Creo que todos tenemos estas tres zonas:
la zona de confort, la zona
de aprendizaje y la de pánico.
Y creo que los momentos más decisivos
y las mayores lecciones
aparecen cuando nos arriesgamos
a movernos del confort al aprendizaje
y tal vez hasta el borde del pánico.
Bien, estoy ahora en este escenario
porque no estudié ningún posgrado.
En cambio, hace cinco años,
tras trabajar con alumnos de secundaria,
cuando empecé a sentir curiosidad por
las empresas con y sin ánimo de lucro,
estaba por ir a una escuela de posgrado
a estudiar un máster en negocios,
pero el costo era muy alto,
y no era exactamente mi estilo.
Así pues, decidí diseñar
mi propia educación,
realizando 12 proyectos
en 12 meses alrededor del mundo.
Elegiría estos proyectos
hablando con empresas de diseño,
negocios y cambio social,
e intentaría encontrar un
proyecto que pudiera completar
durante el transcurso de un mes.
Financiaría mi año
creando un boletín de noticias
al que mis amigos y mi familia pudieran
subscribirse por USD 10 al mes
y compartiría con ellos todo
lo que aprendiera cada mes.
Ahora bien, mientras viajaba
para cumplir esta idea,
conocí todo tipo de gente sorprendente,
que empezó a hablarme de sus ideas
para aprender de una manera distinta,
o crear un cambio,
y así dar sus propios saltos.
Así que invité a esas personas
a mandar historias
sobre los saltos y riesgos
que tomaron para aprender, crecer,
y crear un cambio en sus comunidades.
Y prometí que, si al final del año,
tenía suficientes historias,
las usaría para hacer un libro.
Al término del año, ciertamente
creamos un libro llamado:
El proyecto del año bisiesto,
de esas historias,
lo cuál se convirtió en mi tesis.
También necesitaba un lugar para
graduarme para terminar mi año.
Y había una conferencia
de TED en Chicago.
Así que me puse mi birrete y toga,
y esa fue mi graduación.
Y en el 2013, después de todo,
abrimos una escuela,
un lugar en donde la gente podía
venir y diseñar su educación
a partir de experiencias
en su campo de estudio.
La llamamos El instituto
de la experiencia.
Incluso llegué a conocer
a Oprah. (Risas)
Y bien, esto es muy tradicional:
yo tratando de explicar alguna idea audaz
a alguien mucho más exitoso y poderoso
y que probablemente no le interesa
lo que estoy diciendo.
Esa es una buena imagen
de ese año. (Risas)
Bueno, ese fue uno de los años
que más me transformaron.
Aprendí acerca de mi industria,
de las cosas que me importaron,
y acerca de mí mismo.
Y el Instituto ha sido
el trabajo de mi vida,
invitando a gente de todas las edades
a diseñar su educación
a través de experiencia y mentoría.
pero pienso que esas fotografías,
son hermosas,
y muestran energía y emoción.
Pienso que solo cuentan
una parte de la historia.
Fotos como estas ayudan
a dar otro retrato.
Cuando estuve en Orange County,
buscando un lugar para quedarme,
sin saber dónde,
y al encontrar un sofá en la cochera
del amigo de un amigo,
y teniendo que dormir allí
por un tiempo.
Y lo que no ves es la cantidad
de hormigas en ese sofá;
(Risas)
o la motocicleta que enciende
todas las mañanas a las 6:30,
que use como alarma;
o compactando, vendiendo o
deshaciéndome de mis cosas,
para poder costear el año,
y mantenerme liviano
y cargar con nada más que un
par de maletas mientras viajé;
llegando al final del año
y darme cuenta que escribir un libro,
preparar una charla TED,
y tratar de crear una escuela
es verdaderamente abrumador.
Y bien, desde ese año bisiesto,
he explorado el riesgo que toma
ir del confort al aprendizaje,
y el impacto transformador que tiene
en la vida y carrera de un individuo.
Lo que no esperaba encontrar fue el papel
que juega el pánico en aprender.
Es la parte en dónde enfrentas
tus miedos cara a cara,
y no solo la versión abotagada
de esos miedos,
los cuáles no existen en realidad.
Es parte necesaria del aprendizaje,
pero raramente discutida.
Ahora, por un segundo,
volvamos a esas zonas.
Existe un influyente psicólogo
llamado Lev Vygotsky.
Él habla de la zona
de desarrollo próximo.
La zona de confort no se trata
de tus recursos, de lo que tienes.
Se trata de tus habilidades,
acerca de no ser retado.
Tú sabes lo que sabes,
Y estás justo en el medio
de lo que sabes
y, de esa manera,
no hay un verdadero reto.
En la zona del aprendizaje,
existe el reto,
pero no tienes todo lo necesario
para superarlo.
Puedes tener partes de ello,
pero necesitas de otros
para juntar las piezas
y si obtienes esa ayuda,
tendrás éxito.
y si no la obtienes, entrarás
directo a la zona de pánico.
Y en ésta es dónde te sientes solo,
abrumado y asustado.
Has perdido la confianza.
Aquí no puedes aprender.
No funcionas bien.
Es el momento con la cabeza en tus manos.
Y la única manera de volver del pánico
es que te ayuden a entrar
en la zona de aprendizaje,
pero normalmente solo queremos
apagarnos y volver al confort.
Ahora, aprendiendo es cuando suceden
los momentos más transformadores;
cuando conocemos a alguien
de suma ayuda,
o cuando superamos un reto.
Si te preguntara cuándo aprendiste
tus más valiosas lecciones,
me hablarías de algún reto,
hablarías de alguien
que te ayudó a superarlo.
Pero el confort no es malo.
De hecho, la meta del aprendizaje
es expandir el confort,
así obtenemos más confianza,
más cómodos al ir por la vida,
con lo que sea que nos advenga,
y no llegar a la zona de pánico.
Así que, si esa es la meta del aprender,
si lo que intentamos
es averiguar cómo ser
más confiados, no obstante
lo que nos presente la vida,
¿Cómo expandir la zona de confort?
¿Cómo rechazar la zona de pánico?
Bien, la gran paradoja es que
la única manera de expandirla
es dejarla.
Así que es eso lo que
tenemos que averiguar,
diseñar los saltos que llevan
del confort al aprendizaje,
Y en qué momentos esos saltos
son necesarios.
¿Cómo incluirlos en nuestro sistema
de educación y sitios de trabajo?
Tengo tres corazonadas.
Comienza con descubrimiento.
Bien, descubrir es solo
cosa de preguntar:
las preguntas que te surjan,
a lo largo de tu día,
acerca de cómo hacer algo mejor,
de cómo incrementar
eso que te da esperanza,
uno de esos momentos que quieres
para mejorar,
hacer, o cambiar algo.
Esas preguntas comienzan a orillarte
hacia el confort,
al tratar de averiguar qué querrás
hacer a continuación.
Ahora, cuando esas preguntas
y esperanza salen a flote,
lo que sucede es que comienzas
a explorar:
"¿Qué puedo hacer? ¿Cómo puedo aprender?"
y a definir esos proyectos.
Y bien, para algunos, la escuela
es el riesgo que toman,
se mueven en ese entorno,
pero para otros, la pregunta es,
"¿Tendré que construir algo?"
¿Viajar o hacer un proyecto
de investigación?
¿O solo tratar de trabajar
con un experto en la materia?
Mientras más específico sea el proyecto,
más parámetros, más períodos
y tiempos de entrega,
más otras personas podrán
ver lo que haces
y los podrás invitar a participar,
lo cual nos lleva a lo segundo,
que necesitas traer más gente,
necesitas invitar a otros a aprender.
No es un proyecto a solas.
Habrá momentos en los que
no sepas qué hacer,
y necesitaras ayuda
de los otros.
Durante el año bisiesto me encontré
no solo en la necesidad de compañía
para permitirme trabajar con ellos,
para aprender y para crear con ellos;
Necesitaba que mi comunidad
me guiara por momentos
cuando me estancaba,
o apoyo emocional.
Incluyendo a todos
desde mi familia, mi madre,
hasta mentores y amigos.
Esta foto, su historia, no es acerca
de cómo entré a la zona de pánico.
La historia de esta foto
es que alguien la tomó.
Estaban en el cuarto conmigo, ¿cierto?
Ellos fueron quienes me sacaron
de la zona de pánico
hacia la del aprendizaje,
y me ayudaron a terminar
al final de ese año.
Ahora, pienso que hay algo más
para la comunidad
que solo apoyo emocional.
Creo que se convierten
en nuestro público,
quienes validan y celebran
lo que aprendemos,
lo que nos lleva a la tercera corazonada:
¿Cómo compartimos nuestros proyectos,
las cosas que aprendemos y hacemos?
Para mí, durante ese año,
no fue nada más que un blog semanal,
una gaceta mensual, y a fin de año,
crear un libro y una presentación,
pero tú, tú no necesitas
un librote o un escenario.
Lo que necesitas son puntos
de control regulares,
en dónde la gente pueda ver
en lo que trabajas,
que te pueda retroalimentar
y celebrar cuando termines.
Descubre. Invita. Comparte.
Así que, no fui al posgrado,
pero diseñé uno de los capítulos
más transformadores de mi vida.
Mi zona de confort se expandió,
pero, lo más importante,
es que aprendí a navegar entre
el confort, hacia el aprender
y a empujarme al borde del pánico.
Bien, 2016 es de hecho
otro año bisiesto,
y me parece que en portugués
le llaman "ano bissexto",
en donde hay un día extra,
y existe un nombre para ese año,
Y somos curiosos:
¿Qué pasaría si en el 2016 la gente
decidiera diseñar su proyecto,
para ir del confort al aprendizaje,
diseñar un salto, grande o pequeño?
Y si así fuera,
ya sea que estés en secundaria,
universidad o trabajo,
cualquiera que sea el salto que tomes,
¿qué sucedería con el aprendizaje?
¿Qué le sucedería a la educación
cuando nos demos cuenta que podemos
crear y diseñar el aprendizaje,
con tan solo dar algunos saltos?
Así que, ¿qué salto darías?
(Aplausos)