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Gracias por su generosidad.
Buenos días, querida sangha.
Bienvenidos al retiro de verano
en Plum Village.
Hoy es el 6 de julio de 2014
y estamos en la sala de meditación
Asamblea de Estrellas
en Lower Hamlet, Plum Village.
La plena consciencia es una energía
que podemos generar.
Todos tenemos la capacidad de generar
la energía de la plena consciencia.
Esa energía nos permite estar atentos
a lo que está ocurriendo.
Lo que ocurre en nuestro cuerpo,
lo que ocurre en nuestras sensaciones,
lo que ocurre en nuestras
percepciones, en nuestra mente.
Y lo que ocurre
en torno a nosotros, en el mundo.
Puedes definir la plena consciencia
como una energía
que nos permite darnos cuenta
de lo que ocurre aquí y ahora
en nuestro cuerpo,
en nuestras sensaciones,
en nuestra mente y en el mundo,
que es el objeto de nuestra mente.
En la tradición budista
siempre intentamos recordar
que el mundo es
el objeto de nuestra mente.
Nuestra mente y el mundo
forman la percepción.
Sujeto y objeto de la percepción.
La plena consciencia es la energía
que nos permite
estar en el aquí y el ahora.
Si no estás en el aquí y el ahora,
no puedes saber qué ocurre
en el aquí y el ahora.
Luego la plena consciencia es también
la capacidad de ayudarnos
a estar establecidos
en el aquí y el ahora.
Sabemos que la vida
y todas sus maravillas
solo están disponibles
en el aquí y el ahora.
La plena consciencia nos ayuda
a regresar al aquí y ahora
y entrar en contacto con la vida,
con las maravillas de la vida
disponibles aquí y ahora.
Es muy sencillo.
Así que tenemos una cita.
Con la vida.
(Fr) Tienes una cita con la vida.
Y esa cita sucede
en el momento presente.
Si te pierdes el momento presente,
te pierdes la cita con la vida,
lo que es muy grave.
La próxima vez que alguien
te pregunte si tienes tiempo,
puedes decir: Tengo una cita.
-¿Con quién?
-¡Con la vida!
No quiero perderme esa cita con la vida.
Por eso siempre intento morar
en el aquí y el ahora.
En el aquí y el ahora,
entro en contacto con la naturaleza.
Con los elementos refrescantes,
sanadores, de la naturaleza
que están en mí y en torno a mí.
Porque necesito alimento, curación.
Así que tengo que regresar
al aquí y el ahora
para obtener el alimento,
la sanación que necesito.
Porque toda mi vida he estado
corriendo en busca de algo
en el futuro, en cualquier otro lugar.
Y me he perdido la cita con la vida.
Porque todo eso
me ha enfermado, sufro.
Por eso he de aprender a regresar
al aquí y ahora
para entrar en contacto
con los elementos de la vida
que puedan ser sanadores, nutritivos.
La plena consciencia me ayuda
a regresar al aquí y ahora
y entrar en contacto
con las maravillas de la vida.
La plena consciencia es siempre
plena consciencia de algo.
Cuando bebes tu té,
si te das cuenta de que estás vivo
y de que estás bebiendo tu té,
eso es plena consciencia del beber.
Puedes optar por beber tu té
siempre en plena consciencia.
Si quieres.
Porque al beber así, estás muy vivo,
estás viviendo profundamente
ese instante de vida
que te ha sido dado para vivir.
Me gusta tomar la determinación
de beber mi té en plena consciencia.
Cuando bebo mi té en plena consciencia,
estoy concentrado en mi té.
La energía de la plena consciencia
lleva en sí
la energía de la concentración.
Cuanto estás muy atento a algo,
estás concentrado en ello.
Y si estás concentrado,
empiezas a ver las cosas
en profundidad.
Supón que agarro mi vaso
en plena consciencia.
Como agarro el vaso
en plena consciencia,
estoy realmente aquí.
Me establezco en el momento presente.
Supón que vierto el agua caliente
en mi tetera en plena consciencia.
Tengo concentración.
Esa concentración me permite
ver muchas cosas.
Veo que esta agua procede
de lo alto de las montañas,
de la profundidad de la Tierra.
Así ha podido venir a mí.
De esta manera.
Mientras vierto el té
en plena consciencia,
con concentración,
puedo ver muchas cosas
que aquellos que no están atentos
no pueden ver.
Puedo ver que hay una nube en mi té.
Ayer era una nube flotando en el cielo.
Ahora es
el té.
Por eso, cuando bebo mi té,
veo que estoy bebiendo mi nube.
La nube no ha muerto.
Aunque ya no esté en el cielo,
no ha muerto.
Ya que está aquí
en su nueva forma de manifestarse.
Puedo escuchar a mi té, a mi nube.
Si mi concentración es muy fuerte,
puedo descubrir la naturaleza
de no nacimiento y no muerte
de mi nube.
Sé que es imposible
que una nube muera.
Ya que morir significa que
de ser alguien te conviertes en nadie.
De algo, te conviertes en nada.
Es lo que queremos decir con 'morir'.
Pero si estoy plenamente consciente,
concentrado,
estoy lleno de visión profunda.
Puedo ver que mi nube
no puede morir nunca.
Puede convertirse
en nieve o lluvia o hielo,
pero nunca podrá volverse nada.
Toco la naturaleza de no nacimiento,
no muerte de la nube.
Si sigo, puedo verme a mí mismo
con esa naturaleza
de no nacimiento, no muerte.
Si la verdadera naturaleza de la nube
es no nacimiento, no muerte,
mi propia naturaleza es la de
no nacimiento, no muerte.
Si puedo tocar profundamente
la naturaleza de no nacimiento,
no muerte en mí,
me libero del miedo.
Del miedo a morir,
del miedo de volverme nada.
Luego la plena consciencia
lleva en sí misma
la energía de la concentración.
Y también lleva en sí misma
la energía de la visión profunda.
Plena consciencia,
concentración, visión profunda
son tres energías que podemos generar.
Y esas tres energías tienen el poder
de hacernos sufrir menos
y de ayudarnos a generar
una sensación de alegría y felicidad.
Todos somos capaces de generar
estas tres energías.
Practicar la meditación budista
es generar estas tres energías.
Y todo el mundo puede hacerlo.
Ya desde el inicio de la práctica.
Puedes aprender a beber el té
en plena consciencia,
puedes aprender
a caminar en plena consciencia,
puedes aprender
a respirar en plena consciencia.
Cuando la plena consciencia
está presente,
la concentración y la visión profunda
estarán presentes.
Con plena consciencia,
concentración y visión profunda
puedo vivir muy profundamente
cada instante de mi vida.
No desperdicio mi vida.
Me siento vivo en cada instante.
Y más tarde, no me pesará
el haber desperdiciado mi vida
persiguiendo la fama, el poder,
la riqueza, el placer sensual.
Porque siento la felicidad y la alegría
en cada momento de mi vida.
Esto es gracias al poder
de la plena consciencia,
el poder de la concentración
y la visión profunda.
La primera energía
es la plena consciencia.
En chino se escribe así.
La parte superior del carácter
significa ahora, el momento presente.
Y la parte inferior
significa 'mente'.
Cuando llevas la mente de regreso
al momento presente,
eres plenamente consciente.
Así que la plena consciencia
es llevar tu mente
de regreso al momento presente.
Cuando empiezas a inspirar
en plena consciencia,
traes la mente de regreso al cuerpo.
Lo opuesto a la plena consciencia
es la dispersión, el olvido.
Algunos bebemos el té
y no sabemos que lo estamos bebiendo.
Algunos caminamos pero
no sabemos que estamos caminando.
Todos tenemos un cuerpo
pero lo olvidamos.
Cuando pasas dos horas
ante el ordenador,
puedes olvidar del todo
que tienes un cuerpo.
Tu mente está atrapada
por la computadora.
Dejas a tu cuerpo solo.
En ese momento,
mente y cuerpo no están unidos.
Si no están unidos,
no estás realmente vivo.
Solo estás realmente vivo
cuando tu cuerpo
está con la mente.
En nuestra vida diaria,
el cuerpo está presente pero
la mente suele estar en otro lugar.
Nuestra mente está atrapada
por el sufrimiento del pasado,
o por preocupaciones sobre el futuro
y nuestros proyectos.
Por eso, el cuerpo está en un lugar
y la mente está en otro lugar.
En ese caso,
no hay plena consciencia.
No estás realmente vivo,
no estás realmente presente
en el aquí y el ahora.
Si conoces la práctica
de respirar en plena consciencia,
empiezas a inspirar conscientemente.
Inspirando,
sé que estoy inspirando.
Puedes necesitar 2 o 3 segundos
para inspirar conscientemente.
Inspirando conscientemente,
traes la mente al cuerpo.
Cuando mente y cuerpo se unen
estás en el aquí y el ahora.
Estás plenamente vivo,
plenamente presente.
Eso hace posible
la vida verdadera.
Sentarse, caminar, comer.
Vive en profundidad
cada momento de tu vida.
Así no desperdicias tu vida.
Así que la plena consciencia
es la energía
que nos ayuda a traer la mente
de vuelta al cuerpo
para poder establecernos
en el aquí y el ahora
y entrar en contacto
con las maravillas de la vida
que nos ayudan a sanar y nos nutren.
Smṛti.
Cuando eres consciente,
estás concentrado.
Este carácter significa concentración.
Samādhi.
No son energías separadas.
Si eres consciente,
ya hay algo de concentración.
Podemos decir
que la concentración ya está presente
en la consciencia plena.
Cuando consciencia y concentración
son lo bastante poderosas,
puedes ver manifestarse
la visión profunda.
Prajña.
En la plena consciencia
tienes concentración
y visión profunda.
En concentración tienes plena
consciencia y visión profunda.
Si miras en una, puedes ver
las otras dos energías.
Los practicantes budistas saben generar
estas tres energías
para poder estar plenamente vivos,
plenamente presentes
para vivir la vida en profundidad.
Si practicas
una semana
la práctica de la respiración consciente,
caminar, comer con plena consciencia,
puedes notar que aumenta en ti
la cantidad de plena consciencia,
concentración y visión profunda.
Se hacen mucho más fuertes.
Estas tres energías pueden ayudarnos
a sufrir menos
y nos ayudan a generar
más alegría y felicidad.
Con estas tres energías,
podemos hacer muchas cosas.
Con plena consciencia,
concentración y visión profunda
podemos generar
una sensación de alegría
y generar una sensación de felicidad.
El practicante de meditación budista
es capaz de generar
una sensación de alegría
o de felicidad
siempre que quiera.
Con la energía
de la plena consciencia,
la concentración y la visión profunda.
Un practicante de meditación budista
debería poder generar
una sensación de alegría,
una sensación de felicidad
siempre que quiera.
Eso se hace con la energía
de la plena consciencia,
la concentración y la visión profunda
que generamos al respirar, al caminar.
El mecanismo es sencillo.
¿Cómo crearnos una sensación de alegría
y alimentarnos de esa alegría?
Plena consciencia.
La alegría nace
de la plena consciencia.
Es una frase muy conocida
de la literatura budista.
La alegría que nace
de la plena consciencia.
La alegría también puede nacer
de la concentración
y de la visión profunda.
El mecanismo es simple.
Cuando inspiras conscientemente,
'Inspirando,
sé que estoy inspirando'
pongo la atención
en la inspiración.
Detengo el pensamiento.
Solo estoy atento
a mi inspiración.
Mi inspiración es
el único objeto de mi mente.
Pongo toda mi atención
en la inspiración
y me concentro.
Permito que la plena consciencia
y la concentración estén presentes.
Y de repente descubro
que estoy vivo.
Eso es visión profunda.
Está muy claro.
Al inspirar conscientemente,
sabes que estás vivo,
ya que aquel que ha muerto
ya no respira más.
Tan solo inspira conscientemente
y alcanzas la visión profunda
de que estás vivo.
Y estar vivo es
lo más maravilloso que hay.
Estar vivo. Estar aún vivo
es lo más maravilloso.
Es un milagro.
Inspirando,
sé que estoy vivo.
Es una visión profunda que nace
de la consciencia de la respiración.
Siento que estoy vivo,
tengo un cuerpo.
Puedo tocar las maravillas de la vida
como el sol, la lluvia, la vegetación,
las flores, los ríos, las personas.
Esa conciencia, esa visión
puede ayudarte a generar
una sensación de alegría al instante.
La alegría nace
de la plena consciencia,
la concentración y la visión profunda.
Cuando regresas al aquí y el ahora,
reconoces que hay muchas
condiciones para la felicidad
que ya están disponibles.
Más que suficientes
para tu alegría y felicidad.
Si tomas una hoja de papel
e intentas anotar
las condiciones de felicidad
que ya tienes,
eso es un ejercicio.
Sentado bajo un ciruelo,
anotas todas
las condiciones de felicidad
que ya tienes.
No creo que baste una hoja.
No creo que basten dos hojas.
Tres hojas tampoco son suficientes.
Tienes condiciones más que suficientes
para ser alegre y feliz.
Y la plena te ayuda a reconocer
estas condiciones.
La felicidad puede nacer al instante.
También la alegría.
Ese es el mecanismo
de la alegría y la felicidad.
La plena consciencia,
la conciencia
de las condiciones de felicidad
que ya están disponibles.
Es muy claro.
Supón que practicas:
Inspirando,
soy consciente de mis ojos.
El objeto de tu mente,
de tu consciencia,
son los ojos.
Inspirando, llevas tu atención
a los ojos.
Y descubres que tus ojos
aún están en buen estado.
Algunos hemos perdido la vista
y ya no podemos ver nada.
Tú aún tienes los ojos
en buen estado.
Esa es una gran condición
de felicidad.
Porque tus ojos
aún están en buen estado.
Solo necesitas abrir los ojos
y un paraíso de formas y colores
está disponible.
La naturaleza es tan bella.
Las estrellas, las galaxias
son tan bellas.
Imagina que eres una ostra
que vive en la profundidad del océano.
Nunca tendrás oportunidad
de ver estrellas en el cielo
y las bellas olas
en la superficie del océano.
Pero como tú tienes ojos
aún en buen estado
solo necesitas abrirlos
y el hermoso cosmos
está a tu disposición.
Hay un paraíso de formas y colores
disponible en el aquí y el ahora.
Y puedes tocarlo
porque tus ojos aún están bien.
Tus ojos son solo
una de las condiciones de felicidad.
Descubrirás
miles de condiciones similares.
En tu cuerpo y en torno a ti.
Los franceses tienen una canción
sobre esto:
(Fr) 'A qué esperamos para ser felices'
Por qué tienes que esperar
para ser feliz.
Puedes ser feliz ahora mismo.
(Fr) A qué esperamos para regocijarnos.
Hay mucha sabiduría en esa canción.
Podemos celebrar la vida,
podemos hacer
que la felicidad sea posible
ahora mismo.
Tienes más que suficientes
condiciones de felicidad
para que las disfrutes.
No tienes que correr hacia el futuro
en busca de más condiciones
para ser feliz.
Ese es el mecanismo de la práctica
de la alegría y la felicidad.
Regresar al aquí y el ahora.
Reconocer la presencia
de las maravillas de la vida disponibles,
reconocer el hecho
de que el Reino de Dios
está disponible
aquí y ahora.
De repente, nacen
la alegría y la felicidad.
Ese es el arte de la felicidad.
Puedes crear alegría y felicidad
por medio de la energía
de la plena consciencia,
la concentración y la visión profunda.
Puedes hacerlo.
Se necesita algo de entrenamiento.
Puedes aprender el hábito de ser feliz.
De ser alegre.
Eres afortunado, eres rico,
y crees que eres pobre,
que tienes que rogar
por un poco de felicidad
en otro lugar en el futuro.
Pero de hecho,
eres muy rico.
Tienes a tu disposición aquí y ahora
un tesoro de felicidad.
Incluso el Reino de Dios
está disponible aquí y ahora.
Para aquellos
que practicamos la plena consciencia
el Reino está disponible.
Si no disfrutas del Reino de Dios
aquí y ahora,
es porque has estado
disponible para el Reino.
No es tan difícil estar disponible
para el Reino de Dios.
Tan solo inspira conscientemente,
trae la mente al cuerpo,
y puedes reconocer el Reino de Dios
en cada guijarro, en cada flor,
en cada niño.
Con plena consciencia,
concentración y visión profunda
puedes tocar el Reino de Dios y a Dios
en todo momento.
Ese es el arte de la felicidad.
Emplear la plena consciencia,
la concentración y la visión profunda.
El otro aspecto de la práctica es:
Con plena consciencia,
concentración y visión profunda
puedes manejar el sufrimiento.
En ti hay ira, miedo, desesperación.
Si sabes emplear bien
la plena consciencia,
la concentración y la visión profunda,
puedes reconocer
el dolor, el sufrimiento.
Puedes abrazarlo con ternura.
Puedes dejar que nazca la compasión
y sufres menos.
Al momento.
Hay una forma de sufrir.
Buda sabe cómo sufrir.
Por eso, él sufre muy poco.
Podemos aprender
su arte del sufrimiento.
Si sabes cómo sufrir,
sufres mucho menos.
¿Cómo?
Con la energía de la plena consciencia,
la concentración y la visión profunda
sufres menos que otros.
Aprende el arte
de regresar a ti mismo,
reconocer el sufrimiento,
abrazarlo tiernamente
con plena consciencia,
concentración y visión profunda
y sufrirás mucho menos.
Es bello que sepas emplear
la energía colectiva de compasión
que genera la sangha.
Con plena consciencia,
concentración y visión profunda,
sufres menos, mucho menos.
Y puedes ir aún más lejos.
Puedes hacer buen uso del sufrimiento.
Porque el sufrimiento es útil.
Es como cuando cultivas flores de loto.
Necesitas barro.
Sin barro no puedes cultivar
flores de loto.
Si sabes cómo manejar el sufrimiento,
si puedes manejar el miedo, la ira,
la desesperación,
si sabes hacer buen uso del sufrimiento,
puedes crear muchos
bellos lotos de felicidad.
Un buen practicante es alguien
que sabe cómo hacer
buen uso del sufrimiento
para crear comprensión,
compasión y felicidad.
Por eso, puedes hablar
de la bondad del sufrimiento.
La utilidad del sufrimiento.
Es como el barro.
No debes temer el barro.
Sabes hacer buen uso del barro
para cultivar bellos lotos.
El buen practicante hace lo mismo.
Sabe cómo hacer
buen uso del sufrimiento
y crear comprensión, compasión,
transformación, sanación,
felicidad.
Por un lado está
el arte de la felicidad,
el arte de ser feliz,
y por el otro lado está
el arte del sufrimiento.
Aprendes que si sabes cómo sufrir,
sufres mucho menos.
Y puedes hacer buen uso del sufrimiento
para crear compasión,
comprensión y felicidad.
Al practicar con hermanas
y hermanos en comunidad,
aprendes de esa experiencia
cómo hacerlo.
Por un lado,
aprendes a generar una sensación
de alegría y felicidad,
a nutrirte y ayudar
a nutrir al prójimo.
Por otro lado,
aprendes cómo sufrir
para sufrir menos.
Puedes generar
felicidad del sufrimiento.
Seguiremos mañana, en francés.