En esta charla, les voy a dar la lección más importante que mis compañeros y yo aprendimos tras ver 83 000 tomografías de cerebro. Pero primero, pondré esta lección en contexto. Yo soy el mediano de siete hermanos. Desde niño, mi padre me llamaba inconformista, lo cual no era algo bueno para él. (Risas) En 1972, recibí la llamada del ejército y me formaron como médico de infantería donde nació mi amor por la medicina. Pero como no quería para nada dormir en el lodo o que me disparasen, me formé de nuevo para ser técnico en radiología y desarrollé mi pasión por las imágenes médicas. Como decían nuestros profesores: "Ver para creer". En 1979, cuando estaba en segundo año de medicina, alguien de mi familia empezó a tener comportamientos suicidas y la llevé a un psiquiatra maravilloso. Con el tiempo, me di cuenta de que si la ayudaba no solo iba a salvar su vida, sino también iba a ayudar a sus hijos y a sus futuros nietos, ya que iban a crecer con alguien más feliz y estable. Me enamoré de la psiquiatría porque me di cuenta de que tenía la capacidad de cambiar generaciones. En 1991, atendí a mi primera clase de tomografía cerebral con SPECT. La tomografía SPECT es un estudio médico nuclear que analiza la actividad y el flujo sanguíneo, analiza el funcionamiento del cerebro. La SPECT se presentó como una herramienta para ayudar a los psiquiatras a obtener más información para ayudar a sus pacientes. En esa clase, mis dos amores profesionales, las imágenes médicas y la psiquiatría, se juntaron, y francamente, revolucionaron mi vida. Los siguientes 22 años, mis compañeros y yo construimos la mayor base de datos del mundo de tomografías relacionados al comportamiento con pacientes de 93 países. La tomografía SPECT nos dice tres cosas sobre el cerebro: buena actividad, muy poca, o mucha. Aquí tienen la SPECT de cerebros sanos. La imagen de la izquierda muestra la superficie del cerebro, y una tomografía sana muestra una actividad homogénea. El color no es importante. Lo importante es la forma. En la imagen de la derecha, el rojo señala las áreas con mucha actividad, y en un cerebro sano se suelen encontrar en la parte trasera del cerebro. Esto es un cerebro sano comparado con uno que ha tenido dos derrames. Aquí se ven los huecos de actividad. Así luce el Alzheimer donde la mitad anterior del cerebro se está deteriorando. ¿Sabían que el Alzheimer empieza en el cerebro entre 30 y 50 años antes de que se muestre algún síntoma? Esto es un cerebro con una lesión traumática. El cerebro es blando y el cráneo es muy duro. O el abuso de drogas. Las drogas dañan el cerebro, por eso no deben consumirlas. El trastorno obsesivo-compulsivo donde la parte posterior trabaja tanto que no pueden dejar de pensar. Una epilepsia donde a menudo vemos partes con mayor actividad. En 1992, fui a una conferencia sobre la SPECT cerebral. Fue impresionante y reflejaba nuestras primeras experiencias con la SPECT. Pero los investigadores empezaron a quejarse diciendo que los psiquiatras no deberíamos hacer tomografías, que solamente eran para sus investigaciones. Siendo inconformista y con mi experiencia clínica, pensé que era una estupidez. (Risas) Sin imágenes los psiquiatras hacían, y hacen, diagnósticos como en 1840, en la época en la que Abraham Lincoln estaba depresivo, hablando con el paciente y mirando grupos de síntomas. La imagen nos mostraba que había un método mejor. ¿Sabían que los psiquiatras son los únicos especialistas que nunca ven el órgano que están tratando? ¡Piénsenlo! Los cardiólogos, los neurólogos, los ortopedistas, cualquier otro especialista mira el órgano de manera virtual. Los psiquiatras, no. Antes de la imagen, era como tirar dardos a ciegas a mis pacientes y herir a alguno de ellos me aterrorizaba. Hay razones para poner una advertencia en casi todos los fármacos psiquiátricos. En la persona incorrecta podrían precipitar un desastre. Al principio las imágenes nos enseñaron lecciones muy importantes. Enfermedades como TDAH, ansiedad, depresión y adicción no son un simple desorden cerebral, hay muchos tipos diferentes. Por ejemplo, estos dos pacientes diagnosticados con una fuerte depresión, tenían los mismos síntomas, pero con cerebros totalmente distintos. Uno tenía muy poca actividad cerebral, y el otro tenía mucha actividad. ¿Cómo vamos a saber qué hacer a menos que miremos sus cerebros? El tratamiento tiene que ser personalizado para cada cerebro y no por grupos de síntomas. La tomografía también nos enseñó que la lesión cerebral traumática leve es una de las enfermedades psiquiátricas que más vidas arruina. Y nadie lo sabía porque iban al psiquiatra por problemas de temperamento, ansiedad, depresión e insomnio, y nunca miraban su cerebro, así que nunca lo sabrían. Este es la tomografía de un chico de 15 años que se cayó por las escaleras cuando tenía 3 años. Aunque solo estuvo inconsciente unos minutos, el efecto permanente de la lesión no fue para nada leve. Cuando lo conocí con 15 años, le habían expulsado de su tercer programa de rehabilitación por violencia. Necesitaba un programa de rehabilitación cerebral, y no más fármacos recetados a ciegas, o terapia de conducta que es bastante cruel, si lo piensan. Ponerle en terapia de conducta cuando la conducta es una expresión del problema, no el problema en sí. Se ha descubierto que los daños cerebrales no diagnosticados llevan a quedarse sin casa, a las drogas, abuso de alcohol, depresión, ataques de pánico, TDAH y suicidio. Nos encontramos al borde de un desastre con cientos y miles de soldados que vuelven de Irak y Afganistán, y nadie va a comprobar el funcionamiento de su cerebro. Cuánto más trabajábamos con SPECT más crecían las críticas, pero también lo hacían las lecciones. Jueces y abogados pedían nuestra ayuda para entender el comportamiento criminal. Hemos escaneado unos 500 criminales, entre ellos 90 asesinos. Nuestro trabajo nos enseñó que los que hacen cosas malas a menudo tienen cerebros problemáticos. No fue ninguna sorpresa. Lo que nos sorprendió es que muchos cerebros podían recuperarse. Aquí va una idea drástica: ¿Y si evaluamos y tratamos los cerebros problemáticos en lugar de encerrarlos en lugares tóxicos y estresantes? Por mi experiencia sé que podríamos ahorrar mucho dinero si usáramos tratamientos más útiles para que cuando salgan de la cárcel puedan trabajar, ayudar a sus familias y pagar impuestos. Dostoievski dijo: "Una sociedad debería juzgarse no por cómo trata a los ciudadanos sobresalientes, sino por cómo trata a sus criminales". En lugar de pensar en crimen y castigo, deberíamos pensar en crimen, evaluación y tratamiento. (Aplausos) Tras 22 años y 83 000 tomografías la lección más importante que hemos aprendido mis colegas y yo es que puedes cambiar el cerebro de una persona. Y así, cambias su vida. No están estancados con el cerebro que tienen, pueden mejorarlo, y podemos demostrarlo. Mis colegas y yo hemos hecho el primer y mayor estudio con jugadores de la Liga Nacional de Fútbol Americano, que muestran altos niveles de daño en los jugadores cuando la NFL decía que no sabía si el fútbol causaba daños cerebrales permanentes. Pero la verdad es que no querían saberlo. No es ninguna sorpresa. Si juntamos a los niños de 9 años más razonables y les decimos que el cerebro es blando, casi como la mantequilla, que está cubierto por un cráneo duro y con salientes afilados, 28 de cada 30 niños de 9 años dirían: "Probablemente sea mala idea". (Risas) Pero lo más emocionante es la segunda parte del estudio donde pusimos a los jugadores en programas de rehabilitación y demostramos que el 80 % podía mejorar el flujo sanguíneo, la memoria y el estado de ánimo; que no están estancados con el cerebro que tienen, pueden mejorarlo con programas de rehabilitación. ¿No es emocionante? A mí me emociona. Revertir el daño cerebral es un desafío emocionante, pero las consecuencias son aún mayores. Este es la tomografía de una adolescente con TDAH que estaba autolesionándose, fracasando en el colegio y peleando con sus padres. Cuando mejoramos su cerebro, pasó de sacar entre 1 y 4 a sacar entre 9 y 10 y era mucho más estable emocionalmente. Este es la tomografía de Nancy. Nancy fue diagnosticada con demencia, y su médico le dijo a su marido que tenía que encontrar una residencia porque en un año ni si quiera iba a recordar su nombre. Pero con un programa intensivo de rehabilitación cerebral, el cerebro y la memoria de Nancy mejoraron. Cuatro años más tarde, Nancy recuerda el nombre de su marido. O mi historia favorita: Andrew, un chico de 9 años que atacó a una niña en el campo de béisbol sin razón aparente. Por aquel entonces se dibujaba a sí mismo colgando de un árbol y disparando a otros niños. Andrew era un futuro caso como los de Columbine, Aurora y Sandy Hook. La mayoría de los psiquiatras habría medicado a Andrew como hicieron con Eric Harris y el resto de los autores de estas masacres antes de cometer esos horribles crímenes, pero la SPECT me enseñó a mirar su cerebro y no tirarle dardos a ciegas para entender lo que necesitaba. Su SPECT mostraba un quiste del tamaño de una pelota de golf en el lóbulo frontal izquierdo. Ningún fármaco ni terapia habría ayudado a Andrew. Cuando le extrajimos el quiste su comportamiento fue normal otra vez y se convirtió en el chico amable que siempre había querido ser. Ahora, 18 años más tarde, Andrew, que es mi sobrino, tiene casa propia, tiene trabajo y paga impuestos. (Risas) Gracias a que alguien se molestó en observar su cerebro ha sido mejor hijo, y será mejor esposo, padre y abuelo. Cuando tienes el privilegio de cambiar el cerebro de una persona, no solo cambias su vida, también tienes la oportunidad de cambiar generaciones futuras. Soy el Dr. Daniel Amen. Gracias. (Aplausos)