Gracias. Es un placer estar aquí. He trabajado en trastornos del estado de ánimo por 30 años y he sido testigo de varios avances en tratamientos. He presenciado el desarrollo de nuevos medicamentos antidepresivos. El uso de dispositivos magnéticos para estimular el cráneo y afectar diferentes regiones del cerebro. El implante de electrodos en el cerebro en zonas que se creen promueven la recuperación de la depresión, e incluso la personalización de psicoterapias para abordar ciertos tipos de depresión. Pero admitámoslo, la idea de la meditación nunca tuvo un lugar central en esa lista. Hay una buena razón para ello. La razón es que estos son tratamientos que se desarrollaron para aliviar la depresión y el sufrimiento de los pacientes que están intentando poner sus vidas en orden nuevamente, y tambien para reducir la capacidad de autolesionarse que a menudo existe cuando la depresión no se diagnostica ni se trata. Pero el reto complejo que nos presenta la depresión es lograr más que el permitir que la gente se libere de sus síntomas y ayudar a que regresen a sus vidas. Lo complejo del problema es ayudar a la gente a recuperarse de la depresión y a mantenerse bien. Lo que ahora entendemos de la depresión es que es un transtorno ocasional y recurrente. Mejorarse es una parte del problema, mantenerse bien es otra. Aquí es dónde mi trabajo en este ámbito comenzó realmente; me dieron la tarea de abordar el problema de la recaída y su prevención. Yo era miembro de un grupo de terapia cognitiva que trabajaba en una clínica para pacientes ambulatorios en un hospital. Mi trabajo estaba lejos de la meditación y de otras prácticas contemplativas. Recibí una beca de la Fundación MacArthur para intentar modificar un tratamiento ya existente contra la depresión para que pudiera prevenir recaídas. Usé ese dinero para traer a dos de mis colegas Mark Williams, de Oxford, y a John Teasdale de Cambridge, y nos pusimos a pensar en cómo hacer esto: modificar este tratamiento, proporcionar algo a la gente que está recuperandose y ayudarles a que se mantengan bien. Nos detuvimos a pensar porque no queríamos tomar un tratamiento diseñado para que la gente saliera de la depresion y solamente dárselo a la gente en recuperación. Queríamos entender si había factores de riesgo específicos, desencadenantes específicos que causaran depresión a personas en recuperación y quizás ver si podríamos diseñar un tratamiento considerando esos detonantes, para tratar de deshacer su influencia casi patológica. Lo bueno de trabajar con Mark y John fue que habían hecho un trabajo trascendental en estados de ánimo dependientes de la memoria. La forma en que el estado de ánimo y los pensamientos se unen y se influencian, lo que acarrea más fácilmente estados de ánimo a la mente que son negativos si uno está pensando en forma depresiva, y pensamientos depresivos que acarrean ánimos que son deprimidos más fácilmente. Una de las cosas que descubrimos fue que cuando la gente está deprimida y se siente triste, esto es un síntoma, pero cuando ya no se sienten deprimidos, la tristeza puede funcionar como un contexto importante que trae a la mente actitudes moralistas, críticas y duras de verse así mismo lo que puede desemmbocar en otro episodio de depresión y provocar una recaída. Nos detuvimos y pensamos: ¿Qué tal si, primero que nada, pudieramos poner a prueba este modelo; qué tal si encontraramos una manera de modificar este efecto que la tristeza tiene en el ánimo y la memoria? Y luego, ¿qué tal si pudieramos enseñar esto a la gente? ¿No sería esto una manera más eficiente y directa de ayudar a la gente a que se mantenga sana? Lo que pasó es que nuestra teoría nos llevó a un modelo y a informaión que apoya nuestras conjeturas. Gente que estaba bien, que se había recuperado de la depresión, que se había tratado, fue inducida en forma experimental a un estado de tristeza encontró que podía recordar fácilmente experiencias depresivas y aquellas personas que hicieron esto más a menudo fueron los que presentaron un nivel más alto de recaídas cuando los controlamos durante 18 meses. Con esto teníamos evidencia muy importante que sugería que nuestro modelo era posible. Que la habilidad de trabajar con la tristeza, en personas que se habían recuperado de la depresión puede determinar si son capaces de continuar y de mantener los beneficios del tratamiento, o bien tendrán una recaída. Pero, ¿cómo trabajar con un desencadenante de recaída como la tristeza, cuando la tristeza es una característica humana universal? No nos interesaba tratar de eliminar la tristeza, no nos interesaba tratar que la gente no se sintiera triste. Lo que sí necesitabamos hacer era ayudar a la gente a crear una relación diferente con la tristeza. Y. ¿qué significa esto al tratar de enseñarles ciertas habilidades? Aquí es donde la conciencia plena aparece. La conciencia plena es la conciencia que nos viene a la mente, lo que notamos cuando prestamos atención de una manera especial. Prestamos atención al tiempo presente y no juzgamos. ¿Qué notamos? Atender el momento presente deliveradamente sin juzgar. Resulta que esta habilidad es útil de tener porque puede revelar aspectos de nuestra experiencia que han estado y siguen presentes en nuestras vidas, pero no tenemos acceso a ellos, no nos estamos enfocando en ellos. Permitanme detenerme un momento porque las palabras tienen una utilidad limitada cuando hablamos de la conciencia plena. Veamos si podemos tener esta experiencia directamente. Si les parece, deténganse un segundo. Siéntensen cómodos, y comiencen por pensar en sus pies. Traten de hacer eso y nada más. Solo dejen que su mente empiece a pensar en sus pies. En cómo sus pies los han llevado una buena distancia hoy. ¿Dónde los han llevado, caminado, manejado, sentado? Quizás comparen un pie con el otro. Noten sus opiniones y evaluaciones. Noten si les gusta un pie o el otro. Noten si sus pies les preocupan, cualquier cosa de tipo médico o sin descripción, sensaciones. Si tienen algo futuro relacionado con sus pies, quizás tienes una cita para una pedicura, o tienen que volver a pintarse las uñas de los pies. Continúen pensando en sus pies y cualquier cosa que les venga a la mente, estén ahí. Pensando en sus pies. Luego deténganse. Redirijan su atención y ahora pongan su atención nuevamente en los pies, pero esta vez dense cuenta de cualquier sensación presente en esta parte del cuerpo. Quizás sientan la presión de los pies contra el suelo a través de la planta del zapato. Quizás sientan el punto de contacto del dedo gordo del pie, del dedo chico, del talón, de la planta del pie. Noten cualquier sensación entre los dedos, humedad, calor, hasta el pie mismo enjaulado dentro del zapato. Cualquier sensación de estrechez, presión, pulsación. Dejen que cualquier sensación venga a la mente mientras experimentan sus pies de esta manera. Y luego denténganse, paren y observen por un momento estas dos maneras de haber experimentado los pies, pensando y experimentando directamente los pies. La práctica de la meditación permite tomar toda esta información en cuenta. Permite enfocarse en sentir directamente lo que está pasando además de sentir o notar pensamientos sobre la experiencia. Y esto, pensamos en ese momento, fue una respuesta a la pregunta de cómo la gente puede trabajar con la tristeza sin eliminarla, sino siendo capaz de tener una relación diferente hacia ella. Hemos usado un ejemplo mundano como los pies, ¿pero qué pasa si intentamos poner atención a la tristeza y a las emociones negativas cuando están presentes? Afortunadamente, al mismo tiempo que hacíamos esto sabíamos de la investigación seminal de Jon Kabat-Zinn sobre la meditación a conciencia plena con pacientes que sufrían dolor crónico. Él estaba haciendo esto mismo. Gente que sufría de dolor crónico estaba aprendiendo a prestar atención a las sensaciones de malestar físico. Sin deshacerse del dolor, pero encontrando una vía dentro de su malestar que les permitía ver más cabida y espacio dentro de ella, que el solo pensar, procuparse, tratar de eliminar, o tratar de distraerse; estando presente con el dolor. Encontró resultados notables, más y más vidas podían regresar a la normalidad y que el dolor crónico en su vida tenía menos y menos importancia. importancia. Así es que lo que tratamos de hacer fue desarrollar el mismo tipo de terapia para gente que se había recuperado de la depresión, basado en su programa seminal de ocho semanas, que él desarrolló, el cual incluía entrenamiento intensivo en meditación a conciencia plena, movimiento conciente, y también agregamos otras cosas que eran importantes cuando se vive con un trastorno depresivo. Lo llamamos terapia cognitiva basada en la conciencia plena. Escribímos un manual, se evaluó y traía muy pocos de los problemas asociados con prácticas meditativas de contemplación. No tenías que entrar en el mundo de la meditación. Me vestía así, no tenía que ponerme túnicas para ir a una clase. Abrió la puerta lo más amplio posible para que las personas vean esto como una práctica de salud muy útil para regular las emociones. No se trataba de encontrar a Dios, ni de trascender la realidad. Esto se trata de cómo emplear la atención a nuestro propio cuidado. La terapia cognitiva basada en la atencion plena trata de trabajar empezando con ejemplos concretos de cómo poner atención y cómo tener conciencia. Nosotros lo hicimos con los pies, en nuestras clases empezamos con pasas, con comer, con respirar, con otro tipo de actividades y con el tiempo llegamos a trabajar las emociones negativas. Intentamos que las personas se centren en sus experiencias de manera que cuando una emoción negativa se presenta, les pase por encima, no los desestabilize completamente ni tampoco traiga a la mente todas las asociaciones negativas que en algunas personas puede suceder automáticamente. En su lugar pueden encontrar algo diferente donde enfrentar y trabajar con sus sentimientos y como resultado tienen muchas más de una opción para escoger una respuesta e influenciar lo que sucede después. La terapia cognitiva basada en la atención plena ha dado buenos resultados en pruebas clínicas al azar. Aproximadamente mil pacientes han sido evaluados usando este sistema en siete estudios a lo largo del mundo. Y encontramos que comparado con el cuidado estándar, la terapia cognitiva basada en la atención plena reduce la recaída en un 43%, y comparado con la medicación antidepresiva provee la misma protección contra recaídas si se continúa con antidepresivos por un largo plazo. El otro aspecto positivo de este tratamiento es el aumento en la habilidad de la gente a sentirse premiado, y sentir efectos positivos, emociones positivas en su vida diaria. Lo cual es vital pues gente con depresión es dificil de convencer, para mucha gente con depresión que se siente bien y siente que la depresión quedó atrás, cree no necesita continuar buscando maneras de cuidarse. ¿Por qué tendrían que invertir tiempo, espacio y a menudo vidas muy ocupadas haciendo esto? El poder tener recompensa por algo, y sentirse apoyado por practicar la atención plena permite que estos beneficios continúen. Otra manera en que estos beneficios pueden ser permanentes es el hecho de que la conciencia plena también cambia el cerebro. Cambia el cerebro de manera muy significativa al permintir que el paciente tenga acceso al denominado camino al momento presente. Ahora, frente a ello, tiene sentido, estamos entrenando al paciente a que tome atención al momento actual, quizás hay algunas parte del cerebro sintonizadas a hacer esto. Pero tenemos muy buena información que sugiere que parte de este camino a la memoria presente, la región que es muy activa en entrenar la conciencia es la ínsula y la ínsula es parte de una red en el cerebro que permite que las señales del cuerpo sean más cuidadosamente en armonía. Señales del momento presente, sensaciones, qué está pasando en el cuerpo, en este momento, sin pensar en el cuerpo, pero en sensaciones del momento. La gente puede sintonizar mejor este estado al hacer esto. Lo que encontramos es que mientras el camino al momento presente se activa los pacientes que han sido entrenados en conciencia plena son capaces de activar realmente la ínsula, más que pacientes que no han sido entrenados. Asi que la conciencia plena enseña a estar en el momento presente, y resulta que esto es vitalmente importante cuando se trabaja con estados de ánimo triste. ¿Qué pasa si ponemos a alguien dentro de un un escaner fMRI e inducimos un leve estado de ánimo de tristeza, y no se le ha entrenado en la conciencia plena? Activarán una parte del cerebro llamado red de control ejecutiva, que es como el tipo de pensamiento sobre la red de los pies, si queréis, una red de regiones del cerebro que se dedica a la evaluación. ¿Qué tengo que hacer con esta tristeza? ¿Cómo me afecta? ¿Es una amenaza? ¿Cómo puedo solucionar el problema? ¿Cómo la elimino? Asi que estás pensando y pensando sobre la tristeza y lo que pasa es que a medida que esas redes se fortalecen, el momento presente se debilita. Uno se fortalece mientras que el otro se debilita, y recibes pocas señales de lo que está pasando en tu cuerpo, cómo esta emoción realmente te impacta en este momento y recibes mucho más sobre cómo funciona tu mente frente a la tristeza, qué necesitas hacer, qué otras cosas más vienen a la mente. Después de que la gente ha sido entrenada en conciencia plena, tienes un rebalance entre estas dos redes activadas. La red de control ejecutiva se inhibe un poco, la red del momento presente aumenta su actividad, y la persona que se siente triste tiene acceso a dos canales de información. Un canal dedicado al significado de la tristeza, pero también un canal dedicado al estado del cuerpo en el momento presente que está funcionando con la sensación de tristeza, y ambos canales pueden conducir a respuestas más efectivas y una selección de actividades en términos de lidiar con la tristeza. Esto es algo que se aleja de la activación automática de otros contenidos en los que se habría pensado cuando la tristeza estaba presente. Es una vista más amplia de la tristeza y la capacidad de elegir que ello involucra. Lo que encontramos en nuestro trabajo es que el tratamiento dura ocho semanas, pero esperamos que lo tomen como una manera de continuar cuidandose a sí mismos. Cerca de 75 a 80% de nuestros pacientes continúan practicando un tipo de conciencia plena uno, dos o tres años depués. Lo que sucede es que aunque lo que los trajo a nosotros en primer lugar tenía que ver con trastornos, depresión, con obtener tratamiento, más y más gente encuentra que con la práctica de la conciencia plena son capaces de conectarse con la fuente interior que les permite cuidarse a sí mismos de una manera que afecta más momentos donde sentirse completo, y nos permite impregnarnos de más momentos de la vida a medida que esta avanza. Menos que un tratamiento, es más una forma de vida y de cuidarse a sí mismo. Y esto es la cumbre del trabajo que hemos llevado a cabo; moverse de la yuxtaposición de dos maneras de tratar la depresión, que aparentemente parecían desconectadas, a desarrollar una manera coherente y basada en la práctica de administrar este tipo de cuidado, que permite a los pacientes quedarse a cargo una vez terminado el curso. Muchas gracias por su tiempo. (Aplausos)