Estas son secuencias de una obra
llamada "La trilogía de Lehman",
que recorre los orígenes
del capitalismo occidental
en tres horas,
con tres actores y un piano.
Y mi papel era crear una escenografía,
elaborar un lenguaje visual
para esta obra.
La obra describe
la travesía del Atlántico,
los campos de algodón de Alabama,
los perfiles de Nueva York,
y lo enmarcamos todo
en este único cubo giratorio,
una especie de cine cinético
a través de los siglos.
Es como un instrumento musical
tocado por tres intérpretes.
Y mientras, dentro y fuera del cubo,
transcurren las vidas
de los hermanos Lehman,
nosotros, el público,
empezamos a conectarnos con
los orígenes simples, humanos,
con la raíz de los complejos
sistemas financieros mundiales
de los que seguimos siendo esclavos hoy.
Yo solía tocar instrumentos musicales
cuando era más joven.
Mi favorito era el violín,
por esa transferencia íntima de energía,
al sostener esta escultura orgánica
sobre el corazón,
y derramar la energía de todo el cuerpo
sobre este pequeño trozo de madera,
y escucharla traducida en música.
Nunca fui buena tocando el violín,
pero solía sentarme al fondo
de la sesión del segundo violín
en la Orquesta Juvenil de Hastings,
a rasgar cuerdas.
Todos rasgábamos cuerdas
y nos maravillábamos de este sonido
sinfónico que producíamos,
mucho más hermoso y poderoso
que cualquier otra cosa que
hubiéramos logrado por nuestra cuenta.
Y ahora, cuando creo actuaciones
a gran escala,
siempre estoy trabajando con equipos
al menos del tamaño
de una orquesta sinfónica.
Y sea que estemos creando
estos túneles del tiempo gigantes
inspirados en el ajedrez
para una ópera de Richard Wagner
o tanques de tiburones
y montañas para Kanye West,
siempre buscamos crear
la escultura más articulada,
el instrumento de comunicación
más poético para el público.
Cuando digo poético,
me refiero al lenguaje
en su forma más densa,
como la letra de una canción,
un rompecabezas poético
a descifrar y desmenuzar.
Y mientras diseñábamos la gira
"Formation" de Beyoncé,
analizamos todas las letras,
encontramos este poema
escrito por Beyoncé.
"Vi un predicador de TV un día asustada
por una pesadilla, a los 4 o 5 años,
que prometía rezar por mí
si apoyaba la mano en la TV.
Fue el primer recuerdo de una oración,
una corriente eléctrica que me atravesó".
Y esta TV que transmitió la oración
a Beyoncé cuando niña
se convirtió en esta escultura
monolítica en movimiento
que transmitía a Beyoncé
hasta el fondo del estadio.
Y el estadio es una congregación de masas.
Es una población temporal
de cien mil personas
que fueron allí a cantar
cada palabra juntas,
pero que también fueron en busca
de una intimidad recíproca
con la artista.
Por eso, mientras ideábamos el show,
debíamos conservar la intimidad
a gran escala.
Por lo general, se comienza con bocetos.
Yo estaba esbozando este retrato
de la artista, de 18 metros, móvil,
listo para la transmisión,
y luego rompí el papel en dos.
Partí la máscara
para tratar de llegar
a la humanidad subyacente.
Y una cosa es hacer bocetos, pero
por supuesto traducir un boceto
en un edificio de seis plantas
que va de gira y debe transportarse
requiere tres meses de trabajo incesante
de unos ingenieros excepcionales,
hasta que finalmente llegamos a Miami
e inauguramos el show en abril de 2016.
(Video: Ovación)
(Música: "Formation", Beyoncé)
Beyoncé: Todos Uds., haters,
obsesionados con esa bobería illuminati.
Paparazzi, capta mi vuelo
y mi confiada frescura.
Soy muy peligrosa cuando llevo puesto
mi vestido Givenchy.
Soy tan posesiva que luzco
sus collares Roc.
Mi papi es Alabama;
mi mami, Louisiana.
Mezcla ese negro con esa criolla,
y tienes una rara mixtura texana
(Fin de la música)
Denomino a mi obra...
(Ovación)(Aplausos)
Gracias.
(Ovación)(Aplausos)
Denomino a mi obra "escultura escénica",
pero claro lo que se esculpe en realidad
es la experiencia del público,
y como directores y diseñadores,
debemos asumir responsabilidad
por cada minuto que el público
pasa con nosotros.
Somos un poco como pilotos
que recorren una ruta aérea
para cien mil pasajeros.
Y en el caso del artista
canadiense The Weeknd,
tradujimos esta ruta de vuelo literalmente
en un avión de origami de papel plegable
que despegó sobre las cabezas del público,
se destruyó en pleno vuelo,
por complicaciones,
para luego resurgir de las cenizas
al final del espectáculo.
Y como en todo vuelo,
la parte más delicada es el despegue,
el comienzo,
porque cuando diseñas un concierto de pop,
la materia prima con la que trabajas
es algo que ni un camión, ni un equipo,
pueden transportar.
Y no tiene precio,
e inunda cada átomo de aire
antes que comience el show.
Es la expectativa del público.
Cada uno trae consigo la historia
de cómo llegó hasta allí,
las distancias que viajaron,
los meses que tuvieron que trabajar
para pagar las entradas.
A veces pasan la noche fuera del estadio,
y nuestra primera tarea es colmar
las expectativas del público,
brindarles un primer contacto
memorable con la artista.
Cuando trabajo con hombres,
ellos están felices de ver transformar
su música en metáfora...
vuelos espaciales, montañas.
Pero con las mujeres, trabajamos mucho
con máscaras y retratos tridimensionales,
porque los fans de la artista femenina
anhelan su rostro.
Y cuando el público llegó a ver el primer
concierto en vivo de Adele en cinco años,
se encontraron con esta imagen
de sus ojos dormidos.
Si escuchaban atentamente,
oían su aliento dormido haciendo eco
por todo el estadio,
esperando a despertar.
Así comenzó el espectáculo.
(Video: Ovación, Aplausos)
(Música)
Adele: Hola.
(Ovación)(Aplausos)
Es Devlin: Con U2, estamos navegando
por la audiencia
sobre un terreno que abarca tres décadas
de política, poesía y música.
Y durante muchos meses, al reunirnos
con la banda y sus equipos creativos,
el boceto recurrente era el siguiente:
esta línea, esta calle,
la calle que une el pasado
de la banda con su presente,
la cuerda floja por la que caminan
como activistas y artistas,
un paseo por el cine
que permite que la banda
se convierta en protagonista
de su propia poesía.
(Música: "Where the Streets
Have No Name", de U2)
Bono: Quiero correr
Quiero esconderme
Quiero demoler las paredes
Que me esconden
Es Devlin: El final del espectáculo
es como el final de un vuelo.
Es una llegada.
Es una transferencia
del escenario al público.
Para la banda británica Take That
finalizamos el espectáculo enviando
una figura humana mecánica de 24 metros
hacia el centro de la multitud.
(Música)
Como muchas traducciones
de música a mecánica,
esta al principio parecía
técnicamente imposible.
Los primeros tres ingenieros
consultados dijeron que no,
hasta que al final se logró
manteniendo todo
el sistema de control junto
mientras recorría el país,
así que tuvimos que plegarlo
en un camión de plataforma
para poder transportarlo
sin tener que desmontarlo.
Y, por supuesto, eso significó
que la dimensión de la cabeza
estuvo determinada completamente
por el puente de la autopista más bajo
que tuvo que recorrer en la gira.
Y debo decirles que resulta que
hay un puente ineludible
y fastidiosamente bajo
en las afueras de Hamburgo.
(Risas)
(Música)
Otra de las piezas más complejas
técnicamente en las que hemos trabajado
es la ópera "Carmen"
en el Festival de Bregenz en Austria.
Imaginamos las manos de Carmen
salir del lago Constanza,
lanzando esta baraja de cartas al aire
dejándolas suspendidas
entre el cielo y el mar.
Pero este gesto transitorio,
este movimiento de muñecas,
tenía que convertirse en una estructura
lo suficientemente fuerte
para soportar dos inviernos austríacos.
Así que hay una gran cantidad de cosas
que no se ven en esta fotografía
que implica verdadero trabajo.
Hay gran cantidad de lastre y estructura
y soporte en la parte posterior,
y les voy a mostrar las fotos
que no están en mi sitio web.
Son fotos de la parte trasera del set,
la parte pensada para
que el público no la vea,
por mucho trabajo que implique.
Y este es el verdadero dilema
de un artista que trabaja
en la escenografía,
porque gran parte de lo que hago es falso,
es una ilusión.
Y, sin embargo, cada artista trabaja en
la búsqueda de comunicar algo verdadero.
Pero siempre nos preguntamos:
"¿Podemos comunicar la verdad
mediante cosas falsas?"
Cuando voy a un espectáculo
en el que he trabajado,
a menudo descubro que soy la única
que no mira el escenario.
Miro algo que me parece
igualmente fascinante,
y es el público.
(Ovación)
Quiero decir, ¿dónde más
eres testigo de esto?
(Ovación)
Tantas personas, conectadas, concentradas,
sin distracciones y sin fragmentación.
Y últimamente, he empezado a hacer
obras que se originan aquí,
en la voz colectiva del público.
"Poem Portraits" es un poema colectivo.
Comenzó en Serpentine Gallery
en Londres,
donde todos están invitados a donar
una palabra a un poema colectivo.
Y en lugar de ese gran retrato de LED
transmitido al fondo del estadio,
en este caso, cada miembro del público
puede llevarse a casa su propio retrato,
y está entretejido con las palabras
con las que han contribuido
al poema colectivo.
De modo que conservan un fragmento de
una obra colectiva en constante evolución.
Y el próximo año el poema colectivo
tendrá forma arquitectónica.
Este es el diseño para el Pabellón
del Reino Unido en la Expo Mundial 2020.
El Reino Unido...
En toda mi vida nunca
se sintió tan dividido.
Nunca han sido tan atronadoras
las voces divergentes.
Nunca ha habido tanta necesidad
de encontrar lugares
donde las voces puedan
conectarse y converger.
Y espero que esta escultura de madera,
este instrumento de madera,
un poco como el violín que solía tocar,
pueda ser un lugar donde la gente
pueda jugar y contribuir con su palabra
en un extremo del cono,
salir en el otro extremo del edificio,
y encontrar que su palabra se ha unido
a un poema colectivo, a una voz colectiva.
(Música)
Son experimentos simples
de aprendizaje automático.
El algoritmo que genera el poema
colectivo es bastante simple.
Es como un texto predictivo
entrenado con millones de palabras
escritas por poetas en el siglo XIX.
Es una especie de convergencia
de inteligencia, pasada y presente,
orgánica e inorgánica.
Y nos inspiramos en las palabras
de Stephen Hawking.
Hacia el final de su vida
hizo una pregunta bastante simple:
Si como especie alguna vez encontramos
otra forma de vida avanzada,
una civilización avanzada,
¿cómo les hablaríamos?
¿Qué lenguaje colectivo
hablaríamos como planeta?
El lenguaje de la luz
llega a todo público.
A todos nos conmueve.
Nadie puede contenerse.
Y en el teatro, comenzamos cada obra
en un lugar oscuro, sin luz.
Nos quedamos despiertos toda la noche
enfocando las luces, programándolas,
tratando de encontrar nuevas formas
de esculpir la luz.
(Música)
Este es un retrato de nuestra práctica.
Siempre buscando nuevas formas
de formar y reformar la luz,
siempre buscando palabras para cosas
que ya no necesitamos decir.
Y quiero decir que esto,
y todo lo que acabo de mostrar,
ya no existe en forma física.
(Música)
De hecho, la mayor parte de lo que
he hecho en los últimos 25 años
ya no existe.
Pero nuestro trabajo perdura en los
recuerdos, en las esculturas sinápticas,
en la mente de quienes
estuvieron presentes una vez
entre el público.
(Música)
Una vez leí que un poema
aprendido de memoria
es algo que queda,
que no se puede perder,
incluso si nuestra casa se incendia
y uno pierde todas sus posesiones.
Quiero finalizar con unas líneas que
aprendí de memoria hace mucho tiempo.
(Música)
Fueron escritas por el novelista
inglés E. M. Forster,
en 1910, pocos años antes
de que Europa, mi continente,
(Música)
empezara a desgarrarse.
(Música)
Y su llamado a la convergencia aún resuena
en la mayor parte de lo que
tratamos de hacer ahora.
(Música)
"¡Solo construir el puente!
Ese era todo el sermón.
Solo construir un puente
entre la prosa y la pasión,
y ambas resurgirán
y el amor humano brillará en su cima.
¡Solo construir el puente!
No más vida fragmentaria".
Gracias.
(Aplausos)