Así que empezaré diciendo que si hay niños en el público, quizá deban decirles que se vayan ahora. Soy Yael Cohen, fundadora de "A tomar por culo, cáncer". Es un movimiento que anima a la actual generación Y a hablar con sus padres sobre el diagnóstico precoz. Estoy segura de que muchos de Uds. ya lo saben, pero nuestra sociedad tiene un gran problema. Es algo que nos afecta a todos, que no distingue de edad, raza, sexo ni tendencias políticas. Mata a millones de personas cada año. En 2008, se diagnosticó a ocho millones de personas, cinco millones sobrevivieron, y para siete millones, fue mortal. Sabemos quién fue el asesino. La apatía. Hemos curado el cáncer en todos los sentidos. El 90% se cura si se detectan en el estadio I. El 95%, a veces. Es una tasa de efectividad excepcional, incluso para los mejores tratamientos, y lo más cerca que hemos estado de una cura en años. Gracias. Si fuera el resfriado común, lo consideraríamos curado. No quiero decir con esto que la investigación no sea importante o muy necesaria, porque, sin ella, no hubiéramos alcanzado ese 90%. Quiero decir que la detección precoz es la mejor cura que tenemos. Entonces, el problema es la apatía. Es necesario buscar una cura para la apatía, más que para el cáncer. Todos sabemos que tendríamos que acudir a revisiones, pero no lo hacemos. Debemos aunar fuerzas para vencer nuestra sensación de falsa seguridad y favorecer que pasemos a la acción. Si el 90% de los cánceres de estadio I se pueden curar, ¿por qué el 50% siguen siendo mortales? No podemos seguir culpando solo al cáncer. Tenemos que mirarnos al espejo y darnos cuenta de que nuestra indiferencia ayuda a este monstruo. Mi historia no es única, para nada, pero la posición desde la que hablo del tema sí lo es, porque vencí la sensación de falsa seguridad por mi madre. Cuando los resultados de las mamografías de mi madre fueron anormales, algo me poseyó. Leí cada libro, blog y artículo que cayó en mis manos. Y después del diagnóstico, después de tomarme un respiro para hundirme, volví a investigar y organizar el tratamiento de mi madre. Por primera vez en mi vida, vi que mi madre era mortal y vi llorar a mi padre. ¿De verdad es eso lo que necesitamos para pasar a la acción en esta era de apatía? Empecé "A tomar por culo, cáncer" porque pude. Somos la generación de la satisfacción instantánea y la incredulidad. Si no podemos hacerlo nosotros o ver cómo se hace, te va a costar que nos lo creamos. No investigo, así que no puedo contribuir científicamente, y no puedo recaudar los miles de millones necesarios para encontrar la cura. Pero puedo enseñarle a la gente cómo curar el 90% de los cánceres. Encuéntralos en el estadio I. Creo que si hacemos de la cura del cáncer algo activo, en vez de pasivo, podemos tener alguna oportunidad. Esto son buenísimas noticias, volvemos a tener el control, y nos llevan a actuar, algo que motiva a nuestra generación. No sé si fue una respuesta emocional o la necesidad que tuve de tener el control cuando me sentía impotente, pero algo me hizo pasar a la acción. Así que, mientras luchaba por crear campañas para sacar a la gente de esa sensación de falsa seguridad, me pregunto, ¿por qué vencí mi apatía? ¿Qué es lo que funciona? Para mí, hay tres razones que llevan a la gente a vencer su apatía. Sin un orden concreto. La primera razón por la que la gente actúa es por su ego. Creemos, como creen siempre los hijos, que sabemos más que nuestros padres. Pero, por primera vez en la historia, quizá sea verdad. Esto se debe al desarrollo exponencial de la tecnología y la educación y a compartir información de nuestra vida. Puedo decirle a mi madre que ha habido un terremoto hace seis segundos, gracias a Twitter, y ella tiene que esperar a las noticias de las 6. Esta sensación de saberlo todo no tiene precedentes y se traduce en un sentido de la responsabilidad. Responsabilidad de aprender sobre temas realmente importantes, pero aún más, de enseñar. Enseñamos a nuestros padres más que cualquier otra generación. Ya sea sobre grasas saturadas, televisión, o que los pantalones pitillo no siempre quedan bien, ¿por qué no les enseñamos algo que pueda salvarles la vida? Para vencer nuestra apatía tenemos que aprovechar este sentido de la responsabilidad y provocar un cambio positivo enseñando a nuestros padres. También pasamos a la acción si hay una buena campaña de márketing. Suena muy empresarial y capitalista, pero no lo es. Creo que incluso a Marx le parecería bien. Es porque el márketing es una herramienta valiosísima para conseguir que la gente actúe. Una buena campaña hace tambalear los cimientos de cómo pensamos, actuamos y nos comportamos, y hace que la gente se plantee por qué deberían interesarse. Usar lenguaje interactivo y poco ortodoxo en nuestras campañas nos ha permitido llegar a un público que se muestra progresivamente más indiferente a los medios de comunicación, que bombardea con información diariamente, especialmente en el ámbito sin ánimo de lucro. Estamos hartos de iniciativas contra el cáncer, el SIDA, la pobreza y un millón de cosas más que pugnan por nuestra atención. ¿Qué es lo que llama la atención? Campañas con sentido que resultan familiares y hacen de la detección precoz algo personal. Si no, ¿qué puede hacer que la gente, normalmente apática, tome cartas en el asunto? Otro motivo que nos lleva a actuar es que algo nos haga reír. Esto suena simple, y lo es. Si podemos reírnos de algo, nos sentimos cómodos hablando de ello, y ese es el primer paso para pasar a la acción. Personalmente, considero el humor muy importante, por eso nuestras campañas se valen de él. La risa es la mejor medicina de mi familia. Es un lazo entre nosotros, nuestro amor y nuestra terapia. No fue una excepción durante el tratamiento de mi madre. Con frecuencia nos echábamos a reír. Pero, aparte de mi debilidad personal por el humor, es muy efectivo para conseguir que la gente hable. Un chiste que tenemos en la oficina es que se nos educa para no hablar de las funciones corporales y no usar palabras malsonantes. Pues a tomar por culo, vamos a hacer las dos cosas. Porque la mayoría de los síntomas tempranos del cáncer parecen inocuos y nos avergüenzan. Si no te puedes reír de ello, probablemente tampoco puedas hablar del tema. Estoy segura de que la mayoría de Uds. no comentan los gases que expulsan o la dificultad para orinar con los amigos, pero sí las costumbres de Snooki, de Jersey Shore, y no deberían. O que, que el pecho crezca no siempre es algo bueno. O que debería crecer el pene, no los huevos. Si pierdes el sentido del humor, lo has perdido todo, de verdad. Para abandonar esa falsa seguridad que sentimos, tenemos que estar interesados y dispuestos a hablar, y eso es algo que el humor nos permite, al igual que interactuar con el cáncer a otro nivel. La detección precoz no es física cuántica. Se trata de conocer tu historial familiar, factores de riesgo, y los primeros síntomas del cáncer. Y después, saber cómo hablar con tu médico, y qué pruebas específicas pedir. Pero, sabiendo que el 90% de los cánceres en estadio I se pueden curar... ¿Qué van a hacer cuando salgan de aquí? Encabezaremos la marcha para acabar con los diagnósticos tardíos del cáncer, del mismo modo en el que ha habido cambios radicales de la manera de pensar respecto a conducir bajo los efectos del alcohol, fumar y el calentamiento global. Vamos a cambiar nuestra manera de pensar acerca del cáncer, de algo que te llega y que te hace rezar por una cura, a algo que buscas y encuentras cuando se puede curar. Así que si no vas a cambiar nada para evitar el cáncer y recuerdas que el 90% de ellos se curan en el estadio I, esa es nuestra puta cura. (Aplausos)