Soy exploradora submarina,
más específicamente:
buceadora de cavernas.
De niña, quería ser astronauta
Pero en Canadá, en aquel entonces,
no era posible.
Pero resulta que sabemos
mucho más sobre el espacio
que sobre los cursos de agua
subterráneos que surcan el planeta,
el alma de la Madre Tierra.
Por eso decidí hacer algo
aún más notable.
En lugar de explorar
el espacio exterior,
quería explorar las maravillas
del espacio interior.
Mucha gente dirá
que el buceo en cavernas es quizá
una de las tareas más peligrosas.
Quiero decir, imaginen
aquí en esta sala,
si de repente quedáramos
sumidos en la oscuridad,
con la única misión
de encontrar la salida,
a veces nadando en grandes espacios,
y en otros momentos arrastrándonos
bajo los asientos,
siguiendo una delgada guía,
esperando el soporte vital
para la siguiente respiración.
Bueno, ese es mi lugar de trabajo.
Pero lo que quiero enseñarles hoy
es que nuestro mundo
no es una gran roca sólida.
Se parece mucho más a una esponja.
Puedo nadar por una gran cantidad
de poros de nuestra Tierra,
pero donde no puedo nadar,
otras formas de vida y otros materiales
pueden hacer ese viaje sin mí.
Y mi voz les va a mostrar
el interior de la Madre Tierra.
Yo no tuve ninguna guía
al decidir ser la primera persona en
zambullirme en los témpanos antárticos.
En el 2000, este fue el objeto
más grande en movimiento en el planeta.
Se desprendió de la barrera
de hielo de Ross,
y bajamos allí para explorar
la ecología del hielo
en busca de formas de vida
bajo el hielo.
Usamos una tecnología
llamada respiradores.
Es muy parecida a la tecnología
usada en las caminatas espaciales.
Esta tecnología nos permite
ir más profundo
de lo que imaginábamos
incluso hace 10 años.
Usamos gases exóticos,
y podemos hacer misiones bajo el agua
incluso hasta de 20 horas.
Trabajo con biólogos.
Resulta que las cuevas son repositorios
de increíbles formas de vida,
de especies desconocidas.
Muchas de estas formas de vida
viven de maneras inusuales.
No tienen pigmento
y en muchos casos no tienen ojos,
y estos animales también
son extremadamente longevos.
De hecho, los animales que
hoy nadan en estas cuevas
son idénticos a los del registro fósil
anterior a la extinción
de los dinosaurios.
Así que imaginen que son como
pequeños dinosaurios que nadan.
¿Qué pueden enseñarnos sobre
la evolución y la supervivencia?
Si observamos un remípedo como este
que nada en el frasco,
tiene colmillos gigantes con veneno.
En realidad puede atacar algo 40 veces
superior a su tamaño y acabar con él.
Si tuviera el tamaño de un gato,
sería el ser más peligroso del planeta.
Y estos animales viven
en lugares muy hermosos,
y en algunos casos, en cuevas
como esta, que son muy jóvenes,
aunque los animales son antiguos.
¿Cómo llegaron ahí?
También trabajo con físicos,
y ellos muchas veces se interesan
por el cambio climático global.
Pueden tomar las rocas
dentro de las cuevas,
pueden cortarlas en rodajas y mirar
las capas interiores de las rocas,
que son como los anillos de un árbol,
y pueden retroceder en la historia
y aprender sobre el clima del planeta
en tiempos muy lejanos.
El rojo que ven en esta foto
es en realidad el polvo
del desierto del Sahara.
Así que ha sido recogido por el viento,
y soplado a través del Océano Atlántico.
Y depositado por la lluvia en este caso
en la isla de Abaco en las Bahamas.
La tierra lo absorbe
y se deposita en las rocas
dentro de estas cuevas.
Y al mirar las capas de estas rocas,
podemos encontrar los tiempos
en los que el clima era muy,
muy seco en la Tierra,
y podemos retroceder
cientos de miles de años.
A los paleoclimatólogos
también les interesa
conocer dónde estaba el nivel del mar
en otros tiempos de la Tierra.
Aquí, en las Bermudas,
mi equipo y yo nos embarcamos
en las inmersiones tripuladas más
profundas en la historia de la región,
y buscamos lugares
en los que el nivel del mar
solía tocar la costa,
muchos cientos de metros
debajo de los niveles actuales.
También trabajo con paleontólogos
y arqueólogos.
En lugares como México,
en Bahamas, e incluso en Cuba,
analizamos restos culturales
y también restos humanos en las cuevas,
y nos dicen mucho
sobre algunos de los primeros
habitantes de estas regiones.
Pero mi proyecto favorito de todos
fue hace más de 15 años,
cuando fui parte del equipo
que hizo el primer
mapa preciso tridimensional
de una superficie subterránea.
Este dispositivo que guío
a través de la cueva
en realidad iba creando un modelo
tridimensional conforme conducíamos.
También usamos radio de
ultra baja frecuencia
para retransmitir a la superficie
la posición exacta dentro de la cueva.
Nadaba bajo las casas, los negocios
las boleras y los campos de golf,
e incluso bajo un BBQ Restaurant.
Bastante notable,
y lo que me enseñaron
fue que todo lo que hacemos
en la superficie de la Tierra
nos será devuelto para ser bebido.
Nuestro planeta de agua
no es solo ríos, lagos y océanos,
sino una vasta red de aguas subterráneas
que, con su trama, nos conecta a todos.
Es un recurso compartido
del que todos bebemos.
Y cuando entendamos las conexiones
del humano con las aguas subterráneas
y todos los recursos hídricos
del planeta,
estaremos trabajando en el problema
que quizá sea el tema
más importante de este siglo.
Así que nunca llegué a ser la astronauta
que siempre quise ser,
pero este dispositivo de mapeo,
diseñado por el Dr. Bill Stone, lo será.
En realidad se transformó.
Ahora es un robot autónomo que nada,
tiene inteligencia artificial,
y su objetivo final es ir a Europa,
la luna de Júpiter
a explorar los océanos que están bajo
la superficie congelada de ese cuerpo.
Y eso es bastante sorprendente.
(Aplausos)