Una montaña que separa dos lagos.
Una habitación empapelada
del suelo al techo con satenes nupciales.
La tapa de una gran caja decorativa.
Estas imágenes sin conexión aparente
nos llevan por la cabeza de un cachalote
en "Moby Dick" de Herman Melville.
En la superficie,
el libro es la historia del Capitán Ahab
buscando venganza contra Moby Dick,
la ballena blanca
que le arrancó la pierna.
Pero, aunque en el libro aparecen piratas,
tifones, persecuciones a gran velocidad,
y un calamar gigante,
no deberías esperar
una aventura marinera al uso.
En cambio, es una exploración de varias
capas no solo de los detalles íntimos
de la vida a bordo de un barco ballenero,
sino también de los temas
de la historia natural y humana,
a veces juguetona y trágica,
graciosa y urgente.
El narrador que nos guía
a través de esas exploraciones,
es un marinero corriente llamado Ismael.
Ismael comienza a contar
su propia historia
mientras se prepara para huir del "húmedo
y lluvioso noviembre de su alma"
yendo al mar.
Pero después de hacerse amigo
del isleño del Pacífico Queequeg
y unirse a la tripulación
de Ahab a bordo del Pequod,
Ismael termina siendo más un guía
omnisciente para el lector
que un personaje tradicional.
Mientras Ahab se obsesiona
con la venganza
y el primer oficial Starbuck
trata de razonar con él,
Ismael nos lleva en su propia
búsqueda de significado
a través de "todo el universo,
sin excluir los suburbios".
En su relato, las mayores preguntas son
a lo grande, incluso en detalles pequeños.
Como su narrador, Melville
era un espíritu inquieto y curioso,
que tuvo una educación poco ortodoxa
trabajando como marinero
en una serie de viajes agotadores
alrededor del mundo, en su juventud.
Publicó "Moby Dick" en 1851,
cuando la industria ballenera de
EE. UU. estaba en su apogeo.
Nantucket, de donde zarpa el Pequod,
fue el epicentro de esta lucrativa
y sangrienta industria mundial
que diezmó la población
mundial de ballenas.
Inusual para su época,
Melville no rehúye el lado oscuro
de esta industria,
incluso toma la perspectiva de la ballena
en un momento dado,
cuando especula sobre lo aterradoras
que deben ser las sombras de los barcos
para la criatura que está nadando abajo.
La familiaridad de primera mano del autor
con la caza de ballenas es evidente
una y otra vez en las vívidas
descripciones de Ismael.
En un capítulo, la piel
del pene de una ballena
se convierte en ropa de protección
para un tripulante.
Los capítulos con títulos tan poco
prometedores como "Cisterna y cubos"
se convierten en algunos
de los más gratificantes,
con Ismael comparando el rescate de la
cabeza de un cachalote con un parto,
lo que lleva a reflexiones sobre Platón.
Los enredos de las redes de ballenas
provocan reflexiones ingeniosas
sobre los "peligros siempre presentes"
que enmarañan a todos los mortales.
El autor se nutre de varias ramas
de conocimiento,
como la zoología, la gastronomía,
el derecho, la economía,
la mitología y enseñanzas de una serie
de tradiciones religiosas y culturales.
La novela experimenta con el estilo
de escritura tanto como con el tema.
En un monólogo, Ahab desafía
a Moby Dick al estilo de Shakespeare:
"Hacia ti ruedo, tú, ballena que todo
lo destruyes, pero eres invencible;
hasta el último momento
en que me enfrente a ti;
desde el corazón del infierno te apuñalo;
por el odio escupo
mi último aliento para ti".
Un capítulo está escrito como un guion,
donde los tripulantes diversos del Pequod
intervienen de forma individual y coral.
Marineros africanos y españoles
intercambian insultos,
mientras un marinero tahitiano
anhela su hogar.
Tripulantes chinos y portugueses
llaman a bailar
y un joven presagia el desastre.
En otro capítulo,
Ismael canta el proceso de decantar
el aceite de ballena en un estilo épico,
mientras el barco se balancea y rueda
en el mar de medianoche
y los barriles retumban como
deslizamientos de tierra.
Un libro tan amplio tiene algo para todos.
Los lectores han encontrado
alegoría religiosa y política,
investigación existencial,
sátira social, análisis económico
y representaciones
del imperialismo norteamericano,
relaciones laborales y conflicto racial.
Mientras Ismael busca un sentido a la vida
y Ahab busca a la ballena blanca,
la novela explora las fuerzas opuestas
del optimismo y la incertidumbre,
la curiosidad y el miedo
que caracterizan la existencia humana
sin importar lo que estemos persiguiendo.
A través de las muchas
páginas de "Moby Dick",
Melville invita a sus lectores
a saltar a lo desconocido,
a unirse a él en la caza
del "misterioso fantasma de la vida".