiero.
Simplemente no podía trabajar sin él.
Un día, hace muchos años,
cuando era una joven licenciada
y Omer era un joven gufti
que no hablaba bien inglés,
supimos, de casualidad,
que habíamos nacido el mismo año,
el mismo mes
y el mismo día,
con seis horas de diferencia.
Gemelos.
(Risas)
Separados por un océano
pero ligados para siempre
por el antiguo Egipto, nuestra madre.
Supe entonces que siempre
trabajaríamos juntos
no con el cerebro
sino con la parte del alma que sabe
que no todo tiene explicación.
(Árabe) Omer, hermano,
siempre te amaré.
(Inglés) Omer, hermano,
siempre te amaré.
Poco antes de mi primera
excavación en Egipto,
mi mentor, el célebre egiptólogo,
profesor William Kelly Simpson,
me llamó a su oficina.
Me entregó un cheque de USD 2000 y dijo:
"Esto es para tus gastos.
Que tengas una aventura gloriosa
este verano.
Algún día harás esto por otra persona".
Así que mi deseo de Premio TED
es un reembolso más intereses...
(Risas)
por la bondad y generosidad
de un gran ser humano.
Mi deseo es que
descubramos los millones de
sitios arqueológicos desconocidos
que hay en el mundo.
De crear un ejército del siglo XXI
de exploradores mundiales,
encontraremos y protegeremos
la herencia oculta del mundo,
que tiene indicios de la resiliencia
y la creatividad colectiva
de la humanidad.
(Aplausos)
Gracias.
(Aplausos)
¿Cómo vamos a hacerlo?
Con el dinero del Premio TED
vamos a construir
una plataforma ciudadana científica,
en línea, de colaboración pública,
para permitir que todo el mundo
participe en el descubrimiento
de sitios arqueológicos.
Hay solo un par de cientos de
arqueólogos espaciales en el mundo.
Mi sueño es animar a todo el mundo
a ayudar a encontrar sitios
y a protegerlos.
Basta con inscribirse,
crear un nombre de usuario...
noten que ese nombre ya existe.
(Risas)
Verán el tutorial y empezarán a trabajar.
Quiero señalar de antemano
que no compartiremos datos de GPS
ni cartografía de los sitios.
Queremos tratarlos como
datos médicos confidenciales,
y no revelaremos sus ubicaciones.
Recibirán una carta de una baraja,
20 x 20 m , o 30 x 30 m,
y empezarán a buscar características.
Junto con mi equipo procesaremos
grandes cantidades de datos de satélite
mediante algoritmos
para que Uds. encuentren cosas,
así que estarán haciendo ciencia en serio.
Después, empezarán a buscar.
¿Qué ven? ¿Ven un templo?
¿Ven una tumba? ¿Ven una pirámide?
¿Ven algún daño potencial
o el saqueo de un sitio?
Empezarán a marcar lo que haya allí.
En el margen, siempre habrá ejemplos
de lo que están viendo, para guiarlos.
Los datos que nos ayuden a colectar serán
compartidos con autoridades certificadas,
y ayudarán a crear un nuevo
sistema de alarma mundial
para ayudar a proteger los sitios.
Pero no quedará allí.
Los arqueólogos con quienes
compartan sus descubrimientos
los llevarán con ellos
conforme empiecen a excavarlos,
mediante Periscope, Google Plus
y medios sociales.
Hace un siglo, la arqueología
era para los ricos.
Hace 50 años,
era para los hombres.
Hoy es, sobre todo, para los académicos.
Nuestro objetivo es democratizar
el descubrimiento arqueológico,
y permitir que todos participen.
Hace 94 años,
Howard Carter descubrió
la tumba del rey Tut.
¿Quién es el próximo Howard Carter?
Puede ser uno de Uds.
Al crear esta plataforma,
encontraremos millones de lugares
ocupados por los miles
de millones de personas
que nos precedieron.
Si queremos responder las grandes
preguntas sobre quiénes somos
y de dónde venimos,
las respuestas a esas preguntas
no está en pirámides o palacios,
sino en las ciudades y aldeas
de quienes nos precedieron.
Si queremos aprender sobre el pasado,
es hora de invertir las pirámides.
Reconocer que vale la pena
rescatar el pasado
significa mucho más.
Significa que también vale la pena
salvarnos a nosotros.
La mejor historia de todos los tiempos
es la historia de nuestro
viaje humano compartido.
Pero la única forma de escribirla
es hacerlo juntos.
Vengan conmigo.
Gracias.
(Aplausos)