La sabiduría convencional acerca de las dietas, incluyendo recomendaciones de salud del gobierno, parece cambiar todo el tiempo. Y, sin embargo, los anuncios rutinariamente alegan tener la respuesta sobre lo que debemos comer. Entonces, ¿cómo distinguir lo que es realmente saludable a partir de lo que los anunciantes quieren que creamos que es bueno? La comercialización se aprovecha del deseo de bajar de peso rápido, y ser más fuerte, delgado, y más brillante. Y en general, los planes de dieta que prometen resultados espectaculares, conocido como dietas de moda, son lo que parecen: demasiado buenos para ser verdad. Entonces, ¿de dónde vienen las dietas de moda? Aunque los antiguos griegos y romanos acudían a grandes regímenes de salud siglos antes, este fenómeno comenzó en serio en la época victoriana con manías, como la dieta del vinagre y la dieta Banting. Desde entonces, las dietas nos han aconsejado todo tipo de cosas: de masticar en exceso, a no masticar en absoluto, tomar una toronja en cada comida, sopa de repollo sin parar, incluso consumir arsénico, o tenias. Si la idea de modas de dieta ha resistido la historia, ¿quiere decir esto que funcionan? A corto plazo, la respuesta es a menudo, sí. Planes bajos en carbohidratos, como los populares dietas Atkins o South Beach, tienen un efecto diurético inicial. Se pierde sodio hasta que el cuerpo puede equilibrarse, y se puede producir pérdida de peso temporal por líquidos. Con otras dietas altas en proteínas, se puede perder peso al principio ya que al restringir sus opciones de alimentos, cae su consumo total de calorías. Pero su cuerpo, entonces, disminuye su tasa metabólica para adaptarse al cambio, disminuyendo el efecto de la dieta en el tiempo y dando como resultado una reversión rápida si se abandona la dieta. Así, aunque estas dietas pueden ser atrayentes al principio, no garantizan beneficios a largo plazo para su salud y peso. Unas sencillas normas, sin embargo, pueden ayudar a diferenciar entre una dieta que es beneficiosa para mantener la salud a largo plazo, y una que solo ofrece cambios temporales de peso. Aquí está lo primero: Si una dieta se centra en recortar calorías intensamente o en cortar grupos enteros de alimentos, como grasas, azúcares o hidratos de carbono, lo más probable es que es una dieta de moda. Y otra señal de alerta es el ritual, cuando la dieta en cuestión le indica que solo coma alimentos específicos, combinaciones prescritas, o de optar por determinados alimentos sustitutos, como bebidas, barras, o polvos. La verdad es arrojar kilos en el largo plazo simplemente no tiene una solución rápida. No todas las dietas de moda promocionan la pérdida de peso. ¿Qué con las promocionan superalimentos, limpieza y otros estimulantes del cuerpo? La propaganda enfatiza el atractivo de los productos asociados a las culturas antiguas y remotas para crear un sentido de mística en los consumidores. Mientras que los llamados superalimentos, como los arándanos o el açaí, añaden un aporte de gran alcance a los nutrientes, sus cualidades transformadoras son en gran parte superexageradas. Son adiciones saludables a una dieta equilibrada, sin embargo, a menudo, son comercializados como parte de bebidas azucaradas o cereales, en cuyo caso las propiedades negativas sobrepasan los beneficios. Limpia, también, puede ser bueno con moderación ya que pueden ayudar con un inicio rápido a la pérdida de peso y aumentar la cantidad de frutas y verduras frescas que se consumen diariamente. Científicamente hablando, sin embargo, aún no han demostrado tener ya sea un beneficio a largo plazo o desintoxicar el cuerpo mejor que los mecanismos naturales que ya están hay. Dondequiera que miremos, se nos ofrecen soluciones a cómo podemos vernos mejor, sentirnos más en forma, y, en general, sobresalir. Los alimentos no son la excepción, pero es mejor dejar el asesoramiento sobre lo que debemos comer a médicos y nutricionistas que son conscientes de las circunstancias individuales. Las dietas y las comidas de moda no son intrínsecamente malas. Circunstancialmente, incluso, podrían estar en lo cierto, simplemente no son para todo el mundo todo el tiempo.