Hola, mi nombre es Marym Elassar. Es mi cuarto año en el Instituto Amana. Y es la primera vez que doy una charla Ted. Quiero hablarles de mi idea para unir a todas las personas del mundo, y que podamos vivir en paz, dejando a un lado nuestras diferencias, y fijándonos en lo que tenemos en común. Todo empezó un día en que fui al parque después de la escuela. No tenía con quién jugar. Y entonces vi a una niña. Era tan tranquila y callada. Mi mamá la vio y me dijo: "¿Por qué no vas a hablar con ella?" "Y luego pueden jugar juntas." Pensé que era buena idea. Cuando me acerqué a la niña, y le pregunté si quería jugar. Me miró con los ojos bien abiertos. Me observaba confundida, como si yo fuera un extraterrestre. Yo la miré igual. Y me dijo con un acento extranjero: "¿Por qué te vistes así?" "Te ves rara." Me dio tristeza que me juzgara por mi ropa. Y le dije: "¿Y tú por qué hablas de esa forma tan rara?" Para pagarle con la misma moneda. La niña pareció avergonzada por lo que dije. Y yo no quería que ella estuviera triste. Quizá no debería haberle contestado así. Entonces tuve una idea. Le dije a la niña: "Te diré por qué me visto así, y te contaré un poco sobre mí, y tú a cambio me dirás por qué hablas distinto, y me contarás sobre tu vida también. Quizá si nos entendemos, podemos ser amigas en vez de enemigas. Y podremos jugar juntas y divertirnos." Le expliqué que el tocado y las polleras largas en las niñas son un símbolo religioso, y que yo soy de origen musulmán. La niña todavía parecia confundida. Y me preguntó: "¿Qué significa ser musulmán"? Enseguida tuve una idea magnífica. Recordé un poema que siempre recito cuando siento la necesidad de explicar a otras personas quién soy. Lo leí en mi libro favorito, "Niño Musulmán" cuando tenía cinco años, y decidí usarlo en casos como este, en que me podría ser útil. Me paré frente a la niña y le dije: "Escucha esto, y espero que luego me aceptes como tu amiga." Y para todos los que quieren saber qué significa ser un niño musulmán. Déjenme compartir esto con uds. tambien: "Niño musulmán, niño de paz, niño de guerra, de tierras lejanas; ¿Qué ven tus ojos negros? Mis ojos no son sólo negros, también son azules como el cielo, verdes como el mar, o castaños como el tronco de una palmera, y de cualquier matiz entre esos. Mi piel puede tener el color de la melaza, o el del rubor de una rosa, puede ser dorada como la miel fresca, o cobriza como un penique, y de cualquier matiz entre esos. Soy el más rico entre los ricos, y el más pobre entre los pobres. El más famoso de los famosos, el hijo de un general, mimado y aburrido, el hijo de un soldado, huérfano de guerra. Y cualquier rango entre esos. Vengo de muchos países, hablo muchos idiomas, pero tengo un solo credo; creo en Noé, Jesús, Abraham, Mahoma y Moisés. Y en Dios, quien los envió. Y en cada mensajero entre ellos. Entonces, niño musulmán, niño de paz; ¿Qué ven tus ojos brillantes? Veo que cada persona es una pieza del puzzle de la humanidad. Trataré de entenderte a ti, Si tú tratas de entenderme a mí." Volviendo a mi historia, adivinen qué hizo la niña. Me regaló la sonrisa más grande, me aplaudió, y me dijo: "Me encantaría ser tu amiga." ¿No es maravilloso? Como unas pocas palabras sinceras, llenas de conocimiento, pueden cambiar todo. Le dije a la niña: "Es tu turno para contarme sobre ti. Debo entenderte, como tu me entendiste a mí." La niña me contó su historia. "Soy de México, vinimos aquí buscando mejores oportunidades. Mi padre es granjero. Mantiene a nuestra familia yendo de un lado a otro por trabajo El mes pasado nos mudamos aquí. Todavía estoy adaptándome a mi nueva escuela. Es muy difícil para mí mejorar mi acento rápidamente. Entiendo mejor de lo que hablo. Y no tengo muchos amigos para practicar. Si nos volvemos amigas podrías ayudarme", me dijo. Me sentí triste y le pedí perdón por mi ignorancia al mencionar su forma de hablar. Y le dije a la niña: "Me encantaría ser tu amiga. Vayamos a jugar." Me divertí mucho jugando con ella, y conseguí una nueva amiga. Por favor, los que me escuchan, espero hayan entendido mi idea: Debemos usar el conocimiento para vencer a la ignorancia. Dejemos de señalarnos unos a otros, superemos nuestras diferencias. Si cada uno de nosotros comparte un buen libro, una frase bonita, ofrece una linda charla, o escribe una historia inspiradora, mi generación tiene la esperanza de vivir en un mundo más pacífico. Todos venimos de distintos lugares, con distintas costumbres. La forma en que me visto no debería afectar cómo el mundo me ve. Deberíamos ser juzgados sólo por nuestras acciones y actitudes. Gracias por escuchar. (Aplausos)