Johan se convirtió en multimillonario en su vejez. Una vieja tía dinamarquesa... que había sido una cantante de ópera reconocida en el mundo... le dejó su fortuna a Johan. Cuando fue independiente en lo económico, dejó la universidad. Compró la casa de veraneo de sus abuelos. Un chalet destartalado en una zona silvestre cerca de Orsa. Johan y yo no hemos tenido contacto... de ningún tipo durante muchos años. Nuestras hijas están lejos, incluso lejos de mí. Marta vive en un hogar, hundiéndose en el aislamiento de su enfermedad. La visito de vez en cuando, pero no me reconoce. Y Sara... Sara se ha casado con un exitoso abogado... y se mudaron a Australia donde trabajan en una importante firma No tienen hijos. ¿ Yo? Sigo ejerciendo mi profesión, pero al ritmo que yo elijo. Disputas familiares y divorcios mayormente. He estado pensando que debería visitar a Johan. UNO Marianne pone en acción su plan He estado pensando... que debería visitar a Johan. Y ahora de hecho estoy aquí. Él está sentado allí, en la galería. Y yo he estado aquí parada, observándolo y... esperando, por lo menos diez minutos. Tal vez debí haber ignorado este impulso irracional. Este viaje. De hecho, no soy una persona impulsiva. Pero aquí estoy... Así que debo decidirme: O regreso a mi auto lentamente... o me acerco a él. Por supuesto, podría quedarme aquí un rato más... y dejar que mi confusión cese. Pero no demasiado tiempo. ¡Un minuto más! Este minuto tomándose su dulce tiempo. 33 segundos... 47 segundos... 55 segundos... ¡No! - ¿ Te desperté? - Eres tú, Marianne. - ¡Hola! - No, no te levantes. - Típico, estabas espiándome. - No es cierto. No nos hemos visto en 30 años. ¡32 años! - Simplemente nos perdimos el rastro. - Eso es natural. Primero la gente está junta, luego se separan y hablan por teléfono... - Y finalmente hay silencio. - ¡Es triste! - ¿ Eso fue un reproche? - No, no teníamos nada que decir. Luego, de repente me llamas y dices que quieres visitarme. - No te oí muy entusiasmado. - ¿ Entusiasmado? Dije que no. Aún digo que no. No quiero esto. No. Pero a ti no te importa. - Debía venir. - ¿ Por qué? - No te lo diré. - Te estás riendo. Johan... He viajado 340 km... y me las he arreglado para encontrar tu guarida... en medio de la selva. Ahora que te he visto, besado y hemos hablado; puedo irme. Eso no será suficiente. ¿ Verdad? - Al menos debes quedarte a comer. - ¿ Por qué? Hace una semana, le dije a la Sra. Nilsson... que vendría una ex esposa a visitarme. No puedo decirle de repente que no habrá cena. Enloquecerá. - ¿ Quién es la señora Nilsson? - Agda. Agda Nilsson. ¿ Son pareja? ¡Dios no lo permita! ¿ Viven los dos solos acá en medio de este bosque oscuro? La Sra. Nilsson vive en el pueblo. Viene a limpiar y a cocinar, luego regresa a su casa. - Es religiosa y mezquina. - Entonces no hay idilio. Para ser honesto, le temo a la vieja. Temo que desee casarse conmigo. De todos modos, quédate a cenar. Y ha ordenado el cuarto de huéspedes, así que debes quedarte a pasar la noche. Supongo que debo aceptar. Me cuesta tanto levantarme de esta silla. No, no me ayudes. ¿ Qué sucede, Johan? Intento poner mis brazos alrededor de ti. ¿ Piensas abrazarme? ¡Diablos, Johan! ¡Viejo idiota! - ¿ Y cuántos años tienes tú? - No lo sé, ¿ tú? - 86. - No, no tú, ¡yo! Alrededor de 55. - Tengo 63. - ¿ De veras? ¿ Tantos? Y me han quitado el útero y los ovarios. - ¿ Eso te angustia? - Sí, a veces. Sentémonos en el banco. ¡Es tan hermoso! Donde la belleza se revela... En la vida, en la creación... ¿ Cuál será la fuente, el que da? La Belleza para siempre. - Ignoraba que sabías salmos. - Me enseñó la abuela. Y mi abuelo me premiaba con soldaditos de hierro. Podemos disfrutar de la vista, - tomarnos de la mano... - ¿ Vamos a tomarnos de la mano? - ¿ No solíamos hacerlo antes? - Sí, creo que sí. No lo he hecho desde... He abandonado la costumbre. De veras tienes una vista hermosa. ¿ Puedes ver el chalet del lago desde aquí? Se puede ver el reflejo de la luz, detrás de las rocas. Pasé por el chalet del lago camino aquí. Parece habitado. Podría decirse eso. Henrik está frecuentándolo. Sí, Henrik. Mi querido hijo. El profesor adjunto. - ¿ Finalmente se hablan? - No exactamente. Recibí una breve carta en la que me informa que planeaba ir allí. Él y su hija Karin han estado allí desde fines de abril. No tienen demasiado contacto. Para nada. Una conversación cordial si nos cruzamos. - ¡El gordito Henrik! Debe tener... - ¡61! - ¡Por Dios! - ¡Puedes decir eso! - ¿ Y su hija Karin? - Karin tiene 19. Su madre murió de cáncer hace dos años. - Anna... - Dime. Anna y Henrik estuvieron casados durante 20 años. ÉI no pudo soportar su muerte. Se jubiló antes de tiempo. Oí que estaban felices de haberse deshecho de él. Se sentía maltratado allí. - Como tú, cuando tenías esa edad. - ¿ Yo? No... Ah, sí, me arruinó un poco la pavada del estándar académico Mi doctorado honorario de la Universidad de Michigan... - terminó con eso. - Estábamos hablando de Henrik. Dirige una orquesta llamada "Cámara de Solista Uppsala". Pero también abandonará eso. Debe hacer algo. Creo que está escribiendo un libro. - ¿ Y la hija? ¿ Karin? - Karin también toca el chelo. Hará una audición en el conservatorio este otoño. Henrik le enseña. Se sientan en el chalet con sus chelos todos los días. Puedo decirte que es hermosa. Como su madre. Sí, Bueno... No sé nada sobre nuestras hijas. - Sara está en Australia. - ¡¿Australia?! - Sí, Australia. - Bueno, se las arregló para irse tan lejos. De hecho, recibo cartas y llamados telefónicos. Le va bien. Una buen estudio de abogados, un buen marido. - Sara está contenta con su vida. - ¿ Y la pobre Martha? Martha se va alejando más y más. No me reconoció. No está más consciente, en nuestro sentido, del mundo. Comprendo... - ¿ Y tú? - No me puedo quejar. Aunque a veces, me veo en mi aislamiento voluntario... y creo que estoy en el infierno. Que ya estoy muerto, pero que no lo sé. Pero estoy bien. He plagiado mi pasado ahora que tengo la página de respuestas. No suena muy divertido. Justamente, Marianne. No lo es. ¿ Y quién diablos dijo que la condenación sería divertida? - ¿ Qué dice tu "página de respuestas"? - ¿ Lo quieres saber? - Hice la pregunta, ¿ verdad? - Dice que mi vida fue una mierda Una vida idiota, completamente carente de sentido. ¿ Nuestro matrimonio es parte de tu infierno? - Para ser honesto, sí. - Lamento oír eso. Una vez, un viejo cura me dijo: "Una buena relación tiene 2 componentes: Una buena amistad y un erotismo inquebrantable". Nadie puede decir que nosotros no fuimos buenos amigos. - Buenos amigos. - Por supuesto. - Tú fuiste infiel. - Yo... - Yo también. - Tan triste. - Pero fue hace tanto. - Sigue siendo doloroso. - No para mí. No, supongo que no. - Queridísima Marianne. - Eso dices. Sí, eso digo. Es agradable estar aquí contigo. Tomados de la mano, observando esta hermosa vista. - Sin hablar de cosas dolorosas. - Tú estás tomando mi mano. ¡La cena! La Sra. Nilsson estará furiosa si llegamos tarde Johan, necesito asearme e ir al auto por mi bolso. ¡Esto fue un error! DOS Ha pasado casi una semana ¿ Tú eres Karin? ¿ Quieres hablar con tu abuelo? Tu abuelo y la Sra. Nilsson fueron al dentista. Soy Marianne. Fui esposa de tu abuelo. Estoy de visita. - Lo sé. - Ven, siéntate. Si quieres, puedes ayudarme a limpiar estos hongos. Aquí tienes un cuchillo. Si quieres hablar, hablamos. Si no, podemos estar juntas. Debes conocer a Henrik, mi papá. No podría decir eso. Lo he saludado, pero no lo conozco. - Mamá está muerta. - Lo sé. - Murió hace dos años. - Me lo contó tu abuelo. - Papá se jubiló y se está dedicando a la música. - ¿AI chelo, verdad? Está escribiendo sobre la Pasión de St. John. - ¿ Tú tocas también el chelo? - Espero ir al conservatorio. - Tu padre es el maestro y tú la alumna. - Sí. ¿ Qué sucede? ¿ Conoces la sonata para chelo de Hindemith, opus 25? No sé nada de música. Papá quiere que la toque en la audición. - ¡Es demasiado difícil! - ¿ Y él no cree lo mismo? ¿ Cómo eras tú los días previos al período? Un monstruo premenstrual. Me iba a dormir como un ángel, y me despertaba como un demonio. Mi mente se deshace. Y me cuesta mucho levantarme. Papá es una persona de la mañana. Y yo bostecé. Estábamos trabajando en el cuarto movimiento. Ese maldito Hindemith escribió: "Lebhafte Viertel ohne jeden Audsdruck und stets Pianissimo" - ¿ Sabes? - Parece difícil, de todos modos. Allí me senté con mi mente deshecha y lo intenté. Le rogué que me librara de eso, pero fue imposible. ¡Me hizo tocar la misma parte por lo menos veinte veces! Finalmente dije, muy tranquila. "Esto me importa un bledo". Dije que eso no era una clase sino una tortura animal. Henrik también estaba enojado, pero rió y dijo que debía... intentar el comienzo, donde dice "Lebhaft, sehr markiert... mit festen Bogenstrichen." Estaba tan enojada que no pude. Dijo que lo hacía adrede. Le dije que no tenía habilidad para enseñar; fui injusta. Papá es el maestro más paciente, sensible y atento que existe. Dijo que no tenía que ver con la enseñanza, sino con la voluntad y la disciplina... y que yo era vaga. ¡Que yo era vaga! Luego me levanté y dejé el chelo porque estaba temblando. Dije que era suficiente por el día y que me iba a dar un paseo. Se puso pálido. Nunca lo había visto así. Y dijo: "No te irás de esta sala". Me puse las botas y me dirigí a la puerta. No lo oí acercarse, pero me tomó por los hombros... ¡No te irás! ¡No te irás! Me senté y lloré. Y dije: "Nunca más, nunca más, ...nunca más". Y seguí llorando hasta que me sentí vacía. Luego pensé en venir a ver al abuelo y rogarle que me ayudara a alejarme de ese lunático. Tuve que soportar demasiado. Pero ya está. Ahora ese viejo puede ocuparse de su hijo loco; mandarlo a la granja, denunciarlo a la policía... o matarlo. Luego me di cuenta de que de ahora en más, no sé nada. No sé nada sobre mi vida, qué voy a hacer o ser. Luego me di cuenta de que mamá está muerta, y que ya no le puedo preguntar nada. Tuve un ataque de pena por mí misma y volví a llorar. Debes pensar que soy muy nerviosa, pero no lo soy. - ¿ Crees que Henrik es suicida? - ¿ Si se mataría? En una situación extrema como la que describes... ¿podría lastimarse? Sabes, para ser honesta, no conozco mucho a mi padre. Sólo sé que en el fondo es... bueno. Si no, mamá nunca... Mamá lo amaba, ¿ sabes? Se amaban mutuamente. Y supongo que yo estaba... afuera de ese amor. Eso pienso cuando me doy pena y me aburro con mis novios. ¿ Por qué no puedo experimentar un amor como lo hizo mamá? ¿ Temiste que tu papá se quitase la vida después de su muerte? Nunca pensé demasiado en su tragedia. Pero intenté cuidar a mamá tanto como me dejara. Mamá nunca fue muy habladora. Pero uno de sus últimos días... Siempre estaba medio adormilada por la morfina... Uno de sus últimos días, yo estaba sentada a su lado, me miró y dijo claramente: "Sabes que te amo". "Sabes que te amo, Karin". Mi madre nunca hablaba de esa manera. Papá dijo una vez en broma, esto fue hace mucho tiempo, "Anna nunca dice te amo, pero siempre hace actos de amor". - ¿ Y si regresa el abuelo? - Está bien, tengo otra botella. - ¿ De veras estuviste casada con el abuelo? - ¿ Es tan extraño? Me cuesta imaginarlo. ¿ Qué clase de persona es? Buena pregunta. - ¿ Lo amabas? - Me lo he preguntado toda la vida. - ¿ Era tan difícil? - Estuvimos casados 16 años. Luego nos divorciamos. Él había conocido a otra, una idiota llamada Paula. Yo me volví a casar con un aburrido piloto de planeadores. Un día, tranquilamente se fue volando. Nunca lo encontraron. Por alguna razón, Johan y yo volvimos varias veces. Luego me enteré de que estaba haciéndole el servicio... a otra dama, una verdadera puta. Yo estaba enojada y herida y terminé con él. Me di cuenta, de repente, de que era la mujer y amante más engañada del mundo. Johan era notable y compulsivamente infiel. - Quieres decir que mi abuelo ...era un verdadero mentiroso. Y escribía poemas. Se publicó una colección pero no tuvo éxito - ¿Mi abuelo escribía versos? - Sí, incluso poemas de amor a mí - ¿ Los guardaste? - No. ¿ Pero lo amaste? Yo era terriblemente ingenua. Ahora, supongo que no es posible ser tan, tan infantil... y tan increíblemente sabelotodo como lo era yo. Creo que lo amaba. Completamente y sin reservas. - ¿ Nunca sospechaste? - Ni por un segundo. - ¿ Qué te hizo venir aquí de repente? - No lo sé. ¡Aún lo amas! ¿ No es así? Si tuvieras que ser honesta, Marianne... Oigo decir a la gente que Johan es tal cosa o tal otra, generalmente no son cumplidos. Pero no conozco al Johan del que hablan. Siempre pensé que era bueno. Muy, muy bueno. Era tan fácil lastimarlo, nunca podía defenderse. Creo que Johan... es una persona conmovedora. Es conmovedor. - ¿ Estás llorando? - Sí, un poco. ¿ Estás llorando por el abuelo? - Estoy llorando por Johan y Marianne. - Comprendo. Esto es extraño. Querida... - ¿ Qué harás? - Regresar con Henrik. - ¿ Eso sería inteligente? - No tiene nada que ver con eso. Me quedaré aquí unos días más. Hazme saber qué sucede. Lo haré. TRES Sobre Anna No puede volver a pasar nunca. - Nunca más. - Jamás. Debemos tener una charla seria. Ambos sabemos como son las cosas No hay que resolver nada. ¡Me alegra que sea tan simple! Estaba muerto de miedo. No puedo decirlo de otra forma: Estaba muerto de miedo. - ¿ Comprendes? - Estoy muy cansada. Me voy a dormir. - ¿ Estás dormida? - No. Una vez tuve una situación similar con Anna. Aún no estábamos casados, pero vivíamos juntos. Quizá estaba un poco borracho. Dije barbaridades sobre... la maldita universidad, mis colegas, nuestras condiciones laborales. Y luego sobre mi padre, claro, el viejo desgraciado. Anna no dijo nada. Y eso me irritó aun más. Recuerdo pensar... "¿ En qué está pensando Anna, cosiendo esa pollera?" "¿ En qué está pensando? Tal vez en que Henrik es insoportable". Y luego lo dijo. "Cuando estás así, pienso que no eres el hombre con quien planeé casarme". Luego fue a la sala y comenzó a empacar. Intenté detenerla. No se movió... pero un mensaje pasó de su cuerpo al mío. Decía "Me voy... Te estoy dejando". Luego dije, con una voz que desconocí: "Nadie me deja". "Nadie me deja" "Nadie me da la espalda y me deja... a mí". Me senté en el suelo y pensé: "Se terminó". Cerré los ojos y pensé: "Anna se va y no regresará". Pero luego la oí dando vueltas en la cocina. Estaba haciendo café. Pero no decía nada. Tal vez quería ponerme sobrio. No dijo nada por el resto de la noche; sólo cosió. Anna era callada, de todos modos, nunca hablaba mucho. Pero no necesitábamos hablar; siempre sabíamos... Le rogué me perdonara. Como un niño a su madre: "No volveré a hacerlo". Es justo lo que quiero decirte a ti, pero suena tan ridículo. Cualquier puede decir "lo siento", pero no significa nada. Así que no se dijo nada más esa noche. Se convirtió en una noche... Una noche de distancia. Anna durmió profundamente; yo me quedé oyendo su respiración. La observaba, se veía una luz de la calle por la ventana. La observé por un largo tiempo y me pregunté si en el fondo... sabía cuánto la amaba. Entre Anna y yo, era cuestión de pertenencia, si comprendes. Una pertenencia que era... un milagro. Sé que suena pomposo No hay una palabra mejor. Me dormí hacia la mañana, y cuando sonó el despertador, nos levantamos, desayunamos y charlamos como siempre. Yo fui a una clase y Anna fue a la biblioteca. Esto es una explicación; no una excusa. No tengo excusas. Si me dejas... estaré arruinado, u otra palabra que no existe. Con tiempo, tendrás tu libertad. Irás al conservatorio... y tendrás maestros profesionales y una vida diferente. Para mí también será diferente. Estos meses contigo han sido "un estado de gracia". Para mí, es decir, no para ti. Fue amable de tu parte regresar tan rápido. No sÉ qué decir. Es todo tan complicado. No tenemos que hablar sobre eso. A veces siento que me espera un gran castigo. CUATRO Alrededor de una semana más tarde, Henrik visita a su padre. "Kierkegaard, S. O Un Fragmento de Vida" - ¿lnterrumpo? - Así que eres tú. Tanto tiempo. - ¿ Cómo estás? - Bien, gracias. ¿ Y tú? A los 60 se tienen 6 fallas, a los 70, 7 y así. Es una buena evaluación; claro, depende de tus prioridades. - Me enteré de la visita inesperada de tu ex mujer. - Típico de Marianne. Sabe desde siempre que odio las improvisaciones. - Tal vez pueda verla. - Está juntando fresas. No sé si seguirás aquí cuando ella regrese. - No quiero molestarte. - Gracias por la consideración. ¿ Qué quieres? Necesito 890.000 kronor. Un adelanto de mi herencia. - Vuelves a necesitar dinero. - Lo sé, te debo 200.000. - Que no has comenzado a pagarme. - No te preocupes, te lo devolveré. Estoy seguro de que no volveré a ver ese dinero. Es gracioso considerarlo un "préstamo". Si te causa gracia humillarme, no olvidemos... que no estoy pagando alquiler por el chalet del lago. Hemos estado allí durante 5 meses y no has visto un centavo. Pero pudiste comprar un auto nuevo. Es prestado. El dueño está de viaje. Cuando regrese en Octubre, me quedaré sin auto. - ¿ Cómo va el libro? - Bien, gracias. Es una respuesta exhaustiva. He estado aquí diez minutos dejando que me humilles. Si no necesitara el dinero, me hubiera ido hace rato. Puedes irte ahora. No es para mí. Es para Karin. Está bien... Marianne dijo que discutieron. ¿ Estás intentando lograr que se quede? ¿ Crees que aceptará un soborno? Me pregunto cómo te soportó Anna. No metas a Anna en esto. No oses mencionar a Anna con esa boca. Me agradas más o me desagradas menos cuando usas ese tono. Hay una sana dosis de odio en tu sensiblería. Es así: Hay un chelo que puedo comprarle a Karin; un Fagnola 1815. Es un objeto excelente, casi como un Guarneri. Karin tiene un talento especial, podría ser una gran música. Yo me encargué de su instrucción, pero su talento requiere más. Igual que su chelo. Su chelo alemán es pasable, pero intentará ingresar al conservatorio. ¿ Estás seguro de que es bueno? No sería la primera vez que te engañan. Tiene certificado de autenticidad - y el vendedor es decente. - ¿ Y por eso lo vende tan barato? Es viejo y está enfermo y no puede cuidarlo más. - Dijo que es perfecto para ella. - Qué conmovedor. Papá, ¿ de dónde viene toda esta hostilidad? Habla por ti. Cuando tenías 18, 19 años intenté acercarme. Habías estado muy enfermo y tu madre quería que conversáramos. Dije que sabía que había sido mal padre, pero quería mejorar. Y tú gritaste. Sí, gritaste: ¡¿Mal padre?! ¡Nunca fuiste un padre! Luego dijiste que podías arreglarte sin mis esfuerzos. El odio honesto debe ser respetado; yo lo hago; pero me importa un bledo si me odias. Apenas existes. De no ser por Karin, que gracias a Dios se parece a su madre, para mí no existirías. Aquí no hay hostilidad, lo juro. Dame el nombre y el número del tipo del chelo y yo veré. - Aquí tienes. - Gracias. - ¿ Cuál es tu respuesta? - Te avisaré en su momento. ¿ Puedo retirarme? Me estoy yendo. - ¿ Puedo decir sólo una cosa? - Sólo si debes hacerlo. Ese cuento de un entredicho hace 50 años no es excusa. Pobre Anna. ¿Me pegarás ahora? CINCO Espero no interrumpir. No, acabo de terminar. Practico en las mañanas. La organista está teniendo familia; yo la reemplazo. - Creí que tocabas el chelo. - Tengo un diploma en órgano. En mi época, era astuto tener uno. Había muchas iglesias y pocas orquestas. ¿ Qué estabas tocando? Una sonata de Bach para trío. Primer movimiento. - Era hermoso. - Este es un órgano único de 1728. Nadie sabe cómo vino a parar aquí, al medio de la nada. Hace unas semanas, Karin y yo dimos un concierto aquí. Estaba casi lleno. - ¿ Darán más conciertos? - No tengo tiempo. Karin debe preparar su audición y yo terminar mi libro. Sí, estoy escribiendo un libro. La Pasión de St. John de Bach. Conocí a Karin. Dicen que es talentosa. Es considerada excepcional, no sólo por su papá. - ¿ Tú eres su maestro? - Resultó así. En el conservatorio, tendrá los mejores maestros europeos. - ¿ No será difícil dejarla ir? - Sí. Puede decirse que sí. - ¿ Le tienes mucho aprecio? - Sí. - Lo siento. - No, está bien. - Karin es como Anna. - No se parece a ella. ¿ Qué sucede? Cuando hablo sobre Anna, lloro. Así es. No puedo evitarlo. Hace dos años que murió y sigue doliendo igual. Así es. La vida misma se ha convertido en un ritual. No lo sé, no encuentro palabras para describirlo. Me he convertido en un discapacitado. Así de simple. Minusválido. Karin es todo lo que le da sentido a mi vida. Y bueno... No tendría mucho sentido sin ella. Pienso mucho en la muerte estos días. Pienso: Un día caminaré por el bosque hasta el río. Un día de otoño, con niebla, sin viento. Un silencio absoluto. Luego veo a alguien al lado del portón. Acercándose a mí. Lleva una pollera de gabardina... un cardigan azul... Está descalza y tiene el cabello atado en una larga cola. Y camina hacia mí. Anna camina hacia mí, por el portón. Y luego me doy cuenta de que estoy muerto. Luego sucede algo de lo más extraño. Pienso: "¿ Es así de fácil?" Nos pasamos la vida pensando en la muerte y en lo que le sigue. Y luego es así de fácil. En la música puedo ver una luz trémula. Como en Bach. - Creo que comprendo. - Ven a cenar a casa esta noche. - Somos buenos cocineros. - Gracias, eso me agrada. Debo irme ahora, tenemos una clase. Karin se enfada si llego tarde. - Nos vemos pronto. - Espera, no creo poder ir. - Comprendo. El viejo se enojaría... - No. - ¿ Por qué viniste aquí? - No lo sé. ¿ Eres abogada, verdad? ¿ Puedo hacerle juicio? - ¿ Por qué quieres hacer eso? - Tiene una fortuna y no morirá. Probablemente esté momificado por su propia maldad. Le pedí un avance de mi herencia, pero me humilló. Me encantaría hacerle juicio. No mientras esté mentalmente sano. - No está enfermo en ese sentido. - No, no está enfermo. ¿ Estás aquí para pedirle dinero a una pobre esposa abandonada? No te enojes. Claro que me pregunto. No han tenido contacto durante décadas. No estoy aquí para sacarle dinero. ¿ Están cogiendo? ¿ Lo odias tanto para referirte así a él? Perdóname por profanar este sitio y arruinar nuestra charla. Lo odio en todas las dimensiones de la palabra. Lo odio tanto; me gustaría verlo morir de una horrible enfermedad Lo visitaría a diario para tomar nota de su tormento. Probablemente sea un alma lamentable. Teóricamente. Veo sorpresa y desagrado en tus ojos. Como abogada, deberías estar acostumbrada... a la idiotez y a lo repulsivo del mundo. Adiós, Marianne. Fue amable de tu parte escucharme. A veces creo no estar sano. Sufro tanto todo el tiempo. SEIS UNA OFERTA - ¡Karin! - Hola, abuelo. - Bueno... éste es mi estudio. - No he venido en años. Tú y Anna a veces venían, cuando estaban en el chalet. - Solías fumar en ese entonces. - Sí, tienes razón. Dejé de hacerlo cuando leí la biografía de Freud. Lo operaron 33 veces por un cáncer de boca. - Y aún así no podía dejar de fumar. - ¿ Pero tú estás bien? A menos que veas envejecer como una enfermedad. - Es una hermosa foto de mamá. - La encontré de casualidad. La hice ampliar... Y allí está. Pienso en mamá todos los días. Y sueño con ella en las noches. Creía que el dolor disminuiría. Pero eso no sucede. Pero no duele como al principio, ahora es aquí. Como una parte mía. No quisiera estar sin ella. Puedo decir que la extraño, dolorosamente. No nos veíamos muy a menudo, por Henrik y yo. Anna intentó e intentó. Pero Henrik y yo nunca pudimos... bueno, ya sabes. - ¿ Querías hablarme? - Sí, siéntate. Anoche vino la Sra. Nilsson en persona a traerme una carta. Queriendo decir que papá no debería... Eso estuvo bien. Está en Uppsala con su orquesta. Aquí tengo una carta que llegó hace unos días y te incumbe. - ¿ Has oído sobre lvan Chablov? - Director en San Petersburgo. Estuvo de gira aquí hace poco con la filarmónica. ¡Fantástico! Lo conozco desde mis años en Leningrado. Esta carta es de él. "Johan, mi querido amigo y hermano". "Disculpa que te escriba en mis pobres inglés y alemán," "pero mi excelente secretaria acaba de tener mellizos". "Es muy importante que te escriba, querido amigo". "Y la razón es la siguiente:" "Una noche libre fui a un concierto de una joven música". "Debo decir que estaba sorprendido y feliz". "Una joven violoncelista tocaba... "una suite en solo de Zoltan Kodaly." "Y me sorprendió el talento de esa joven intérprete." - "Su madurez, su habilidad y su coraje". - Bueno, ¡vaya! "La escuela me dio su nombre..." "y me dijo que el padre era su profesor." "Me contacté con él, pero me rechazó en forma descortés," "por no decir arrogante." "Mi querido Johan, sé que tú eres el abuelo..." de esa jovencita." "Y esa es la razón por la que te escribo." "La técnica de la joven es muy riesgosa, algo deficiente;" "y puede resultar en una catástrofe en el futuro". "Soy profesor invitado en la Academia Sibelius de Helsinki," "una de las mejores de Europa." "Tengo buen contacto con el presidente." "Y podemos, después de un examen obligatorio," "darle a nuestra joven chelista una formación de una calidad que su talento evidentemente merece." Por favor, dime tu respuesta lo antes posible. Un abrazo, lván." Bien, Karin, ¿qué dices? Tal vez debería agregar... que me haré cargo de tus gastos mientras lo necesites. Le he hablado a la persona del chelo; le hecho una buena oferta Más de lo que pidió. De modo que si lo quieres, está a tu alcance. Asumiendo, claro, que aceptes la amable propuesta de Chablov. No sé qué decir. Es abrumador. Comprendo que esta carta te pone en una situación. - Le escribiré y le diré que estás... - Halagada. Pero que tu decisión afecta a terceros. - ¿ Terceros? - A tu padre, específicamente. Necesito descansar. Adiós, Karin. Racias por la charla. Marianne solía decir que yo era un miserable juez de la gente. Que yo no entendía las emociones Pero hasta yo comprendo esto: Que tu madre vivió en este mundo... para hacerlo más insoportable. La oscuridad se oscureció aún más... y la luz disminuyó cuando murió Anna. Es difícil para Henrik. Vivir. A pesar de todo. Tú eres como tu madre. Y te aprecio. Katja. - Adiós, Karin. - Adiós, abuelo. SIETE LA CARTA DE ANNA - ¿ Para Henrik de Anna? - La encontré en un libro. El 18 de mayo. Anna... La escribió una semana antes de morir. Me gustaría que la leyeras. No entiendo la letra de Anna. Deberás leérmela tú. Lo intentaré. Toma, bebe un poco de whisky. Mamá se había enterado días antes... de que no le quedaba mucho tiempo de vida. Escribió la carta porque Henrik estaba resfriado... y no le permitían visitarla. Dice: "El hecho de que no puedas visitarme es, tal vez, un alivio para ambos". "Nos entendemos muy bien. Tú abre la puerta." "Yo hago un esfuerzo. Tú haces un esfuerzo". "Pero sigo viendo en tus ojos lo enferma que estoy". Ésta es la parte difícil. - Escribe sobre papá y yo. - ¿ Y eso es doloroso? Sí. Cuando estuviste con ella en el hospital, ¿ hablaron sobre lo que ella escribió? - No, nunca. - ¿ Qué escribió? "Querido Henrik, debo decirte algo de lo que nunca hablamos". "He querido hablarte sobre Karin". "Pero nunca fue necesario porque yo estaba allí". "Luego me enfermé y ya no estuve más allí". "Claro que estaba allí, pero me dejaron de lado". "Tú y yo nos amamos. Estaba segura con nuestro amor". "Pero ningún amor es tan fuerte... como para poder soportar algo devastador como mi enfermedad". "Veo que amas a Karin, pero también que la atas a ti". "Es bueno que hayas sido su profesor, pero hay un límite". "Cuando yo no esté, el límite será confuso". "Sé qué Karin te ama". "Pero no debes usar su amor. La lastimarás". "Eso puede ser una herida permanente". "Es por eso que te pido que la dejes ir". "No debes aprovecharte de sus afinidades". "No te aproveches de ella por ser su auto proclamado profesor. "Queridísimo Henrik". "Eres tan sensible, tan considerado, tan amable". "Lo sé, sin duda, después de tantos años juntos". "Pero debes tener cuidado de no cargar a Karin... con el amor que quede huérfano cuando yo no esté". Sigue, pero no quiero seguir leyendo. No puedo. ¡Duele tanto! ¡Puedo oír la voz de mi madre! Karin... ¿ Por qué te acercaste a mí? - Estás muy involucrada. - Podría decirse eso. - Y tú sabes de los planes del abuelo. - Me lo dijo. No espero que me aconsejes, pero necesito pensar en voz alta Me parece que se me aclararán las cosas si lo hago. Adelante, habla. - Mamá veía. - Sí, creo que sí. Y todo lo que ella advirtió... ha ocurrido. - No puedo aceptar la oferta del abuelo. - ¿ Por qué no? Si abandono a Henrik, ¡morirá! Si lo dejo, morirá... Estoy segura de eso, Marianne... ¡Ya ni siquiera tiene su orquesta! Puede seguir con la música, pero el condado se está reorganizando y papá ya no será parte de la administración; renunciará. No puedo dejarlo. ¡A veces estoy tan cansada de él! Sé todo lo que puedo hacer en el futuro. Pero mamá está muerta, y Henrik no puede ocuparse de su vida. ¿ Cómo crees que viviré con la culpa si algo le sucede? Mi futuro y el de Henrik están entrelazados por ahora. - Por lo menos dices "por ahora". - Sólo para consolarme. - Quiero que sepas que no siento lo mismo que tú. - Lo sé. - El amor de Anna... - Esta carta es el amor. ¿ Verdad? No lo sé. OCHO - ¿ Ya estás de vuelta? - No había mucho que hacer en Uppsala. - Hola, papá. - Hola, pequeña Katja. ¿ Qué es esa partitura? ¡Suites para chelo de Bach! ¡Estás loco! Escucha. Anderberg sugirió que tú y yo... demos un concierto en noviembre. - Es muy difícil para mí. - Tocaremos juntos. - ¿ Cómo juntos? - Como en un diálogo, uno frente al otro. Tú tocarás las partes que puedas y yo tocaré las difíciles. Especialmente el preludio. ¡Será fantástico! - ¿ Qué partes puedo tocar yo? - Las Saraband, por ejemplo. - Lleva una vida dominarlas. - Tenemos tres meses. - ¿ Y mi audición? - Ya casi estás lista. Y a los estudiantes les dan permiso para dar conciertos. He hablado con Börtz. Nos vendrá bien a los dos, ahora que no tengo la orquesta. Ya ni seré el primer violín. - ¡Papá! ¡Debes estar furioso! - Tal vez. Pero ahora tendré más tiempo para ti. - Puedo ayudarte mejor. - Sí, claro. Eso no suena muy alentador. Hola, Katja, cariño. Tengo la sensación de que viene una discusión. - ¿ Qué sucede, Katja? - No lo sé. Es decir, creo que sé, pero no sé cómo... Sé que has hablado con tu abuelo. - Y con la perra, digo Marianne. - Sí. - Veo. Lo hicieron hermosamente. - Debo decidirme. - Creí que ya lo habías hecho. - No, tú lo has hecho. ¿ Es así? Quiero decir, ¿ eso has estado pensando? Papá... No me he molestado en pensar. Pensé, "Papá sabe lo qué es mejor para mí". Tal vez ya has tomado alguna decisión. ¿ Verdad? ¿Aceptarás la oferta de tu abuelo? - ¿ Leíste esto? - Lo hice. - ¿ Leíste la carta que me escribió mamá? - Habla de mí. ¡Pero era para mí! Y tú la lees. Así nomás. ¿ Y crees que está bien porque habla de ti? Si vas a ponerte así, no tiene sentido hablar al respecto. Lo siento, lo siento. - ¡Dije que lo siento, maldición! - ¡¿ Por qué dices que lo sientes?! ¿ Nos ponemos a trabajar? ¿ O hay algo más? Papá... Será doloroso. ¿ Para ti o para mí? Puede sonar estúpido, pero tu tono me asusta. Estoy decidida. Por primera vez en la vida es mi decisión. - ¿ Pero estás triste? - Sí, estoy triste. Si me hubieras dicho que tenías esa carta de mamá... Si me hubieras dejado leerla, tal vez podríamos haber... Nunca me dijiste... Debiste decirme... - Bueno, las cosas son así. - ¿ Cómo? La semana que viene me voy a Hamburgo con Emma. Ella y yo iremos a una escuela para jóvenes músicos de orquesta En octubre vendrá Claudio Abbado e iremos a Munich. Es para jóvenes de toda Europa. No puedes tener más de 22. Abbado trabajará con nosotras 6 semanas y daremos 4 conciertos Emma hizo un video. Lo envió al comité de admisión, en broma... Tocábamos Brahms. Emma y yo recibimos una carta... en la que dice que la escuela nos acepta. Que somos bienvenidas. Y que... Eso es exactamente lo que quiero hacer. Y es exactamente lo que he decidido hacer. ¿ Y el conservatorio? - ¿ Cuánto dura el curso de Hamburg? - Dos años. Luego hay una pasantía paga en una orquesta alemana o austríaca Tres años. - ¿ Cómo planeas financiarlo? - Tengo mi herencia. - Has estado pensando mucho. - Le dije a Emma que era inútil. Que tú ya habías decidido. Dios... Ay Dios... Pero papá, no quiero... No me considero una solista. Quiero tocar en una orquesta, ser parte de un esfuerzo común. No sentarme en el escenario, sola y expuesta. No quiero que terceros me digan que no soy suficientemente buena Quiero decidir sobre mi propio futuro. Quiero una vida simple. Quiero estar... en casa. Vivir una vida común. No ser una pobre sustituta de mamá... y recibir tus elogios de lo que no soy. Tienen que terminar. Y ahora se terminó. Por lo menos, dale el final perfecto. ¿A qué te refieres? ¿ No te gustaría tocar la quinta Saraband? - ¿Ahora mismo? - Sí, por favor. NUEVE MOMENTO CRUCIAL Está aquí. Gracias. - ¿ Puedo preguntar quién era? - Del hospital. Henrik intentó suicidarse. Con pastillas. Luego se cortó los brazos y el cuello con una navaja. Está en terapia intensiva. Llama a este número y pregunta por la enfermera Ingegerd. - Dios. - Lo encontraron a último momento. Una tal Sra. Berg pasaba por el chalet... - y vio una persona desnuda en el suelo. - Dios. La puerta estaba sin llave. Intentó despertarlo, pero estaba inconsciente. Y sangrando. La ambulancia llegó en 20 minutos. - Dios mío. Debería llamar a Karin, pero está camino a Hamburg. Henrik falla sistemáticamente en todo. Ni siquiera puede matarse. - Di algo, por Dios. - ¿ Quieres que responda a eso? - Lo que sea. Di algo que te surja por una vez. - No puedes. A veces actúas como un personaje olvidado... de alguna estúpida película vieja. - No eres real. - No me digas. - Ahora mismo... no, dejémoslo. - No, continúa. ¿ De dónde sacaste todo ese desprecio? No recordaba que fueras así. - ¿ Desprecio? - ¡Sí! No lo sé. Si desprecio a alguien es a mí mismo. No lo sé. Nunca lo pensé así. - ¿ Y ese pobre muchacho? - ¿Muchacho? Ah, Henrik. Tal vez se dio cuenta de que se parecía a mí. Nunca fui como él. Siempre tan ridículo. Obeso y sumiso. Me rodeaba con un amor pegajoso. Admito que ignoré ese amor. Era tan dedicado como un perro. Quería patearlo, metafóricamente - ¿ Qué sucederá ahora? - ¿ Cómo le afectará a Karin? - Se culpará a sí misma. - Debió haberlo pensado. - ¿ Crees que regresará a casa? - No lo sé. - ¿ Hablarás con ella, verdad? - Si la encontramos. Te contrataré como mi agente. ¿ Cuánto cobras? El dinero no es problema. Mientras guardes su culpa en una caja fuerte. ¿ Y si viene? Le tiene tanto aprecio a ese desgraciado. - ¡Eso sería un desastre! - Sí, eso creo. ¿ Qué puedo decir? Yo estaba tan cerca de Anna. Fue terrible cuando se fue. Para mí también. Aunque yo estaba en la periferia de la catástrofe. Es incomprensible que Henrik... haya tenido el privilegio de amar a Anna. Y que ella lo amara. - Estás sonriendo irónicamente. - No. No estoy sonriendo. Estoy intentando no llorar. No tienes porqué llorar. Sí, tengo, pero no pienso dar explicaciones. DIEZ LA HORA ANTES DEL AMANECER Marianne. ¡Marianne! Lamento despertarte. Está bien. Me volveré a dormir. - ¿ Qué sucede? ¿Johan? - No lo sé. - Creo que es angustia. - ¿Angustia? ¿ Qué quieres decir? - ¡Ya veo! ¡Estás triste! - No estoy triste... Es peor. Es una angustia infernal. Más grande que yo. Está intentando abrirse paso por cada orificio de mi cuerpo; mis ojos, mi culo. ¡Es como una gigantesca diarrea mental! Soy demasiado pequeño para mi ansiedad. ¿ Le temes a la muerte, Johan? Más que nada, quisiera gritar. ¿ Qué se hace con un bebe que no acepta ser consolado? - Ven, recuéstate a mi lado. - No hay lugar. - Hemos dormido en camas más pequeñas. - No podremos dormir. No tiene importancia. No, en los últimos días de nuestras vidas. Debo quitarme mi camiseta. Está húmeda por mi descompostura Adelante. Quítatela tú también. Sí Vamos, Johan. Ven aquí. Así... Recuéstate. - Buenas noches, Marianne. - Buenas noches. ¿ Puedes explicarme por qué apareciste aquí? - Pensé que me estabas llamando. - Nunca llamé a nadie. - Lo tenía en la cabeza. - Qué extraño. Entiendo que no lo comprendas. - ¿ Cuánto tiempo te quedarás? - Tengo un caso el 27. - ¿ De noviembre? - De octubre. - Buenas noches, otra vez. - Buenas noches. Tal vez te preguntes cómo resultó. Me quedé con Johan hasta principios de octubre. Nuestro tiempo juntos fue placenteramente relajado. Casi nunca hablábamos de temas más sensibles. La última noche celebramos. Nada del otro mundo, pero suficiente. Prometimos mantenernos en contacto. Creo que incluso fantaseamos con un viaje a Florencia... la siguiente primavera. El viaje nunca se hizo, por supuesto. Pero hablábamos por teléfono los domingos. Luego, un día respondió la Sra. Nilsson. Dijo que Johan no podía recibir llamados, pero que me escribiría. Pregunté si estaba bien; dijo que sí, por lo que veía. Sólo estaba cansado y que escribiría. Por supuesto, nunca recibí una carta. Yo le escribí, pero no recibí respuesta. Luego no supe más nada. Las cosas siempre están bien para mí. En orden. Todo en su lugar. Tal vez estoy un poco sola, no lo sé. A veces... pienso en Anna. Me pregunto cómo manejó su vida. Cómo hablaba... Cómo se movía... Su mirada... Esa sonrisa casi irreal. Los sentimientos de Anna. El amor de Anna. Bueno... Me sucedió algo que tal vez tenga que ver con esto. Cuando regresé, visité a mi hija Martha en el sanatorio. Pero pensé sobre el hecho enigmático... de que por primera vez en nuestra vida juntas... me di cuenta... sentí... que estaba tocando a mi hija. Mi niña.