Estoy muy cómoda sentada aquí. No me malentiendan, mi corazón late tan fuerte que me sorprende que no puedan escucharlo. Hay mucha claridad en mi mente y mi mano está un poco sudorosa. Afortunadamente, no solo estoy familiarizada con estas sensaciones, sino que las disfruto. (Musica) Durante mi carrera como trapecista aprendí a escuchar todas esas sensaciones en mi cuerpo cuyo trabajo más importante es mantenerme con vida. Esta sensación visceral de miedo puede ser parte de la diversión. ¿Por qué pensamos en montar en una montaña rusa, ver películas de terror o en mi caso, volar por los aires? Pero solo será divertido si podemos elegur en esos momentos. Los que disfrutan de las peliculas de terror lo hacen sabiendo que pueden apartar la mirada Cuando me columpio en el aire para atrapar las manos de un compañero en lo alto de una carpa de circo, al final, tengo la opción de soltarme si confío que esa persona me atrapará. Escuchar esas señales es una habilidad vital muy importante y no solo para los adictos a la adrenalina como yo. Si no sabemos escuchar y responder a nuestras advertencias de miedo, corremos el riesgo de ser abrumados por una respuesta al estrés de lucha, huida o congelación. Cuando enseño en el circo veo a mis estudiantes sentir esas sensaciones todos los días, y cuando lo hacen, hay una sola oportunidad para hablar de ellas, para reconocer y confiar en esos sentimientos, incluyendo como decir "no" cuando uno no tiene un buen sentimiento. Es un gran fundamento de comunicación acerca de nuestros cuerpos en otros lugares que no es aterrador o raro. Es normal y esperado. Porque la verdad es que no solo enseño habilidades de circo, estoy enseñando consentimiento. Además de enseñar en el circo, tengo el privilegio de trabajar con cientos de jóvenes cada año en mi papel como educadora de prevención de violencia sexual. Escucho sus historias de primera mano y sé por estadísticas y experiencia que la mayoría de sobrevivientes conocen a sus agresores y los adolescentes experimentas altos índices de violencia entre pareja, aplica a los que tienen una relación. La gente joven quiere saber cómo hablar con su pareja sobre intimidad. Entre más ayudo a adolescentes a entender el consentimiento sexual más siento que aprender aéreo nos ayuda a afrontar la vida en el suelo. Les explicaré a que me refiero con enseñar consentimiento a través del circo. Imaginemos que es tu primera vez en un trapecio. La instrucción usual puede ser algo como, "OK, agarra tus piernas sobre la barra, sube tus manos por las cuerdas, tira para sentarte y no la sueltes". Este enfoque impulsa algo hacia adelante sin verificar del todo con la persona y se centra en lo que quiero de ellos. Les digho cómo mover sus cuerpos y cuándo, independientemente de su comodidad o miedo. Esto crea terror en los principiantes que nunca volverán. Mientras que la forma que hablo con mis estudiantes proporcionan más cuidado a la persona, asegurándome que ellos están totalmente informados, listos, y son parte de la conversación. Adie Delaney: ¿Cómo te sientes con eso? Alumna: muy bien AD: Siento que podrías hacerlo ¿Quieres hacer un intento? Alumna: Está bien. AD: Eso es, sí. AD: pero con la planta de tu pie. Eso es, sí Bien. ¿Cómo se siente? Alumna: Perfecto AD: ¿Perfecto?, bien. Eso es, voy a poner mi mano en tu espalda ¡Eso es! Voy a agarrarme de tu pierna luego voy a poner mi mano aquí. ¿Te sientes segura, si pones tu mano en la barra? Te tengo. ¿Qué tal esto?, ¿bien? Alumna: ¿Sí? AD: Mira, puedo evitar que te balances. ¿Ves? Guau, te tengo. Este tipo de lenguaje, del tipo, "¿Cómo te sientes?" "¿Estás bien con mi mano aqui?" ayuda a los artistas de circo a tener exito. Creo también que reduce el riesgo de accidentes por la confianza de mis estudiantes y por poder actuar en base a lo que ellos sienten en cualquier momento. Esta especificación es requerida después en la vida cuando alguien quiere intimidad sexual, pero porque no es una parte normal de nuestras interacciones, también puede hacernos sentir raros, y la gente puede pensar, es más fácil decir menos. Pero decir menos puede guiarnos a la ambigüedad, problemas y potencialmente, abuso. Claramente no hay un escrito sobre el lenguaje del consentimiento. El tono y las palabras serán únicas para ti. Es solo un ligero reencuadre de nuestro léxico para inyectar elección cada vez que interactuamos con los cuerpos de los demás íntimamente o de otra manera. Por ejemplo, diciendo "Yo" cuando hablo de lo que estoy sintiendo, y preguntas más que declaraciones cuando se trata de otra persona. Cuando se habla de intimidad, registros como "¿Se siente bien?" "¿Te gusta eso?" además de dejar que tu pareja sepa lo que necesitas, quieres y te gusta, nos ayuda a tener experiencias que recordamos con cariño y no tener que arrepentirnos. Necesitamos ampliar nuestra comprensión del consentimiento y empezar a verlo como un verbo, no una palabra. Consentir es un acuerdo activo en curso, no una casilla de verificación para marcarse. Cuando hablamos de gente joven, tenemos una oportunidad de mostrarles cómo se deben comunicar con cuidado con otra persona, verificando y respetando como la autoridad sobre lo que sienten Si normalizamos el consentimiento en todos lados, para cuando alguien este listo para una experiencia sexual, ellos sabrán que está permitido hacer preguntas, detenerse en cualquier momento, y lo más importante, disfrutar mutuamente. Los niños son nuestro futuro y aprenderán cómo dar cariño en la forma que nosotros lo damos. El consentimiento sexual no tiene que ser un asesino del momento o "la charla" tampoco. Como en el circo, puede ser alegre, divertido y emocionante. Nuestras experiencias íntimas no deben ser solo seguras, sino también emocionante como volar por el aire. ¡Gracias!