Yo era el Director General de una gran ONG religiosa, el presentador de un programa en la televisión nacional. Predicaba en mega iglesias. Era un exitoso, instruido hombre blanco estadounidense. El poeta y místico Thomas Merton dijo: "Es difícil subirse a lo alto de la escalera del éxito y darse cuenta cuando uno llega que la escalera ha estado apoyada contra la pared equivocada". (Risas) Desde los tres o cuatro años, sabía que era transgénero. Ingenuamente, pensé que podía elegir. Pensé que vendría el hada de género y diría: "¡Bien, ha llegado la hora!" ¡Lástima! No vino ningún hada de género, así que simplemente hice mi vida. No odiaba ser un niño. Simplemente sabía que no lo era. Fui a la universidad, me casé, tuve hijos, hice una carrera, pero la llamada hacia la autenticidad es tan sutil como un detector de humo. (Risas) Y finalmente hay que decidirse. Así que me declaré transgénero y perdí todos mis trabajos. Nunca tuve una crítica negativa, y perdí cada uno de mis trabajos. En 21 estados, no pueden despedirles por ser transgénero, pero en los 50, pueden despedirlos por ser transgénero si trabajan en una organización religiosa. ¡Tomen nota! (Risas) No es fácil ser una mujer transgénero. A veces la gente me pregunta, "¿Se sienten 100 % mujeres?" Yo contesto," Si habla con una persona trangénero, ha hablado a exactamente una persona transgénero. Yo no puedo hablar por nadie más". Me siento 100 % mujer transgénero. Una mujer cisgénero sabe cosas que yo nunca sabré. Dicho esto, estoy aprendiendo mucho de lo que significa ser mujer, y estoy aprendiendo mucho de mi género anterior. (Risas) Tengo la particular experiencia de haber vivido de los dos lados. (Risas) Estoy aquí para decirles: las diferencias son enormes. (Risas) (Aplausos) Empezaré por los pequeños detalles... como los bolsillos en los vaqueros de mujer. (Risas) ¿Cómo? (Vítores) (Aplausos) (Risas) No me cabe el teléfono. (Risas) Un clip, tal vez. (Risas) O las tallas en la ropa de mujer. ¿Significan algo los números? (Risas) ¿Qué es una doble cero? (Risas) Y señoras, dudo que hayan pensado en esto, pero saben Uds. que en ningún momento de la vida de un hombre se tiene que preocupar de perder accidentalmente una prenda por el inodoro? Ni un suéter largo, ni un cinturón, nada. Ni se le pasa por la cabeza. (Risas) Bien, voy al peluquero la mitad que antes, pero me cuesta diez veces más. (Risas) Así que, puedo ir de vacaciones o ir al peluquero. Pero no puedo hacer las dos cosas. (Risas) ¡Me tropiezo con diferencias de género por todas partes! A veces literalmente. Camino por el pasillo y me tropiezo con ello. No hay nada en medio, y me tropiezo con ello. Y pienso, "¿De qué va esto?" Y sé que va a dejar un moratón porque ahora que tengo la piel más fina tengo moratones por todo el cuerpo. Mi experiencia sexual es profundamente diferente. Es menos visual y más holística; menos una experiencia corporal y más una experiencia del ser. La cantidad de veces que le he dicho a Cathy, la que era mi mujer, "¡Lo siento mucho!" (Laughter) No sabía lo que no sabía. No hay manera de que un hombre blanco instruido entienda lo mucho que la cultura está inclinada a su favor. No hay forma de que lo entienda porque es lo único que ha conocido, y lo único que conocerá. Y a la inversa, una mujer nunca entenderá todo lo que esto conlleva porque ser mujer es lo único que ella ha conocido. Puede que sospeche que trabaja el doble para recibir la mitad, pero no tiene ni idea que a ella le cuesta mucho más que al hombre vestido de Brooks Brothers en el despacho de enfrente. ¡Yo lo sé! ¡Yo era ese hombre! Y yo me creía que era de los buenos, sensible con las mujeres, igualitario. Luego llegó la primera vez que volé en avión como mujer. He volado más de 2.3 millones de millas con American Airlines. Sé desenvolverme en un avión. Y American fue genial durante mi transición, pero eso no significa que sus pasajeros lo fueran. La primera vez que volé como Paula, iba de Denver a Charlotte, subí al avión y había cosas en mi asiento. Así que las agarré para poner mis cosas, y un hombre dijo, "Eso es mío". Dije, "Bien, pero es mi asiento. Así que se lo aguanto hasta que encuentre su asiento, y luego se lo paso". El dijo,"¡Señora, ese es mi asiento!" Yo le dije,"En realidad, no. Es mi asiento". (Risas) "1D,1D. Pero no me importa guardar sus cosas hasta que encuentre su asiento". El dijo, "¿Cómo quiere que se lo diga? ¡Ese es mi asiento!" Le dije,"Sí, pero no lo es". (Risas) Entonces, el hombre detrás de mí dijo, "Señora, ¿Por qué no se lleva su riña a otro lado y me deja entrar en el avión?" ¡Me dejó perpleja! Nunca había sido tratada así cuando era un hombre. Hubiera dicho, "Creo que este es mi asiento", y entonces el hombre hubiese mirado su tarjeta de embarque y dicho,"Oh, lo siento". ¡Lo sé porque sucedía a menudo! El auxiliar de vuelo miró nuestras tarjetas de embarque. Le dijo al hombre,"Caballero, le toca el 1C. Ella está en el 1D." Deposité sus cosas en el 1C, y no dijo ni una palabra, y seguro que adivinan quién se sentó a mi lado en 1F. (Risas) El señor "podría llevar su riña a otro lado". (Risas) Mi amiga Karen, que trabaja para American, subió al avión para darle los papeles al piloto. Se fue y me dijo adiós con la mano. Cuando llegué a Charlotte, me llamó. Dijo, "¿Paula, qué pasó? ¡Estabas tan pálida como una sábana!" Se lo conté y me dijo, "Sí. ¡Bienvenida al mundo de las mujeres!" (Risas) La verdad es que no viviré lo suficiente para perder mi privilegio masculino. Me lo traje conmigo cuando hice la transición. (Risas) Muchas décadas de ser hombre. Pero eso no quiere decir que no esté perdiendo mi poder. Déjenme contarles otra de mis observaciones. Al parecer, desde que me volví mujer, me he vuelto tonta. (Risas) Supongo que la pérdida de testosterona y la llegada del estrógeno me han causado una pérdida de células cerebrales necesaria para ser un adulto plenamente operativo. (Risas) O eso o soy tan lista como siempre, solo que ahora estoy constantemente sometida a la machoexplicación. (Risas) (Aplausos) Estaba en Denver, la tienda ciclista, y un joven empleado para el verano dijo, "¿Puedo ayudarla?" Y dije, "Sí. ¿Es posible que el cuadro de una vieja bici de montaña Gary Fisher se doble lo suficiente para provocar que el freno trasero roce?" El dijo,"Los frenos de disco necesitan ajustes frecuentes". Yo dije, "Lo sé, y de hecho, los ajusto frecuentemente". El dijo, "Ah, entonces, su rotor estará doblado." Le dije,"mi rotor no está doblado. Sé reconocer un rotor doblado". Me dijo con condescendencia, "¿Y qué quiere que haga?" Le dije, "Podría responder a mi pregunta". (Risas) Ahí fue cuando intervino Kyle, el gerente de la tienda. Es tan dulce. Dijo, "Creo que tiene Ud. razón. Déjeme hacerle una pregunta: ¿El freno trasero chirría únicamente cuando sube una fuerte pendiente?" Dije, "¡Sí! ¡Eso es!" El dijo,"Sí, eso es fatiga del cuadro". ¡Quería postrarme a los pies de Kyle y bendecirlo! (Risas) ¡Alguien me tomaba en serio! Ahora esto me ocurre a menudo. ¡Tengo que repetir cosas varias veces antes de obtener una respuesta directa! Y hay un problema más grave: ¿Cuanto más te tratan como si no supieses de qué hablas, más te preguntas si de verdad sabes de qué estás hablando? ¿verdad? (Aplausos) Entiendo la tendencia de la mujeres a dudar de sí mismas. ¿Han notado que cuando una mujer en una reunión de hombres sabe que tiene razón, se disculpa por ello? Dice, "Lo siento, me parece que las cuentas no cuadran". Saben, no tienen que disculparse por tener razón. (Vítores) (Aplausos) Como soy nueva en este género, le pregunté a mi buena amiga Jen. Le dije, "¿Qué buscan las mujeres en los hombres?" Contestó, "Las mujeres buscan hombres que respeten su singularidad, que entiendan que nuestro don no es menor, ni más débil, es solo diferente, de hecho, es más completo y esencial". Ahora bien, claro que hay hombres que respetan a las mujeres, muchos, como mi buen amigo y compañero pastor, Mark, que siempre saca lo mejor de mí y parece alegrarse de verme dirigir. Necesitamos más hombres como Mark, que estén dispuestos a respetar y a empoderar a las mujeres. Sé que voy a continuar chocándome con más diferencias en este viaje, pero quédense con esto. A las mujeres, les ofrezco mi más sincero agradecimiento. A menudo, me siento una intrusa, la recién llegada al serio mundo de la feminidad, pero me muestran amabilidad y compasión. Quiero que sepan que son mucho más capaces de lo que creen, tienen más poder del que piensan y representan lo mejor de lo que significa ser plenamente humano. Y a Uds. los hombres que deben sentirse más que un poco incómodos ahora mismo. (Risas) Los entiendo. Nunca creí tener privilegios, pero los tenía. Como Uds. ¿Qué pueden hacer? Pueden creernos cuando les decimos que tal vez, tal vez tengamos igualdad, pero no tenemos equidad. No hay igualdad de oportunidades, nunca las ha habido. Pueden ser parte de la solución permitiéndonos estar en pie de igualdad. Sólo Uds. tienen ese poder. Y a todos nosotros, ¿Saben en quién pienso mucho? Pienso en mi hija de piel morena, y en mi nuera de piel morena. ¿Qué saben ellas que yo ignoro completamente? ¿Qué sabemos nosotros de los zapatos en los que nunca nos hemos puesto? Es difícil ser una mujer, es difícil ser una mujer transgénero. Como hombre, simplemente no sabía lo que ignoraba. ¿Lo volvería a hacer? Por supuesto que sí, porque la llamada hacia la autenticidad es sagrada, es santa, es por un bien mayor. Durante 45 años, mi padre fue pastor fundamentalista. Mi madre es aún más conservadora. (Risas) Cuando me declaré transgénero, me rechazaron. Pensé que no volvería a hablar con ellos. El pasado enero, me arriesgué y llamé a mi padre por su cumpleaños. y contestó a mi llamada. Hablamos durante una media hora, y un mes más tarde, les pregunté si podía visitarles, y me dijeron que sí. Y la pasada primavera, nos redimimos en una agradable visita de tres horas. Desde entonces los he visto dos veces más. Pero aquel día, al final de la conversación del primer día, mi padre me dijo cosas preciosas. Me levanté para irme y dijo. (Aplausos) Me levanté para irme y dijo: "Paula". Me llamó Paula. (Aplausos) Dijo, "Paula, no lo entiendo, pero estoy dispuesto a intentarlo". Mi padre tiene 93 años, y está dispuesto a intentarlo. ¿Qué más puedo pedir? Le abracé fuertemente. Un hombre dispuesto a entregar su poder porque sabía lo que sabía, que amaba a su hija, y estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para honrar el camino del otro. Gracias. (Aplausos) (Vítores)