Esta pandemia nos ha generado aún más ansiedad a todos. En especial a personas como yo, con problemas de movilidad y de respiración. Sí, da un poco de miedo. Llevo en casa unos dos meses, lo cual no es tan extraño, puesto que en invierno no suelo salir debido a los cambios del tiempo y clima. Sobre todo viviendo aquí, en el Noreste, donde un día puede llover y hacer frío y otro día hacer sol. Así que estoy acostumbrada y otro día hacer sol. Esta situación de mayor ansiedad cambia las cosas. Para todo el mundo en general. Pero, para la gente con discapacidades, es un obstáculo más en nuestras vidas. Y cambia las cosas de forma drástica. Afecta en aspectos como el tiempo de entrega de comida a domicilio o la llegada de servicio analgésicos porque esta situación también afecta a mi asistente de cuidado personal, que se ha puesto enfermo y no puede pasar tiempo conmigo ni ayudarme desde hace un mes. Este tipo de cosas arruina tu día a día. Y retrasan otras cosas para la gente con discapacidades. Quiero que la gente sin discapacidades piense más allá de si mismos. Esto es un problema de todos. Pensad un poco en aquellos más marginados y en la gente con factores de alto riesgo. Podéis ser asintomáticos y seguir con vuestras vidas. Pero podéis contagiar a otros que no tienen esa oportunidad. Pensad en esto y seguid las guías del CDC. Esto sería de gran ayuda. Y quedaos en casa si debéis hacerlo. Y salid solo cuando sea necesario. He podido soportar estar aún más en casa siguiendo una rutina diaria, me levanto, me aseo, hago la cama y luego abro las ventanas y respiro profundamente el aire fresco. Siento que esto ayuda a mi estado de ánimo y a mi salud mental. Y hace que empiece bien mi día. Trabajo también en un proyecto de agradecimiento, lo cual siento que también es importante. Y, cuando estoy muy estresada o nerviosa por lo que pase ese día, pienso en el sabio consejo que siempre me decía mi padre. No te preocupes por las cosas que no puedes controlar. Creo que esto ayuda mucho porque es algo que no podemos controlar. Y si puedes controlarlo lo puedes hacer. Como lavarte las manos, tener en cuenta quién entra y sale y limitar el número de visitas. Doy gracias de tener ayuda. Mi madre y mi hermana viven cerca de mí. Y mi hija no vive muy lejos. En mi casa solo estamos mi pareja y yo. Cuando vienen porque necesito algo, sé que me van a ayudar. Este tipo de cosas son las que me mantienen a flote y a mi ansiedad a raya. Vivo día a día, porque podemos conseguirlo. Podemos conseguirlo juntos. Yo puedo. Tú puedes. Todos podemos. Y solo hay que pensar en ello.