-CHRISTIAN MARCLAY: Probando, uno, dos, uno, dos. ¿Se me oye? -HOMBRE: Sí. -MARCLAY: Yo hablo bajo. Pero parece como si el sonido rebotase, espero que estés conforme con el sonido. Estaba experimentando con discos, fundiéndolos en la cocina. Y, eh, los vapores, creo que me afectaron. Esa noche, me fuí a la cama y soñé con que me comía un disco. Sentí muchas nauseas. Y pensé: "podría hacer un vídeo de esto". Me gustaba la música, físicamente. Adoraba ir a clubs y oir música muy alta. Tan alta que, ya sabes, se apoderaba de tu cuerpo. Ahora que estoy medio sordo lamento haberlo hecho. Pero el sonido, contemplado como objeto, era algo fascinante para mi. Mis influencias como DJ provienen más de Musique concréte o de John Cage. Me interesaba más lo conceptual. En los 80 tuve una banda llamada The Bachelors Even. Eramos un duo, mi colaborador era un guitarrista, Kurt Henry. Fue ahí cuando empecé a usar discos. Grababa discos rayados y los reproducía en bucle con casetes en el escenario. Hicimos muchas acciones destructivas; rompíamos cosas por el sonido que hacían. El punk rock fue muy liberador. Ya sabes, esa gente actuando sin tener formación. La combinación de punk rock y performance fue lo que me permitió hacer música. Mi círculo estaba compuesto por bailarines, músicos, pintores, escultores, performers del East Village, todo era colaboración y creatividad a menudo. Me mudé a Londres con mi esposa. Necesitábamos irnos de Nueva York. Con los años, he hecho muchas cosas. De niño siempre elaboraba collages. Y sigo siendo el mismo, siempre cortando y pegando. Mi obra es bastante ecléctica. Si hago algo nuevo, me emociono: un día puedo usar una impresora, o hacer collages con película o notaciones gráficas. Creo que es importante descubrir usando el saber de otras personas. Lo que más me ha gustado de la música toda mi vida es que es colaborativa. Entonces, el nexo de mi obra quizá sería el sonido. Y, al ser un concepto tan amplio, el sonido me permite usar soportes muy diferentes. El video, como incluye imagen y sonido, es ideal para mí. Ahora todo es muy sencillo. Con un IPhone puedes grabar, editar y enviar tus videos. ¿Cuelgas éste y yo cuelgo aquel? Ya veo, sí. De lo contrario, todo la instalación... El proyecto con Snapchat surgió de improviso. Para mí fue una oportunidad de usar tecnología actual. La tecnología no es lo mío. No se me dan bien los ordenadores. Como no uso redes sociales, no sabía qué era Snapchat. Tuve que investigar y averigüé que se envían 3.500 millones de Snaps al día. Eso simplemente me alucinó. Quería cambiar el énfasis, trasladarlo de la imagen al sonido. Parece que hoy hay más actividad. Nos está hablando. Me gusta cuando se activan todos. Sí. Así logramos un efecto coral. Sí. Ahora vamos a un Snap por frecuencia, ¿verdad? Llegaremos a mil por frecuencia y la sensación será mucho mejor. Los técnicos de Snapchat son increibles. Los algoritmos que crearon me permitieron encontrar lo que buscaba. ¡La gente va a flipar con esto! -Yo creo que sí. Al final realicé 5 instalaciones sonoras diferentes, la mayoría interactivas, basadas en Snapchats públicos. La que me llevó más tiempo se llamaba "All together". Donde hubiera empleado quizá 10 tocadiscos, aquí instalé 10 IPhones y creé una mezcla de 4 minutos de Snapchats. Para mí, lo interesante es que esto es un nuevo tipo de comunicación. La gente crea su propio lenguaje con imágenes y sonido y, claro, para mí es interesante porque aborda la imagen y la imagen siempre me ha interesado mucho, aunque lo esencial en mi obra sea el sonido. Con los años, he colaborado con muchos músicos y siempre me ha intimidado lo mucho que sabían y sus años de experiencia. Pero siempre me han animado en el sentido de que les interesaba mi estilo de hacer las cosas. No sé leer ni escribir música, así que tuve que inventar mis propios métodos. Mi última representación se llama "Investigations". Es una serie de fotografías encontradas, recortadas para mostrar las manos de varios pianistas. Quería mostrárselas a gente que supiera leer música. Y que imitaran las poses. Es una superposición de varias acciones. Me gusta aprovechar el potencial de las imágenes para crear música. Adoro las onomatopeyas porque son palabras e imágenes al mismo tiempo. No se puede separar la palabra de la imagen. Es un modo muy expresivo de plasmar una palabra. Una notación es realmente una partitura abierta. Mis notaciones pueden ser fragmentos de cómic o de fotografías. Me gusta la idea de que una imagen pueda sugerir un sonido mejor que una nota musical. La selección del intérprete es crucial. Es casi como elegir un instrumento. Para el rollo de manga, compré muchos ejemplares, los traduje y los recorté. -Creo que está bien. Sí. -Puedo poner más si lo quieres más transparente, pero creo que así se ve. -No, creo que así está bien. -Vale, genial. Nunca me había interesado la impresión Y ya he trabajado con varios estudios. En Tampa trabajaba con Graphicstudio, pero cuando me mudé a Londres me quedaba algo lejos. Conocí los mangas cuando viajé por Japón y, en el metro, veía a todo el mundo leyéndolos. Allí es algo muy popular. La veta de la madera retrotrae al expresionismo. Me pareció apropiado porque el collage está hecho de fragmentos recortados y encolados. Recuerdan a "El grito" de Edvard Munch, con esas líneas concéntricas, que parecen sonido que realmente sale de la boca. La exposición en Paula Cooper trataba de la ansiedad con la que vivimos actualmente y que es de tipo político. Si superpones 48 películas bélicas unas sobre otras, se genera cacofonía y no puedes seguir la narración. No es un video agradable. El sonido se vuelve agresivo, un bucle que no se detiene. Para mí, esta visión de túnel del vídeo es otro modo de plasmar la frustración que todos sentimos actualmente. Quiero hablar sobre la vida cotidiana y sobre las cosas que nos rodean a todos. La primera vez que vine a Londres, cada día era un festín visual porque miraba las cosas de un modo diferente. De camino a casa desde el estudio, saco muchas fotos, aunque ya no sé si mi cámara todavía es mejor que mi IPhone. Hace poco he hecho unas animaciones usando estas fotos, con la basura que me encuentro por la calle. Proyectamos una de chicles en Times Square. Para mí, es una manera de tomar notas. Me gustó devolver a la calle lo que había encontrado en las aceras de Londres. Quiero ser un diletante el resto de mi vida. Ser capaz de cambiar. La calle puede ser un espacio creativo, y también puede ser tu estudio. La cultura visual y el sonido nos afectan subliminalmente. Pero están ahí. Nunca sabes cuándo va a llegar una idea. Puede pasar en cualquier sitio.