La seguridad son 2 cosas diferentes: una sensación y una realidad. Y son diferentes. Uno se puede sentir seguro, aunque no lo esté. Y puede estar seguro, aunque no lo parezca. En realidad son 2 conceptos diferentes unidos en una misma palabra. Y con esta charla quiero separarlos. Comprender cuándo divergen y cómo convergen. Y el lenguaje es un problema en este caso. No hay muchas palabras adecuadas para los conceptos de los que vamos a hablar. Así que, si miran la seguridad desde una perspectiva económica, es un compromiso. Cada vez que un consigue algo de seguridad, siempre da algo a cambio. Ya sea tomar una decisión personal, como instalar una alarma antirrobo en casa; o una decisión nacional: invadir a algún país, darás algo a cambio. Ya sea dinero, tiempo, ventajas, capacidades, quizá libertades fundamentales. Y lo que hay que preguntarse al analizar aspectos de seguridad no es si nos hace estar más seguros, sino si la concesión merece la pena. Los últimos años han escuchado que el mundo es más seguro porque Saddam Hussein perdió el poder. Puede que sea cierto, pero no es demasiado relevante. La pregunta es "¿valió la pena?". Y pueden decidir por Uds. mismos, y decidirán si la invasión valió la pena. Así se piensa la seguridad, como solución de compromiso. En esto, con frecuencia, no se acierta o se falla. Algunos tenemos alarma antirrobo en casa, y otros no la tenemos. Y dependerá de dónde vivamos, de si vivimos solos o si tenemos familia, de cuántas cosas geniales tenemos, de cuánto estamos dispuestos a aceptar el riesgo de que nos roben. En política también hay opiniones diferentes. Muchas veces, estas concesiones son sobre más que solo seguridad, y eso es muy importante. La gente tiene una intuición natural sobre estas elecciones. Las hacemos todos los días: como anoche en mi hotel cuando decidí cerrar con llave, o Uds. en su auto al venir aquí, cuando vamos a comer y decidimos que la comida no está envenenada y la comemos. Tomamos estas decisiones una y otra vez, múltiples veces al día. A menudo ni nos damos cuenta. Forman parte de estar vivos; todos las tomamos. Todas las especies lo hacen. Imaginen un conejo en un prado que come hierba y ve un zorro. El conejo decidirá sobre su seguridad: "¿Debería quedarme o huir?". Y si lo piensan, los conejos buenos para tomar la decisión tenderán a sobrevivir y reproducirse, y los que no lo sean morirán de hambre o se los comerán. Así que uno pensaría que nosotros, como especie triunfadora en el planeta, Uds., yo, todos, somos muy buenos tomando estas decisiones. Pero parece que, una y otra vez, lo hacemos tremendamente mal. Y creo que es una pregunta fundamentalmente interesante. Les daré la respuesta corta. Respondemos a la sensación de seguridad, y no a la realidad. La mayoría de las veces, eso funciona. La mayoría de las veces, la sensación y la realidad son similares. Desde luego es cierto para casi toda la prehistoria humana. Desarrollamos esta habilidad porque tiene sentido evolutivo. Una forma de verlo es que estamos altamente perfeccionados para tomar decisiones sobre riesgos inherentes a vivir en pequeños grupos familiares en las zonas altas del este de África en el 100 000 a.C.; pero no tanto en Nueva York en el 2010. Hay diferentes sesgos en la percepción del riesgo. Hay muchos experimentos buenos sobre esto. Y pueden ver que surgen una y otra vez ciertos sesgos. Así que les daré cuatro. Tendemos a exagerar los riesgos espectaculares e infrecuentes y a atenuar los comunes: volar versus conducir. Lo desconocido se percibe como más peligroso que lo conocido. Un ejemplo sería que la gente teme que un desconocido los secuestre cuando los datos respaldan que el secuestro por parientes es mucho más común, en cuanto a niños. Tercero, los riesgos personificados se perciben como mayores que los anónimos. Así que Bin Laden da más miedo porque tiene un nombre. Y el cuarto es que la gente subestima los riesgos en las situaciones que controla y los exagera en las que no controla. Así que cuando uno empieza a hacer paracaidismo o a fumar, atenúa los riesgos. Si un riesgo se nos impone, el terrorismo es un buen ejemplo, lo acentuamos porque no sentimos tener el control. Hay muchos más sesgos cognitivos que afectan nuestras decisiones sobre los riesgos. Está la heurística de disponibilidad básicamente significa que estimamos la probabilidad de algo según lo fácil que sea que se nos ocurran ejemplos. Pueden imaginarse cómo funciona. Si oyen mucho sobre ataques de tigres, es que hay muchos tigres cerca. Si no oyen nada sobre ataques de leones es que no hay leones cerca. Funcionó hasta que se inventaron los periódicos. Porque los periódicos hablan una y otra vez de riesgos infrecuentes. Y digo: "Si sale en las noticias, no te preocupes". Porque, por definición, las noticias son cosas que casi nunca ocurren. (Risas) Cuando es muy común ya no es noticia: accidentes de auto, maltrato doméstico, esos son los riesgos que les preocupan. También somos una especie de cuentacuentos. Respondemos más a los cuentos que a los datos. Y hay algo anumerismo básico en eso. El chiste "un, dos, tres, muchos" es correcto en cierto modo. Somos muy buenos con números pequeños. Un mango, dos mangos, tres mangos, 10 000 mangos, 100 000 mangos... siguen siendo más que los que pueden comerse antes de que se pudran. Una mitad, un cuarto, un quinto... eso se nos da bien. Uno cada millón, uno cada mil millones... ambos son casi nunca. Así que tenemos problemas con los riesgos que no son muy frecuentes. Y estos sesgos cognitivos actúan como filtros entre nosotros y la realidad. Y el resultado es que la sensación y la realidad se desencajan, se vuelven diferentes. O tienes una sensación: te sientes más seguro de lo que estás, que es una falsa sensación de seguridad. O, al contrario, una falsa sensación de inseguridad. He escrito mucho sobre el "teatro de la seguridad", que son productos que hacen que la gente se sienta segura, pero en realidad no hacen nada. No hay una palabra para cosas que nos hacen estar seguros pero que no nos hacen sentir seguros. Quizá se supone que es lo que debe hacer la CIA. Así que, volvamos a la economía. Si la economía, si el mercado impulsa la seguridad, y si la gente hace sacrificios basados en la sensación de seguridad, entonces lo inteligente a hacer por parte de las empresas por los incentivos económicos, es hacer que la gente se sienta segura. Y hay dos formas de hacerlo. Una, hacer que la gente esté segura de verdad y esperar que se den cuenta. O dos, hacer que la gente solo se sienta segura y esperar que no se den cuenta. ¿Verdad? ¿Y qué hace que la gente se dé cuenta? Bueno, unas cuantas cosas: el conocimiento de la seguridad, los riesgos, las amenazas, las reacciones, cómo funcionan. Pero si uno sabe cosas, es más probable que sus sensaciones coincidan con la realidad. Bastantes ejemplos del mundo real ayudan. Ahora todos sabemos el nivel de delincuencia de nuestro barrio, porque vivimos ahí, y nos da una sensación que coincide con la realidad. El "teatro de la seguridad" queda en evidencia cuando es obvio que no funciona como debe. Entonces, ¿qué hace que la gente no se dé cuenta? Un entendimiento escaso. Si uno no entiende los riesgos, si uno no entiende los costos, lo más probable es que la decisión sea mala, y que la sensación no coincida con la realidad. No hay suficientes ejemplos. Hay un problema inherente a los sucesos de baja probabilidad. Si, por ejemplo, casi nunca hay actos de terrorismo, es muy difícil juzgar la eficacia de las medidas antiterroristas. Por eso siguen sacrificando vírgenes y sus unicornios de defensa funcionan de maravilla. No hay suficientes ejemplos de fallos. Y además, los sentimientos que empañan el tema: los sesgos cognitivos de los que hablaba antes, miedos, creencias populares... Básicamente son un modelo inadecuado de la realidad. Déjenme complicar las cosas. Tengo "sensación" y "realidad". Quiero añadir un tercer elemento. Quiero añadir "modelo". "Sensación" y "modelo" están en nuestra mente, la "realidad" es el mundo exterior. No cambia, es real. Así que la sensación se basa en nuestra intuición. El modelo se basa en la razón. Esa es básicamente la diferencia. En un mundo más primitivo y simple, no hay necesidad de un modelo. Porque como la sensación es cercana a la realidad, no se necesita modelo. Pero en un mundo moderno y complejo, se necesita modelos para entender muchos de los riesgos a los que nos enfrentamos. No hay sensación sobre los gérmenes. Se necesita un modelo para entenderlos. Así que este modelo es una representación inteligente de la realidad. Está, por supuesto, limitado por la ciencia, por la tecnología. No podíamos tener una teoría microbiana de la enfermedad antes de inventar el microscopio para verlos. Está limitado por nuestros sesgos cognitivos, pero tiene la capacidad de sobreponerse a nuestras sensaciones. ¿De dónde sacamos estos ejemplos? Los sacamos de otros. Los sacamos de la religión, de la cultura, de los profesores, de los ancianos. Hace un par de años, estaba en un safari en Sudáfrica. El rastreador con el que estaba creció en el Parque Nacional Kruger. Tenía ejemplos muy complejos de cómo sobrevivir. Y dependían de si te atacaba un león, un leopardo, un rinoceronte, un elefante, de cuándo huir, de cuándo no podías huir, de cuándo subir a un árbol, y de cuándo no debías hacerlo. Yo habría muerto en un día, pero él había nacido allí y entendía cómo sobrevivir. Yo nací en Nueva York. Podría haberle llevado allí y habría muerto en un día. (Risas) Porque teníamos modelos diferentes con base en nuestras experiencias diferentes. Los modelos pueden venir de los medios, de nuestros representantes electos. Piensen en formas de terrorismo, secuestro de niños, seguridad aérea, seguridad vial. Pueden venir de la industria. Los 2 que sigo son de cámaras de vigilancia, tarjetas de identificación. Muchos modelos de seguridad informáticos vienen de ahí. Muchos modelos vienen de la ciencia. Los modelos de salud son un gran ejemplo. Piensen en el cáncer, la gripe aviar, la gripe porcina, el SRAG. Todas nuestras sensaciones de seguridad sobre esas enfermedades vienen de modelos que nos ha dado, en realidad, la ciencia filtrados por los medios. Así que los modelos pueden cambiar. No son estáticos. Cuanto más cómodos estamos en nuestro entorno, nuestros modelos pueden acercarse más a nuestras sensaciones. Un ejemplo sería: si fuéramos 100 años atrás, cuando la electricidad se estaba volviendo común, había muchos temores en torno a ella. Había gente que tenía miedo de tocar el timbre a una puerta porque había electricidad y era peligroso. Para nosotros la electricidad es muy normal. Cambiamos bombillas sin ni siquiera pensar en ella. Nuestro modelo de seguridad sobre la electricidad es algo con lo que nacimos. No ha cambiado mientras crecíamos. Y se nos da bien. O piensen en los riesgos sobre Internet entre generaciones: cómo sus padres abordaban la seguridad en Internet, frente a cómo lo hacen Uds., frente a cómo lo harán nuestros hijos. Los modelos se internalizan con el tiempo. "Intuitivo" es otra forma de decir "familiar". Mientras su modelo se acerque a la realidad, y converja con sus sensaciones, a menudo no sabrán que está ahí. Un buen ejemplo de esto se dio el año pasado con la gripe porcina. Cuando apareció por primera vez, las primeras noticias provocaron muchas reacciones exageradas. Como tenía un nombre daba más miedo que la gripe normal, aunque esta fuera más mortal. Y la gente pensó que los médicos podrían lidiar con ella. Así que daba la sensación de falta de control. Y estas 2 cosas hacían que el riesgo pareciera mayor. Cuando la novedad se desvaneció y pasaron los meses, había cierta tolerancia, la gente se acostumbró. No había nuevos datos, pero había menos miedo. Para el otoño, la gente pensó que los médicos ya debían haberlo solucionado. Y hay una cierta bifurcación: la gente tuvo que elegir entre un cierto miedo y la aceptación, en realidad, entre miedo e indiferencia, como que eligieron la sospecha. Y cuando apareció la vacuna el invierno pasado, hubo mucha gente, un número sorprendente, que rechazó vacunarse. Es un buen ejemplo de cómo cambian las sensaciones de seguridad de la gente, de cómo cambian sus modelos, como a lo loco, sin ninguna información nueva, sin datos nuevos. Este tipo de cosas pasan mucho. Voy a darles una complicación más. Tenemos "sensación", "modelo" y "realidad". Tengo una visión muy relativista de la seguridad. Creo que depende del "observador". La mayoría de decisiones sobre seguridad tienen diferentes personas involucradas. Y los interesados en soluciones de compromiso específicas intentarán influenciar la decisión. Yo lo llamo "su plan secreto". Y verán el plan. Esto es marketing, política: intentar convencerles de seguir un modelo en lugar de otro, intentar convencerles de que ignoren un modelo y confíen en sus sensaciones, de que marginen a la gente con modelos que no les gustan. Esto no es infrecuente. Un ejemplo, un gran ejemplo, es el riesgo de fumar. En los últimos 50 años, el riesgo de fumar nos muestra cómo cambia un modelo. También muestra cómo una industria lucha por cambiar un modelo que no le gusta. Comparen eso con el debate sobre el fumador pasivo: probablemente unos 20 años después. Piensen en los cinturones de seguridad. Cuando era niño nadie se los ponía. Actualmente, ningún niño te dejará conducir si no te pones el cinturón. Comparen eso con el debate sobre el airbag: probablemente unos 30 años después. Todo son ejemplos de modelos que cambian. Aprendemos que es difícil cambiar los modelos. Es difícil desbancar los modelos. Si son iguales que tus sensaciones, ni siquiera sabes que tienes un modelo. Y hay otro sesgo cognitivo que llamaré "sesgo de confirmación", por el que tendemos a aceptar datos que confirman nuestras creencias y a rechazar datos que las contradicen. Así que tendemos a ignorar las pruebas contra nuestro modelo aunque sean convincentes. Tienen que ser muy convincentes para que les prestemos atención. Los modelos nuevos que abarcan grandes períodos de tiempo son difíciles. El calentamiento global es un gran ejemplo. Somos malísimos con modelos que abarcan 80 años. Lo entendemos hasta la próxima cosecha. A menudo podemos entenderlo hasta que nuestros hijos crecen. Pero 80 años, en eso no somos buenos. Así que es un modelo difícil de aceptar. Podemos tener ambos modelos en nuestra mente a la vez. El tipo de problema en que mantenemos ambas creencias a la vez, es la "disonancia cognitiva". Al final, el modelo nuevo reemplazará al antiguo. Los sentimientos muy definidos pueden crear un modelo. El 11-S creó un modelo de seguridad en la mente de mucha gente. También pueden hacerlo las experiencias personales con el crimen, la salud personal asusta, una alerta sanitaria en las noticias. Son las llamadas memorias vívidas por los psiquiatras. Pueden crear un modelo instantáneamente porque son muy emotivas. En el mundo tecnológico no tenemos experiencia para juzgar modelos. Y confiamos en otros. Confiamos en representantes. Y esto funciona mientras sea para corregir a otros. Confiamos en que las agencias gubernamentales nos digan qué medicamentos son seguros. Ayer volé hasta aquí. No comprobé el avión. Confié en que otro grupo determinase si el avión era seguro para volar. Aquí, ninguno de nosotros teme que se nos caiga el techo encima, no porque lo hayamos comprobado, sino porque estamos seguros de que el código de edificación de aquí es bueno. Es un modelo que aceptamos simplemente por fe. Y está bien. Queremos que la gente se familiarice más con modelos mejores, y que se refleje en sus sensaciones, permitirles tomar decisiones sobre seguridad. Cuando estos se desvían mucho, hay 2 opciones. Una, arreglar las sensaciones de la gente, apelar a las emociones directamente. Es manipulación, pero puede funcionar. La otra, una forma más honesta, es arreglar el modelo en realidad. Los cambios ocurren despacio. El debate del tabaco tardó 40 años, y ese era fácil. Algunos de estos temas son difíciles. Aunque la información parece ser nuestra mejor esperanza. Y he mentido. Recuerden que dije "sensación", "modelo" y "realidad"; dije que la realidad no cambia, pero sí cambia. Vivimos en un mundo tecnológico; la realidad cambia continuamente. Puede que nuestra especie se encuentre por primera vez, con la sensación tras el modelo, el modelo tras la realidad y la realidad cambia... Puede que nunca se encuentren. No lo sabemos. Pero a largo plazo, tanto sensación como realidad son importantes. Quiero terminar con 2 historias para ilustrar esto. En 1982, no sé si la gente se acordará de esto, hubo una breve epidemia de envenenamientos con Tylenol en EE.UU. Es una historia horrible. Alguien tomó una botella de Tylenol, puso veneno dentro, la cerró y la volvió a poner en la estantería; otra persona lo compró y murió. Esto aterrorizó a la gente. Hubo un par de casos de imitadores. No había riesgo real, pero la gente tenía miedo. Y así es como se creó la industria de los medicamentos seguros. Los tapones de seguridad surgieron por esto. Es "teatro de la seguridad" al 100 %. Como tarea piensen 10 maneras de burlarlo. Les diré una: una jeringuilla. Pero hizo que la gente se sintiera mejor. Hizo que su sensación de seguridad se pareciera más a la realidad. La última historia, hace unos años, una amiga mía dio a luz. La visité en el hospital, y vi que cuando nace un niño le ponen una pulsera identificativa de radiofrecuencia, y otra a la madre. Si alguien que no es la madre saca al niño de la sala, suena una alarma. Dije: "Vaya, qué genial. Me pregunto lo frecuente que es que roben niños de un hospital". Me fui a casa y lo busqué. Básicamente, no ocurre nunca. Pero si piensan en ello, para un hospital, a alguien que le quita el bebé a una madre para hacerle pruebas, más le vale que tenga un buen "teatro de seguridad" o le arrancará un brazo. (Risas) Así que para nosotros es importante, para los que diseñamos seguridad, los que estudiamos las políticas de seguridad, o incluso analizamos de qué forma afectan las políticas públicas a la seguridad. No es solo la realidad; es la sensación y la realidad. Lo importante es que sean más o menos lo mismo. Que si nuestras sensaciones se parecen a la realidad, hagamos mejores concesiones de seguridad. Gracias. (Aplausos)