Tras tres semanas en Afganistán,
nos unimos a la multitud
en el aeropuerto de Kabul.
Actualmente,
la única vía de escape del país.
Hay un atasco enorme de coches.
Miles de personas esperan,
bajo un sol abrasador,
poder escapar en un vuelo.
Hemos podido acceder
a las instalaciones del aeropuerto
y tengo que decir
que ha sido muy intenso.
Había una multitud desesperada,
niños gritando, mujeres y bebés.
Este nivel de desesperación
no se ve a menudo.
Los pocos que lo consiguen,
lo hacen agotados y aterrados.
Son algunos de los afortunados
que han conseguido pasar los controles
de los talibanes,
los guardias de seguridad afganos
y, por último, la entrada al aeropuerto.
Pero no olvidan a los que dejan atrás.
Estamos contentos de poder salir
pero estamos devastados por nuestro país.
Sobre todo por los que no pueden salir,
que se quedan atrapados aquí.
Estamos totalmente devastados.
Tenemos el corazón roto.
¿Qué sientes al pensar en las madres
con hijas que van a crecer
bajo el gobierno talibán?
Dolor. Mucho dolor.
[Motores de avión]
Estoy al final de una cola muy larga.
Los traslados están siendo difíciles.
Por supuesto, la prioridad
es sacar a los niños y a los bebés
lo antes posible.
Pero creen que,
probablemente, vaya para largo.
¿Trabajáis para el ejército
de Estados Unidos?
Para el ejército, no.
Trabajamos para el Ministerio de Defensa
en Afganistán.
Y también con personas extranjeras.
¿Entonces tenéis visado?
Sí, documentación y visado.
Mientras entrevistábamos a esta pareja,
se empezaron a escuchar gritos
y se abrió paso un vehículo.
[Motor de vehículo]
Lo que llevaban en ese vehículo
era un recién nacido.
Era un recién nacido.
¿Lo has visto?
Era muy pequeño.
Al bebé le había dado una insolación
y necesitaba atención médica.
Un recordatorio para las familias
de que están cerca de estar a salvo
pero todavía no del todo.
Permanecemos horas soportando
el calor sofocante
mientras la gente intenta refugiarse
donde puede.
[Llantos y gritos de niño]
La paciencia empieza a agotarse.
Es una espera larga y agonizante,
pero finalmente nos dejan pasar.
Ya seguros en la pista de aterrizaje,
el caos continua.
Llevo esperando dos días,
desde ayer a las 3 a.m.
¿Desde ayer a las 3 a.m.?
Sí.
Cuéntanos cómo fue la situación
e intentar entrar al aeropuerto.
Había mucha gente
y muchos se peleaban
por intentar pasar
y nosotros lo conseguimos.
Somos algunos de los pocos afortunados.
Otros, como ha dicho ese chico,
llevan esperando dos días.
Y a otros no se les ha pemitido entrar
alegando que
"no tenían la documentación necesaria".
Aquí todo el mundo está haciendo
todo lo que está en su mano.
Pero no está claro
si es lo suficientemente rápido.
No se sabe cuánta gente podrá salir
y de cuánto tiempo disponen para
finalizar esta operación titánica.
[Jake] Tenemos al teléfono a Clarissa Ward
que se encuentra
en el aeropuerto de Kabul.
Clarissa, el Pentágono
ha compartido hoy unas imágenes
que muestran la oleada de humanidad
y compasión
de los miembros
de los servicios de EE.UU.
Como la del marine
acunando a un bebé,
otro chocándole los puños a un niño
o la de los marines señalándole el camino
a una mujer con su hija.
Obviamente, todo el mundo
está haciendo todo lo posible.
La situación dentro del perímetro
es totalmente diferente
a la que se vive fuera de este.
[Clarissa] Exacto.
No hay duda de que todos están haciendo
todo lo posible
para intentar mitigar el sufrimiento
y la miseria de esta situación.
Hemos podido ver,
a una soldado
llevando en brazos a un niño afgano.
He visto a la gente ayudando
a los que van en silla de ruedas
y todo tipo de actos de amabilidad
y generosidad.
Pero la realidad es
que la situación es horrorosa.
Ahora mismo a mi alrededor
hay un mar de personas
en el suelo.
Tumbadas en la gravilla.
No tienen otro sitio donde dormir
más que sobre una caja de cartón.
Están pasando frío
porque la temperatura es baja.
No hay mantas.
Los aseos están
en muy malas condiciones.
Y no sabemos por cuánto tiempo
van a tener que estar aquí.
Hoy, en 8 horas, no ha despegado
ni un solo avión de EE.UU.
Así que ahora hay más aglomeraciones
y atascos.
[Jack] ¿Hay algún orden
a la hora de decidir
quiénes acceden
a ese último perímetro
donde están las fuerzas de EE.UU.?
¿Y quiénes no pueden acceder?
[Clarissa] En el proceso inicial,
hay muchos noes a lo largo de la cadena.
Al principio pasan
aquellos que pueden enseñar
los documentos,
los que más empujan,
los que van con bebés,
los más vulnerables
o los que están en peligro.
Luego, conforme vas avanzando
y te acercas al aeródromo,
tienes que pasar
por el Departamento de Estado
y demostrar que tienes
la documentación pertinente.
Y ahí es donde vimos
que mandaban a mucha gente de vuelta.
A esas personas se las escolta
fuera de la base.
Presenciar eso,
te rompe el corazón.
Porque, sabes o imaginas
que no tienes la documentación
pero aún así,
la situación te paraliza.
Haber llegado hasta ahí,
haber entrado
y a pesar de eso no poder salir del país
después de todo lo que has pasado
es desolador.
Estoy saliendo fuera,
porque nos están diciendo que
puede que nuestros aviones
despeguen pronto.
Así que perdonad el ruido.
[Jake] Por supuesto, eso es prioritario.
Hemos visto imágenes
de las fuerzas armadas de EE.UU.
en el perímetro del aeropuerto
durante toda la semana
y el Pentágono ha dicho,
que nuestras tropas
no se han visto involucradas
en ninguna situación hostil.
Pero cualquier movimiento
podría cambiar la situación.
Quiero creer
que esa es una de las razones
por las que se les ha instado
a las tropas
a permanecer donde están,
dentro del perímetro.
Debido al peligro real
al que están expuestos
no solo por parte de los talibanes
sino por cualquiera
de los grupos terroristas.
[Clarissa] Hay muchas posibles amenazas,
muchas situaciones posibles
que pueden empeorar muy rápidamente.
Es por eso que la tensión es palpable.
Todo el mudo sabe que esto no
va a durar mucho,
que esto es temporal
y que tienen que conseguirlo.
Tienen que sacar máximo número
de personas posible.
Porque no pueden salir
de la base
y meter a la gente ellos mismos.
Por eso, las negociaciones
con los talibanes son cruciales.
Pero la tolerancia de los talibanes
tiene un límite.
Igual que lo tienen
esos violentos combatientes
que están fuera del perímetro.
Y esto,
es lo que hace la situación tan peligrosa.
Es como un campo de minas.
Un paso en falso
y todo puede saltar por los aires.
[Jack] Clarissa,
nos alivia saber que
puedes volver a casa.
Solo quería decirte,
en nombre de todo el equipo de CNN,
y todos los espectadores,
que tu labor ha sido valiente,
asombrosa,
empática y heroica.
Tenemos mucha suerte
de tenerte como compañera.
Gracias por lo que has hecho
para contar lo que está ocurriendo allí.
[Clarissa] Muchas gracias.
Muchas gracias de parte de todos.