Ingresar en la experiencia humana
es penetrar en un gran olvido.
El velo de la mente condicionada oscurece
la verdad de quiénes somos realmente,
arrojándonos a un mundo de
separación, limitación y duda.
Entonces, ¿quién eres realmente?
¿Eres sólo una mente viviendo en un cuerpo,
navegando por la vida, intentando encontrar
felicidad y evitando sufrimiento?
O tal vez algo completamente distinto,
algo mucho más profundo, algo eterno.
Algo que no se puede explicar con palabras.
Algo que, cuando se realiza, trae
verdadera paz y verdadera plenitud.
Aquí vamos a mirar más allá del velo
de la mente, más allá de los pensamientos y
las sensaciones, para descubrir la verdad
de lo que realmente somos. .
¿Entonces, qué es la mente?
A lo largo de la historia, esta pregunta
se ha formulado innumerables veces.
Desde las primeras investigaciones
espirituales y científicas de la humanidad,
la mente humana se ha conceptualizado y
comprendido de diversas formas
en las distintas culturas. Los humanos han
utilizado la filosofía, las teorías
psicológicas y científicas, así como
métodos de investigación directa para
penetrar en los secretos de la mente...
para descubrir quiénes somos más allá de
la mente y el cuerpo. Normalmente pensamos
que la mente es algo que está dentro
de la cabeza, como el cerebro, y que tiene
que ver con el pensamiento y la cognición,
pero la mente es mucho más profunda.
La mente es en realidad dualidad.
También es conocida como Maya o Ilusión.
También se conoce como ego.
En latín la palabra ego significa
simplemente «yo». Cuando el sentido
del «yo» se limita a alguna cosa es maya,
ilusión, pero cuando es ilimitado...
cuando se despierta como la conciencia
misma, dentro de la cual surgen y
desaparecen todos los fenómenos,
entonces ya no hay identificación
con un «yo» separado.
El verdadero significado de la palabra «yo»
es conocimiento infinito, consciencia
infinita. Ese es el único «yo» o el
único Ser que existe. Sin embargo, para
la mayoría de nosotros el sentido de
nuestro yo se ha enredado tanto en el
contenido de experiencias,
pensamientos, imágenes, sentimientos, etc.
que no nos percibimos como
somos esencial y originalmente.
Pero nos conocemos de una manera
modificada... mezclada con el contenido
de experiencias. Y esta mezcla del
verdadero y único «yo» del conocimiento
infinito o Conciencia infinita con el
contenido de la experiencia da lugar a
este yo ilusorio que es lo que normalmente
se conoce como el ego o el yo separado.
El ego es una idea muy persistente muy
fuerte, muy sólida, de que somos
una persona, una entidad separada
dentro de un cuerpo mente.
O a veces pensamos ser sólo
un cuerpo-mente.
El ego es un aspecto de la mente que se
forma a una edad temprana,
es ese aspecto que nos da la sensación
de que soy un yo individual.
El ego es literalmente una entidad
inventada, no es real y es lo que
identificamos como el cuerpo. Es la parte
de la mente que piensa que está separada.
El ego es el sentido personal del yo,
pero no es el verdadero ser.
Es toda una construcción imaginaria de mí.
No es en última instancia lo que soy. En
última instancia, lo que soy es lo que es
más profundo y esta presencia subyacente
que siempre está aquí.
La mente dualista está hecha de dos
aspectos fundamentales... el testigo
y lo que es percibido. Está el fenómeno del
mundo hecho de sensaciones, percepciones
y preferencias egoicas, y luego está la
sensación de que hay un «yo» que está
separado, presenciando. Despertar es
despertar de esta dualidad,
de la división entre testigo y presenciado
Entre sujeto y objeto, para darse cuenta
de la conciencia primordial
que está siempre presente.
Si miras a los niños pequeños, los niños
pequeños no tienen ego y
en un estado de participación.
Viven en un estado de regocijo,
porque no están separados del mundo.
Cuando nacemos somos dependientes
y aún no tenemos pensamiento conceptual.
A medida que nos desarrollamos,
desarrollamos conceptos y lo que se llama
autoconciencia, que es la capacidad de
reflexionar sobre lo que estamos haciendo
para ser independientes.
Así que ese procesode pensamiento
se convierte en esta identidad interna.
La formación del ego comienza poco después del
nacimiento. Empezamos a desarrollar una
identidad personal que acabamos llamando
«yo» o «mí». El estadio del espejo en el
desarrollo humano es el momento en el que
un niño se reconoce en un espejo,
normalmente alrededor de los 6 a los 18
meses de edad. Y es sólo una parte de la
formación del ego a través del
proceso de identificación.
No es que obtengamos nuestro ego
al reconocer a un personaje en el espejo.
Es parte de un proceso de socialización
o condicionamiento, a medida que
los que nos rodean empiezan a tratarnos
como una persona separada,
como un «yo» separado. Aprendemos a
identificar un sentido del «yo» a través
de las sensaciones que surgen en el
cuerpo, a través de la percepción
y la conceptualización de las cosas.
La mente divide y separa una cosa de otra,
y entonces desarrollamos preferencias
hacia esas cosas. Algunas cosas nos gustan,
otras no. Este «yo» se convierte en nuestra
identidad individual, separada y única,
a medida que avanzamos por la vida. Es
la historia de lo que creemos que somos.
Y la conciencia que somos, empieza a
creerlo cuando somos muy jóvenes.
Cuando somos niños y crece con nosotros
hasta que estamos completamente
convencidos de ser una persona.
A medida que las personas crecen y se
acercan a la adolescencia y a la edad
adulta desarrollan un sentido de separación
un sentido de ser un «yo» que vive dentro
de sus cabezas. Así se convierten en
egos separados que viven en un estado
de carencia, un estado de incompletud,
cuyas vidas están dominadas por el deseo
de acumular cosas para
compensar su incompletud.
Es la mente la que causa todos los
problemas. La mente es un poder
que crea toda la ilusión de separación...
Toda la ilusión o apariencia de ser
una persona viviendo en un mundo.
Podríamos verificar experimentalmente
que cada vez que sentimos
sufrimiento psicológico siempre podemos
rastrearlo hasta la creencia de ser esta
persona separada, una entidad separada.
No hay excepciones, no excepciones.
No estoy hablando del dolor físico,
pero el sufrimiento psicológico es
absolutamente innecesario y se basa
en la creencia de ser
este cuerpo-mente separado
o aparentemente separado.
Porque somos como fragmentos que se
han separado del todo, como piezas de un
rompecabezas que se han desconectado y
separado mucho. Así que hay una sensación
de «algo falta», «algo no está bien».
La mente parece un obstáculo insuperable.
¿Cómo podemos superar la mente?
La mente parece no tener fin.
Intentar vencer a la mente utilizando
la mente crea una lucha interminable.
Es como intentar levantarse uno mismo
tirando de sus propias botas.
La estructura del ego puede sentirse
devastada, perdida y confusa, sintiendo
que la vida no tiene sentido, y mientras
esa mente buscadora lucha experimentamos
lo que San Juan de la Cruz llamó 'La Noche
Oscura del Alma'. Esta es una parte
necesaria del proceso de desilusión. Sólo
si abandonamos la búsqueda y la falsa
identificación con el buscador,
llegaremos a la unión directa con la vida.
Me encontraba en un buen momento de mi
vida. Había abandonado en cierto modo la
búsqueda espiritual, no porque me hubiera
rendido como tal, sino porque realmente no
había nada más que buscar. No buscaba
iluminación. No buscaba un despertar.
Buscaba paz, buscaba felicidad
y descubrí que rendirme a lo que ES
era el único camino y que la vida era mi
maestra. Después de muchos muchos
muchos años de búsqueda todo se vino
abajo. La estructura del yo que yo conocía
se desmoronó. Estaba sentada en el salón
de mi casa y, durante unas semanas,
una gran desolación interior pareció
aparecer en mí.
Esto fue inesperado, este vasto paisaje
interior de oscuridad... una especie de
abandono... un abandono existencial de la
vida misma. Y noté cómo el movimiento de
la mente quería alejarse de este paisaje
interior de oscuridad.
Y me hice una pregunta:
¿Cuál es el significado del sufrimiento?
¿Cuál es la naturaleza del sufrimiento?
¿Cómo puede acabar el sufrimiento?.
O tal vez no termina y en esa pregunta
lo que surgió fue esta voluntad de no
moverme de donde estaba, de no alejarme
de ese paisaje oscuro, y de rendirme en eso
aunque significara mi fin. Y no sabía lo
que eso significaba, el fin de mí, pero
surgió como una especie de conocimiento
que aún no era consciente,
y en ese momento totalmente inesperado
toda la estructura del yo murió.
Es como si toda la identidad
del «yo» muriera y, sorprendentemente,
hubo una fusión con la vida misma que puso
fin a la separación entre la vida y yo.
Y a partir de ese momento supe que yo
y la vida somos uno; no hay separación...
todo está en el movimiento de la mente.
Y a partir de ese momento toda la
estructura de esta «Amoda» que había
sido construida sobre una identidad de
víctima, no sólo una víctima de las
circunstancias, sino una víctima de mis
sentimientos, una víctima de las emociones
una víctima de los pensamientos,
y por lo tanto tratando constantemente de
cambiarlos, cambiar los pensamientos
para cambiar los sentimientos, para
mejorarlos, para hacerlos más positivos
para hacerlos más elevados... eso terminó.
Y sin la víctima fue como si volviera a
nacer. Entonces morí y renací en eso.
Es como si todos los velos de percepción
estaban construidos sobre la identidad
de Amoda como un yo con su historia,
con sus pensamientos, con sus creencias,
con sus experiencias, simplemente
se deshicieran. Así que quedé totalmente
desnuda a partir de ese momento
y nunca he cambiado desde entonces.
En el budismo la primera Noble Verdad es
que hay sufrimiento. Existe esta
insatisfacción inherente dentro de la
mente condicionada. Dukkha o la
insatisfacción crónica de la mente abarca
no sólo el dolor físico y emocional sino
también formas más sutiles de
insatisfacción como la impermanencia
inherente de todas las cosas y la
incapacidad en las de encontrar
satisfacción duradera búsquedas mundanas
La verdadera felicidado plenitud
no puede hallarse en
búsquedas materiales externas.
Incluso cuando las cosas van como creemos
que deberían ir. Aunque sigamos el guión,
seamos buenas personas, tengamos relaciones
satisfactorias, carreras exitosas,
aun así, subyace la sensación de que algo
no va bien. Algo que nos falta, algo que no
estamos percibiendo con precisión, y
cuanto más lo observamos a menudo
se vuelve más vívido, más obvio.
Así que lo que suelo decir es que el
primer paso en el proceso de despertar es
reconocer que sufrimos.
Podríamos resumirlo diciendo que es
una especie de sensación de que la vida
no está funcionando bien, o quizás yo no
estoy funcionando bien dentro de la vida.
Pero es incómodo... Es por Gracia que sea
incómodo porque nos lleva a esta
investigación que puede llevarnos a
lugares que nunca habríamos imaginado.
¿Por qué la gente sufre? Si hablamos de
dolor físico tenemos que entender que la
razón por la que experimentamos dolor
físico es porque el dolor físico es un
dispositivo de protección que hemos heredado
genéticamente. Si nunca experimentáramos
dolor, chocaríamos constantemente con
objetos y nuestro cuerpo bebería
ácido sulfúrico y no duraría demasiado.
La razón del dolor psicológico es diferente.
Es: «estás cometiendo un error».
Así que el dolor psicológico no es un
problema, es el principio de la solución.
El dolor psicológico nos está dando una
lección sobre otro error que cometemos,
que es creernos un ser humano separado.
Ese es un error... es un error fundamental
Es el pecado original; el pecado original
que nos echa del Reino,
del jardín del Edén.
El significado original de la palabra
pecado significa «no dar al blanco».
La conciencia egoica es un estado mental
patológico por el que constantemente
erramaos el blanco. Este es el significado
de «La caída». Estamos centrados en
los frutos del árbol del
conocimiento del bien y del mal,
enfocados en pensamientos.
La mente dualista está compuesta de los
fenómenos que forman el mundo percibido
de la forma; hecha de sensaciones,
percepciones, preferencias egoicas,
y este sentido de que hay un «yo» que
está separado, observando.
Este pensamiento del «yo» es la
raíz de la identificación con el ego.
Sea lo que sea lo que estamos
experimentando, soy yo
quien lo está experimentando.
Si estoy triste, ansioso o solo,
soy yo quien lo experimenta.
Si estoy hablando contigo,
soy yo quien está hablando.
Si veo el mundo, soy yo quien lo ve.
Así que toda nuestra experiencia gira
en torno a este «yo». El «yo» es el
personaje central de toda nuestra
experiencia, de modo que la investigación
esencial... el requisito previo para el
despertar, es explorar y reconocer
la naturaleza del «yo»
o del ser que realmente somos.
En el Sutra del Corazón, una de las
enseñanzas más veneradas del budismo,
se dice que para liberarnos debemos
darnos cuenta de que todo el mecanismo
de la mente dualista está vacío del yo.
Cuando el pensamiento del «yo» cae,
entonces la dualidad misma colapsa.
La forma se realiza exactamente como
vacío, el vacío exactamente como forma.
En el estado de samadhi,
el vacío danza como plenitud,
la quietud es inherente al movimiento,
el silencio es inherente al sonido.
La vida se experimenta directamente,
no mediada a través del filtro de la
mente. Cuando ya no vamos tras los
frutos del árbol del conocimiento del
bien y del mal, cuando ya no interactuamos
con el mundo de la manera antigua,
es la liberación, el fin del sufrimiento.
Mientras creamos tener nuestra propia
mente o nuestra propia ignorancia o
nuestro propio ego, es porque estamos
viendo esto desde un punto de vista
separado y esto está bien sabes al
principio así es como lo vas a ver.
Pero no es así como son las cosas en
realidad. En realidad sólo hay vida.
Eso es todo. Solo pura vida en acción.
Así que el sufrimiento es esta resistencia
a la vida, resistencia a nuestro sí,
resistencia a nuestro no, resistencia
a cualquier cosa que esté apareciendo,
porque nos sentimos separados. Y el
despertar es la curación de esta separación
de esta idea de estar separados.
Podemos empezar a entender la resistencia
egoica en la mente observando el principio
más amplio de cómo se mueve toda la energía
en el universo. Una forma de entenderlo es
observando algo llamado figura de
Lichtenberg. Una figura de Lichtenberg
es un patrón que se produce cuando una
descarga eléctrica de alto voltaje
atraviesa materiales. La descarga eléctrica
crea un patrón de canales ramificados
que parecen árboles. En este caso, la
electricidad penetra en la madera. En este
ejemplo, la figura de Lichtenberg se crea
inyectando billones de electrones en un
bloque acrílico mediante un acelerador
de partículas de un millón de voltios.
Toda materia física, en este caso
el bloque acrílico, es una resistencia
o desaceleración de la energía.
En una tormenta eléctrica, la resistencia
del aire afecta a la formación del canal
conductor y al flujo de corriente.
Cuando observamos las estructuras
arborescentes creadas por la energía,
estamos viendo el camino que siguió esa
energía a través del medio a lo largo
del tiempo. Estos patrones arborescentes
o ramificados se encuentran en todos los
niveles y escalas de la naturaleza, desde
lo micro a lo macro. El tejido mismo del
universo es un juego de formas, un juego
de resistencia; una mente gigante jugando
al escondite consigo misma. Los samskaras
o patrones inconscientes se crean cuando
la carga de una experiencia es alta.
Las energías se unen y aparece el
pensamiento «yo». Aparece la resistencia.
Si no hay resistencia entonces la energía
simplemente pasa a través de la vida fluye
Pero cuando hay resistencia, cuando aparece
el «yo», entonces la energía se ramifica,
creando nuevos caminos en la mente
inconsciente. Estos patrones funcionan
de forma autónoma, ocultándose y creciendo
en las sombras hasta que
se revelan de nuevo y se integran
conscientemente en el todo.
El primer recuerdo que tengo es el de estar
muy asustada y no saber por qué estaba
asustada y sentir que algo iba a salir
mal en cualquier momento, y esa sensación
persistió durante toda mi vida y se
intensificó en mi mis veintes. Y me hundí
en una una profunda depresión incluso
después de tener cuatro hijos. Y acabé
pasando probablemente 3 o 4 años en los
que realmente buscaba algo pero no sabía
lo que era. Nunca oí hablar del despertar,
no sabía lo que era. Y con el tiempo empezó
a quedar claro que lo que estaba buscando
no se encontraba en mi vida exterior.
Tenía una buena familia, un buen negocio,
todo lo que cualquiera podría desear.
Sin embargo, seguía sintiéndome
muy vacía por dentro y, finalmente,
como parte de la curación de mi depresión,
descubrí la meditación y me sumergí en ella,
encontré una especie de paz, una profunda
sensación de satisfacción y, por primera
vez en toda mi vida, esa sensación de
temor o miedo desapareció momentáneamente.
por primera vez. Así que empecé a intentar
averiguar todo lo que podía sobre lo que
había pasado, por qué ese cambio.
Y por qué había vuelto de nuevo,
esa sensación de miedo. Empecé a
investigar diferentes caminos espirituales
y me topé con el término despertar,
iluminación, y empecé a intentar entender
qué era eso. Eventualmente, 15, 20 años
después, llegué a reconocer que es
cuando ya no creemos en nuestros
pensamientos. Puede que los pensamientos
sigan existiendo, pero el miedo provenía
de creer en mis pensamientos, de creer que
sólo era una persona o alguien que iba
por la vida, y llegué a ver que era mucho
más que eso. Soy infinita y que durante
un período de 5 años que comenzó a
estabilizarse por falta de una mejor
palabra. Tuve que analizar todo lo que se
interponía en mi camino, la sensación de
no ser suficientemente buena madre,
la sensación de inadecuación en mi
interior. Tuve que mirarlo, investigarlo
y contemplarlo. Eventualmente, la paz
se hizo estable sin esfuerzo, e incluso
la alegría y el amor, a veces incluso la
dicha. Una profunda sensación de que
todo está bien, de sentirme en casa, de
sentirme segura, de sentir que puedo
amarme, que me gusto, que es algo que
antes no era posible para mí.
Mucha gente vislumbra el despertar,
pero luego parece perderlo.
Es el juego de «lo tengo y luego lo
pierdo», o «estoy despierto y ahora la
mente ha vuelto». Esto ocurre cuando el
despertar no se reconoce plenamente
por lo que es. A menudo hay un estado
placentero cuando ocurre el samadhi;
energía, dicha o un cambio en la
conciencia o percepción de la mente y una
sensación de facilidad o libertad. Y uno
naturalmente confundirá el estado
fenoménico con la verdad de lo que uno es.
A menudo, después de un destello de
despertar, uno empezará a buscar estados
o experiencias en lugar de reconocer la
conciencia que ya está presente, y darse
cuenta de que es la fuente de la verdadera
realización. La verdad de quien eres no es
un estado o experiencia temporal.
Los fenómenos van y vienen pero el
que permanece, la conciencia primordial,
siempre ES. Si continúas buscando estados
o experiencias, eventualmente el buscador
se hará más y más fuerte y tú te alejarás
más y más de la verdad.
El buscador siempre yerra el blanco
persiguiendo lo que es impermanente,
igual que un adicto persiguiendo altos
vuelos temporales, y al igual que el adicto
el falso buscador siempre llegará a un
punto de crisis o de fracaso.
La vida es un festival de patrones
adictivos de comportamiento y cuando digo
esto no me refiero sólo a la adicción a
drogas como el alcohol y la nicotina.
Todo lo que es preponderante en la sociedad
tiende a ser patrones adictivos de
comportamiento; adicción a reality shows,
adicción a la vida de famosos, adicción
a comprar el siguiente par de zapatos,
¿y por qué? La razón es que estamos
desesperados por encontrar una forma de
escapar de la forma de vida profundamente
sin sentido y antinatural que tenemos.
Pero no sabemos cómo hacerlo, así que
intentamos compensarlo con la adicción.
Ahora bien, comprender la realidad
tiene la peculiar característica de hacer
que la vida sea más natural, de hacer
que la vida esté mejor alineada con
el ritmo, el flujo y las direcciones
de la naturaleza. Si eso ocurre,
ya no hay mas necesidad de adicción,
y viviremos vidas más plenas,
más sanas y, en general, mejores,
sin perspectivas sesgadas como la noción
de que tu vida gira en torno a ti y
mi vida gira en torno a mí, que es una de
las cosas más antinaturales imaginables.
Es como si la flor de mi manzano pensara
que mi vida gira en torno a mí y que
necesito sobrevivir para siempre.
Si la flor se saliera con la suya,
no habría más manzanas
ni más manzanos.
Una vez que comprendemos la verdad, hay
naturalmente un giro de una vida centrada
en el ego o una vida que alimenta
constantemente los patrones de deseo
y aversión, a una vida que es
más natural, más en el flujo.
Y entonces puede ocurrir en un momento
dado que esta idea entre en crisis
y tal vez empecemos a buscar
espiritualmente o tal vez antes alguna
indagación psicológica. Entonces llega
un momento en el que estamos preparados
para ver más allá de esta ilusión
de estar separados y digamos que
comienza una búsqueda espiritual
consciente. Esta busqueda espiritual puede
empezar antes de que seamos conscientes
de que estamos buscando espiritualmente.
Cuando es consciente, podemos ver el
desarrollo de la vida no como algo contra
lo que luchar, sino como una
invitación a despertar,
de modo que empezamos a
estar más abiertos a la vida.
Además, el sufrimiento es la mejor
herramienta natural para fomentar la
comprensión. No nos hacemos las preguntas
profundas a menos que estemos sufriendo.
Si no sufrimos, nos dejamos llevar por la
ola de la vida de una manera superficial,
desenfadada y muy epicúrea, y nunca nos
paramos a pensar en lo que está pasando.
¿Quién soy? ¿De qué se trata esto?
¿Cuál es el propósito de todo esto?
¿Qué sentido tiene? No nos hacemos esas
preguntas a menos que suframos. Así que
el sufrimiento es una herramienta tremenda
Es muy propicio para la comprensión.
Ahora, lo empeoramos mas de lo necesario
Inventamos sufrimiento
superfluo innecesario. A mí me gusta
llamarlo meta-sufrimiento,
y el meta-sufrimiento viene de esa
vocecita en tu cabeza que te dice que
estás sufriendo y que no deberías estar
sufriendo. Eso duplica el sufrimiento, ahi
mismo. Porque ahora no sólo tenemos el
sufrimiento que es natural y forma parte
de nuestra vida y que no podemos evitar,
sino que ahora tenemos el meta-sufrimiento
por estar enfrentados con
la naturaleza. Por estar en guerra
con el sufrimiento original. El juego
no consiste en deshacerse de un
proceso natural que conduce a la
comprensión, una herramienta clave de la
naturaleza. El juego es no exacerbarlo
innecesariamente haciéndole la guerra.
Cuando abandonamos la resistencia al
sufrimiento, deja de ser sufrimiento.
Se transmuta en algo que te beneficia.
A menudo en los círculos espirituales
oímos la frase «ama lo que es».
Es posible amar cualquier dolor
que surja, aprendiendo a renunciar a las
preferencias egoicas, comprendiendo que
lo que surge es simplemente un fenómeno
intenso que en realidad te lleva más
profundamente a la conexión con la vida.
Al permanecer ecuánimes con lo que es,
comenzamos a purificar los patrones de
resistencia dentro de la estructura del ego.
Esto nos lleva a la paradoja de rendición.
La paradoja de la entrega, consiste en
darse cuenta de que todo aquello a lo
que te resistes persiste. La resistencia
en realidad, da poder al ego. El ego no
es más que la propia resistencia.
A veces en el camino tenemos la idea
de que no deberíamos experimentar tal
o cual emoción. Podemos sentir que
estamos retrocediendo si sentimos odio
o ira. La experiencia de toda la gama
de emociones humanas es necesaria.
La paradoja es que cuando aceptamos cada
emoción plenamente, abandonando la
resistencia, se transmuta de una emoción,
que está llena de creencias, juicios y
preferencias, a sentimiento puro;
a pura vitalidad,
que está más allá
de la mente evaluadora.
Hay una famosa historia en el Zen
que ilustra este punto.
Una vez, un estudiante preguntó a Tenzin,
un maestro zen conocido por su sabiduría
y tranquilidad: «Maestro, cuando falleció
su esposa, ¿sintió tristeza?».
Tenzin respondió: «Por supuesto que sentí
tristeza, ¿cómo no iba a sentirla?».
El estudiante se quedó perplejo y entonces
preguntó: «Pero yo creía que usted
era un maestro Zen. ¿No debería estar
más allá de esas emociones?».
Tenzin sonrió amablemente y respondió:
«Ah, no me has entendido. Cuando sentí
tristeza, me permití sentirla plenamente
para experimentarla en profundidad.
Y al hacerlo, honré la verdad de ese
momento. Entonces, como las nubes
que atraviesan el cielo, la tristeza vino
y se fue. Pero el cielo,
la inmensidad de mi ser,
permaneció inmutable.
Mi despertar comenzó realmente cuando
estaba en la escuela de posgrado,
cuando una serie de experiencias personales
realmente me desafiaron a empezar
a cuestionar el propósito de la vida, de
mi vida en particular, y el significado.
Empecé a cuestionarme qué sentido tenía
todo lo que estaba haciendo. La experiencia
fue la de ser consciente sin ser nada en
particular. Fue muy liberador. Hubo una
gran sensación de redención, como si algo
que había estado sometido a una gran
presión se disipara, y hubiera relajación,
regocijo, y todo lo que recuerdo
era simplemente ser. Eso es todo lo que
quiero ser... simplemente ser.
Nada en particular.
Yo lo llamo el gran cambio para mí.
Realmente cambió...
Quisiera decir «de adentro hacia afuera»,
pero es como que la forma en que
veía las cosas y la forma en que
experimentaba las cosas,
la forma en que veía a la gente,
interactuaba con la gente...
y el giro fue en el sentido de que todo
lo que estaba experimentando, sin importar
lo que estaba haciendo o diciendo, era
simplemente conciencia siendo expresada.
La conciencia de que estoy siendo
expresada, así que en ese momento,
en cualquier momento, lo que sea que
estuviera diciendo o haciendo,
todo lo que estaba sucediendo era ser
consciente, y eso ha permanecido.
Pero ha continuado revelando
su naturaleza. Fue como si pudiera
ver los pensamientos fluyendo, y cualquier
acción que tuviera que ocurrir,
la acción simplemente surgía
y entonces el cuerpo básicamente
actuaba la acción.
Ya no era como antes, mientras que antes
pensaba algo, «creo que tengo que hacer
esto» y el «yo» esta persona lo hacía.
No. Lo que está sucediendo, lo que
empezó a suceder fue, simplemente
estoy siendo. Siendo consciente y las
acciones simplemente surgían y entonces
el cuerpo era la herramienta y yo lo
observaba en tiempo real. El cuerpo
simplemente está implementando cualquier
acción que surja en la conciencia y resulta
que yo soy un participante y un observador.
Creo que ésa es la mejor parte.
La conciencia no tiene elección.
El verdadero Ser está más allá de
la elección. Al oír esto, uno podría
decir «Bueno, voy a renunciar a todo.
No voy a elegir nada. Me sentaré en
una cueva». Y mucha gente lo ha hecho.
Pero el problema es que eso seguiría
siendo una elección. Solo estoy eligiendo
suprimir mis elecciones y deseos. Es la
mente condicionada eligiendo no elegir.
Tanto la elección como la no elección
están al nivel de la mente condicionada.
Pero, ¿quién o qué es consciente de
esa mente? Después de despertar,
descubrirás que el yo condicionado puede
seguir eligiendo su té favorito. Seguirá
comiendo la dieta que sea mejor para su
cuerpo. No es que ya no haya elecciones.
Muchas elecciones siguen ocurriendo,
surgen todo el tiempo. Pero la diferencia
es que el sentido del «yo» no está
enredado con nada de eso.
El pensamiento del «yo» ha desaparecido.
«Yo» no estoy eligiendo, ni estoy
suprimiendo la elección.
Así que despertar es como demoler
los muros invisibles del ego,
esta armadura, y reconocer
nuestra Unidad con todo.
Y el resultado es extraordinario porque
descubrimos que no estábamos sufriendo
ira, dolor, tristeza... estábamos
sufriendo nuestro rechazo de la vida,
y podemos aprender estar tan abiertos que
seamos conscientemente uno con la vida
tal como es. Preferimos sentirnos bien
que sufrir.. eso es normal,
algo en el ser humano, en la especie
ordinaria del homo sapiens, prefiere
sentirse bien que sentirse mal.
Y creo que en los momentos en que nos
damos cuenta de que realmente se siente
bien ser consciente, algo en nosotros
registra en el cerebro humano ordinario,
«Oh, me gusta esto. Esto es posible».
Y se refuerza a sí mismo.
El despertar puede producirse por etapas,
gradualmente, o puede ocurrir de golpe,
en un giro radical, en el que de repente
sabemos quiénes somos, como si
despertáramos de un sueño. Como si
hubiéramos estado dormidos
toda la vida en nuestro personaje soñado.
Para permanecer despierto se requiere
una purificación continua de la
estructura del yo. Incluso si tenemos
un despertar completo, es importante
estar alerta, no creer en el siguiente
pensamiento, permanecer ecuánime con
lo que es, cuando los pensamientos
inconscientes salen a la superficie.
De lo contrario, los patrones inconscientes
de la mente pueden oscurecer la verdad
El inconsciente debe convertirse en
un inconsciente transparente.
Si no nos enfrentamos a lo que hay en el
inconsciente, caeremos en lo que se ha
llamado evasión o derivación espiritual.
La evasión espiritual se refiere
a la tendencia de algunos individuos
a insistir en que ya están despiertos
para evitar enfrentarse a emociones
difíciles, problemas psicológicos
no resueltos o desafíos de la vida real.
La mente egoica puede apropiarse de un
atisbo de despertar e impedir que uno
habite ese lugar de verdad.
Estaba sentada en mi cama
pensando en la mamografía a la que iba
a someterme al día siguiente, y siempre
había sido una experiencia que me
producía una ansiedad extrema y a la que
me sometía una vez al año, y estaba
cansada de sentir tanto miedo. Cansada
de tener miedo de morir y estaba sentada
en la cama y de la nada tuve este
pensamiento ¿No podría hacer esta cosa
mañana sin enloquecer? Y fue un
pensamiento realmente, solo un pensamiento
pero de repente sentí esta oleada de darme
cuenta de que sí podía.
Y no sabía cómo lo sabía. No sabía qué
acababa de cambiar, pero algo claramente
acababa de cambiar. Y me quedé atónita
y de repente supe que iba a ser diferente
de toda la terrible ansiedad que había
tenido todos los años anteriores.
Y eso no significaba que la mamografía
fuera a salir bien. No significaba que
no tuviera cáncer de mama. Eso fue
realmente extraño para mí. Fue una
maravilla. Me levanté y fui a ver a mi
compañero que estaba ocupado con su
ordenador y me quedé de pie en la puerta
y por fin levantó la vista, se dio cuenta
de que estaba allí y dijo:
«¿Qué?». Y le dije, algo acaba de pasar.
Y le conté que en los días siguientes
poco a poco empecé a darme cuenta
de que no era sólo que el miedo ya
no parecía animarme. Me sentía
en paz, completamente sin mi estrés
ordinario continuo. Mi mente estaba quieta
Mi vida exterior era básicamente la misma,
pero pasaron muchos meses antes de que
comprendiera que era un despertar
lo que había ocurrido. En realidad fue
mucho tiempo. Todo lo que sabía era que
ya no me dolía como antes. Mi mente estaba
tranquila y así ha sido desde entonces.
No puede haber memoria del despertar
en sí mismo. Sólo hay memorias de
experiencias y fenómenos. Siempre que hay
un recuerdo hay algún rastro de
resistencia en la mente. Este rastro de
resistencia es la repetición original...
el comienzo del pensamiento «yo».
El despertar en sí no deja ningún rastro
en la mente. No es una experiencia.
La conciencia primordial se despierta
a sí misma en el ahora, sin la mediación
de la memoria y el filtro de la mente.
Si estamos persiguiendo cualquier estado,
cualquier experiencia, y tratando de
vivir allí, entonces lo hemos perdido.
Si va y viene, si no está aquí ahora,
entonces no es tu verdadera naturaleza.
Tomémonos un momento para indagar
directamente en nuestra
verdadera naturaleza. Directamente
significa 'no a través de la mente'.
No puedes reconocer lo que está más
allá de la mente por medio de la mente.
Enfoca tu atención hacia dentro y sé
consciente de este momento.
Toma conciencia de la conciencia misma.
Observa los pensamientos, sensaciones
y emociones que surgen en este espacio,
pero reconoce también el amplio espacio en
cual surgen. Los fenómenos pueden surgir
del inconsciente. Pensamientos, recuerdos,
sentimientos, emociones, energías; éste es
un proceso natural de limpieza que se
desarrolla cuando indagamos. Mantente
abierto a todo lo que surja como resultado
de tu indagación. Permítete permanecer
en el estado natural de la mente,
libre de las limitaciones de
la elaboración conceptual.
Así que mi propio despertar se produjo
esencialmente en dos movimientos
fundamentalmente diferentes. Abordé el
cambio inicial desde un lugar de
sufrimiento, de profundo sufrimiento,
y sabía que tenía algo que ver con los
pensamientos. Tenía algo que ver con la
forma en que pensaba, la forma en que
percibia el mundo, la forma en que me
percibía a mí mismo.
Esto me llevó a una investigación directa
de la naturaleza del pensamiento mismo.
Y lo que es más importante, la naturaleza
del pensador; la naturaleza de quien está
aparentemente atado por esos pensamientos.
Así que con esta investigación directa el
sentido de ser un pensador se disolvió y
con el sentido de ser un pensador disuelto,
todas las formas de pensamiento perdieron
significado para mí. De lo que no me di
cuenta es que cuando eso sucede, nos
quedamos con una especie de experiencia
consciente pura o sin ataduras. Y para mí
eso fue tremendamente pacífico,
tremendamente aliviador de mi sufrimiento.
Esa fue la primera parte de mi despertar.
No tenía ni idea, incluso desde allí,
con la claridad que se reveló, con la paz
que se reveló, que podría ir más profundo,
que podría ir mucho más profundo. Así que,
en el transcurso de unos pocos días,
la visión inicial, la experiencia inicial
muy profunda, muy liberadora
y sorprendente, se expandió en algo que
trasciende la dimensión humana;
va más allá de los confines de lo que yo
me considero en cualquier forma.
Y de cómo considero que es el mundo
en cualquiera de sus formas.
Todo eso fue desmantelado. Lo que quedó,
lo que queda, es extremadamente dificil
de formular realmente en palabras, pero a
través del libro y la interacción directa
con personas que están interesadas en
abordar esto, puede ser revelado
y puede ser revelado a esa persona si está
preparada para ello e interesada
en investigarlo por sí misma.
Nadie puede decirte qué es la mente,
qué es la matriz, qué eres tú.
Para conocer lo inconmensurable,
lo inefable, la mente debe estar
extraordinariamente quieta y
en silencio, sin ningún movimiento.
En esa profunda quietud y en ese profundo
silencio existe la posibilidad de
encontrarse con algo intemporal, eterno y
que está más allá de toda medida.
Digamos, para hacer una metáfora que el
despertar es cuando tu cabeza, la cabeza
del ego, ha sido decapitada por la vida.
Has visto claramente que
no eres tu cuerpo-mente. No eres una
entidad dentro del cuerpo-mente, pero sí,
la cabeza ha sido cortada por la vida,
pero todavía está rodando colina abajo,
y mientras rueda colina abajo lleva
consigo viejos patrones, viejos esquemas,
viejos puntos de vista, que ya no son
alimentados por tu atención.
Estás descansando en presenciar
sólidamente. Ves estos viejos patrones
desplegándose, no estás involucrado con
ellos, pero siguen sucediendo.
Así que la cabeza está rodando colina
abajo pero en cierto punto se va a detener
No más movimiento de viejos
karmas entrando en acción.
No más patrones emergiendo que necesitas
buscar y disolver. Se han ido.
Y eso es Moksha, eso es Liberación.
Lo que he estado viendo es una progresiva
apertura a ver la vida no como una persona
dentro del cuerpo, sino como un
pacífico testigo silencioso de ella en el
que había momentos en los que sólo
había acciones, pero no había un hacedor
de esas acciones. Un perro ladraba...
era sólo un ladrido en el silencio,
o había alguien caminando,
o mi cuerpo caminando, y era
sólo el caminar. No alguien caminando.
Y esto iba acompañado del silenciamiento
del diálogo interior que a veces
acompañaba mi vida. Así que estos
momentos de salir de este sentido de
ser una persona vinieron más y más
frecuentemente. Y a medida que esto
sucedía todo lo que yo pensaba que era, o
con lo que estaba comprometida en la vida
comenzó a tener un sentido diferente.
En vez de ver la vida contra mi o difícil
para mi, o intentaba pedir o rezar por
un cambio, comenzaba a ver,
empecé a ser capaz de ver, que todo eso
apuntaba hacia algo más alto,
a abrir más mi corazón. Para estar más
disponible a la vida. Empecé a ver
que lo que yo llamaba accidentes o errores
o cosas que no me gustaban, no estaban mal,
y no estaban en mi contra. En realidad
me estaban mostrando una realidad
más profunda con la que yo no estaba
en contacto. Así que todas las oraciones
se convirtieron más bien en un amén.
Hágase tu voluntad. Todas las peticiones
eran más como, ayúdame a ver dónde sigo
rechazando la vida, dónde sigo rechazando
algo. cDonde sigo sufriendo porque digo
no al despliegue de la vida misma.
Entonces hubo una apertura. Y cuanto
más me abría a la vida, más llegaban
esos momentos de testimonio consciente.
El despertar es solo el principio de
esta apertura. Y en cierto modo nunca
termina. Es una apertura sin fin.
Y cuanto más sucede esto, más lo que
todavía vemos como difícil
como contracción, como miedo, realmente
ves que es un trampolín hacia un amor
más elevado. Una dimensión de amor, paz,
de compasión, y todos estamos en ella.
Incluso aquellos que pensamos que no lo
están. Están todos contenidos en ella.
Podemos saber que la conciencia existe.
Eso podemos saberlo con certeza.
De todo lo demás podemos hacer conjeturas.
Tal vez muy buenas conjeturas, pero
conjeturas al fin y al cabo. La conciencia
es el único hecho preteórico dado
de la naturaleza. Todo lo demás son
abstracciones teóricas que surgen dentro
de la conciencia. La conciencia es el
único axioma de la naturaleza.
Que eso existe es lo único absolutamente
cierto en la naturaleza.
Y puedo asegurarte que basándome en el
razonamiento y en las pruebas empíricas
que surgen de los fundamentos de la
física que surgen de la neurociencia
de la consciencia, se ha vuelto
extraordinariamente improbable
que la consciencia no sea fundamental.
Pensar en la conciencia como algo
secundario o epifenoménico conduce a
todo tipo de problemas insolubles.
Así que hay excelentes razones racionales
y empíricas para considerar la conciencia
al menos como uno, o el único componente
fundamental de la naturaleza.
La física es fundamentalmente una ciencia
de la percepción. Es un intento de explicar
los patrones y regularidades del mundo
que percibimos. No intenta trascender
la percepción. Incluso cuando los físicos
utilizan instrumentos como telescopios,
microscopios, osciloscopios o los
escopios que quieras, el resultado de
estos instrumentos sigue necesitando
ser percibido. Así que todo en la
física se filtra a través del paradigma
de la percepción, por así decirlo.
La física es una ciencia de la percepción.
Por lo tanto, no hace ningún intento
de ver fundamentalmente más allá
de lo físico o fundamentalmente
más allá de la materia, porque lo
físico y la materia son sólo otras
palabras para el mundo que percibimos,
para los contenidos de la percepción.
La vida es el instrumento para su
propia comprensión. Para comprender
la vida no hay que desconectarse
de ella. No te desconectas de
aquello que intentas comprender.
Lo que haces es prestar atención
a lo que ocurre, intentar captar el matiz.
Pregúntate: «¿De qué se trata esto?
¿Por qué ocurre esto? ¿Qué significa esto?»
La vida en el mundo es un libro que hay
que leer y descifrar. Pero podemos
quedar tan atrapados en una comprensible
necesidad de sufrir menos, que nos
olvidamos de leer el libro. Nos olvidamos
de prestar atención. Aunque el libro
es la clave de su propio desciframiento.
Si descifras el libro de la vida
automáticamente sufrirás menos,
pero no puedes descifrarlo si no estás con
los ojos en la pelota, si no estás
prestando atención. La vida es la
herramienta para su propia comprensión.
Todas las grandes tradiciones religiosas
y espirituales se fundaron sobre esta
comprensión. Principalmente, que hay una
realidad infinita e indivisible que brilla
en cada uno de nosotros como la
experiencia «Yo soy» y que se nos aparece
como el mundo. En otras palabras, hay un
océano de ser, por así decirlo,
que subyace a todos y a todo,
del que todos y todo deriva su existencia.
En el que todo y todos viven, y en el
que se desvanecen y desaparecen.
Y este es realmente el principio fundador
de todas las grandes tradiciones religiosas,
el reconocimiento de la unidad del Ser.
El primer principio hermético es que
«El todo es mente, el universo es mental».
Dondequiera que miremos está
la mente fundamentalmente única .
Como dijo Rumi: «Dondequiera que mire,
allí está el rostro de Dios».
Tanto si nos asomamos al micromundo como
al macrocosmos del espacio, encontramos
la mente única. Esta una imagen de
las neuronas humanas, y ésta es una
imagen simulada de la distribución
de la materia oscura en el Universo.
'Milenium Run' es una simulación
realizada por el Instituto Max Planck
utilizando supercomputadoras para crear
una representación de la distribución
y evolución de la materia oscura en
el Universo. La materia oscura forma
una vasta red cósmica de filamentos y
nodos interconectados que es visualmente
casi idéntica a las neuronas y las
neurovías que se encuentran en un
cerebro humano. Y el mismo patrón es
omnipresente en toda la naturaleza.
Podemos llamarlo la Mente Única, o Dios,
o simplemente «todo lo que ES».
Y lo que se conoce como Dios no es un Ser
externo más allá y anterior al mundo.
Dios es el Ser que brilla en cada uno
de nosotros como el conocimiento «Yo soy»
y se nos aparece como el mundo.
Así que podríamos decir desde este punto
de vista en lenguaje religioso, que el
mundo es la aparición
de la palabra de Dios, el Logos.
Y que nosotros somos localizaciones
de la mente de Dios,
dentro de la mente de Dios.
Entonces, ¿cómo es que un campo universal
de subjetividad, una conciencia universal,
como parece ser muchas?
Porque yo no puedo leer tus pensamientos,
presumiblemente tú no puedes leer los míos
No sé lo que está pasando en la galaxia
de Andrómeda, ni siquiera en China.
No tenemos una experiencia completa de
la totalidad de la naturaleza, así que
¿cómo puede esta mente única
que es la naturaleza tener estas
limitaciones y parecer que son muchas?
Bueno, creo que conocemos un proceso
natural que hace exactamente eso.
Se llama disociación en psiquiatría.
Es un proceso según el cual una mente
parece fragmentarse en múltiples
centros de conciencia desarticulados.
Tenemos pruebas empíricas definitivas
de ello en personas, en humanos, a partir
de neuroimágenes y ahora creo que estamos
cerca de empezar a tener una explicación
conceptual explícita de la disociación
basada en la teoría de la información
integrada, que es la principal teoría en
la neurociencia de la conciencia.
Cuando se forma una frontera disociativa,
sólo se puede ver lo que hay al otro lado
de esa frontera a través de la percepción
Y lo que entonces percibes es materia,
fisicalidad. En otras palabras, la materia,
la fisicalidad, es una aparición consciente
de un proceso consciente
a través de un límite disociativo.
Tanto si describimos estos procesos en
términos de teorías modernas como si
utilizamos modelos antiguos como los cinco
Skandhas, lo que importa es que hacemos
conscientes estos procesos que normalmente
son inconscientes. Cuando se hacen
conscientes, la resistencia dentro
de la estructura del yo puede desaparecer.
El funcionamiento inconsciente del «yo»
puede desaparecer.
La percepción de que somos un cuerpo
físico, la percepción de sensaciones
en el cuerpo, la conceptualización
de objetos y cosas,
la identificación con preferencias hacia
esas cosas, y el sentido de que hay un
testigo observando todo esto, todos estos
procesos mentales deben ser realizados
como vacíos de «yo». En otras palabras,
nos desidentificamos de los fenómenos
y permitimos que sean exactamente como son.
Esto no es alejarse de la vida.
Muy por el contrario, es una
profundización de la intimidad con la vida.
Mi comprensión de que la conciencia
es fundamental y precede a la fisicalidad,
a lo largo de los años ha cambiado
fundamentalmente mi experiencia
de la vida en el mundo y lo que significa
ser un ser humano vivo en el mundo.
Para mí ha ocurrido lentamente.
Al principio era una comprensión meramente
conceptualen mi cabeza, y luego como que
se hundió en el cuerpo y empezó a modular
mis emociones, mis sentimientos...
Y todo cambia. Cambia lo que
consideras una vida bien vivida,
cambia lo que consideras objetivos por los
que merece la pena trabajar, cambia tu
percepción de ti mismo, cambia tu relación
con otros seres vivos. Sí, lo cambia todo.
Los objetivos personales en términos
de estatus, poder, dinero, eso ha
desaparecido. La conciencia de que mi vida
no es para nada, nunca ha sido y nunca será
sobre mí, sino sobre la naturaleza,
y yo sólo soy una manifestación local de
la naturaleza, esa comprensión conduce
a una profunda relajación de esa ansiedad
que viene con la necesidad de alcanzar
ciertos objetivos personales o con la
decepción que viene cuando
no alcanzas esos objetivos personales.
Todas esas cosas ha desaparecido.
Ahora vivo la vida como una forma de
servicio a la Naturaleza.
Estoy abierto a hacer lo que sea que la
naturaleza quiera hacer a través de mí
y aunque eso pueda sonar como estar atado
al servicio como un esclavo,
no se siente así. Siento que ya no tengo
la abrumadora responsabilidad opresiva
de hacerme personalmente feliz.
Que es la idea más opresiva que la
mente humana puede tener. Que es que
tu vida se trata de tí, y por lo tanto
tienes la responsabilidad de ser feliz,
así que cuando fallas en eso es tu fracaso
y entonces empiezas a lamentarlo.
No, eso ya no existe. Ha desaparecido.
Esa es una de las cosas que cambiaron en
mi vida. Una comprensión más profunda
de la realidad conduce directamente a la
empatía, al respeto mutuo, a propósitos
no egoístas. Conduce a patrones de
comportamiento menos adictivos.
Así que no cabe la menor duda de que si la
comprensión de la humanidad fuera más
profunda y generalizada, la vida sería
definitivamente mejor.
La solución a los problemas del mundo
es reconocer la verdadera fuente de
los problemas, que es el ego que opera
sólo por su propio interés.
No importa a qué se dedique el ego:
política, religión, economía o educación.
Mientras opere desde la falsa premisa de
que existe un «yo» separado, seguiremos
perpetuando el sufrimiento
y la separación.
La única solución para la
humanidad ahora es despertar.
En el budismo, cuando ya
no existe el sentido del yo como algo
separado y, al mismo tiempo,
no hay otro que el Ser, es Nirvana,
el cese de la actividad egocéntrica,
el cese del engaño, el cese del sueño
y el despertar del personaje
en el sueño de la vida.
La Biblia dice que el Verbo
se hizo carne y habitó entre nosotros.
La Palabra se traduce a menudo como
Logos, que es una palabra antigua
con un significado profundo.
El logos se asocia con la eternidad,
la Verdad y la revelación directa.
Se podría decir que es a través del
Logos o de la Conciencia Crística,
o de la naturaleza de Buda,
como se da a conocer
la mente de Dios.