Hola.
Estoy aquí para decirles que lo que
han creído sobre su propio potencial
ha cambiado lo que han aprendido
y continua haciéndolo,
sigue afectando el aprendizaje
y las experiencias.
Levanten la mano las personas
a quienes les hayan dicho
que no son buenas en matemáticas,
o que no pueden avanzar
a un nivel más alto,
que no tienen la capacidad.
Levanten la mano.
Hay bastantes.
Estoy aquí para decirles que esa idea
es totalmente equivocada,
y fue refutada por la neurociencia.
Pero el concepto se mantiene por un mito
que existe en nuestra sociedad,
un mito muy fuerte y peligroso.
Y es que existe un tipo de cerebro
compatible con las matemáticas,
y naces con él, o no.
Esta creencia no se extiende
a otras asignaturas.
No pensamos que nacemos con una mente
predispuesta para la historia o la física.
Creemos que eso se tiene que aprender.
Pero con las matemáticas, todos lo creen:
estudiantes, profesores, padres.
Y hasta que no cambiemos este mito,
el rendimiento general
seguirá siendo bajo en este país.
La investigación de Carol Dweck
sobre nuestra forma de pensar
demostró que si crees
en tu potencial ilimitado,
vas a alcanzar niveles más altos
en las matemáticas y en la vida.
Y un increíble estudio
sobre los errores lo muestra claramente.
Jason Moser y sus colegas descubrieron
mediante resonancias magnéticas
que el cerebro crece cuando
se comete un error en matemáticas.
Fantástico.
Cuando nos equivocamos,
se activan las sinapsis en el cerebro.
Y en estas imágenes de resonancia
descubrieron que cuando cometemos
un error, las sinapsis se aceleran.
Cuando no cometemos errores,
hay menos sinapsis.
Así que equivocarse es muy bueno.
Y queremos que los estudiantes lo sepan.
Pero encontraron algo más
que es bastante impresionante.
Esta imagen muestra
los mapas de voltaje del cerebro.
Lo que ven aquí es que la gente
con mentalidad de crecimiento,
quienes creen que tienen
potencial ilimitado,
pueden aprender lo que sea.
Cuando se equivocaron,
sus cerebros crecieron más
que los de quienes se creen
incapaces de aprender.
Esto nos muestra algo
que los neurocientíficos
saben desde hace mucho:
que nuestra cognición y lo que aprendemos
se vinculan a nuestras creencias
y a nuestros sentimientos.
Y es importante para todos, no solo
para los niños que aprenden matemáticas.
Si se encuentran frente
a una situación difícil
y piensan: "Puedo hacerlo, voy a hacerlo",
y se equivocan o fracasan,
el cerebro va a crecer más
y a reaccionar distinto
que si enfrentaran la situación pensando:
"No creo que pueda hacerlo".
Así que es muy importante cambiar
los mensajes a los niños en clase.
Sabemos que cualquiera
puede hacer crecer su cerebro,
y el cerebro es tan plástico que puede
lidiar con cualquier nivel de matemáticas.
Los niños deben saberlo.
Deben saber que es bueno cometer errores.
Pero las clases de matemáticas
deben cambiar.
No se trata solo de cambiar
el mensaje para los niños.
Tenemos que cambiar
de raíz lo que ocurre en las aulas.
Queremos que los niños
tengan una mentalidad de crecimiento
para creerse capaces
de aprender lo que sea.
Pero es muy difícil tener
esa mentalidad en matemáticas.
Si las preguntas que nos dan
son siempre cortas y cerradas,
y las respuestas son
correctas o incorrectas,
esas mismas preguntas transmiten
un mensaje rígido sobre las matemáticas:
sabes resolverlas o no.
Así que tenemos que abrir las preguntas
para que haya espacio para aprender.
Quiero darles un ejemplo.
Voy a pedirles que hagamos
juntos unos ejercicios matemáticos.
Este es un problema
bastante típico de las escuelas.
Pero quiero que lo piensen distinto.
Tenemos aquí tres casos de cuadrados.
En el caso 2 hay más cuadrados
que en el caso 1,
y en el caso 3 hay aún más.
Esto suele darse con la pregunta:
"Cuántos cuadrados habría
en el caso 100, o en el caso 'n'?".
Quiero que piensen en otra pregunta.
Quiero que piensen
sin ningún número, sin álgebra.
Quiero que piensen solo
en términos visuales,
y quiero que piensen
dónde ven los cuadrados de más.
Si hay más cuadrados en el caso 2
que en el 1, ¿dónde están?
Si estuviéramos en un aula,
les daría más tiempo para pensarlo.
Pero para ahorrar tiempo,
les mostraré diferentes formas
en que la gente lo resuelve,
y di este problema a mucha gente.
Uno de mis estudiantes
en Stanford me dijo:
"Lo veo como gotas de lluvia,
que caen desde arriba.
Es como una capa exterior
que crece cada vez".
Otro de mis estudiantes dijo:
"Lo veo como una pista de bolos.
Aparece una fila extra,
como una hilera de bolos
en la parte inferior".
Una forma muy distinta
de ver el crecimiento.
Un profesor me dijo
que se veía como un volcán:
"El centro sube, y luego la lava baja".
(Risas)
Otro profesor dijo:
"Es como la división del mar Rojo.
El grupo se separa, y se duplica
con un centro extra".
Y también recuerdo otras percepciones.
Algunas personas lo ven como triángulos.
El exterior crece como un triángulo.
Y también hubo un profesor
en Nuevo México que me dijo:
"Es como 'El mundo según Wayne';
escalera al cielo, acceso denegado".
(Risas)
Y tenemos también esta forma de verlo.
Si movemos los cuadrados,
que siempre se puede hacer,
y reacomodamos un poco la forma,
podrán ver que en realidad
crecen como cuadrados.
Esto es lo que quería ilustrar
con esta pregunta:
cuando en clase de matemáticas
--y no es la peor pregunta--,
la pregunta es: "¿Cuántos hay?",
los niños empiezan a contar.
Entonces dicen:
"En el primer caso hay 4,
en el segundo hay 9".
Miran las columnas de números
por un rato y dicen:
"Si sumas 1 al número del caso
y lo elevas al cuadrado,
obtienes el número total de cuadrados".
Pero cuando se lo damos a estudiantes
y profesores de secundaria,
les digo cuando terminan:
"¿Por qué lo elevas al cuadrado?
¿Por qué sabes que tienes que hacerlo?".
Y contestan: "No tengo idea".
Se lo eleva al cuadrado porque
la función crece como un cuadrado.
Eso se ve en la representación algebraica.
Cuando les damos
estos problemas a los alumnos,
les damos la pregunta visual.
Les preguntamos cómo lo ven.
Tenemos enriquecedores debates,
y ellos entienden más profundamente
una parte muy importante
de las matemáticas.
Necesitamos una revolución
en las clases de matemáticas.
Necesitamos cambiar muchas cosas.
Y, en parte, debemos cambiar tanto
porque las investigaciones
de enseñanza matemática
no se aplican en las escuelas.
Y voy a darles un ejemplo impresionante.
Les contaré algo muy interesante.
Cuando calculamos,
incluso cuando los adultos calculan,
el área del cerebro que ve
los dedos se enciende.
No estamos usando dedos,
pero el área del cerebro
que ve los dedos se enciende.
Es decir, hay un área
cerebral para usar los dedos
y otra para ver los dedos.
Y sucede que ver los dedos
es muy importante para el cerebro.
Y la percepción de los dedos
es algo que los científicos prueban
pidiendo a la gente que ponga
las manos bajo una mesa,
y sin verlos se toquen un dedo.
Luego les preguntan cuál fue ese dedo.
El número de estudiantes universitarios
con buena percepción de los dedos
predice sus puntajes
en problemas de cálculo.
El número de percepción de dedos
de estudiantes en primer grado
predice mejor sus logros
en matemáticas en el segundo grado
que el puntaje del examen.
Es así de importante.
¿Pero qué pasa
en las escuelas y las aulas?
A los estudiantes no
se les permite usar los dedos.
Les dicen que es infantil
y los hacen sentir mal.
Cuando impedimos que los niños
aprendan los números con los dedos,
es como detener su desarrollo numérico.
Y los científicos lo saben
desde hace mucho tiempo.
Y los neurocientíficos concluyen
que los dedos deben usarse
para aprender números y aritmética.
Lo publicamos en un artículo
de la revista 'The Atlantic'
la semana pasada,
pero no sé de ningún educador
que esté al tanto.
Esto está causando gran repercusión
en toda la comunidad educativa.
Hay muchas otras investigaciones
desconocidas para profesores y escuelas.
También sabemos
que cuando Uds. hacen un cálculo
el cerebro se involucra en una
comunicación dinámica y compleja
entre distintas áreas del cerebro,
incluyendo la corteza visual.
Aun así, las clases de matemáticas no son
visuales, sino numéricas y abstractas.
Quiero mostrarles lo que ocurrió
cuando convocamos a 81 estudiantes
al campus el verano pasado,
y les enseñamos distinto.
Les enseñamos sobre
el crecimiento del cerebro,
sobre la forma de pensar y los errores.
Pero también les enseñamos
la parte creativa, visual y bella
de las matemáticas.
Les dimos 18 clases.
Antes de empezar, habían rendido
un examen estandarizado del distrito.
Les dimos el mismo examen
al final de las 18 clases
y mejoraron en un promedio del 50 %.
Los 81 estudiantes,
todos de diferentes niveles,
nos dijeron el primer día:
"No soy bueno en matemáticas".
Cada uno nombró a la única persona
que era buena en matemáticas en la clase.
Nosotros cambiamos su percepción.
Este es el clip recortado de un video
musical que hicimos con los chicos.
(Canción del video)
♪ Pero seguimos hablando ♪
♪ No podemos ni vamos
a parar de resolver ♪
♪ Es como si algo creciera ♪
♪ en nuestra mente cada vez
que lo intentamos de nuevo ♪
♪ Porque los que odian
van a odiar, odiar, odiar ♪
♪ Cometeremos errores, errores, errores ♪
♪ Solo vamos a quitarlos,
quitarlos, quitarlos ♪
♪ ¡Quitárnoslos de encima! ♪
♪ Nuestro método
es el mejor, mejor, mejor ♪
♪ No es sencillo, sencillo, sencillo ♪
♪ Solo vamos a quitarlos,
quitarlos, quitarlos ♪
♪ ¡Quitárnoslos de encima! ♪
♪ Representamos cosas visualmente ♪
♪ Claramente a nuestra clase ♪
♪ Para que puedan ver ♪
♪ Para que puedan ver ♪
♪ Sabemos que el cerebro puede crecer ♪
♪ ¿Qué importa cuan rápido vamos? ♪
♪ Demostramos que entendemos ♪
♪ Demostramos que entendemos ♪
♪ Por eso seguimos intentando ♪
♪ Las sinapsis no paran ♪
♪ Este problema es fascinante ♪
♪ Es tan genial que quiero
mostrarle esto al mundo ♪
(Fin de la canción)
Pues bien...
(Aplausos)
Los maestros deben saber esto
y revolucionar la enseñanza
de las matemáticas.
Si no me creen, escuchen a este niño.
Estudia en la secundaria
y trabajamos con sus maestros
para pasar de la matemática
tradicional a una más abierta.
Aquí lo vemos reflexionando
sobre ese cambio.
Niño: La clase de matemáticas
del año pasado
era solo notas y fotocopias.
Y estábamos totalmente limitados.
Cada uno estaba por su lado,
haciendo las cosas en solitario.
Pero este año es más abierto.
Somos un gran grupo.
Es como una ciudad.
Todos trabajamos juntos
para crear un hermoso mundo nuevo.
Creo que los desafíos
y el futuro que me espera,
si sigo adelante,
si sigo haciendo esto,
algún día los voy a superar.
Jo Boaler: Nos hemos enfocado
tanto en la educación matemática,
en la forma correcta
de enseñar una fracción,
en los estándares usados en clase,
que son cuestionados todo el tiempo,
que ignoramos lo que los alumnos
creen acerca de su potencial.
Y recién ahora vemos la necesidad
verdadera de que esto salga a la luz.
Todos debemos creer en nosotros mismos
para desbloquear
nuestro potencial ilimitado.
Gracias
(Aplausos)