Guau.
Lo que quiero hacer, si puedo,
es compartirles un método
simple pero poderoso,
basado en la neurociencia,
para convertir las experiencias pasajeras
en una estructura útil y duradera
dentro de nuestro cerebro.
Es decir, transformar experiencias
en la felicidad o en la resiliencia,
o en la fortaleza interior
que queremos tener.
Me topé con este método
cuando estaba en la universidad,
Pero para explicar el contexto,
debo llevarlos un tiempo atrás,
a una niñez llena de altibajos.
Crecí en un hogar con amor,
buenos padres, una familia sólida,
empecé las clases bien chico.
Con mi cumpleaños al final
del año lectivo, me salté un grado.
Y combinado con un temperamento
un tanto tímido y torpe,
se imaginan, delgado con lentes, el último
en ser elegido; un buen partido.
Todo eso me llevó
a experimentar situaciones
en las que me sentí rechazado o minimizado
por los otros chicos de la escuela.
Lo que me pasó fue algo muy pequeño
comparado con lo que le pasa,
desafortunadamente, a tantos otros
pero todos tenemos la misma necesidad
de sentirnos cuidados y amados.
Somos los seres más sociables del planeta.
Mientras evolucionamos en el Serengeti,
el exilio era una sentencia de muerte.
Las causas tienen efectos.
Y si no conseguimos los suministros
que necesitamos, poco a poco,
es como si viviéramos
sólo a base de sopa ligera.
Podemos sobrevivir, podemos lograrlo,
pero algo falta,
hay como un vacío en el interior.
En mi caso,
(esperemos que esto funcione; sí.)
acabé teniendo muchos sentimientos
y pensamientos negativos.
Luego fui a la universidad.
Y comencé a notar algo
realmente poderoso e interesante.
Ya saben, algo pequeño,
algo bueno sucederá
Tal vez una chica
me sonría en el elevador,
Un chico podría lanzarme
el balón en un partido y decir:
"Buena atrapada, Hanson" estuvo muy bien.
O los chicos me invitarían a comer pizza,
Ya saben, cosas básicas de todos los días.
Y así tendría una experiencia, ¿si?
Me sentiría un poco incluido,
o un poco apreciado, un poco querido.
Luego, la cuestión es
qué hacer con esa experiencia.
Si la trato como usualmente lo hago,
que sería casi como ignorarla,
Ya saben, pasarla por alto,
me seguiría sintiendo solo e inadecuado.
Pero comencé a notar
que si hacía algo diferente,
Si permanecía ahí
por unos cuantos segundos,
sentía como si algo
estuviera viniendo a mí gradualmente
algo realmente bueno.
Y comencé a sentirme mejor y mejor,
Y más seguro de mí mismo.
Cada vez que hacía esto,
no era un momento extraordinario,
tuve un par de esos
por otros medios, pero…
(Risas)
Las cosas buenas
fueron aumentando con el tiempo.
Y ahora, muchos años después,
como neuropsicólogo,
comencé a entender
qué era lo que estaba haciendo.
No estaba cambiando mi mente,
estaba cambiando mi cerebro.
Eso es porque,
como decimos los neuropsicólogos
"Las neuronas que disparan
juntas, se conectan".
Estados mentales pasajeros
se vuelven rasgos neuronales duraderos.
Poco a poco, estaba
conectando estos recursos
dentro de mi cerebro
y por lo tanto, dentro de mi vida.
Hay muchos ejemplos
del modo en que la actividad mental
puede cambiar la estructura cerebral.
Por ejemplo, los taxistas en Londres,
al final de su entrenamiento
desarrollan un cerebro más grueso
en una parte clave llamada hipocampo,
encargada de la memoria visual-espacial.
En otra clase de ejemplo,
¿Alguien de aquí sufre de estrés?
A veces, ¿si?
Bueno, si a veces experimentamos estrés,
éste libera cortisol en el cuerpo
y llega hasta el cerebro.
El cortisol estimula gradualmente
la alarma del cerebro, la amígdala,
para que suene más fuerte y más rápido
y el cortisol debilita y mata
a las neuronas en el hipocampo,
que además de encargarse
de la memoria visual-espacial,
relaja a la amígdala
y al estrés por completo.
Así que esta experiencia mental de estrés,
en especial si es crónica
y de moderada a severa,
cambia gradualmente
la estructura del cerebro,
y así nos volvemos progresivamente
más sensibles al estrés.
La mente puede cambiar al cerebro
para cambiar la mente.
Es muy valioso saber esto
porque las fuerzas interiores,
volviendo al principio de mi historia,
esa fortaleza interior que queremos:
felicidad, emociones positivas,
determinación, amor, confianza,
las virtudes, las funciones ejecutivas,
todo eso se construye fuera del cerebro.
La cuestión es cómo hacer
para que ingresen al cerebro.
Lo más interesante
es que la mayoría de los atributos
de la mente y el corazón
que nos ayudan a lidiar con la vida
y con los momentos difíciles,
y tenemos muchos de esos
en nuestro interior para dar a los demás,
la mayor parte de esa fortaleza interior
se construye a partir de
experiencias positivas de esa fortaleza.
Si quieren sentir
más confianza en sí mismos,
deben experiementar más situaciones
de logros y superaciones.
Si quieren tener un corazón más afectivo,
practiquen momentos de compasión
o bondad con los demás.
El problema es que para que
estas experiencias ingresen al cerebro,
debemos superar la tendencia negativa
que está programada en el cerebro.
Esta tendencia negativa significa
que el cerebro es muy bueno
en aprender experiencias negativas
pero muy malo
para aprender las positivas.
Es decir que las buenas experiencias
rebotan y quedan fuera del cerebro
a menos que hagamos una cosita,
que les contaré en un momento;
mientras tanto, las malas experiencias
se absorben de inmediato.
La razón de esa tendencia negativa
es que nuestros ancestros debían prestar
mucha atención a las malas noticias.
Ya que si sobrevivían
debían recordarlo para siempre, ¿no?
"El gato escaldado huye del agua fría".
Hoy en día experimentamos
situaciones así de manera habitual
piensen en la relación que tienen
con quienes conviven, trabajan,
duermen, lo que sea.
Digamos que en un día
ocurren diez situaciones con esa persona.
Cinco son positivas, cuatro neutras
y una es negativa.
¿En cuál tendemos a pensar
cuando nos vamos a dormir?
Por eso muchos estudios demuestran
que una buena relación duradera
necesita al menos
una proporción de 5 a 1
de interacciones positivas
sobre las negativas.
Eso nos sirve de moraleja, ¿no?
(Risas)
Bien, esa es la tendencia negativa.
Crea una obstrucción en el cerebro
que genera una debilidad
en nuestros esfuerzos informales
y formales por crecer, sanar,
y desarrollarnos de diferentes maneras.
Ya sea que seas psicólogo como yo
o profesor de meditación como yo,
o entrenador corporativo,
o instructor, o padre,
también soy padre, con mi esposa,
o si estás intentando ayudar
a las personas de algún modo,
solemos ser muy buenos
"en activar" estados mentales positivos
¿Pero podemos ayudar a los demás
a instalarlos en el cerebro?
No lo creo.
Existe una antigua suposición
de que si experimentamos algo bueno
lo absorbemos de algún modo.
¿Qué podemos hacer?
Podemos aprender a interiorizar lo bueno,
para deshacer la obstrucción en el cerebro
y de a poco incorporar buenas experiencias
en el cerebro y en nuestra vida.
Y pensé que podríamos hacerlo ahora mismo,
algo experiencial.
Estamos en el Condado de Marin,
(Risas)
podemos hacerlo.
Lo intentaremos ahora mismo.
Es un poco raro, un tanto
artificial, ¿por qué no?
Sólo hagámoslo.
Los guiaré en esto de manera informal,
luego les explicaré lo que hicimos.
Intenten pensar en alguien
que saben que los quiere.
Puede ser una mascota o varias personas,
puede ser alguien de ahora,
o del pasado, eso no importa.
Estamos intentando
tener una buena experiencia,
una experiencia simple
de sentirnos queridos.
Intentamos que la idea de esta persona
o la imagen o el recuerdo
se convierta en un sentimiento.
Bien, ¿quieren intentarlo?
Y cuando lo empiecen a sentir,
cuando pasen del concepto al sentimiento,
quédense ahí un momento.
Es como una masa crítica
de tiempo, un umbral.
Las cosas que experimentamos
tienen que durar lo suficiente
para ser transferirlas de la memoria
temporal a un almacenamiento duradero,
esto incluye el aprendizaje emocional.
Y mientras tanto, podrán sentir
que esta experiencia ingresa dentro suyo,
la están absorbiendo.
Está hundiéndose dentro suyo,
se sienten amados,
a medida que se hunden en el sentimiento.
Un momento sencillo,
diez, veinte segundos
no van a cambiarnos la vida.
Pero de a poco puede hacer
una diferencia enorme.
Quiero contarles cuales son los pasos
para asimilar las cosas buenas,
son muy simples, incluso inventé una sigla
para que puedan recordarlos.
A nuestra hija se le ocurrió
la última letra de la sigla,
es importante y quiero darle el crédito.
Bien, el primer paso
es tener una experiencia positiva.
Debemos activarla,
hacer que dure y permanezca.
El cerebro es como las viejas grabadoras.
Graba la música mientras toca;
debemos tener una experiencia.
El segundo paso
es enriquecer la experiencia.
Instalar en el cerebro
este estado mental como un rasgo neuronal.
Dejar que dure,
ayudar a que crezca en nuestro interior,
dejar que se vuelva cada vez más intensa,
entregarse al sentimiento.
El tercer paso para internalizar lo bueno
es absorberlo.
Sentir que ingresa en nuestro interior.
Esto prepara
a los sistemas de memoria.
Los sensibiliza para que
se vuelvan más eficientes
para codificar las experiencias
en estructura neuronal.
Y luego hay un paso opcional:
conectar la experiencia positiva
con algo negativo.
Tengan cuidado
porque no quieren que
lo negativo acapare lo positivo
pero si se mantienen
firmes en lo positivo,
gradualmente se irá asociando
con lo negativo,
"Las neuronas que disparan
juntas, se conectan"
y de a poco se aliviará
y se reducirá lo negativo,
hasta incluso reemplazarlo.
Pueden utilizar este último paso opcional,
de conectar lo positivo con lo negativo,
para Uds. mismos, o para sus hijos,
sus clientes, sus estudiantes
u otras personas que quieran,
pueden utilizar este método
para curar viejas heridas o pesares,
ya sea en la adultez o en la niñez,
incluso profundizar aspectos del pasado.
Para resumir un poco,
estos cuatro pasos
forman la sigla HEAL (Curar).
Es un buen modo de recordarlo.
Tener una experiencia.
Enriquecerla para así
instalarla en el cerebro
una vez que se activa en la mente.
Absorberla
y, si quieren, conectarla
para que se vuelva una parte de Uds.
Esto podría sonar un poco difícil,
todos sabemos cómo asimilar lo bueno,
todos sabemos cómo absorber
una buena lección de vida,
las buenas experiencias
con otras personas.
Sabemos cómo absorber estas cosas.
En síntesis, todo esto se reduce,
aquí toda mi verborragia,
en dos palabras:
Tener y disfrutar.
En especial hay que disfrutarlo
para que pueda volverse parte de nosotros.
No se trata de cubrir
verdades negativas.
Paradójicamente,
cuanto más absorbemos lo positivo,
mejor podemos identificar lo negativo
y hacer algo al respecto.
De hecho, se trata de tomar el control
de esta antigua tendencia del cerebro
del siglo XXI, de centrarnos en lo malo
y preocuparnos demasiado por ello.
Cada vez que hagamos esto
no nos va a cambiar la vida.
Pero la acumulación gradual,
a lo largo del día
y en ocasiones especiales,
como en las comidas, antes de ir a dormir,
luego de meditar o hacer ejercicio,
podemos ir construyendo esto
en nuestro interior.
Ya saben, para mí es como
la ley de las pequeñas cosas.
Por lo general son muchas pequeñas
cosas malas las que nos hacen sentir mal.
Y son muchas pequeñas cosas buenas
las que nos hacen sentir mejor.
En el Tíbet usan una frase,
en la cual pienso bastante.
Dice: "Si te ocupas de los minutos,
los años se ocuparán de ellos mismos".
Me resulta muy útil,
¿No lo creen?
¿Cuál es el minuto
más importante de sus vidas?
Es el que sigue.
No podemos hacer nada
respecto al pasado.
Unos minutos en el futuro,
ya empezamos a perder influencia.
Pero el minuto que sigue
es una gran oportunidad para nosotros.
Como cuando fui a la universidad,
o cualquiera de nosotros aquí,
o a lo largo de esta velada,
¿Qué vamos a hacer con el minuto
más importante de nuestras vidas?
Y, en especial,
¿Qué haremos con lo bueno
que podemos obtener de este?
¿Vamos a desperdiciarlo?
¿O vamos a absorberlo
un par de veces al día, o quizás más,
para que de este modo
ingrese en nuestro interior?
Hay una frase budista,
que habla sobre la oportunidad que tenemos
en el minuto más importante
de nuestra vida.
Dice así:
"No te tomes lo bueno a la ligera,
como si fuera algo que no vendrá a tí.
Gota a gota se llena el pote de agua.
Del mismo modo, el sabio
va juntando poco a poco,
hasta llenarse de cosas buenas".
Así que todos nosotros
y el resto del mundo,
podemos ir de a poco
llenándonos de cosas buenas.
Así que, gracias.
(Aplausos).