Qué tan apropiado es que este evento
titulado "De raíces a alas",
se celebre aquí en
Dakota del Norte,
pues el lema del estado es
"Fuerza a través del suelo".
Y eso es de lo que vamos
a hablar hoy,
de nuestro suelo como recurso.
La agricultura ha sido desafiada
¿Cómo alimentamos a las 9.000 millones de
personas que habrá en el 2050?
Con el actual modelo productivo
lo podemos hacer.
Es un modelo en el que
se labra el suelo.
Es un modelo de monocultivos.
En cualquier rincón de
este gran estado
hay campos de trigo, de maíz,
de soja, entre otros
muchos cultivos.
Es un modelo ganadero en el que
los animales viven confinados,
ya sean aves enjauladas en gallineros
o ganado vacuno criado en unidades
de engorde, por ejemplo.
Sin embargo, estas prácticas
tienen un costo.
Han provocado la pérdida
de biodiversidad.
Los pastizales locales en buen estado
albergan cientos de especies diferentes
de plantas, animales e insectos.
En los monocultivos hay
pero muy pocas.
Esta falta de biodiversidad
ha llevado a la destrucción
de nuestro suelo.
Y es de eso de lo que
vamos a hablar hoy.
Voy a enseñarles
algunas pruebas.
Éstas son estadísticas de la Universidad
del Estado de Dakota del Norte.
En 1960, en Walsh (Dakota del Norte),
el mantillo tenía 34 pulgadas de grosor.
En 2014, este mantillo medía
sólo 15 pulgadas,
lo que representa una sorprendente
pérdida del 56%.
El nivel de materia orgánica de ese
mismo suelo ha disminuido del 8%
a menos del 3% hoy en día.
¿Qué implicaciones tiene esto?
El suelo de la izquierda, el que
no había sido labrado
ni sometido a prácticas
de monocultivo.
A la derecha, vemos el mismo
suelo 17 años después,
tras ser sometido, durante 17 años,
a prácticas de labranza y monocultivo.
También se acaba con
la porosidad del suelo.
Esta porosidad es imprescindible
para que haya vida en el suelo,
para la absorción del agua
porque si el suelo no tiene agregados,
el agua no es absorbida.
Tomé está foto en un campo a menos de 10
millas de donde hoy nos encontramos.
Aquí vemos media pulgada
de agua de lluvia
que no puede ser absorbida
por el perfil del suelo.
¿Qué pasa si el agua no es absorbida?
Pues que recurrimos a técnicas como
las baldosas de drenaje.
Esta técnica está hoy extendida
por toda la zona central de EEUU.
¿Qué ocurre cuando empleamos
este sistema de drenaje
pero el suelo no tiene los agregados
necesarios para mantenerla en su lugar?
Pues que la tierra acaba en las
cuencas de los ríos
y con ella, por desgracia, se van
todos los nutrientes
que podrían haberse aprovechado
en esas tierras.
Esa falta de biodiversidad también provoca
un ciclo de nutrientes más bajo.
Si no tenemos un ciclo de
nutrientes adecuado,
tendremos que añadir cada vez más
y más fertilizantes sintéticos
Esos fertilizantes sintéticos
tienen un costo:
el costo de usar combustibles fósiles
y, el de acelerar el declive
de la biología del suelo.
Necesitamos entender
cómo funciona el suelo.
El funcionamiento del suelo
depende de esa biología
porque las plantas obtienen los nutrientes
a través de la biología.
Los fertilizantes sintéticos contribuyen
a la propagación de las malas hierbas.
A casi todas les encanta el nitrógeno.
Cuanto más fertilizante sintético usamos,
más malas hierbas crecen.
Si la cantidad de malas hierbas es
insostenible, ¿qué hacemos?
Rociamos herbicidas.
Desafortunadamente, muchos de
esos herbicidas son quelantes.
¿Qué es un quelante?
Un agente quelante capta metales,
así que metales como el magnesio,
manganeso, hierro, zinc o cobre,
dejan de estar disponibles
para las plantas.
Si la planta no puede absorber
estos micronutrientes,
está más expuesta a las
enfermedades.
Porque no pueden protegerse por sí mismas
contra las enfermedades,
les tenemos que echar fungicidas.
Y, ¿para qué son nocivos los fungicidas?
Para la biología del suelo.
Como las plantas no están en condiciones
de repeler por sí mismas las enfermedades,
¿qué hacemos?
Echamos pesticidas
a los cultivos, que están destinados
al consumo humano.
Al echar pesticidas,
provocamos el declive de qué?
De los propios insectos que deberían
mantener a raya las plagas
que estamos fumigando.
También provocamos un declive
de los polinizadores.
Hoy es difícil encontrar
un períodico o una revista
donde no se hable de las amenazas
a los polinizadores.
Estos polinizadores son vitales
para la producción agrícola.
El actual modelo productivo
se basa en matar,
ya sea las malas hierbas,
los hongos, las plagas,
nuestra diversidad o
nuestros beneficios.
Analicemos estas proyeccciones
recién publicadas por la Universidad
de Dakota del Norte.
Son proyecciones para 2016 sobre algunos
de los principales cultivos del estado.
Todas predicen rendimientos
negativos.
¿Cómo afecta esto
a la calidad de vida de
los productores?
Vayamos incluso más allá.
¿Cómo afecta esto a
nuestras escuelas?
Si recorremos nuestro estado, veremos
muchas ciudades pequeñas
en cuyas escuelas cada vez
hay menos niños.
¿Cómo afecta esto a
nuestros negocios?
Y, ¿a nuestras comunidades?
¿Cómo afecta el actual modelo
productivo a nuestra salud?
Analicemos lo siguiente:
la concentración de nutrientes de los
alimentos que producimos
ha disminuido, según los casos,
entre un 15% y un 65%
en los últimos 50 años.
Esto ha tenido muchas
consecuencias negativas.
EEUU gasta más en sanidad
que cualquier otro país desarrollado.
Y, aun así, tenemos las tasas más
más altas del mundo en TDA,
TDAH, cáncer, osteoporosis, Alzheimer,
enfermedades autoinmunes
y la lista continúa.
Es inaceptable.
No podemos seguir así.
La buena noticia es que hay
otra alternativa.
Y se las voy a contar.
Es la alternativa de la naturaleza.
Observen cómo funciona
la naturaleza.
En la naturaleza, la labranza
mecánica no existe.
Sin embargo en nuestro modelo productivo,
sí labramos el suelo.
En la naturaleza, la superficie del
suelo siempre tiene una capa dura
que lo protege de la erosión provocada
por el viento, el agua y la evaporación.
Pero en nuestro modelo productivo,
los campos no tienen esta capa.
La naturaleza gestiona
el agua de manera muy eficiente.
El agua es absorbida
por el perfil el suelo
y, gracias a la gran cantidad
de materia orgánica de éste,
es retenida allí durante todo el tiempo
que necesiten las plantas.
Al destruir nuestros suelos,
el agua ya no es absorbida
y almacenada para cuando se necesite.
La naturaleza cuenta con
redes de raíces vivas;
hay plantas creciendo constantemente
durante toda la temporada de cultivo.
No ocurre lo mismo en el sistema
de producción agrícola.
A veces oímos que se refieren al
modelo productivo actual
como el "modelo convencional".
Yo diría que el modelo de la naturaleza
es el modelo convencional
porque es el que ha existido desde
el inicio de los tiempos.
Veámoslo así: ¿qué aspecto tenía esta
tierra hace 400 años?
Había mucha biodiversidad.
Había diversidad de especies vegetales:
herbáceas, hierbas, leguminosas, árboles.
También había diversidad
de animales e insectos.
Y todos trabajaban juntos para
construir un ecosistema sano.
Cinco son los principios
que debemos seguir
para imitar el modelo de la naturaleza.
El primero es provocar la menor cantidad
posible de perturbaciones mecánicas.
En mi propio rancho, no se ha
labrado desde 1994;
no hemos alterado el
suelo en absoluto.
El segundo principio es conservar la
capa dura de la superficie del suelo.
El suelo siempre tiene
que estar protegido.
Ésta es una fotografía de uno de nuestros
campos tras la siembra.
Este campo ya no está expuesto a la
erosión del viento o del agua
porque hemos mantenido la
protección de su superficie.
El tercer principio para la salud
del suelo es la biodiversidad.
Mi hijo da clases de cómo gestionar
pastizales en la universidad local.
Trajo a sus alumnos a uno
de nuestros prados.
Contaron más de 140 especies diferentes
de hierbas, herbáceas y leguminosas.
¿Por qué no tenemos todo esto
en el sistema agrícola actual?
Eso es lo que intentamos
imitar en nuestra propiedad.
Éstos son sólo algunos de los cultivos
comerciales que producimos.
No nos limitamos a un único cultivo
comercial; producimos varios.
Además, no producimos cultivos comerciales
como si fueran monocultivos.
Arriba a la izquierda, tenemos avena
entremezclada con tres tipos de trébol.
Arriba a la derecha, tenemos una mezcla
de plantas de invierno de hoja ancha.
Abajo a la izquierda, tenemos maíz
entremezclado con veza vellosa.
Abajo a la derecha, hay girasoles
que crecen entre 19
especies de trébol.
Una inmensa biodiversidad que
alimenta la biología del suelo.
También tenemos huertos frutales
en nuestra propiedad.
En estos huertos de árboles frutales,
que además de producir fruta,
tenemos al ganado pastando
bajo los árboles
lo que permite tener varias
actividades en un mismo lugar.
Tenemos cinco acres de
producción agrícola
pero no en forma de monocultivos.
Entre cada fila de maíz, crecen
guisantes, judías, curcubitas,
calabacines, zanahorias, calabazas y
toda una variedad de otras especies
que nos permiten aprovechar los
beneficios de la biodiversidad.
El cuarto principio
es dejar las raíces en el suelo
el mayor tiempo posible.
No hay que ir muy lejos
en este estado
para ver que los monocultivos son
producidos por períodos cortos
y, luego, la tierra permanece
vacía.
Éstos son algunos de los cultivos
de cobertura que sembramos
en nuestra propiedad
el año pasado.
De hecho, plantamos más
de 70 especies diferentes.
Desde la primavera, cuando
la nieve se derrite,
hasta principios del invierno, cuando cae
la nieve, crece una diversidad de especies
en nuestras tierras que sirve
de alimento para el suelo.
Estamos optimizando el aprovechamiento
de la energía solar.
El sistema funciona así: aprovechamos
la luz solar a través de la fotosíntesis;
de ahí se obtiene carbono; ese carbono
es transferido hasta las raíces,
de donde sale cuando las raíces exudan.
Así es como la biología se nutre.
Necesitamos esa biología para que
las plantas obtengan sus nutrientes,
para alimentar a los animales
y a las personas.
Si tenemos un suelo sano,
tendremos aire limpio,
agua limpia, plantas sanas, animales sanos
y gente sana.
Tenemos que centrarnos
en alimentar la biología.
Además de todo esto, somos
capaces de alimentar
a toda la fauna salvaje que hay en
nuestra propiedad.
Alimentamos a una miríada
de diferentes insectos.
Los insectos suelen
tener mala fama.
Pero necesitamos tener
diversos insectos,
incluyendo a insectos depredadores
que controlen las plagas.
Queremos solucionar nuestros problemas
con medios biológicos,
no con medios químicos.
El Dr. Jonathan Lundgren, uno de los más
destacados entomólogos del mundo,
me contó esto:
por cada especie de insecto que constituye
una plaga, hay 1.700 beneficiosas.
¿Por qué en el sistema agrícola nos
empeñamos en matar a esa plaga
en lugar de centrarnos en garantizar un
hábitat para las especies beneficiosas?
Tenemos problemas de plagas
porque nos falta biodiversidad.
Tenemos que pensar biológicamente.
El quinto principio para tener un ecosistema
sano, es el impacto animal.
En nuestra propiedad,
tenemos 350 reses.
Las alimentamos con hierba durante toda
su vida porque sabemos que es más sano,
tanto para nosotros
como para los animales.
Tenemos un rebaño de ovejas y criamos
corderos alimentados siempre con pasto.
Tenemos cerdos criados en pastoreo.
Tenemos pollos broiler
criados al aire libre.
Y tenemos unas 750 gallinas ponedoras
también criadas al aire libre.
También tenemos abejas.
Estas abejas, además de polinizar
nuestros cultivos,
nos proporcionan miel.
Esto es lo que hemos hecho
en nuestra propiedad.
A la izquierda, cuando empezamos en 1993,
la capa superior del suelo era muy fina -
un 1,7% de materia orgánica.
El suelo sólo podía absorber media pulgada
de agua cada media hora.
Entonces decidimos no labrar la tierra.
Diversificamos la rotación de los
cultivos comerciales;
el estado del suelo empezó a mejorar.
A partir de ahí, empezamos a
plantar cultivos de cobertura,
lo que mejoró aún más la salud del suelo,
aumentó los niveles de materia orgánica
y mejoró la absorción.
Entonces empezamos a integrar
todas esas especies de ganado
para completar el sistema.
Y hubo otra mejora notable en el estado
del ecosistema del suelo.
Ahora, en 2013, tenemos
una extensión de tierra
compuesta por un 11%
de materia orgánica.
El mismo suelo que en 1993
sólo podía absorber media pulgada
de agua por hora
absorbe ahora unas 15 pulgadas por hora.
Lo hemos logrado sin utilizar
fertilizantes sintéticos,
pesticidas ni fungicidas.
Lo hemos logrado siguiendo los
principios de la naturaleza.
Tenemos un rancho que da beneficios todos
los años, independientemente del precio.
Y lo conseguimos sin tener que recurrir
a subsidios gubernamentales,
ya sean seguros de cosecha,
los programas EQIP o CSP,
o cualquier otro tipo de
ayuda gubernamental.
Por tanto, no somos una carga
para la sociedad.
Realizar varias actividades en un
mismo lugar nos permite
producir alimentos mucho más nutritivos
a menos precio que el actual
modelo productivo.
Sí, podemos alimentar al mundo,
y podemos hacerlo con métodos
que regeneran nuestros recursos,
mejorando la salud de las granjas,
las familias y las comunidades.
Gracias.