Hola a todos.
Estoy aquí esta noche
para compartir con Uds.
dos de los conceptos más fundamentales
de mi investigación,
que creo sinceramente que
muchas más personas deben conocer.
En primer lugar,
la humanidad en su conjunto
ha experimentado a lo largo
de las últimas décadas
una transformación masiva y sin
precedentes de los valores morales.
En segundo lugar, y más importante aún,
esta transformación es algo bueno,
porque coloca el foco en las mejores
cualidades morales de nuestra especie.
Bueno, al oír esto, podrían pensar:
"Esta persona debe vivir
en una realidad diferente".
¿No ha oído hablar de Brexit, Trump,
el creciente populismo,
extremismo de derecha,
terrorismo global,
el fundamentalismo religioso,
y todas las otras indicaciones
de nuestra decadencia moral?
De hecho, influyentes críticos intentaron
convencernos a través de los tiempos
de que nuestro innegable
progreso tecnológico
es contrarrestado por una digresión moral,
que abre una discrepancia cada vez mayor
entre nuestras capacidades tecnológicas
y nuestras cualidades morales.
El problema de los críticos, sin embargo,
es que nunca demostraron sus ideas con
evidencia sistemática de hechos concretos.
Suelen elegir a su antojo ejemplos
que se ajustan a sus demandas,
pero omitiendo otros que no lo hacen.
Probemos un enfoque diferente.
Veamos una recogida de datos sistemática
de lo que la gente en el mundo
piensa que es
moralmente correcto o incorrecto.
Esa recogida de datos
lleva varias décadas,
así que, además, podemos observar
cómo cambia con el tiempo,
si es que cambia y si lo hace,
en qué dirección se desplaza.
La recolección de datos que menciono se
conoce como Encuesta Mundial de Valores.
Si les interesan los detalles
de cómo se lleva a cabo este estudio,
pueden ir a su página web,
que aparece aquí.
En colores azules,
vemos los países del mundo
encuestados al menos una vez
por la Encuesta Mundial de Valores.
Son más de 100 países.
Pero más importante,
cubrimos en cada región del mundo
la mayor población nacional.
Tenemos China y Japón, en el este de Asia.
Tenemos India, Indonesia,
en el sur de Asia.
Tenemos Nigeria y Sudáfrica,
en el África subsahariana.
Tenemos Egipto, Irán,
Turquía en Oriente Medio.
Tenemos EE.UU. en América del Norte,
por supuesto.
Brasil y Argentina en América del Sur,
y así sucesivamente.
Por lo que podemos afirmar
que nuestros datos representan
más del 90 % de la población mundial,
lo cual es significativo.
En estos datos hallamos
toda una serie de diferencias morales
entre las personas
y entre naciones enteras.
Sin embargo, filtramos estos datos
durante muchos años, y resulta
que la mayoría de estas diferencias
se reducen a solo dos,
solo dos ámbitos clave
de la variación cultural.
Uno de ellos se ve en el eje horizontal,
donde abarca desde los valores sagrados
a los seculares.
Las poblaciones del extremo
izquierdo enfatizan
las fuentes sagradas de la autoridad,
especialmente la religión,
pero también la nación,
el estado, la familia.
Las poblaciones de la derecha
tienen una distancia secular
a estas fuentes de autoridad,
sobre todo, de nuevo, la religión.
La segunda dimensión
está en el eje vertical,
y se extiende por una polaridad
entre los valores patriarcales
y emancipadores.
En el extremo inferior,
en el extremo patriarcal,
las poblaciones enfatizan la superioridad
del hombre sobre la mujer
en las áreas de educación,
de acceso a puestos de trabajo,
y en las áreas de poder político.
También hacen hincapié en autoridad estricta
de los padres sobre sus hijos
y cosas como disciplina estricta,
orden público, y derivados.
Las poblaciones del extremo superior,
el extremo emancipador,
enfatizan la igualdad
de mujeres y hombres.
La autonomía infantil, autodeterminación,
y la voz democrática
es parte de lo que enfatizan.
Verán, hay una gran cantidad
de países representados aquí,
pero otro punto interesante
es que estas naciones se agrupan
en un número mucho menor de lo que
llamamos "zonas de cultura",
que incorporan estas
diferencias culturales, también,
como se ha visto antes.
Hemos coloreado de azul
las zonas culturales occidentales,
y es evidente que se diferencian
de las zonas culturales no occidentales,
especialmente en la dimensión de valores
patriarcales frente a emancipadores,
donde la cultura occidental
está definido, en cierto sentido,
por un mayor énfasis en la emancipación
que otras zonas culturales mundiales.
e incluso el Occidente protestante
destaca aún más aquí,
y la mayor distancia cultural
que encontramos
es entre Occidente protestante
y el mundo islámico,
con mucha gente del mundo islámico
haciendo hincapié en
valores sagrados y patriarcales,
y la mayoría de la gente
de Occidente protestante
en valores seculares,
y especialmente los de emancipación.
Los investigadores consideran
tales distancias culturales, o diferencias,
como una constante, como rasgos duraderos
de las mentalidades nacionales.
Esto ignora, sin embargo, la dinámica
que hubo en las últimas décadas
en estos valores morales.
Sorprendentemente, las zonas culturales
mundiales se han desplazado uniformemente
en la misma dirección.
Incluso el mundo islámico,
incluso en el África subsahariana,
vemos un movimiento hacia más secular,
y especialmente hacia valores
más emancipadores.
Por otro lado, también es evidente
que las culturas occidentales
han recorrido mucho más espacio
en esa dirección,
por lo que su movimiento
es aún más pronunciado,
o sea que la perspectiva emancipadora
en Occidente es hoy en día
aún más pronunciada de lo que
ya había sido hace décadas.
El hecho que las zonas culturales
se desplazan hacia la misma dirección
no da lugar a una convergencia.
De hecho, las diferencias culturales
se han vuelto mayores,
lo cual es una causa de conflicto.
Observando las fuerzas que
podrían estar impulsando este cambio
hacia valores emancipadores,
aquí tenemos un indicio.
Vemos las economías del conocimiento;
los países que derivan su riqueza
de productos y servicios de alta gama.
Tenemos economías industriales,
que son aquellos países
cuya riqueza proviene
de la producción industrial barata;
aquellos a los que subcontratamos
gran parte de nuestra mano de obra.
Y tenemos economías
agrarias y petrolíferas,
cuya riqueza proviene de productos
naturales y materias primas.
Un criterio que distingue estas economías
es lo que llamo fuerzas de la Ilustración:
la educación, el conocimiento
y la ciencia.
Estas fuerzas de la Ilustración
son más pronunciadas,
en economías del conocimiento,
más que en las economías industriales,
y, a su vez, los potencian más que
las economías agrarias y petrolíferas
Y aquí podemos ver que vale la pena
enviar nuestros hijos a la escuela
y a la universidad y a la secundaria
y permitir que disfruten de la educación.
Es una fuerza transformadora.
En los tres tipos de economías,
vemos que las personas
que han obtenido más educación
enfatizan más los valores emancipadores.
De nuevo, esto es más pronunciado
en las economías del conocimiento,
donde las fuerzas de la Ilustración
son más poderosas.
Si se preguntan:
esta transición hacia valores
emancipadores más fuertes,
¿es algo bueno, es positivo?
Desde el punto de vista
de la democracia, sin duda lo es.
Porque podemos ver que a lo largo
de las décadas, de 1950 a 2010,
las zonas culturales se han desplazado
de circunstancias más autocráticas
a unas más democráticas,
aproximadamente en la medida
en que sus poblaciones
se han reorientado de valores
patriarcales a emancipadores.
Se puede ver que a menudo
un desplazamiento hacia la derecha
- o sea, hacia valores más emancipadores -
precede a un movimiento hacia arriba,
lo que sugiere que el cambio
de valor es causal
para el cambio posterior
en las instituciones,
y no al revés.
Una razón aún más fundamental
por la cual podemos considerar
el aumento de los valores emancipadores
como una fuerza de la Ilustración,
es la tendencia de estos valores
a producir lo que llamo
"universalismo moral".
Es decir, la ampliación
de nuestros círculos de solidaridad
en una medida de un planeta fronterizo
en la humanidad,
donde las preocupaciones por estas cosas
desafían las divisiones grupales,
ya que se incluye a todo el mundo.
Los valores patriarcales, por contrario,
favorecen la tendencia moral opuesta
hacia el provincianismo moral.
¿Qué es eso?
El estrechamiento
del círculo de solidaridad.
"Mi nación primero",
"Estados Unidos primero",
estos son los eslóganes
que muestran esa tendencia moral.
Aquí podemos ver que el cambio
de valores patriarcales a emancipadores
sí está relacionado con un cambio
del provincianismo moral
al universalismo moral,
a través de la expansión
de nuestros círculos de solidaridad,
de nuestra empatía por los demás.
Esto se mide aquí, por ejemplo,
por la preocupación ambiental
sobre el cambio global
y la lucha contra la pobreza en el mundo.
Entonces, la preocupación por el planeta
y para la humanidad está cubierta aquí.
Pero también hay problemas.
El auge de los valores emancipadores
también ha creado conflictos culturales
sobre el universalismo moral
contra el provincianismo.
Esto se aplica a un segmento particular
de los electorados occidentales.
Hay un segmento de la población
que ha sido dejado atrás
por la corriente emancipadora,
que no recibe demasiada educación,
y en consecuencia hace trabajos manuales
de baja calificación
que están bajo amenaza
de ser subcontratados a otros países.
La clase obrera, en otras palabras.
Esta clase obrera,
en el conflicto económico
entre la seguridad social
y la competencia del mercado,
está situada a la izquierda.
Además, ideológicamente a la izquierda,
están a favor de la seguridad social,
y aquí es donde los partidos de izquierda,
los partidos socialdemócratas,
el Partido Demócrata en EE.UU.,
suele contactar y obtener estos votantes.
Pero sobre el conflicto moral
entre universalismo y provincianismo,
están en el extremo provincial.
Se trata de un conflicto moral;
esto no es un conflicto económico.
Estas personas pretenden
cerrar el círculo de solidaridad.
De nuevo, "Mi nación primero",
"hacer grande a Estados Unidos de nuevo".
Y prohibir la entrada a los inmigrantes,
y construir un muro.
Esto es el provincianismo, y la gente
tiene razones para ubicarse ahí.
Aquí es donde ahora
las fuerzas crecientes del populismo,
Vlaams Blok
y el "Front National" en Francia,
el partido liberal en Austria,
incluyendo Trump en Estados Unidos,
reclutan estas personas como votantes.
La otra área
de conflicto cultural emergente
por cuestiones de emancipación
es la inmigración.
Especialmente la inmigración
desde poblaciones no occidentales
hacia los países occidentales.
Ejemplifico esto aquí
en el caso de Alemania,
una sociedad occidental
post-industrial muy típica.
La barra de la izquierda muestra
que la población anfitriona nativa
nacida en Alemania, ciudadanos alemanes,
puntúan muy alto
en los valores emancipadores.
El 62 % de esta población
enfatiza fuertemente este tipo de valores.
Los inmigrantes de primera generación
- la barra inferior a la derecha -
son muy, muy diferentes.
Destacan estos valores sin alcanzar
siquiera el 20 % de este grupo,
y estos son inmigrantes procedentes
de culturas no occidentales.
Inevitablemente, esto da lugar
a un vacío cultural en estos temas,
y estos son temas importantes
de estilo de vida.
La igualdad de género,
tolerancia de la homosexualidad,
todos estos problemas
están relacionados con eso.
Dada la importancia que tienen
los valores emancipadores
para una democracia sana,
esto no es algo trivial.
Este es un reto, y debemos
enfrentarnos a él.
La buena noticia, sin embargo,
es que podemos dominar el reto,
porque los datos también evidencian
- y estos son las tres barras centrales -
que los inmigrantes de segunda generación
están muy cerca de la población autóctona
en su énfasis por valores emancipadores.
Así que, claramente, la socialización
en este país funciona.
Lo que nos conduce
a la cuestión a debatir:
¿podemos fortalecer
la eficacia y el paso
de ese proceso de socialización?
¿Podemos lograrlo?
Y esto me conduce a mi argumento final,
en realidad es una llamada a la acción.
Creo que lo que tenemos que hacer
es repensar a fondo nuestros
programas de educación cívica
y dirigirlos en particular
a la población inmigrante.
Lo más importante, y paralelamente a esto
es poner el máximo énfasis
en la psicología de valores emancipadores
en el plan de estudios de estos programas.
(Aplausos)