La VA es una organización cuya misión es proteger y satisfacer las necesidades de nuestros veteranos, aquellos que están dispuestos a sacrificar todo por nuestro país. Desafortunadamente, lo que vemos es que, luego de todos estos años, tanto con los veteranos de la era pos 11-S como con los veteranos de Vietnam o de la Guerra contra Corea, y aquellos que estuvieron antes que nosotros, los servicios son insuficientes. Esta área de estrés postraumático es una de las principales en la que eso se manifiesta. Continúa habiendo estigma al respecto, aunque la gente no esté dispuesta a admitirlo, dentro de la milicia y también con las personas que vuelven a sus vidas civiles. Lo he experimentado con alguno de mis amigos con quienes presté servicio, que han vuelto a casa realmente luchando y teniendo problemas para encontrar el mejor lugar que realmente los ayude. Esta es una de las causas detrás de la tasa de suicidio permanente de veteranos que notamos en nuestro país y demuestra que debemos tomar un enfoque más holístico. Esta sería mi tarea como presidenta mientras que como veterana comprendo profundamente por experiencia personal quién paga el precio de la guerra y cuán duro es y me encargaré de que VA no olvide a ningún veterano y que a cada uno se le brinde la asistencia que necesite. Al analizar el trastorno de estrés postraumático, vemos que afecta a las personas de diferentes maneras dentro del abanico de posibilidades. Vemos situaciones muy pero muy extremas; otras pueden no ser tan extremas pero cada persona sana, encuentra la terapia indicada y sigue su camino de manera diferente. Y como VA, como gobierno y como sociedad, debemos poder brindar apoyo durante ese camino. Una mujer que trabajaba para mí en mi oficina de congreso es esposa de un militar; su esposo formó parte de varios despliegues y estuvo expuesto a algunos de los ambientes más extremos y a situaciones que realmente lo afectaron de la peor manera. Llegó a un punto en el que no podía volar ni viajar y el resto no sabía qué hacer para ayudarlo. No quería medicarse para tratar de aliviar el dolor. Y según él, su momento de gloria fue cuando tenían una planta que moría en el umbral. Y como él estaba en casa, comenzó a regar la planta, la cuidaba y la podaba. De a poco volvió a revivir la planta. Y tanto él como su mujer notaron que ese momento despertó algo en él que creía haber perdido. En resumen, ahora tienen una hacienda con muchas hectáreas. Él encontró la paz al trabajar la tierra e invita a otros veteranos para que lo ayuden, conecten con la naturaleza y cultiven alimentos y plantas para salir adelante. Otros encuentran la meditación. Otros trabajan con animales como caballos y perros. Otros incluso comenzaron a surfear. Yo surfeé con varios guerreros heridos, veteranos discapacitados y otros que se empoderan nuevamente en el océano, lo cual es increíble. Debemos respaldar este enfoque holístico para realmente tratar la causa en vez de pensar que la salud mental y el estrés postraumático solo pueden tratarse con más medicamentos.