Publiqué este artículo
en la columna Amor Moderno del
New York Times, en enero de este año.
”Para enamorarse de alguien,
haga esto.”
El artículo trata de
un estudio psicológico,
diseñado para crear amor
romántico en el laboratorio,
y de mi propia experiencia
al probarlo yo misma
una noche del verano pasado.
Así que el procedimiento
es bastante simple:
Dos extraños se turnan para hacerse
36 preguntas cada vez más personales
y luego ambos se miran a los ojos
sin hablar durante cuatro minutos.
He aquí un par de preguntas de ejemplo.
Número 12: Si pudieras despertar
mañana con una cualidad o habilidad,
¿cuál sería?
Número 28: ¿Cuándo fue la última vez
que lloraste ante otra persona?
¿Y solo?
A mediada que se avanza,
éstas son cada vez más personales.
Número 30:
--Esta realmente me gusta--
Dile a tu pareja
qué te agrada de él o ella;
sé muy sincero esta vez,
y di cosas que que no dirías
a alguien que recién has conocido.
Cuando me topé con
este estudio hace unos años,
un detalle realmente
me llamó la atención,
el chisme de que
dos de los participantes
se habían casado seis meses después
e invitado a todo del laboratorio
a la ceremonia.
Así que, era escéptica
acerca de este proceso
de fabricar amor romántico,
pero, desde luego,
también estaba intrigada.
Y cuando tuve la ocasión de
probar este estudio,
con alguien que conocía no
particularmente muy bien,
no esperaba enamorarme.
No obstante, nos enamoramos, y…
(Risas)
Y pensé que era una buena historia,
así que la envíe
a la columna Amor Moderno
unos meses después.
Esa fue publicada en enero,
y ahora es ya agosto,
así que supongo que algunos de Uds.
probablemente se pregunten:
¿Siguen juntos todavía?
Y la razón por la que creo
que se cuestionan esto
es porque me han hecho
ya esta pregunta
una y otra vez
en los últimos siete meses.
Y de esta pregunta es justamente
de lo que quiero hablar hoy.
Pero regresemos al tema.
(Risas)
Una semana antes de que
se publicara el artículo
estaba muy nerviosa.
Había estado trabajando
en un libro romántico
en los últimos años,
así que, me había habituado
a escribir sobre mi experiencia
en el amor romántico en mi blog.
Pero una entrada de blog puede llegar
a unos cientos de vistas como mucho,
y esas eran usualmente solo de
mis amigos de Facebook
e imaginé que mi artículo
en el New York Times
alcanzaría probablemente
unas miles de vistas.
Y eso cobró una buena carga de atención
en una relación relativamente nueva.
Pero como se dio, no tenía idea.
El artículo se publicó en línea
un viernes por la noche,
y ya el sábado, esto ocurrió
en el tráfico de mi blog.
Y el domingo, ya me habían llamado
el Today Show y el Good Morning America.
En un mes, el artículo recibió
más de 8 millones de visitas,
y yo estaba, por decir algo,
poco preparada para esta
clase de atención.
Una cosa es fomentar la confianza
escribiendo con sinceridad
sobre propias experiencias amorosas,
pero otra cosa es descubrir
que la vida amorosa de una
ha sido noticia internacional…
(Risas)
y que las personas
de todo el mundo
están realmente interesadas
en el estado de tu nueva relación.
(Risas)
Y cuando la gente llamaba o escribía,
lo que hicieron cada día durante semanas,
siempre, hacían primero
la misma pregunta:
¿Aún siguen juntos?
De hecho, cuando estaba
preparando esta charla,
hice una búsqueda rápida
en el buzón de mi email
con la frase: "¿Aún siguen juntos?"
y varios mensajes aparecieron
inmediatamente.
Eran de estudiantes y periodistas
y de extraños cordiales como este.
Me entrevistaron en la radio
y lo preguntaron.
Incluso, di una charla, y una mujer
gritó hasta el escenario,
"Oye Mandy ¿dónde está tu novio?"
E inmediatamente me puse roja.
Entiendo que esto es parte del trato.
Si escribes sobre tu relación
en un diario internacional,
deberías esperar que la gente se sienta
cómoda preguntando sobre ella.
Pero yo no estaba preparada
para la envergadura de la respuesta.
Las 36 preguntas parecían
haber cobrado vida propia.
De hecho, el New York Times
publicó un artículo complementario
para San Valentín,
que incluyó las experiencias de los
lectores al probar el estudio en ellos
con distintos grados de éxito.
Así que, mi primer impulso
ante toda esta atención
fue ser muy reservada
con mi propia relación.
Dije que no a cada petición
de que ambos
hiciéramos una aparición pública juntos.
Rechacé entrevistas de televisión,
y rehusé los pedidos de fotos
de nosotros dos.
Creo que tenía miedo de convertirnos
en los iconos inadvertidos
del proceso de enamoramiento.
Un rango para el que no me sentía
en lo absoluto calificada.
Y entiendo que
la gente no quería saber solo
si el estudio funcionaba,
ellos querían saber si
realmente funcionaba:
O sea, si era capaz de producir
amor perdurable,
no solo una aventura,
sino amor real, amor perdurable.
Pero esta era una pregunta que
no me sentía capaz de responder.
Mi relación tenía apenas
unos cuantos meses,
y sentía, sobre todo, que la gente
planteaba la pregunta equivocada.
¿Cómo saber si seguiríamos juntos o no,
y además decírselo?
Si la respuesta fuese no,
¿haría la experiencia de hacer
estas 36 preguntas
menos interesante?
El Dr. Arthur Aron escribió primero
sobre estas preguntas
en este mismo estudio en 1997.
Y ahí, el objetivo del investigador
no era producir amor romántico.
En vez de eso, buscaba fomentar
acercamiento interpersonal entre
estudiantes universitarios,
usando lo que Aron llamaba
“Apertura personal sostenida,
progresiva y recíproca.”
Suena romántico, ¿no?
(Risas)
Pero el estudio sí funcionó.
Los participantes se sintieron más
cercanos tras hacerlo.
Varios estudios posteriores también
usaron el protocolo Amistad Rápida de Aron
como una forma rápida de crear
confianza e interacción entre extraños.
Ellos lo han usado entre miembros
de la policía y de la comunidad.
Y lo han usado entre personas de
ideologías políticas opuestas.
La versión original de la historia,
la que probé el verano pasado,
que combina preguntas personales
con cuatro minutos de contacto visual,
fue citada en este artículo,
pero desafortunadamente
nunca se publicó.
Hace unos meses,
estaba dando una charla
en una pequeña universidad
de artes liberales,
y después un estudiante se acercó a mí
y me dijo con timidez:
“Probé el estudio y no funcionó”
Él parecía desconcertado por ello.
Y yo: “¿Quieres decir que te enamoraste
de la persona con quien lo hiciste?”
“Bueno…” él hizo una pausa.
“Creo que ella solo quiere
que seamos amigos.”
Y yo: “¿Pero se volvieron
mejores amigos?”
“¿Sentiste que sí lograron conocerse
mejor tras probar el estudio?”
El asintió.
“Entonces, funcionó", dije.
Sin embargo, no creo que esa era
la respuesta que él buscaba.
De hecho, no creo que sea la respuesta
que ninguno de Uds. esté buscando
cuando se trata de amor.
Me topé con el estudio
por primera vez
cuando tenía 29
Y estaba atravesando
una separación realmente difícil.
Había tenido esa relación
desde que tenía 20,
lo que suponía prácticamente
toda mi vida adulta,
y él fue mi primer amor verdadero.
Y no tenía idea de cómo
o si podía vivir sin él.
Así que me volqué en la ciencia.
Investigué todo lo que pude encontrar
sobre la ciencia del amor romántico,
y esperaba que aquello pudiera
de cierta forma vacunarme el corazón.
No sé si me di cuenta
de esto en el momento…
Pensé que solo investigaba
para el libro que escribía…
Pero, en retrospectiva,
parece realmente obvio:
Pensé que si me armaba con
el conocimiento del amor romántico,
nunca tendría que sentirme tan mal
y sola como me sentí entonces.
Y todo este conocimiento ha sido útil
de una u otra manera.
Soy más paciente con el amor.
Estoy más relajada.
Tengo más confianza
en exigir lo que busco.
Pero también puedo verme
más claramente,
y puedo darme cuenta de que
lo que busco es a veces
más de lo que razonablemente
me pueden exigir a mí.
Lo que busco del amor es una garantía,
no solo de ser amada hoy
y de ser amada mañana,
sino de que seguiré
siendo amada indefinidamente
por la persona a la que amo.
Puede ser que esta sea la garantía
sobre la que la gente preguntaba
cuando querían saber
si aún estábamos juntos.
La historia que los medios
contaron sobre las 36 preguntas
es que puede haber
un atajo para enamorarse.
Puede haber una forma para de algún
modo mitigar algo del riesgo implícito,
y ésta es una historia muy atrayente,
porque enamorarse nos
hace sentir maravillosamente,
pero también es aterrador.
El momento en el que una admite
amar a alguien,
una admite tener mucho que perder,
y es cierto que estas preguntas
proveen de un mecanismo
para llegar a conocer a
alguien rápidamente,
lo cual es también un mecanismo
para que te conozcan,
y creo que esto es lo que muchos
realmente queremos del amor,
que se nos conozca, que se nos perciba,
que se nos entienda.
Pero creo que cuando se trata del amor,
estamos muy dispuestos a aceptar
la versión corta de la historia.
La versión de la historia que pregunta:
“¿Aún siguen juntos?”
Y su contenido con una
respuesta de Sí o No.
Así que más que una pregunta,
propondría que hagamos
preguntas más difíciles,
preguntas como:
¿Cómo decides quién merece tu amor
y quién no?
¿Cómo permanecer enamorados
cuando las cosas se complican?,
y ¿cómo saber cuándo cortar
y distanciarse?
¿Cómo vives con la incertidumbre
que inevitablemente
conlleva una relación?
O aún más,
¿cómo vives con la duda de tu pareja?
No sé necesariamente
las respuestas a estas preguntas,
pero creo que son un buen comienzo
para tener una conversación
más reflexiva sobre
qué significa amar a alguien.
Así que, si desean
la versión breve de la historia
de mi relación, es esta;
hace un año, un conocido y yo
aplicamos un estudio
diseñado para crear amor romántico,
nos enamoramos,
aún seguimos juntos,
Y estoy muy contenta.
Pero enamorarse no es lo mismo
que permanecer enamorado.
Enamorarse es la parte fácil.
Así que al final de mi artículo escribí:
“El amor no sucedió.
Permanecemos enamoramos
porque tomamos la elección de estarlo.”
Y me estremezco un poco
al leerlo ahora,
no porque no sea verdad,
sino porque en el momento,
no había considerado
todo lo que suponía esa elección,
No consideré cuantas veces tendríamos
ambos que tomar esa decisión,
y cuanta veces tendré que seguir
haciendo esa elección
sin saber antes si él
siempre me elegirá o no.
Quiero que sea suficiente haber hecho
y respondido 36 preguntas,
haber elegido amar a alguien
tan generoso, amable y divertido
y haber expresado esa elección en
el diario más grande de EE. UU.
Pero lo que he hecho, en cambio,
es convertir mi relación
en el tipo de mito en el que
no creo de verdad.
Y lo que busco, y lo que tal vez
pasaré mi vida buscando
es que ese mito sea verdad.
Quiero el final feliz implícito
en el título de mi artículo,
que es, a propósito,
La única parte del artículo que
en realidad no escribí.
(Risas)
Pero lo que tengo en cambio es
la oportunidad de elegir amar a alguien,
y la esperanza de que él
también me amará,
y es aterrador,
pero ese es el trato con el amor.
Gracias.