¿Cuántos de Uds. son, fueron o serán educadores? Levanten la mano. Bien. Estoy en el lugar correcto. Soy un recuperado profesor de inglés de la escuela secundaria. Una historia real. ¿Cuántos de Uds. son tutores de niños? Levanten la mano. Definitivamente estoy en el lugar correcto. Durante 25 años, hemos oído hablar de escuelas deficientes y de la necesidad de reformar nuestras escuelas. ¿Quién quería reformar la escuela? Levanten la mano. Einstein dijo una vez que la formulación del problema es a menudo más importante que la solución. Me gustaría sugerir respetuosamente que nuestras escuelas no fallan, en realidad no necesitan reforma. El sistema es obsoleto y necesita reinventarse. No reformar. ¿Qué ha cambiado? Es simplemente esto. El conocimiento hoy no agrega valor. Es gratis. Es como el aire. Como el agua. ¿Cuántos de Uds. han visitado la web de Khan Academy? Levanten la mano. Sí, la mayoría de Uds. Bien, ya lo saben. Uds. son conscientes de la calidad de educación que pueden obtener las personas si están dispuestas a tomar la iniciativa. ¿Cuántos de Uds. tuvieron que memorizar la tabla periódica en la secundaria? Levanten la mano. ¡Ah, todos! Bien. Así, ¿cuántos elementos eran? No, esperen, lo siento, no lo he oído. Cualquiera que sea el número que se les ocurrió está mal, porque se añadieron dos más la semana pasada. Y los planetas, ¿tenemos uno más o uno menos? No lo sé, no he revisado mi bandeja de noticias de hoy. Y veamos, hagamos un concurso. ¿Por qué no recitan las 50 capitales de los EE.UU. de memoria mientras yo los consulto en Google? Veamos quién es más rápido. El conocimiento no agrega valor. Al mundo ya no le importa si Uds. son o no más inteligentes que un niño de 5 grado o lo bien que triplican su actividad. Lo que al mundo le importa no es lo que saben, sino lo que pueden hacer con lo que saben. Y eso es un problema de educación completamente diferente. Entonces la pregunta es, ¿Tienen la habilidad y tienen la voluntad para utilizar los conocimientos adquiridos? Bueno, tengo que explicarles la especie de viaje intelectual en el que estoy. En 2005 leí "El mundo es plano" de Friedman. ¿Cuántos lo han leído? Me aterrorizó. Porque, como saben, él describe un mundo donde cada vez más el trabajo rutinario rápidamente se deslocaliza o automatiza. Oficinistas u obreros, no importa. Hablé con él hace poco, le entrevisté por el libro nuevo. Dijo: "Hay una cosa mal en ese libro". Y yo: "¿El qué?" Y él: "El ritmo del cambio se aceleró". Por eso me preocupa qué competencias necesitarán nuestros jóvenes para conseguir y mantener un buen trabajo en la economía del conocimiento global. Y de hecho, ¿son esas las mismas competencias que necesitarán para la ciudadanía y para el aprendizaje continuo? Así que he entrevistado a una amplia gama de innovadores, literalmente, de Apple, Unilever, ejecutivos, del Ejército de EE.UU., líderes comunitarios, profesores universitarios, preguntándoles "¿Qué competencias son las más importantes hoy en día?" Llegando a entender, que hay un conjunto de competencias básicas que cada joven debe estar bien en camino de dominar antes de que termine la escuela secundaria. No solo para conseguir un buen trabajo, sino para ser un aprendiz permanente y un ciudadano activo e informado del siglo XXI. Muy brevemente, son: N.º 1: Pensamiento crítico y resolución de problemas. ¿Qué quiero decir con el pensamiento crítico? La capacidad de hacer las preguntas correctas, hacer preguntas muy buenas. N.º 2: Colaboración a través de redes y liderar por influencia. N.º 3: Agilidad y adaptabilidad. N.º 4: Iniciativa y espíritu emprendedor. N.º 5: Comunicación efectiva oral y escrita. N.º 6: Saber buscar y analizar información. y, por último, n.º 7: Curiosidad e imaginación. Por lo tanto, un par de cosas sucedieron cuando se publicó el libro hace tres años y medio. Hay una disparidad en los logros globales a los que Hellman se refería. En primer lugar, tengo una afirmación, literalmente, de todo el mundo que simplemente me sorprendió. En Taiwan, Singapur, Helsinki, Madrid, y de todos los lugares entre ellos. Tailandia, Bahrein, Birmingham, Inglaterra. De Wall Street a West Point, la gente me decía: "Sí, éstas son exactamente las competencias necesarias". Me sentí muy bien. No está mal. A continuación, sucedió lo otro. La economía se derrumbó. Y vi que los chicos volvían a casa de la universidad, aparentemente tras haber adquirido la mayoría de estas competencias, volvían a casa de la universidad sin trabajo alguno. Tenían las competencias. Algo faltaba. Ahora mismo, la mitad de todos los recién graduados universitarios están desempleados o subempleados. Una tercera parte viven en casa. Tal vez algunos en esta audiencia. ¿Qué me perdí? ¿Cuál fue el error? Bueno, como intenté entender la esencia de esta crisis económica, llegué a entender que es mucho más que los canjes de incumplimiento crediticio que leemos, mucho más que un mercado inmobiliario hiperinflado y así sucesivamente. Esto es lo que aprendí. Tal vez todos Uds., lo saben. Yo no lo sabía. Más del 70 % de nuestra economía se basa en el gasto del consumidor. ¿Cuál es el mayor temor de todos? N.º 1, que los consumidores dejen de gastar. Por eso pierden sus empleos. N.º 2, que el gasto de los consumidores sea malo incrementado cada vez más por gente endeudada. Tirando el dinero lo más rápido posible, poniendo el dinero en tarjetas de crédito lo más rápido posible. En 2007 la tasa de ahorro fue de menos del 2 %. Lo que me lleva a pensar que quizá lo que hemos hecho es crear una economía basada en personas gastan dinero que no tienen, para comprar cosas innecesarias, amenazando al planeta en el proceso. Creo que es cada vez más evidente que ese tipo de economía no es sostenible. Como Jeremy Cloud dijo, no es ambientalmente sostenible. Ni siquiera es sostenible económicamente. Ahora mismo hoy en día, la tasa de ahorro es de aproximadamente el 4 %. Los consumidores ahorran más de lo que gastan. Y tampoco creo que sea sostenible espiritualmente. Necesitamos algo diferente. Así que mientras intentaba entender cuál es la alternativa, lo que será nuestro nicho en la economía global es, una palabra que apareció una y otra vez. Innovación. No sólo las grandes innovaciones en tecnología y ciencia, sino convertirse en un país que produce más y mejores ideas para resolver todo tipo de problemas diversos, ideas que generen puestos de trabajo, ideas que otras personas quieren y necesitan en forma de soluciones a problemas reales, todo tipo de problema. Así que, ya saben, EE.UU. siempre ha sido conocido como un país altamente innovador. ¿Pero es esto a causa, o a pesar de, nuestro sistema educativo? Pregunta importante. Saben que tenemos la infraestructura, que gastamos en I + D, leyes de protección de derechos de autor, buena política de inmigración, hasta hace poco. ¿Qué pasa con la educación? Muy bien, pregunta del trivial del día que Google no será capaz de responder tan rápido. ¿Qué tienen Bill Gates, Edwin Land, el inventor de la cámara Polaroid instantánea, Mark Zuckerburg creador de Facebook, y Bonnie Raitt, el cantante folk, en común? (Audiencia) Desertores de la universidad. Lo siento, no eran desertores, ¡eran desertores de la Universidad de Harvard! ¡Eso es otra cosa! Muchas gracias. Saben que Steve Jobs es un desertor, Michael Dell también. Estos chicos eran desertores de Harvard. Así que decidí tomar una táctica diferente. Intentar entender lo que debemos hacer de otra manera para desarrollar las capacidades de más jóvenes para que sean innovadores. ¿Qué debemos hacer como padres, como maestros, como mentores y como empleadores. Empecé a entrevistar a una amplia gama de innovadores veinteañeros. Jóvenes extraordinarios. De gran variedad desde entornos privilegiados hasta de pobreza. Amplia gama. En todo el país. Algunas personas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, algunos de artes, algunos innovadores y emprendedores sociales. Entonces entrevisté a cada uno de sus padres. Intenté entender si había patrones parentales observables. Entonces pedí a cada uno de ellos, "¿Existe un profesor o mentor que marcó una gran diferencia en su vida?" Un tercio de ellos, un tercio, no podía nombrar a un solo maestro. De los dos tercios que sí podían, podían nombrar por lo menos un maestro. El tercio que no podía nombrar ni a un maestro siempre podía nombrar un tutor, por cierto. Muy importante. Subestimamos la importancia de la tutoría. Así que fui y entrevisté a cada uno de los profesores y tutores. E hice, lo que para mí, fue un descubrimiento sorprendente. En todos los casos, los profesores a los que entrevisté —y entrevisté desde profesores de primaria hasta profesores de universidad. El espectro completo—. En todo caso, cada uno de esos maestros era un caso atípico en su orientación escolar. De hecho, fui a cinco universidades. Harvard, MIT, Stanford, Carnegie Mellon, Tulane. Los cinco profesores universitarios que habían producido brillantes innovaciones y continuaban haciéndolo, ninguno de ellos tenía la titularidad ni nunca la conseguirán. ¿Cuál es el problema aquí? Bueno, lo que aprendí es que la cultura de la escuela, tal y como hemos crecido en ella, está radicalmente en desacuerdo con la cultura del aprendizaje que produce innovadores en cinco aspectos centrales. N.º 1, celebramos y recompensamos los logros individuales, y seguro que es importante, pero, como bien saben, la innovación es un deporte de equipo. Y todos estos maestros construyeron trabajo en equipo real y responsable con la colaboración en la totalidad de las tareas. N.º 2, que nuestro objetivo en la educación estadounidense es la especialización. La escuela secundaria, las universidades, se dividen y conquistan mediante lo que llamamos unidades de crédito, que ya tienen 115 años. Química esto, biología aquello y así sucesivamente. El mundo de la innovación es interdisciplinario. Y aprendizaje basado en problemas. Judy Gilbert de Google me dijo: si hay una cosa que los educadores deben comprender, es que los problemas ya no pueden resolverse ni siquiera entenderse dentro de las líneas luminosas de las disciplinas académicas. N.º 3, la cultura de la educación está vinculada a la aversión al riesgo y penalización del fracaso. El trabajo de los estudiantes es averiguar lo que el maestro desea. Dar al maestro lo que el maestro quiere. El trabajo del maestro es evitar problemas, ya saben. No se les anima a correr riesgos como educadores, ¿verdad? El mundo de la innovación, como sabrán, está relacionado con tomar riesgos, cometer errores y aprender de ellos. Fui a IDEO, la empresa de diseño más innovadora del mundo, donde me dijeron: "Nuestro lema es, 'yerra pronto y yerra con frecuencia' ". Eso es porque no existe innovación sin ensayo y error. Fui a la Escuela D iniciada por David Kelley de IDEO, un sorprendente programa interdisciplinario en Stanford. Hablaban juntos en torno a una mesa y decían: "Saben, en realidad creemos que la F es la nueva A". Traten de vender esa boleta de calificaciones en sus escuelas. Hablé con un estudiante en la universidad de Owen. Owen es, por cierto, probablemente la mejor universidad en el país en este momento. Cada curso, interdisciplinario, trabajo en equipo, basado en proyectos —lugar extraordinario—. Hablé con un estudiante de Owen que me dijo: "Ni siquiera hablamos de fracaso aquí. Hablamos de iteración". Yo creo que ni sabía lo que significaba esa palabra hace cinco años. Sin embargo, se ha convertido en un concepto muy importante para mí. En el aprendizaje, no hay errores, hay iteraciones. Aunque tengo que preguntarles, ¿cuántos de Uds. aprenden más de los errores que de sus éxitos? ¡Levanten la mano! Sí, yo también. Uff, eso duele a veces. Eso es doloroso. Pero el punto es, que protegemos a los niños en la escuela, en el hogar, los padres superprotectores están al acecho. No quieren que sus hijos cometan errores no sea que sus notas perfectas se alteren de alguna manera. Pero esa es la única fuente para la propia autoestima. Que se puede aprender y recuperarse de un error. Y no queremos saberlo a los 35, porque entonces duele mucho más. N.º 4, la cultura del aprendizaje se vincula también al consumo pasivo. De hecho, creo que es donde todos aprendemos para ser buenos consumidores, en la escuela. Porque nos sentamos y recibimos todo el día. Las aulas de los innovadores tratan todas sobre creación. La creación de productos reales para un público real. Por último y más importante, contamos con incentivos extrínsecos para el aprendizaje. Zanahorias y palos. El dinero para buenas calificaciones. El mundo de la innovación, estos jóvenes innovadores, cada uno de ellos a los que he entrevistado, estaba intrínsecamente mucho más motivado. Ellos quieren marcar una diferencia en el mundo. Y luego, al observar lo que estos padres habían hecho y lo que estos maestros habían hecho para animar a esta motivación intrínseca, me encontré con otro patrón. Juega a la pasión con un fin. Los padres y maestros por igual fomentan el juego más exploratorio, menos juguetes, juguetes sin pilas, menos tiempo de pantalla, más tiempo no estructurado. Sal fuera y diviértete. Los padres que animaban a los estudiantes a encontrar y desarrollar una pasión, y que sabían que eso era más importante que el mero rendimiento académico. Los maestros que animan a los estudiantes, buscaban el tiempo en cada clase para que los estudiantes hicieran proyectos, experimentos e investigaran para encontrar y desarrollar una pasión intelectual o artística. Y en cada caso, ya que estos niños desarrollaron sus pasiones, se transformaron, cambiaron, se desarrollaron en un sentido más profundo de propósito. Debido a que los padres y maestros, dijeron una cosa: "Da algo. Marca la diferencia". Y todos ellos tienen ese valor, quieren, de alguna manera, marcar una diferencia. Y, ¿qué significa esto para nuestro trabajo? Bueno, podemos conversar largo acerca de cómo el sistema necesita reinventarse. He escrito algunas cosas sobre eso. Pero, ya saben, vuelvo a lo que cada uno de nosotros puede hacer. Y vuelvo a la idea de que, en primer lugar, tenemos que ser innovadores en nuestra enseñanza, y en nuestro asesoramiento. Tenemos que modelar los valores, los comportamientos de la innovación. Tenemos que hacerlo, en nuestra enseñanza, estar dispuesto a asumir riesgos. Esté dispuesto a aprender de los errores. Trabajar más estrechamente con nuestros colegas. Pero creo que por encima de todo, tal vez lo más importante para mí es que yo, como maestro y mentor, ahora creo mucho más en dónde y cómo animo el juego, la pasión y el fin en todo lo que hago con la gente joven. Muchas gracias. (Aplausos)