Alrededor del mundo,
aproximadamente 60 millones de personas
han sido obligadas a abandonar su hogar
para escapar de la guerra, la violencia
y la persecución.
La mayoría de ellas se han convertido
en personas internamente desplazadas,
lo que significa que han huido de su hogar
pero permanecen en su propio país.
Otros han cruzado una frontera y
buscado refugio fuera de su propio país.
Se les conoce comúnmente como refugiados.
Pero, ¿qué significa este
término exactamente?
El mundo ha conocido refugiados
durante milenios,
pero la definición moderna fue redactada
en la Convención de la ONU de 1951
sobre el Estatuto de los Refugiados
en respuesta a los desplazamientos
masivos de la II Guerra Mundial.
Esta define a un refugiado como alguien
fuera del país del que es ciudadano,
que no puede regresar a su país de origen
debido a un miedo fundado
a ser perseguido.
Esa persecución puede ser por motivos
de raza, religión, nacionalidad,
pertenencia a un determinado grupo social,
u opinión política,
y se relaciona a menudo
con guerra y violencia.
Aproximadamente la mitad de refugiados
de todo el mundo son niños,
algunos de ellos
sin compañía de un adulto,
una situación que les hace especialmente
vulnerables a trabajo infantil
o explotación sexual.
La historia de cada refugiado
es diferente,
y muchos deben embarcarse en peligrosos
viajes hacia destinos inciertos.
Pero antes de entrar en detalles
sobre su viaje,
aclaremos una cosa.
Hay mucha confusión con
la diferencia entre los términos
"migrante" y "refugiado".
"Migrante" se suele aplicar a personas
que abandonan su país
por motivos ajenos a persecución,
como buscar mejores
oportunidades económicas
o abandonar áreas azotadas por la sequía
en busca de mejores circunstancias.
Hay mucha gente alrededor del mundo
que ha sido desplazada
debido a desastres naturales,
inseguridad alimentaria,
y otras dificultades,
pero la ley internacional,
con razón o sin ella,
solo reconoce como refugiados a aquellos
que huyen del conflicto y la violencia.
¿Qué ocurre cuando
alguien huye de su país?
La mayoría de las travesías de refugiados
son largas y peligrosas
con acceso limitado a refugio,
agua, o comida.
Ya que a veces tienen que partir
de pronto, sin esperarlo,
sus pertenencias a menudo quedan atrás,
y la gente que escapa de la guerra no
suele tener la documentación requerida,
como un visado, para subirse a un avión
y entrar legalmente en otro país.
También es posible que factores económicos
y políticos les impidan viajar
por los cauces habituales.
Esto significa que normalmente solo
pueden viajar por tierra o agua,
y tengan que confiar
sus vidas a contrabandistas
para cruzar las fronteras.
Mientras que algunos buscan
seguridad en sus familias,
otros viajan solos y dejan
a sus seres queridos atrás
con la esperanza de reunirse más adelante.
Esta separación puede ser traumática
e insoportablemente larga.
A pesar de que más de la mitad de
los refugiados viven en ciudades,
a veces la primera parada para una persona
que huye es un campo de refugiados,
operado por la Agencia de Refugiados de
Naciones Unidas o gobiernos locales.
Se supone que los campos de refugiados
son asentamientos temporales,
ofreciendo refugio a corto plazo hasta
que sus habitantes puedan regresar a casa,
ser integrados en el país de acogida,
o reubicados a otro país.
Pero las opciones de reubicación e
integración a largo plazo son limitadas,
por lo que muchos refugiados tienen que
quedarse en los campos durante años
y a veces incluso décadas.
Una vez en un nuevo país, el primer paso
legal para una persona desplazada
es pedir asilo.
En este punto, se convierten
en solicitantes de asilo.
No se les reconoce como refugiados
hasta que la solicitud ha sido aceptada.
Los países coinciden en líneas generales
en una definición de refugiado,
pero cada país de acogida es responsable
de examinar todas las solicitudes de asilo
y decidir si los solicitantes pueden
recibir el estatus de refugiado.
Las directrices de cada país
pueden variar substancialmente.
Los países de acogida
tienen diversas obligaciones
hacia las personas que
han reconocido como refugiadas,
como la garantía de un estándar mínimo
de trato y no discriminación.
El compromiso más básico con el refugiado
es el principio de no devolución,
un principio que impide a una nación
enviar de vuelta a un individuo
a un país en el que su vida y libertad
estén bajo amenaza.
En la práctica, sin embargo,
los refugiados son a menudo víctimas
de trato inconsistente y discriminatorio.
Se ven obligados a reconstruir sus vidas
enfrentándose a la xenofobia
y el racismo.
Y, demasiado a menudo,
no se les permite trabajar
y son completamente dependientes
de ayuda humanitaria.
Además, demasiados niños refugiados
no van a la escuela
debido a la escasez de fondos
para programas educativos.
Si Uds. miran en su
propia historia familiar,
existe la probabilidad de que,
en algún momento,
sus antepasados fueran forzados
a dejar sus casas,
ya sea escapando de la guerra
o de la discriminación y la persecución.
Estaría bien que recordáramos
sus historias
cuando oigamos noticias de refugiados
actualmente desplazados,
en busca de un nuevo hogar.