(Campana)
(Campana)
(Campana)
(Campana)
Querido respetado Thay,
querida noble comunidad,
es una gran alegría entrar
en una sala tan llena de amor.
Mi hermano y yo hemos llegado
hace unos minutos, y hemos entrado.
Y sentir a la sangha sentada en paz...
(fr.) La traducción, ¿funciona?
Todavía no.
¿Podemos subir el volumen
del francés?
Entrar en esta habitación y sentir
esta energía de paz, de calma,
una profunda aspiración por practicar
es como entrar en una especie
de Tierra Pura.
(fr.) ¿Va bien?
Allá funciona, pero, ¿allí? No.
Podemos disfrutar de respirar.
Lo hermoso de una sonrisa es
que no necesita traducción.
Si quieren, pueden mirar alrededor
y sonreírse unos a otros.
Disfrutar de la presencia
de tantas personas
que siguen el sendero del bodhisattva.
La charla de hoy trata
del sendero de los bodhisattvas.
La enseñanza de Buda sobre
cómo cuida de los bodhisattvas.
Al mirarnos unos a otros
y sonreír a los demás bodhisattvas,
estamos cuidando unos de otros.
Haciendo aparecer la semilla del cuidado.
Y así el corazón se abre
y regamos la semilla de alegría
de la otra persona.
(fr.) ¿Va bien? Bien, ya está.
Así que querido y respetado Thay,
queridos hermanos y hermanas,
hoy es el 6 de diciembre
del año 2018,
y estamos reunidos
en el templo de la Bondad Amorosa
en New Hamlet,
en la última charla de un día laico
en el retiro de invierno.
(fr.) ¿Verdad?
Hay un libro maravilloso llamado
El diamante que corta toda ilusión.
Y es
la enseñanza de Thay sobre el Sutra
vajracchedikā prajñāpāramitā,
también llamado Sutra del diamante.
El diamante que corta toda ilusión.
Mientras leía este libro
para preparar la charla,
recordé que fue,
creo, el primero libro de Thay
que leí entero.
Alguien me lo dio cuando era un laico
practicando en un centro vipassana.
Y fue como si me hubiera caído un rayo.
Yo...
La sangha nos pide
que hoy estudiemos este sutra
como la última charla laica,
del día laico.
Así que he practicado entrar
en la enseñanza del Sutra del diamante.
Pero creo que había olvidado
lo importante que fue para mí este libro,
y el estudio de la enseñanza de Thay.
En verdad, lo acabo de releer esta mañana.
(Risas)
A veces es así. Thay es un maestro
tan profundo,
que a veces prefiero consultar antes
otras fuentes.
Porque sé que cuando lea
la enseñanza de Thay...
Un rayo tras otro.
Es difícil encontrar algo
que Thay no haya estudiado ya,
que Thay no nos descubra en profundidad.
Así que nos invitan a estudiar
esta enseñanza hoy.
¿Cuántos de ustedes han leído
el Sutra del diamante?
¡Vaya! No está mal.
Quiero empezar hablando algo
de la relación de esta enseñanza
con otras enseñanzas que
ya han oído en este retiro.
Hemos aprendido
sobre la respiración consciente,
hemos examinado los 14 entrenamientos.
Sabemos que el Sutra
de la conciencia de la respiración,
el Sutra de los cuatro establecimientos
de la plena conciencia
son enseñanzas muy antiguas de Buda.
Como las enseñanzas que Buda dio
al final de su vida.
Por entonces, la sangha
había crecido mucho,
y no era tan fácil
como abrir la web de Buda
y apuntarse a un retiro
para estudiar personalmente con Buda.
No era tan fácil.
La gente solo sabía de Buda
por lo que se contaba.
Cuando Buda llegó por primera vez
a una gran ciudad, Rajgir,
que era entonces la capital
de la región de Magadha,
se corrió la voz
entre las mujeres, entre los padres:
'¡Tengan cuidado!
¡Escondan a los hombres!
Buda está llegando,
y allá donde va,
muchos hombres se hacen monjes'.
(Risas)
'¡Cuidado!'
Hoy en día se nos suele olvidar
que la enseñanza de Buda
dependía de encontrarse con Buda.
Él no tenía...
un IPhone, o un emisor de GPS,
así que no era fácil saber
dónde estaba Buda.
Tenías que preguntar.
Cuando la comunidad temprana
empezó a crecer,
contenía monjes que habían estudiado
con Buda en persona.
Habían pasado tiempo con él,
caminando con él,
yendo a pedir comida con él.
Así que aprendían muchas cosas
solo con observarlo.
Observar cómo hablaba,
observar cómo caminaba.
Escuchando directamente
sus enseñanzas.
Ahora estamos escuchando
una enseñanza en directo.
(Risas)
Del propio Buda.
Así que a menudo, cuando hablamos
del Dharma,
pensamos en algún libro.
Y cuando estudiamos el Dharma,
tenemos que comprar ese libro,
tenemos que leer aquel libro.
Pero eso sería algo extraño
para la sangha de Buda.
Nada de lo que Buda enseñaba
se ponía por escrito, por lo que sabemos,
en esos tiempos. De hecho,
escribir se consideraba
una vía inferior
de comunicarse, de transmitir.
Cuando algo...
Cuando algo era sagrado,
venía directamente
de la boca del maestro.
La enseñanza era oral.
Hoy en día somos...
Le hemos dado la vuelta.
Si algo está escrito,
lo tomamos como autoridad,
pero si se dice de forma oral
solemos cuestionar si es verdad.
Así que sufrimos mucho.
Espero que
estudiando el Sutra del diamante
podremos atravesar ese velo,
ese velo de engaño.
Nuestra práctica es siempre
regresar al aquí y ahora,
experimentar la vida tal como es
en el momento presente.
Eso es... Si hay algo
que podamos llamar 'verdad',
en la tradición de Plum Village,
en las enseñanzas budistas es eso.
Es que la verdad está en la vida.
No en los libros,
ni siquiera en las palabras dichas,
lo que la gente nos dice.
Aunque esa persona sea
un destacado maestro espiritual.
Thay siempre nos recuerda que
debemos tomar las enseñanzas
y aplicarlas en la vida diaria.
Ahí encontramos la verdad.
Predicamos con el ejemplo.
Pero sabemos
que estudiar las enseñanzas
puede beneficiar nuestra práctica.
Puede ayudarnos a derrumbar
una opinión a la que nos aferramos
con demasiada fuerza.
Podemos darnos cuenta de las formas
en que nuestra visión está limitada.
Como las orejeras de un caballo.
Solo vemos el camino hacia delante,
y así nos limitamos a caminar
hacia delante.
Y mucho de (inaudible) educación
en el mundo actual
es en realidad cómo lograr orejeras
bien adaptadas para que hagamos
lo que se espera de nosotros.
Que tengamos un trabajo, que ganemos
dinero, que tengamos una familia,
y que tengamos un automóvil, una casa,
y luego volvamos a casa
para pasar juntos la Navidad.
Y entonces podemos gritarnos unos a otros.
(Risas)
Y quejarnos y... Sí.
Por todos los problemas que nos causa
tener una casa y un auto,
y una familia, un trabajo, dinero,
todo eso.
Nuestro sistema educativo actual
está pensado así,
para aumentar nuestra capacidad
de obtener esas cosas.
Esos objetos de deseo.
Así que cuando Buda entró en Rajgir,
cortó con todo eso
con sus pasos conscientes, su mirada
consciente, su habla consciente.
Y muchos jóvenes bien educados,
muchos que estudiaban para ser
líderes espirituales de su comunidad,
eminentes sacerdotes
que cuidarían de las necesidades
espirituales de su comunidad,
con solo ver a Buda caminar
de forma consciente,
mirar de forma consciente,
comer de forma consciente,
hablar de forma consciente,
atravesaron el velo de su engaño,
esas orejeras que tenían
y les mantenían en el rumbo
aceptado por la sociedad
para ellos.
Por eso avisaban a la gente:
'¡Esconde a tu hijo, a tu marido!'
La gente tenía miedo de lo que pasaría
si se quitaban las orejeras,
si de repente su visión
se hacía abierta y amplia,
y traspasaban la idea limitada
de quiénes eran
y de para qué estaban aquí.
Así que esta enseñanza
del Sutra del diamante
es parte del fruto de la tradición
que se desarrolló
cuando Buda ya no estaba aquí en persona
en la forma de un ser humano
caminando sobre la Tierra.
Y durante muchos siglos, los monjes,
para entrar en contacto con el cuerpo
del Dharma de Buda,
sin contar con su presencia física,
empezaron a recitar de forma oral
las enseñanzas que Buda dio
en todo tipo de situaciones.
Las recitaban con regularidad,
y luego
enseñaban a los nuevos monjes jóvenes
a recitarlas.
Así las enseñanzas se transmitieron
gracias a la práctica oral de recitación.
También los preceptos, llamados vinaya,
es decir, la forma de vida
de la comunidad monástica,
se recitaban regularmente
de forma oral.
En algún momento
la gente empezó a anotarlos
sobre palmas.
Como una hoja de repaso.
A veces se les olvidaba alguna parte,
o algún monje se iba muy lejos,
y quería estar seguro
de que no...
En una comunidad grande, habría
veteranos a los que consultar
cuando se le olvidaba una parte del sutra.
Quizá hubiera un texto
como el Dharmapada,
que tiene expresiones muy precisas,
y quería recordarlas con exactitud.
Así que empezó a anotarlas
sobre palmas
que podía llevar consigo en el hábito.
Y cuando olvidaba una frase, podía
sacarla y recordar esa frase.
Así que una especie de hoja de repaso.
Una nueva tecnología,
muy controvertida.
Como Internet.
Y...
esta nueva forma de transmitir el Dharma
hizo aparecer nuevos temas a la comunidad.
Igual que Internet
ha traído nuevas
cosas maravillosas y a veces
cosas difíciles
a nuestra comunidad monástica.
De la misma forma, la escritura
hizo lo mismo.
Así que tenemos que abrir algo
la mente
para vernos en un tiempo
donde no había libros por todas partes,
no teníamos teléfonos,
no teníamos Internet.
Y tenemos muchas ganas
de practicar el Dharma.
Tomamos refugio en Buda,
en el Dharma, en la Sangha.
Sabemos que la sangha nos rodea.
En esa época, la sangha era claramente
la comunidad monástica.
Y el Dharma, con el que
vemos a Buda en nosotros.
Estudiando el Dharma,
aprendemos cómo
revelar la naturaleza del despertar
dentro de nosotros.
Así que es muy importante
estar en contacto con el Dharma.
Pero ¿cómo lo hacemos cuando la sangha
está recorriendo toda India?
Podemos escribirlo
para recordarlo.
Así que las palabras en sí tomaron
cierto sentido sagrado.
Primero la palabra dicha,
luego la palabra escrita.
¿Podemos escuchar la campana?
Regresamos al cuerpo.
(Campana)
(Campana)
Si somos cristianos,
no nos cuesta mucho
comprender cómo la palabra
se hace sagrada.
Si lees el Evangelio de San Juan,
creo que dice:
'Al principio, era la Palabra...
La palabra es Dios
y Dios es la palabra'.
Logos.
El término griego es logos.
Era Dios y Dios es Logos.
Si somos musulmanes,
sabemos que recitar el Corán en árabe
es muy importante.
Una traducción es solo una aproximación
a la palabra directa de Dios
como fue dictada a Mahoma.
En árabe.
También sabemos que en la tradición judía
hay una actitud similar.
El último nombre de Dios
es impronunciable.
Es solo una aproximación.
Hace poco la comunidad
me pidió que fuera a Abu Dhabi.
Allí fuimos a una mezquita,
y allí había
100 nombres de Dios.
Había muchos nombres, como
El Firme, El Infinito,
escritos en árabe
en bellos elaborados caracteres
en los muros de la sala de rezos
de la mezquita de Abu Dhabi.
Pero en lo más alto
hay un hermoso motivo de flores
rodeando unos azulejos vacíos.
El centésimo nombre de Dios
es impronunciable.
Está vacío de forma.
Y entonces, en India,
en la época en que Buda estaba enseñando,
también existía esa sensación
de que las palabras eran sagradas.
Dos jóvenes brahmines se acercaron a Buda.
Les preocupaba mucho
el futuro de la enseñanza de Buda.
Sabían que en la tradición védica
se entrenaban para recitar oralmente
las palabras del Rigveda
y otros textos sagrados,
para guardarlos en la memoria
y así llegar
a Dios, llegar
a la liberación.
Y,
dado que amaban la enseñanza de Buda,
eran discípulos monásticos de Buda,
le dijeron: 'Tenemos que hacer lo mismo.
Por favor, Buda, déjanos escribir
tus enseñanzas en versos'.
En el idioma ritual que ahora
llamamos sánscrito,
para que las futuras generaciones
se beneficiasen
y pudieran recordarlas.
Y Buda les dijo: 'No.
No han comprendido mi enseñanza'.
Estoy parafraseando un poco.
(Risas)
Les dijo: 'Mis enseñanzas deben enseñarse
en la lengua común,
en la lengua nativa,
el habla del pueblo.
El lenguaje que se habla a diario'.
Así que dijo que no,
que no cayeran en el temor
a que las enseñanzas se perderían.
Quiere decir que la tradición budista
se transmite por la práctica real
de seres humanos vivientes.
No a través de una palabra, un texto.
Es así que Buda se nos ofrece.
A veces, dada nuestra pereza
por practicar, queremos presentar un texto
como lo definitivo.
Y si queremos descubrir a Dios,
nos basta con mirar ahí.
Solo tenemos que leer ese texto,
y encontraremos a Dios,
encontraremos el despertar,
encontraremos la liberación.
Y Buda dijo que no,
no permitió que fuéramos tan vagos.
Así que el Sutra del diamante
aparece después de haber empezado
a escribir la enseñanza de Buda
durante unos cientos de años.
Muy rápido, la comunidad monástica
empezó a depender
de estas enseñanzas escritas
para entrar en contacto con el Dharma,
en vez de observar a los hermanos
que los rodeaban.
En lugar de tomar refugio
en los hermanos más veteranos
y su capacidad de recitar,
enseñar y poner en práctica el Dharma.
En lugar de eso, empezaron a buscarlo
en las palabras de un libro.
¡Ahí era donde residía
el verdadero Dharma!
No en mi hermano mayor
o en mi hermana mayor.
No lo decían tan claramente. Pero pasaban
todo su tiempo estudiando los textos.
Y no pasaban mucho tiempo
tomando refugio en los hermanos
y hermanas en el Dharma.
Así, como resultado de ese fenómeno,
y también por la experiencia de la lectura
de las enseñanzas budistas
escritas sobre esas palmas,
que pronto se convirtieron
en objetos sagrados por derecho propio,
muchos monjes,
y quizá monjas,
empezaron
a buscar la forma de ayudar
a los jóvenes monásticos
a librarse de ese apego
a la palabra escrita,
a librarse del apego
a la forma de la enseñanza.
Y así, surgió toda una literatura
que llamamos prajñāpāramitā.
Estas enseñanzas fueron escritas
y hablaban de la forma
de despertar a la comprensión más alta.
La comprensión de Buda
que no se encuentra en las palabras,
que solo puede ser vivida
y tocada directamente
en la vida, en la práctica.
Y Thay fundó Plum Village
en ese espíritu,
para crear una comunidad de práctica,
crear una comunidad
en la que exista el Dharma vivo,
no solo el Dharma que puede
hallarse en los libros.
Thay ha dicho
que si quieres obtener un título,
en un Instituto de Altos Estudios
Budistas, tienes varias universidades
donde hacerlo.
Pero si quieres realizar
el Dharma viviente,
necesitas de una comunidad de práctica.
Eso es lo que Buda construyó,
construyó una hermosa sangha,
cuando fue a Rajgir.
Hay una hermosa escena,
cuando Buda entra en Rajgir
acompañado de Uruvela Kasyapa,
que era un famoso maestro espiritual.
Junto a sus hermanos, lideraba
en esa región un grupo de ascetas
espirituales con rastas.
Adoraban el fuego.
Así que podemos considerar sagrada
la palabra,
y también el fuego,
cualquier objeto de la naturaleza
y venerarlo como sagrado, lo más sublime.
Así que seguían un culto
de adoración del fuego.
Y Buda llegó, y él...
Como la comunidad de Uruvela Kasyapa
era muy numerosa,
tenía muchos discípulos,
él estaba algo orgulloso de ello.
Así que se necesitaron
muchas enseñanzas de Buda
antes de que él comprobara
que Buda en verdad
había despertado
a una comprensión muy profunda.
No voy a entrar en ello,
pueden leerlo en el vinaya.
Finalmente,
tras ver a Buda demostrar su honda
comprensión muchas veces,
Kasyapa acabó por aceptarlo
como maestro.
Es como si
de repente apareciera
en Plum Village un monje
y después de algunas semanas
los hermanos y hermanas mayores
de la comunidad dijeran de repente:
'Tú eres ahora el maestro'.
Pueden imaginarse una cosa así.
En el pasado, en Plum Village
vino gente que era algo
inestable mentalmente, y creían
que serían el nuevo maestro
de la comunidad.
Pero a diferencia de Buda, no tenían
esa honda comprensión, así que...
Pero es algo que ocurrió
en alguna comunidad espiritual.
Así que Uruvela Kasyapa tenía dudas:
'¿Buda ha llegado realmente
a una honda comprensión?
Yo veo que mi comprensión es aún
más honda, más elevada'.
Pero al fin no pudo... Vio
maravillosos actos de Buda
y ya no pudo negar más
la comprensión que Buda había logrado,
y aceptó a Buda como maestro.
Luego, inmediatamente,
todos sus discípulos,
que probablemente ya se habían dado cuenta
de la honda comprensión de Buda,
se hicieron también sus discípulos.
Y le siguieron los dos hermanos de Kasyapa
y sus comunidades.
Así que con rapidez la sangha
creció mucho,
y todos estos
ascetas con rastas de aspecto mugriento
se raparon la cabeza
y cambiaron,
les dieron un hábito y un cuenco
y empezaron a seguir a Buda.
Hay una escena interesante en la que
Buda entra en Rajgir,
y la gente está confusa, porque
nunca han oído hablar de Buda.
Pero todos conocen a Uruvela Kasyapa,
es un famoso maestro espiritual,
está en todas partes, en YouTube, saben,
mucha gente compra sus libros,
puedes verlo por todas partes, por el
aeropuerto, ya saben lo que quiero decir.
(Risas)
Así que cuando Buda llegó,
la gente no entendía nada,
porque veían a Uruvela Kasyapa
y a Buda y decían:
'¿Es Buda discípulo de Uruvela Kasyapa?
¿O es Uruvela Kasyapa discípulo de Buda?'
No lo sabían.
Y entonces,
en ese momento Kasyapa
empieza a abanicar a Buda.
Y entonces la gente se da cuenta: '¡Ah!
Uruvela Kasyapa
es ahora discípulo de Buda'.
A través de ese gesto, reconocía
que ahora era estudiante de Buda.
Las enseñanzas budistas están llenas
de muchas bellas enseñanzas como esta.
Quizá podamos escuchar la campana.
(Campana)
(Campana)
Así que un monje que observa su entorno
unos siglos antes de Cristo,
quizá en el noroeste de la India,
ve a sus hermanas y hermanos monásticos
pasar la mayor parte del tiempo leyendo
sutras que han sido escritos, en vez de,
además de recitarlos, pero ahora
la lectura toma mayor importancia,
y ve cómo...
Sí, porque cuando vivimos juntos
como monásticos,
llegamos a entendernos unos a otros
muy profundamente.
No nos ciegan las profundas visiones
de nuestras hermanas y hermanos.
Creo que Thay Pháp Dung
dio una charla la semana pasada.
Me dijo que se le ocurrió
un nuevo dicho:
'Es duro vivir
con gente que nos comprende'.
(Risas)
Es muy fácil venir una semana o dos,
o incluso unos cuantos meses,
pero cuando los demás
empiezan a comprendernos, ¡uf!
Se hace más difícil. Porque parece
que siempre vieran
esas cosas que no queremos ver
en nosotros.
(Risas)
Creo que algo así pasó también
en aquellos monasterios.
Los monjes observaban su entorno,
y decían:
'Mmm, ¡vaya! Ese sabe mucho del Dharma!
Puede enseñar el Abhidharma,
la forma más elevada del Dharma,
donde todo se desmenuza en partículas
atómicas de la enseñanza de Buda,
'Pero todavía sorbe mucho
mientras come,
y él
huele muy mal,
camina de forma descuidada'.
Este apego al conocimiento
se convirtió en una virtud en sí misma.
Y aunque Buda dijo claramente
que el conocimiento y las aflicciones
son los principales obstáculos,
los principales impedimentos
para despertar,
la comunidad se apego un poco
a su conocimiento.
Y los monasterios se convirtieron
en torres de marfil
que guardaban las sagradas
enseñanzas del Dharma,
sin preocuparse ya
por las vidas de la gente corriente.
Así que lo que Buda dijo sobre
no poner su enseñanza en versos,
sino enseñar en la lengua
de la gente corriente,
aunque los monjes podían recitar
muy bien esa enseñanza,
no vivían según ella
en muchos casos.
Y así, si eres un monje que vive entonces
y que quiere renovar el budismo,
¿qué puedes hacer?
¿Cómo actúas en esa situación?
¿Cómo puedes usar esa forma escrita,
esta nueva forma escrita
de forma hábil
para ayudar a la gente
a superar ese apego
a las palabras que Buda pronunció?
¿Cómo puedes ayudar a cortar
la ilusión
de que las palabras son en sí el Dharma?
¿De que las palabras en sí
son la enseñanza que Buda dio?
A partir de ese profundo deseo,
honda esperanza de renovar el budismo
nacen estos nuevos textos llamados
los textos prajñāpāramitā.
¿Cómo podemos
llegar a la visión profunda
que nos lleve a la otra orilla?
No nos limitamos a estar sentados
con esa visión en esta orilla.
Tiene que llevarnos a la otra orilla,
es decir, hay que predicar con el ejemplo.
No podemos tan solo aferrarnos
a nuestro conocimiento
como medio para recibir ofrendas,
obtener estatus y respeto.
Y así, estas enseñanzas del prajñāpāramitā
se hicieron muy largas.
Hay muchos textos que no sabemos
dónde fueron escritos.
No tenemos esa información.
No había nadie tomando en video
las charlas del Dharma
sobre el prajñāpāramitā temprano
con la fecha escrita en la pizarra.
Así que nos resulta muy difícil
saber exactamente cuándo,
debemos usar métodos diversos
para intentar localizar
dónde se escribieron estos textos.
Pero las evidencias internas del texto
sugieren lo que les cuento,
que respondían a la naturaleza más y más
académica de la vida monástica.
Así, que, ¿cómo podemos recrear
a través de la forma escrita
la experiencia de vivir
cerca de Buda?
¿Cómo podemos recrear
por escrito el tipo de despertar
que experimenta
alguien que es testigo directo
de la forma de caminar de Buda,
de su forma de hablar, su forma de comer,
y de su forma de enseñar?
Esa es la aspiración de estos monásticos
que escribieron los textos prajñāpāramitā.
Sabían muy bien que ello
suponía un peligro.
Que la gente empezaría a tomar estos
nuevos textos y los convertiría
en santos y sagrados.
Así que hay que incorporarlo
de algún modo,
una enseñanza que nos permite ver
que las palabras en sí
son solo representaciones,
no son la enseñanza profunda.
Bien, vamos a empezar
a estudiarlo un poco.
Y voy a ir a la parte esencial
de la enseñanza.
Y espero que tengan la oportunidad
de leer el resto.
"Así escuché a Buda enseñar un día,
cuando aún residía
en el monasterio de Anathapindika,
en el bosque de Jeta, cerca de Shravasti,
en su comunidad de 1.250 bhikshus,
monjes plenamente ordenados.
Ese día, a la hora de las limosnas,
Buda se puso su manto sanghati,
tomó su cuenco y fue a la ciudad de
Shravasti, de casa en casa,
para mendigar su alimento.
Cuando hubo recogido esos dones,
regresó al monasterio
para tomar su almuerzo.
Después de haber comido, Buda recogió
su cuenco y su ropa, se lavó los pies,
dispuso su cojín y se sentó".
Así que Buda está enseñando en Shravasti,
un lugar donde Buda pasó
muchos retiros de las lluvias,
no lejos del moderno Nepal.
Y allí se había fundado monasterio.
Quizá hayamos oído hablar
de Anathapindika,
en el Libro de cantos
hay un maravilloso discurso
sobre La enseñanza a dar a un moribundo,
que Shariputra da a Anathapindika
cuando está muriendo. Era un discípulo
laico muy amado de Buda
que vivía de forma sencilla
y era llamado Anathapindika.
Ese no era su nombre de nacimiento,
sino un nombre que significa
'Aquel que da a los pobres'.
Anatha son aquellos...
An-atha significa
'los que no tienen riqueza',
y pindika es 'comida', una especie
de limosna.
Así que era conocido como aquel
que estaba siempre ofreciendo de comer
a la gente pobre, que no tenía
nada que comer.
La leyenda dice que él pagó el bosque
de Jeta poniendo
monedas de oro por todos los rincones
del parque.
Porque el príncipe Jeta
amaba mucho aquella arboleda,
no quería venderla. Y dijo:
'Solo la venderé si pueden llenar
el parque de monedas de oro'.
Esa es la leyenda, no sé
si pasó de verdad,
es solo para mostrar lo mucho
que Anathapindika amaba a Buda.
Deseaba renunciar a todos sus bienes
para poder ofrecerle un lugar
donde Buda pudiera enseñar
y los monásticos pudieran vivir.
Buda pasó muchos retiros de las lluvias
en Shravasti.
Vemos a Buda ir a mendigar.
A veces olvidamos que Buda lo hacía
igual que los demás monjes y monjas,
iba a mendigar su comida.
O a recibir alimento de los amigos laicos.
Sería muy fácil para Buda, que tenía
muchos discípulos, 1.250 monjes, decir:
'Por favor, ¿pueden hoy
ir a traerme comida?
Estoy algo perezoso.
Tengo que dar muchas charlas del Dharma,
¿les importaría traerme algo de comer?'
Nos preguntamos por qué se nos da
esa información.
Es para mostrar su humildad
y su libertad también.
Porque hacer ofrendas... A veces, al ser
el maestro de una comunidad espiritual,
puedes convertirte
en el esclavo de tus discípulos.
Quieren lavar tu ropa, quieren
cocinarte platos maravillosos,
y entonces pensamos: 'Vaya, qué bien
se está en el monasterio.
¡No quiero salir más de aquí!
Es como la Tierra Pura,
mi Tierra Pura personal.'
Pero Buda vio que si quería
preservar su libertad,
podría seguir yendo a pedir limosna,
y recibir comida de incluso
la gente más pobre,
incluso de gente
que no había oído hablar de Buda.
Él se acercaría a sus puertas
a por comida como cualquier mendigo.
Y sigue: "En ese momento,
el venerable Subhuti se levantó,
descubrió el hombro derecho,
puso una rodilla en el suelo
y uniendo las manos respetuosamente
se dirigió a Buda:
'Honrado por el Mundo,
encontrar a un ser como tú es algo raro.
Tú siempre apoyas a los bodhisattvas y
muestras particular confianza en ellos'".
Descubrirse el hombro derecho
es un signo de respeto.
Sabemos que los monjes llevaban
unos hábitos sobre los hombros.
Pero hoy en día
vemos a los monjes teravadas
a menudo con el hombro
derecho descubierto.
Y eso es parte de la tradición,
es respetuoso mostrar el hombro derecho
en esa cultura.
Cuando el budismo llegó a China,
los chinos se escandalizaron al ver
a alguien enseñando el hombro.
En la cultura china,
es muy poco adecuado.
El budismo siempre se ha adaptado
a la cultura donde se ha implantado.
Por eso tenemos hábitos que...
No ven mi hombro.
Llevo un hábito de estilo chino.
Nos cubrimos el hombro.
Se considera más respetuoso.
Puso la rodilla sobre la tierra.
No sabemos si en esa época
los monjes practicaban tocar la Tierra
como lo hacemos ahora.
Pero ponían una rodilla sobre el suelo
para mostrar respeto a una persona.
Y luego unió las palmas,
así, unir las manos
respetuosamente.
"Honrado por el Mundo,
encontrar a un ser como tú es algo raro.
Tú siempre apoyas a los bodhisattvas y
muestras particular confianza en ellos".
Este ideal del bodhisattva
era algo
que inspiraba
a los monásticos jóvenes de entonces
a profundizar en la práctica.
Un bodhisattva es un ser despierto.
Se puede traducir como
una persona decidida a despertar.
Aquellas
que tienden al despertar.
En pali, hay muchas referencias
al bodhisatta,
que es un buda antes del despertar.
'Satta' puede traducirse como 'ser',
pero también se puede traducir
como 'apego'.
Alguien atraído por el despertar.
Pero en sánscrito se tradujo 'sattva',
que es claramente 'ser'.
Así que perdió su ambigüedad.
Bodhisattva, ser despierto.
Este ideal del bodhisattva
fue una revolución
en el seno de la comunidad budista.
Porque hasta entonces,
estaba claro, uno se hacía bhikshu
o bhikshuni
para alcanzar el estado de arhat,
es decir, de perfección.
Y está claro que para convertirse en arhat
había que ser bhikshu o bhikshuni.
Así que los monásticos tenían
cierto monopolio del despertar.
(Risas)
Y el bodhisattvayana, que es
como solemos encontrarlo,
es decir, el vehículo o el camino
de un bodhisattva,
irrumpió de repente en ese monopolio
y permitió que monásticos y laicos
compartieran el camino del bodhisattva.
Es un camino que pueden adoptar
no solo los monásticos,
sino también los practicantes laicos.
El bodhisattvayana.
Solemos hablar de mahayana,
quizá hayan oído el término mahayana,
el gran vehículo,
pero entonces, lo que luego
se llamó mahayana
solía llamarse bodhisattvayana,
es decir,
el camino, el vehículo
de los seres despiertos.
Y los textos prajñāpāramitā
nos muestran el sendero del bodhisattva.
El sendero del despertar
a predicar con el ejemplo,
al despertar viviente.
Así que Subhuti señala a Buda:
"Tú siempre apoyas a los bodhisattvas y
muestras particular confianza en ellos".
Es decir, cuando aparece una persona
que tiene una aspiración profunda,
nos sentimos
inspirados a ayudarla en su camino.
Cuando vemos a alguien que es bondadoso
con otra persona,
no nos importa que sea católico,
que sea musulmán,
que sea judío, que sea monástico o laico,
solo queremos ayudarlo,
solo queremos apoyarlo,
nos sentimos motivados
a ayudarlo en su camino.
Cuando somos generosos,
cuando nuestra generosidad
no es transaccional, está motivada
por el mero hecho de dar,
queremos ayudar a esa persona
para que siga haciéndolo.
Se acercan las Navidades,
y a veces pensamos: 'Bien,
tengo que hacerle un regalo a mi madre,
a mi sobrina, a mi sobrino, a mi...
Ese hermano, si no le hago un regalo,
se va a enojar conmigo'.
Así que es una generosidad
basada en la forma.
Lo que la sociedad espera de nosotros.
Quizá demos mucho
a nuestro hijo o hija,
pero esto es también
lo que se espera de nosotros. Si somos
una madre o un padre, se espera
que hagamos regalos a nuestros hijos.
Pero, ¿podemos hacer un regalo a alguien
sumido en la pobreza
que viva en la calle?
¿Podemos abrir el corazón
a alguien que ha matado?
¿A alguien que ha robado?
Tal vez a alguien que causa gran daño.
¿Tenemos en el corazón generosidad
para ofrecer nuestro tiempo y presencia
a esa persona?
Ese es el camino de un bodhisattva.
No nos basamos solo en la forma.
Si nos gritan, si nos insultan,
si dicen:
'¿Por qué ayudas a esa persona?
¿Por qué das a esa persona?
Mira lo que hace. ¡Es la encarnación
viviente del mal!'
No nos importa, porque
eso es parte de nuestro camino,
no dependemos de la forma
en nuestra manera de dar.
Así, cuando ves a alguien así,
te sientes inspirado,
y Buda se sintió inspirado
para ofrecerles una atención especial,
especial confianza.
"Honrado por el Mundo,
si los hijos e hijas de buena familia
quieren engendrar la mente más sublime,
más consumada y más despierta,
¿en qué deberían confiar y qué deberían
hacer para dominar su pensamiento?"
Si los hijos e hijas de buena familia
quieren engendrar la mente más sublime,
más consumada y más despierta,
¿en qué deberían confiar y qué deberían
hacer para dominar su pensamiento?
¡Eso es lo que todo el mundo
quiere saber!
¡Eso es lo que queremos
cuando venimos a Plum Village!
Por favor, dime,
¿puedo comprarlo en la librería?
(Risas)
¿Es algún anillo que pueda llevar,
o quizá algún incienso especial
lo que me va a dar el despertar
más sublime y consumado?
Por favor, ¡dímelo y lo compraré!
¡Aunque se venda en Amazon!
(Risas)
Todos vienen porque buscan
ese despertar,
quieren ser felices siempre,
quieren ser libres en su vida.
Así, ¿qué podemos hacer
para engendrar esta mente sublime,
consumada, despierta?
¿En qué podemos confiar? ¿Qué debemos
hacer para dominar el pensamiento?
Todos esperan conteniendo el aliento
para descubrir
qué es.
Buda contestó: "Bien dicho, Subhuti.
Lo que dices es absolutamente correcto.
El Tathagata siempre apoya y muestra
confianza especial en los bodhisattvas.
Te ruego que escuches
con toda tu atención,
y el Tathagata responderá a tu pregunta".
Gracias por escuchar con toda su atención.
"'Si hijos e hijas de buena familia
quieren engendrar
la mente más sublime, más consumada,
más despierta, deberían confiar en esto
y dominar su pensamiento como sigue'.
El venerable Subhuti dijo: 'Señor, somos
muy felices escuchar tus enseñanzas'.
Buda dijo a Subhuti: 'He aquí la forma
en que los bodhisattvas mahasattvas
dominan su pensamiento:
cualquiera que sea
el número de especies y de seres vivos,
sean nacidos de un huevo, de una
matriz, de la humedad o espontáneamente;
tengan forma o no la tengan,
tengan percepciones o no las tengan,
o bien no pueda decirse
si perciben o no perciben,
debemos conducirlos a todos al nirvana
para que puedan ser liberados.
Sin embargo, cuando todos estos seres en
número infinito, ilimitado e incalculable
hayan sido liberados,
en verdad nosotros no consideramos
que ningún ser haya sido liberado.
¿Por qué es esto?
Subhuti, si un bodhisattva
se aferra todavía a la idea
de que exista un yo, una persona,
un ser vivo o una duración de la vida,
esa persona no es
una auténtica bodhisattva'".
Tal vez podemos oír la campana.
(Campana)
(Campana)
En el texto en sánscrito se dice:
Cualquier ser, ¿sí?, sattvaha,
dice 'seres vivos',
nacido de un huevo, de una matriz,
de la humedad o espontáneamente,
bien tenga forma o no la tenga;
bien tenga percepciones o no las tenga;
bien no tenga percepciones
ni no percepciones;
a todos los llevaré al nirvana
sin que quede ninguno, al nirvana último.
Y aunque este número incalculable,
innumerable de seres
sea así liberado,
ni un solo ser vivo,
no pensamos que
ni un solo ser vivo
haya sido liberado.
¿Por qué?
Subhuti, no se dice de un bodhisattva
que tenga la percepción de un ser.
¿Por qué?
Un bodhisattva, no podemos llamar
a alguien bodhisattva
si tiene la percepción de un yo,
la percepción de un ser,
la percepción de una vida, una duración
de vida, y la percepción de una persona.
Así que estas cuatro áreas.
[ātman]
Un yo.
[yo]
[sattva]
Un ser.
[ser]
Un ser vivo.
[(ser vivo)]
[jīva]
Una vida.
[vida]
O duración de la vida.
[duración de la vida]
Y pugdala.
[pugdala]
Que es una persona.
[persona]
Así que el texto dice
que en tanto engendremos
ideas de un yo,
de un ser vivo, de una duración de vida
o de una persona,
no podemos ser llamados un verdadero,
no podemos ser llamados bodhisattvas.
No podemos ser llamados alguien
que sigue el camino del bodhisattva.
Parece una contradicción, ¿sí?
Así que debemos engendrar la aspiración
de conducir a todos los seres vivos.
Y Buda es muy preciso.
Ya ven, todos los nacidos de un huevo,
los nacidos de una matriz,
así que todos los reptiles,
los peces, los anfibios,
nacidos de huevos, luego
todos los nacidos de una matriz,
luego todos los nacidos de la humedad.
A veces los insectos
tienen huevos tan pequeños
que no se los llama huevos.
Parecen nacer de forma espontánea de la
humedad, pero incluso bacterias, mohos,
cosas vivas.
Pueden imaginárselo: si somos bodhisattvas
debemos conducir al moho al nirvana.
(Risas)
Y aunque tengamos que llevar
al moho al nirvana,
(Risas)
no podemos pensar que ningún moho
haya sido conducido al nirvana.
Estoy llevándolo a su extremo natural.
No podemos pensar
solo en seres vivos.
¿Qué pasa con las piedras que pisamos?
Tienen cierta vida,
si miramos con hondura.
También solemos dividir el mundo
entre lo inanimado y lo animado,
lo no viviente y lo viviente.
Y Buda señala precisamente eso.
Así que primero, debemos aprender
a comprender
lo que supone definirnos a nosotros y a
los otros desde el punto de vista del yo.
¿En qué forma decimos: esto es mi yo,
esto es mío, esto soy yo?
Creemos que como puedo extender la mano,
esto debe ser mi yo.
Pero no puedo extender
la mano de ese hermano.
Así que eso no debe ser mi yo.
Nos basamos en esta comprensión simplista
para definir qué es mi yo y qué no lo es.
Pero si observo con más hondura,
veo que cuando
vivo y practico junto a mi hermano,
él conoce el momento adecuado
de invitar la campana a sonar
en la charla del Dharma.
Y de algún modo, aunque él no sea yo,
existe una capacidad de poder invitar
la campana en el momento apropiado.
Hay cierta comprensión mutua.
Así que cuando observamos eso,
vemos que en realidad este cuerpo,
el límite de este cuerpo
no es el límite de quienes somos.
No es solo
este cuerpo, que puedo mover
y animar, lo que constituye
mi yo.
Estamos hechos de numerosos
elementos no yo.
Cuando miro la orquídea,
puedo ver
que la orquídea está sobre la tarima.
No decimos que la tarima está
en lo alto del cielo.
No decimos que la orquídea esté
sobre la tierra que rodea New Hamlet.
Pero si miramos con hondura, podemos ver
que el sol está en la orquídea.
Sin la luz del sol, no habría fotosíntesis
para que la planta pudiera generar
esta rama que se eleva
para ofrecernos estas flores.
Si no hay tierra,
no habrá nutrientes que provean
los minerales que la planta necesita.
Y sabemos que también hay un cultivador,
la persona que cultivó esta orquídea,
la persona que la trajo hasta aquí.
Todos estos elementos, es decir,
estos elementos no orquídea
están presentes en ella.
Y también nosotros estamos hechos de
elementos no yo, de nuestros amigos,
de nuestros padres, de innumerables
generaciones de ancestros. Están en mí.
Y cuando lo vemos, nos liberamos de
esa idea de un yo, del atman.
Esa forma de dividir el mundo,
la forma dualista de ver las cosas,
de repente se derrumba.
Y vemos que este cuerpo no es mi yo,
no es mío, no soy yo.
No estoy limitado por este cuerpo.
Y vemos que también estamos presentes
en todas las cosas,
y todas las cosas
están presentes en nosotros.
Así que el moho no está separado de mí.
Las piedras no están separadas de mí.
El ciervo no está separado.
Que en realidad inter-somos.
Esta es la profunda enseñanza de Buda
sobre el interser.
Y cuando miramos al mundo de esta forma,
nos liberamos de nuestra ideas
sobre nosotros mismos.
Practicamos lo que Thay llama
ecología profunda.
Dijo que el Sutra del diamante es la
primera enseñanza sobre ecología profunda,
porque vemos que no estamos separados
de la Madre Tierra.
Que todos nuestros esfuerzos
para criar seres humanos,
para hacer que estén cómodos,
que tengan siempre suficiente comida,
que tengan suficientes viviendas,
que no pasen frío,
que puedan irse de vacaciones
una vez al año,
que todo eso ha tenido un precio.
Y ese precio es nuestro apego
a la idea sobre nosotros mismos.
Nosotros como personas, separadas
de los demás seres vivientes,
como los animales, las plantas,
los minerales.
Así que explotamos la Tierra, creemos que
la Tierra es algo separado de nosotros
que podemos perforar,
de la que sacar petróleo,
y no pensamos en todas las consecuencias
que ello tiene en nosotros,
en nuestro bienestar,
porque no la vemos como si fuese
nosotros mismos.
Nos vemos como algo
separado de la Tierra.
Tratamos a los animales con gran crueldad,
los criamos en condiciones espantosas
para matarlos
para saciar nuestro apetito.
Porque creemos que no son nosotros.
Por supuesto, decimos que no podríamos
hacer algo así a los seres humanos.
Recuerdo que cuando era
un joven practicante, leí
una frase de Mahatma Gandhi,
que decía: 'Si quieres comprender
la naturaleza de una civilización,
observa cómo tratan a sus animales'.
Si quieres comprender
la naturaleza de una civilización,
observa cómo tratan a sus animales.
¿Esconde a los animales cuando
van a ser sacrificados,
o maltratados, o muertos?
Así que si miramos con hondura,
vemos estructuras creadas
en la mente humana
que nos han separado de aquello
que es también parte de nosotros.
Que nos han apartado de la Madre Tierra.
Buda intenta señalárnoslas.
¿Cuál es el origen
de esas percepciones erróneas?
¿Qué ideas nos han separado
de nuestra conexión con la Tierra?
(Campana)
(Campana)
"Debemos conducirlos a todos al nirvana
para que puedan ser liberados".
Esta es una afirmación muy radical.
La comunidad budista temprana
se preocupaba sobre todo
de su propio logro del nirvana.
Te hacías monje o monja
porque querías llegar a ser
un arhat, un ser perfecto.
Querías alcanzar el nirvana
que Buda enseñó.
Y eso llevaba a apegarse
a ese tipo de ideas,
la idea de un yo, a pesar de que
ya existía la enseñanza del no yo,
pero, ¡vaya!, los monjes tienden
a tener un gran yo.
Un gran no yo.
Y pueden tener la firme convicción
de que ellos son sattvas, seres vivos,
pero que las piedras, los minerales,
esas cosas que no son vivientes,
no hay que preocuparse por ellas.
Que solo debemos cuidar
a los seres vivos.
O tienen esta idea:
'Yo soy una persona importante.
Esos animales, esas plantas
no lo son,
no son tan importantes.
Lo importante es
que yo alcance el nirvana'.
Cuando miramos con hondura
esta afirmación,
vemos que rompemos
este limitado concepto del nirvana.
Y vemos
que todos pueden
experimentar el despertar.
Que es posible...
Cuando ya no vemos separación alguna
entre mi yo y mi no yo,
vemos que la madera sobre la que me siento
no está separada de mí,
cuando veo que las piedras
no están separadas de mí,
se convierten en parte
de mi camino al despertar.
No están separadas.
Y así,
cuidar de las piedras
es cuidar de mí.
Cuidar de los árboles
es cuidar de mí.
Cuidar de las vacas, las ovejas,
cuidar incluso de los mosquitos
es cuidar de mí.
Los hermanos somos muy hábiles
en atrapar mosquitos
y sacarlos a la calle
para que vuelen libres.
Y Buda, una de las razones por las que
nos hizo llevar hábito y no andar desnudos
era la de protegernos de los mosquitos.
También, saben, en cierto modo...
Ya en tiempos de Buda,
pasearse desnudo
era algo extremo.
(Risas)
No tenemos por qué matar los mosquitos,
pero podemos protegernos,
cuidarnos pero de forma
que no dañemos a otros seres vivos
o incluso a las piedras.
Si alguna vez hemos arrojado una piedra,
o hemos golpeado una piedra
con otra piedra o algo duro,
luego lo miras.
¿Qué ves?
Una especie de mancha blanca
en el lugar del impacto.
Eso es un tipo de sufrimiento.
Tendemos a pensar en el sufrimiento
solo desde el sistema nervioso humano.
Esa es una visión muy limitada.
Pero ahora hemos empezado
a ampliarla para incluir
el sufrimiento animal.
Incluso hace solo 50 años
se creía, muchos científicos creían
que los animales no sufrían dolor
de una forma comparable
a la de los seres humanos.
Es una forma de justificar
los experimentos con animales.
Puedes tratarlos como quieras
dado que no sufren
de la forma en que sufren los humanos.
Tenemos que tener cuidado, si la mente
queda atrapada en esas percepciones,
podemos usarlas para justificar
el hacer daño.
Podemos usarlo para justificar
generar sufrimiento.
Y no se necesita mirar mucho más
para extender esa comprensión
a las piedras, a los minerales.
Entonces, miramos...
Oímos hablar de cambio climático,
o experimentamos ahora mismo
este cálido mes de diciembre,
y vemos que tal vez
no hayamos cuidado bien
a nuestros hermanos y hermanas minerales.
Quizá nuestra sed
de electricidad, de energía,
para fabricar,
extraemos minerales de la Tierra
y luego echamos los desechos
a la atmósfera.
Todo está conectado.
El origen de esto está en el deseo humano.
Así que en las enseñanzas tempranas,
tenemos
enseñanzas que dicen
que un anhelo excesivo
lleva al sufrimiento.
Y aquí, en el Sutra del diamante,
lo estudiamos: ¿qué deseamos?
¿Qué nos lleva a tener esas
percepciones erróneas
que generan sufrimiento?
Y la visión profunda del Sutra
del diamante es que estas cuatro...
Que cuando miramos con hondura nuestras
percepciones, encontramos esas cuatro
al final en algún lugar.
Nuestras ideas sobre nosotros mismos.
Nuestras ideas sobre seres vivientes
separados
de los seres no vivientes.
Uno de los residentes de larga duración
en Upper Hamlet
ha dedicado su vida
a construir sanghas
que viven cerca de operaciones
de fracking en el Reino Unido,
interponen sus cuerpos
de forma no violenta
para hacer ver lo que le hacemos
a la Madre Tierra
cuando quedamos atrapados
en estas percepciones.
La Tierra no es un ser vivo.
Así que le inyectamos sustancias
para producir más petróleo, producir
productos que deseamos intensamente,
no es ningún problema.
Y no vemos el sufrimiento,
no vemos el agua
que sale del grifo,
donde puedes encender un fuego.
Así que a veces, cuando estamos
en el camino del bodhisattva,
necesitamos poner nuestro propio cuerpo
en medio para ayudar a
que se mire con hondura...
Animar a otros a practicar
la mirada profunda.
A veces eso es lo que nos motiva
a hacernos monjes y monjas.
Queremos lidiar con nuestro sufrimiento,
pero también tenemos una aspiración,
sabemos que a veces debemos ser...
Salir algo de las normas
para ayudarnos mutuamente a mirar
con hondura en lo que está ocurriendo.
Estamos apegados a la idea
de una duración de vida, jīva.
Pensamos así: '¡Ah! Ahora es para mí
el momento de hacer esto.
Y cuando me haga viejo,
seré de esa forma.
Cuando me haga viejo, viajaré.
Tendré una lista de cosas por hacer
e iré a estos países,
haré estas cosas'.
Thay contaba a menudo la historia
de Frederic, un hombre de negocios
cuya mujer vino a Plum Village.
Él le dijo a su hijo:
'Hijo mío, ¿qué regalo quieres
en Navidad?'
Su hijo no estaba seguro
de lo que quería por Navidad.
Tuvo que pensárselo.
Y cuando lo encontró,
se lo dijo a su padre:
'Papá, quiero estar contigo.
Quiero estar contigo'.
Porque Frederic presidía una gran
empresa, estaba muy ocupado.
Podía comprarle a su hijo
lo que este quisiera.
Todo cuanto pudiera imaginar. Pero
su hijo solo quería pasar más tiempo
con su padre.
E incluso cuando su mujer
estuvo enferma,
él no pudo... Perdón, no era su mujer,
era su hijo que estaba enfermo,
y él no pudo
estar con él, no pudo dejar el trabajo
para ir al hospital
a estar con él. Pidió a su mujer
que lo representara ante su hijo.
Y le dijo a su mujer: 'Muy pronto podré
delegar todas mis responsabilidades
en la empresa en otra persona.
Dentro de unos pocos años
tendremos mucho tiempo libre.
Solo te pido paciencia ahora'.
Y entonces, poco después
de decirle esto a su mujer,
murió en un accidente de carretera.
Y todas sus esperanzas, sus sueños
de pasar más tiempo con su hijo,
de pasar más tiempo con su familia,
nunca pudieron hacerse realidad.
Y todos vivimos esa realidad.
Vivimos nuestra vida, pensamos: 'Después
de estar en Plum Village, iré allá,
haré aquello'. Pero no sabemos qué
va a pasar en el siguiente instante.
Y así, cuando aprendemos a vivir felices,
a morar felices en el momento presente,
sin fundar nuestro pensamiento
en esas percepciones,
ya no tenemos miedo.
Ya no ponemos
nuestras esperanzas y sueños
en un futuro lejano
para hacer esto y aquello.
'Te lo prometo. Lo haré el año que viene.
Entonces tendremos tiempo
para hacerlo'.
Aprendemos a regresar a nosotros,
a regresar al momento presente
y disfrutar de verdad las maravillas
de la vida que están aquí y ahora,
plenamente presentes
para nosotros.
En nosotros y alrededor de nosotros.
Dominar nuestro pensamiento es aprender
a morar feliz en el momento presente.
Recordar todas las condiciones favorables
para la felicidad que ya están aquí.
Así domina un bodhisattva
su pensamiento.
Y aunque conozcamos esa enseñanza,
se nos olvida a menudo.
Y aún tenemos esperanzas, planes,
y no es que hacer planes sea malo,
pero lo hacemos de forma alegre
en el momento presente.
Y somos felices de abandonar
nuestros planes.
Nos hace felices abandonarlo,
porque sabemos que nuestra felicidad
no depende de ello.
Nuestra felicidad no depende de ir a ver
a cierta persona en Navidad,
de estar con la familia en Navidad.
O de hacer algo, o de lograr ese trabajo,
obtener ese ascenso.
Se hace realidad aquí mismo, ahora mismo
con nuestra respiración consciente,
nuestros pasos conscientes, rodeados
de una comunidad de práctica.
Y no necesitamos
convertirnos en una persona importante,
respetada, respetable.
A veces nuestro mejor maestro puede ser
una persona sin hogar en la calle.
Puede darnos la sabiduría que necesitamos.
Y esa es la visión profunda
que Buda intenta
dar a la gente viviendo de forma humilde,
mendigando su comida,
poniéndose en el último lugar
de la sociedad.
No conduciendo lujosos elefantes.
Algunos discípulos,
cuando se hicieron monjes
pensaron: 'Bien, soy monje.
Pero aún puedo montar un elefante,
al igual que hacía antes'.
Por eso existe un precepto contra
montar en vehículos lujosos.
(Risas)
La mayoría de nosotros no cree que
un elefante sea un vehículo lujoso,
pero en aquella época,
era un signo de realeza.
Así, ¿cómo aprender a reconocerlas
cuando basamos nuestro pensamiento
en estas percepciones?
Cuando buscamos
la aprobación de los demás,
¿cuánto de ello se basa
en la idea de un yo? ¿De una persona?
Queremos ser valorados,
queremos ser reconocidos.
Tratamos bien a los seres humanos pero
no tratamos a la Madre Tierra con respeto.
En el comentario de Thay leemos
que le gustaba salir de la ciudad
e ir al campo.
Y Thay contó que en la ciudad
tienes que ir a orinar
a habitaciones malolientes,
sucias, muy desagradables.
Pero en el campo, puedes ir
a orinar donde quieras.
Pero después de un tiempo,
Thay empezó a mirar con hondura,
y se sintió avergonzado de orinar
detrás de un árbol.
Porque el árbol era algo
tan hermoso, sagrado,
¿cómo puedes orinar sobre él?
(Risas)
Pero entonces... Intentó otra cosa,
pero siempre había un árbol, un arbusto
por todas partes,
y entonces se dijo: ¿qué voy a hacer?
Tengo que orinar en algún sitio.
Entonces, un día tuvo la visión profunda
de que orinar también es sagrado.
(Risas)
Que estaba atrapado en la idea
de que orinar
era algo profano.
Que al orinar sobre la tierra,
era poco respetuoso hacia la Madre Tierra.
Pero sabemos que al orinar devolvemos
nutrientes a la tierra.
Así que vemos que el árbol es sagrado,
y que orinar cerca de él
también es un acto sagrado.
Esa es la visión profunda que logramos
al liberarnos de estas percepciones.
Vemos que no dañamos los árboles,
no estamos haciéndolos sufrir.
Así que orinamos de forma tal
que aporte alegría y felicidad
tanto al árbol como a nosotros.
Debemos saber reconocer el sufrimiento.
Por eso es la primera noble verdad.
Y ese sufrimiento no está
solo en nosotros,
debemos reconocer
el sufrimiento del fracking.
El sufrimiento de no cuidar
a los animales.
Por eso en Plum Village somos
vegetarianos, nos resulta fácil,
porque sabemos cómo se trata a los
animales cuando son criados para carne,
o para producir lácteos.
Ahora con Internet, si no lo sabes,
puedes saberlo muy rápido.
No es difícil.
Así que cuando entras en contacto
con ese sufrimiento,
y practicas de verdad las enseñanzas
del Sutra del diamante,
queremos conducir a todos los seres
al nirvana.
Entonces nos liberamos de la idea
de que una vaca, de que una gallina
esté separada de mí.
Que el árbol esté separado de mí,
de que el petróleo del fondo
de la tierra esté separado de mí.
De que somos parte de un solo organismo,
la Madre Tierra.
Y la Madre Tierra hace parte de una bella
familia de hermanos y hermanas
que gira alrededor del Sol.
Y que ese Sol es parte de un bello
universo, de la Vía Láctea,
universo, galaxia, y más allá,
todo el cosmos de cientos
de millones de galaxias.
Cuando miramos de esa forma,
vemos que no estamos solos.
Así que esta enseñanza
de ver que ni un solo ser
ha sido salvado,
es otra forma de decir
que no estamos solos.
Derrumbamos la barrera de soledad.
Y vemos que este cuerpo, estas
sensaciones, estas percepciones,
estas formaciones mentales
y esta conciencia
no son yo. No son mías.
No son un ser separado.
Nos liberamos de todos esos conceptos.
Y así podemos empezar la verdadera obra
de liberación,
sabiendo que ni un solo ser
ha sido liberado.
Así dominamos nuestro pensamiento.
Así establecemos nuestra mente.
(Campana)
(Campana)
Bien,
hoy no hemos llegado muy lejos
en el sutra, pero creo
que hemos visto lo esencial.
No podemos
quedar atrapados en las palabras.
En el Sutra del diamante veremos
a menudo cosas como:
"Cuando el Tathagata habla de signos,
no se habla en realidad de signo alguno.
Subhuti, eso llamado Budadharma es
todo aquello que no es Budadharma".
Cuando Buda habla de la mente más elevada,
más consumada y despierta,
no hay nada que pueda ser llamado la
mente más sublime, consumada y despierta.
Por eso se llama la mente más sublime,
consumada y despierta.
Esa es la expresión que vemos a menudo
en el Sutra del diamante.
Y pensamos: ¿qué sentido tiene todo eso?
Es para ayudarnos a romper esta barrera
de la percepción.
De quedar atrapados en la percepción.
Thay contó la historia de un maestro zen
que cuando...
Porque todos decían
Buda, Buda, Buda, tanto,
Buda eso, Buda aquello,
que se puso enfermo y dijo:
'Tengo que salir al río
y lavarme la boca. Es como decir
una palabrota
si dicen Buda una vez más'.
Está intentando señalar
nuestra tendencia
a idolatrar bien sea una palabra,
bien sea una persona,
bien sea un concepto.
Así que cuando hablamos de la mente más
sublime, consumada y despierta,
podemos repetirlo y pierde su significado.
Así, cuando Buda dice:
"Lo que llamo la mente más sublime,
mas consumada y despierta
no es la mente más sublime,
más consumada y despierta".
Quiere decir que no son las palabras
mente sublime, consumada y despierta,
no es la frase.
Es mucho más que eso.
Es algo que solo puede ser realizado.
Por eso solo lo llamo mente más sublime,
más consumada y despierta.
Pero debes experimentarlo tú mismo.
Tienes que llegar a ello derrumbando
y liberándote de estas
percepciones erróneas.
Los invito a continuar en el estudio
del Sutra del diamante.
Y cuando regresen y estén con su familia,
con sus amigos,
pueden tener la oportunidad real
de sentarse y mirarlos de esta forma.
Piensen: 'Esta es mi madre,
este es mi padre.
Ese es mi hijo, esa es mi hija,
ese es mi marido'.
Y como sus ideas de marido,
de padre, de madre, de hijo e hija
se han convertido en una opinión,
una percepción,
tal vez no los vean tal como son,
como una manifestación maravillosa
de belleza, de comprensión,
así como de sufrimiento,
de dolor, de ignorancia.
Pero con ayuda de estas enseñanzas,
puedes sentarte y mirarlos,
mirarlos de verdad.
Mirarlos a los ojos.
No hay por qué hablar.
Puedes sonreír.
Es la sonrisa de un bodhisattva.
Les deseo lo mejor
en su camino de práctica,
y gracias por estar todos juntos
en el camino del bodhisattva.
(Campana)
(Campana)
(Campana)
(Campana)
(Campana pequeña)