Saludos, damas y caballeros.
"¿Me concede este baile?".
Muchos, incluido yo,
hemos hecho esta pregunta.
Cuando tocas a alguien
respetuosamente, se produce un cambio.
Pero ya no nos tocamos.
Las nuevas tecnologías
han hecho que dejemos de tocarnos.
Ya no nos comunicamos cara a cara.
Hablamos a través
de mensajes, de forma impersonal.
Así es mucho más fácil
evitar nuestros sentimientos y emociones.
La última película de Spike Jonze,
"Her", describe lo que nos espera:
enamorarnos de nuestra computadora.
Cuando utilizamos el transporte público
o entramos en un ascensor
evitamos tocarnos o mirarnos a los ojos.
Nos hemos convertido
en expertos en aislarnos de los demás.
Es un problema global.
Einstein dijo:
"Temo el momento en que la tecnología
sustituya a la interacción humana.
El resultado será un mundo de idiotas,
una generación de estúpidos".
Pues bien, hoy estoy aquí
para mostrarles otra forma de actuar
fácil, divertida,
y que cambiará sus vidas.
¿Y si les dijera que, aún siendo tímidos,
podrían ganar confianza
y seguridad en Uds. mismos?
¿Si les dijera que es posible
cambiar su apariencia física?
¿Si les dijera
que se puede confiar en un desconocido,
incluso en un enemigo?
Todo esto es posible
mediante los bailes de salón.
(Risas)
¿No se lo creen?
Los bailes de salón sitúan
a 2 personas frente a frente
haciendo que se miren
a los ojos y se muevan al unísono.
Mientras bailan,
se van conociendo
y disfrutan de estar abrazadas.
Bailar cambió mi vida
y voy a mostrarles
cómo puede cambiar la suya.
Cuando me dirijo a Uds. como "damas
y caballeros", se sienten diferentes.
Yerguen la espalda, ganan seguridad
y con su postura y lenguaje corporal
dejan ver
que se sienten seguros y confiados.
Cuando la gente viene a mis clases,
al principio andan así.
Tres meses después, así.
Seis meses después, un poco más rectos.
Después de un año,
salen así de altos y erguidos,
llenos de confianza
y desprendiendo elegancia.
Esta es la magia de los bailes de salón.
Proporcionan valores útiles
para la vida como autorespeto, disciplina,
capacidad para trabajar
en equipo y educación.
La invitación a bailar,
el acompañamiento a la pista, el abrazo
dan lugar a una relación respetuosa.
El caballero pregunta
a la dama: "¿Me concede este baile?".
Ella respondde: "Encantada".
Entonces, él la acompaña a la pista
de baile y la rodea con sus brazos.
Cuando se trata
a alguien con tanto respeto,
se recibe el mismo trato
y se crea una relación de reciprocidad.
Aquí tienen una fotografía mía
con Yvonne Marceau,
mi pareja de baile durante 38 años.
Fuimos 4 veces campeones
del mundo, de lo cual estoy orgullosísimo.
(Vítores) (Aplausos)
Hablemos del contacto físico.
Cuando un ser humano baila con otro,
llega a conocer a esa persona
de una forma indescriptible.
Sabes cómo reacciona a tu tacto,
y la impresión que tienes de ella cambia.
Aunque bailes con alguien
de distinta nacionalidad,
grupo étnico, clase social o raza.
Cuando lo tocas y lo miras a los ojos,
se convierte en un individuo único,
no un estereotipo.
Aprendes lo que es la compasión.
La confianza.
Caballeros, esto va por Uds.
¿Cuantas veces han sacado
a bailar a sus esposas o novias
y han descubierto que ellas les guiaban?
(Risas)
Las damas llevan el ritmo
y aprenden los pasos mucho más rápido.
Bailar con alguien,
requiere una relación especial.
En mis clases,
suelo pedir a la dama que cierre los ojos.
Tiene un efecto extraordinario.
Renunciar al control,
confíar en tu pareja y dejarte llevar.
¿Cuantas veces en la vida
podemos relajarnos y confiar en alguien?
Entonces, se mueven al unísono,
4 pies que parecen solo 2.
No se puede estar enfadado
o triste cuando se está bailando.
El cuerpo cambia y el alma se eleva.
Además, ¿sabían que bailar
ayuda a prevenir la demencia?
Según un estudio
del Einstein Medical College,
"Bailar 2 o 3 veces por semana
reduce el riesgo
de Alzheimer un 76 %".
El único estudio parecido
consiste en hacer crucigramas
y solo logra un 47 %.
Jugar al golf... Nada de nada.
(Risas)
0 %.
(Risas)
Es verdad.
Bailar es para todas las edades.
Así que levántense, dejen la computadora
y aprendan a bailar salsa,
merengue o algo de tango.
Se lo pasarán muy bien.
Nací en Jaffa en 1944.
Mi padre era de Belfast,
en Irlanda del Norte, protestante.
Mi madre, palestina y católica.
Siendo palestinos,
en 1948 nos quedamos sin hogar,
a raíz de la creación
del estado de Israel.
No teníamos adonde ir
y acabamos en Amán, en Jordania,
donde me crié. Tenía una paleta rota,
era muy tímido y evitaba sonreír.
Más tarde, de adolescente en Inglaterra,
sufrí acoso escolar. Se reían de mí
debido a mi forma de hablar,
porque tenía mucho acento.
Un día, una amiga del colegio, Margaret,
me preguntó si quería ir con ella
a una escuela de baile del barrio.
Al principio se me dio fatal.
Y aunque mi primer profesor
no paraba de gritarme,
y cuando digo gritar quiero decir gritar,
porque no conseguía oír
el 1-2-3 del ritmo del vals,
seguí adelante
e hice del baile mi profesión.
Bailar con mi pareja, Yvonne Marceau,
en Grand Hotel en Broadway
me permitía estar libre durante el día.
Y teniendo en cuenta
como bailar había cambiado mi vida,
ofrecí mis servicios como voluntario
en una escuela pública de Nueva York
donde enseñé a bailar a 30 niños
de 11 años, revoltosos y poco dispuestos.
(Risas)
Acabó gustándoles y a mí me encantó.
De aquí nació Dancing Classrooms,
un programa
de desarrollo social y emocional
destinado a fomentar
habilidades básicas en los niños
a través de la práctica del baile social.
Me enorgullece decir que,
hasta la fecha, Dancing Classrooms
ha formado a unos 400 000 niños
en 31 ciudades de todo el mundo.
(Aplauso)
Según muestran algunos estudios,
el programa hace que las notas mejoren,
el acoso escolar descienda
y las escuelas cambien a mejor.
Mi experiencia
en las escuelas públicas de Nueva York
fue llevada al cine
en la película "Déjate llevar"
protagonizada por
Antonio Banderas, mi vivo retrato.
(Risas)
También he tenido el privilegio
de trabajar en una escuela
de niños autistas.
Hubo un caso muy especial.
Había un niño
al que no le gustaba nada hablar.
Y en la fiesta final, a la que
estaban invitados padres y amigos,
se colocó de repente en el centro
y proclamó ante todos
lo bien que se lo había pasado
y cuanto le gustaba bailar.
Tenía 9 años.
Sus padres se deshicieron en lágrimas.
Hay muchas historias parecidas
pero los bailes de salón
no son solo para niños.
También han funcionado
en clínicas psiquiátricas en Ginebra
donde los médicos y cuidadores
han bailado con sus pacientes.
Y lo mismo ocurrió en el refugio
para personas sin hogar de Arizona.
En ambos casos
un alto porcentaje de los participantes
comenzó a sentirse normal de nuevo
y recuperó su autoestima y su dignidad.
Gracias a que,
debido a los buenos modales
propios del baile,
se los trataba como a damas y caballeros.
El baile de salón sirve incluso
para romper las barreras entre enemigos
y superar el odio,
los prejuicios y la desconfianza.
En 2011 pudé cumplir el sueño de mi vida:
Regresé a Jaffa
y trabajé
con niños israelíes judios y palestinos
haciéndoles bailar juntos.
Ha sido el proyecto
más arduo al que me he enfrentado
pero también el más gratificante.
Fue un momento muy, muy especial.
El poder del contacto:
pedir a estas damas
y caballeros, estos niños y niñas,
que bailaran juntos.
Mi experiencia quedó reflejada
en el documental "Dancing in Jaffa".
Y debo decir que
si uno consigue que los niños cambien
también cambia a los padres
y contribuye a que cambie el mundo.
El trailer de la película
les permitirá hacerse una idea.
(Video) (Música)
PIERRE DULAINE: Chicos, venid aquí.
Lois y Alaa acercaos el uno al otro.
PD: Nací en Jaffa, pero
nos marchamos cuando tenía 4 años.
Lo que ahora puedo
ofrecer a los niños es el baile.
El programa dura 10 semanas.
Niños judios y palestinos juntos.
MUJER 1: El Islam no permite
que chicos y chicas bailen juntos.
PD: ¿Me concede este baile?
NIÑA 1: Ahora
tenemos que bailar con ellos.
NIÑA 2: Si mi padre
me ve con un árabe, me mata.
Un judio con un árabe.
MUJER 1: ¿Estáis juntos?
NIÑO 1: No.
MUJER 1: ¿Por qué no?
PD: Vamos a cancelar esta escuela.
EN UNA CIUDAD DIVIDIDA ENTRE 2 CULTURAS
¡Jaffa es judia!
¡Dios es grande, alabemos a Dios!
NIÑA: Mamá, ¡estoy temblando!
MUJER: Ven, no tengas miedo.
LOS NIÑOS APRENDERÁN A ESTAR JUNTOS
PD: Les pido que bailen con el enemigo.
NIÑA 2: ¿Dónde está tu padre?
NIÑO 2: ¿Sabes qué es un banco de esperma?
NIÑA 2: No.
(Música)
MUJER 2: Al principio
era como una flor sin abrir.
Ahora es así.
MUJER: ¡Música!
NIÑA: ¡Mamá, para!
PD: Si empiezas con los niños
y estos aprenden a respetarse a sí mismos
después pueden respetar
a los demás a medida que crecen.
BAILANDO EN JAFFA
(Aplauso)
Sí, las cosas cambian
cuando bailas con alguien.
Lo único que tienen que hacer
es preguntar: "¿Me concede este baile?".
Para terminar, damas y
caballeros, me gustaría pedirles algo.
Cuando salgan del auditorio,
háganlo en la posición de acompañamiento,
(Risas)
sientan como cambia
su postura y su actitud,
y disfrútenlo.
Luego váyanse a casa, pongan música,
abracen a su pareja de baile
y observen como su relación cambia.
Paso a paso,
sus vidas se irán transformando.
Buena suerte, gracias y buenas tardes.
Gracias.
(Aplauso)