Acá tengo un papel.
Voy a doblarlo y cortarlo, así.
Y ahora con estos dos pedazos
voy a hacer lo mismo, así.
Ahora voy a juntar todo y voy a doblarlo.
Y una vez que esté todo doblado,
con solo decir las palabras mágicas
"papel, papel"
el papel vuelve a estar
completamente restaurado.
Cuando hago magia una de
las cosas que más me gusta
es ver cómo las personas que
están a mi alrededor se asombran.
Disfruto de poder regalarles ese asombro.
Y los magos tenemos varias maneras
de hacer que la gente se asombre.
Por ejemplo, podemos desafiar a la física
haciendo que los objetos
floten en el aire.
También podemos generar
cambios inesperados
haciendo que una carta cambie de color.
También podemos hacer que
los objetos se teletransporten.
Y que viajen de un lugar...
a otro.
Y también puedo hacer que
algo roto se recomponga,
como hice antes con el papel.
En todos estos casos juego
a no cumplir expectativas,
desafiando a las predicciones
que hace nuestro cerebro.
Y en la medida en la que
Uds. hagan esto
también van a poder regalar asombro
por más de que no hagan magia.
Es más, con el permiso
de mis colegas magos
voy a explicarles cómo
se hace el truco del papel.
Hacen falta dos papeles
exactamente iguales.
A uno de esos papeles
se lo dobla de esta manera.
Y, una vez que está doblado,
hay que esconderlo en la palma de la mano,
que tiene que estar cubriéndolo
de la manera más natural posible.
Con el otro papel
se hace lo que hice yo antes.
Se lo dobla y se lo corta, una...
y otra vez.
Ahora se junta todo y se lo dobla.
Y una vez que está todo doblado
se intercambian estos pedazos
por el papel que está entero en la mano.
Intercambiándolo con un movimiento
lo más disimulado posible.
Y ahora se puede mostrar el papel
completamente restaurado.
Nos asombramos incluso cuando
sabemos que hay un truco.
Nos asombramos aún sabiendo
que hay un truco.
Y esto también pueden usarlo
para regalar asombro.
Los magos nos aprovechamos de
la manera en que todos miramos,
escuchamos y sentimos para
hacer posible lo imposible.
Construimos pequeñas obras de teatro
en las que metemos al espectador
sin que se dé cuenta
y que van más allá de
un simple juego con las manos.
Usamos cosas como la narrativa
con la que presento un truco.
Puedo contar una historia, puedo
contar chistes, puedo generar misterio.
Cada narrativa me ayuda a reforzar
el efecto de cada truco.
Algunos con humor. Otros con suspenso.
Además, en el camino hacia el
asombro final puedo ir sembrando pistas,
algunas verdaderas y otras falsas,
sobre lo que va a pasar.
O también puedo generar
pequeños momentos de asombro
que vayan escalando
hasta llegar al clímax mágico.
También está la puesta en escena.
La escenografía, los fondos,
los objetos, las luces, la ropa que uso.
Y por último, el sonido.
La música puede estar coreografiada
con el truco.
Puedo generar misterio, emoción.
También ayudan los silencios.
Me gusta pensar que todas estas cosas
son variables con las que puedo
experimentar distintas combinaciones,
descubriendo en el público
nuevos matices de asombro.
"Lo más importante no es el truco
sino lo que logro construir
alrededor de él".
El camino que les hago recorrer
para que presten atención
a algunas cosas y a otras no.
Por ejemplo, si tomo los papeles rotos
que siguen en mi mano
y digo las palabras mágicas "papel, papel"
el papel vuelve a estar
completamente restaurado.
Muchas gracias.