Leah Chase: ¡Oh, qué maravilla!
Dios, nunca vi un auditorio
con tanta belleza y fuerza
como la que estoy viendo.
Es maravilloso. Lo es.
Es un hermoso auditorio.
Pat Mitchell: Casi dije tu edad,
porque me diste permiso,
pero me di cuenta de que estaba
a punto de hacerte un año mayor.
Solo tienes 94 años.
(Risas)
(Aplausos)
LC: Sí, solo tengo 94.
(Aplausos)
Quiero decir, llegas a esta edad
y las partes empiezan a desgastarse.
Tus piernas comienzan a desgastarse.
Lo único que mis hijos siempre dicen:
"Pero no le pasa nada a tu boca".
(Risas)
Así que tienes que tener
algo en marcha, así que estoy lista.
(Risas)
PM: Bien Sra. Chase,
la primera vez que estuvimos allí,
llevé a un grupo de mujeres jóvenes,
que trabajan con nosotros en TED,
a la cocina,
y todas estábamos paradas y tú
ya habías cocinado el almuerzo
para cientos de personas,
como lo haces todos los días,
y las miraste.
Tienes que compartir con esta audiencia
lo que les dijiste a esas jóvenes.
LC: Bueno, ya sabes, hablo
con mujeres jóvenes todo el tiempo,
y está comenzando a molestarme,
porque mira lo lejos que llegué.
Venía con mujeres que tenían que
esforzarse mucho y trabajar duro,
y sabían cómo ser mujeres.
No derrotaron a ese hombre.
Y, bueno, no teníamos
la educación que se tiene hoy,
y Dios, estoy tan orgullosa
cuando veo a esas mujeres
con toda esa educación a sus espaldas.
Es por eso que trabajé duro,
intentado que todas usen esos recursos.
Ellas simplemente
no conocen su poder,
y siempre les digo,
solo miren a mi madre,
tuvo 12 niñas antes de tener un niño.
(Risas)
Entonces sabes cómo salí.
(Risas)
Ahora, ella tenía 14 hijos.
Ella crió a 11 de nosotros de los 14,
y hasta el año pasado,
todos todavía estábamos vivos,
un montón de viejitos,
pero todavía estamos aquí.
(Risa)
Y a veces podemos ser simplemente
irritables y bla, bla, bla, bla, bla,
pero todavía seguimos.
Y me encanta ver mujeres.
No sabes lo que me hace
ver a las mujeres en la posición
en la que están hoy.
Nunca pensé que vería eso.
Nunca pensé que vería mujeres
tomando los lugares
y las posiciones que tenemos hoy.
Es solo algo poderoso.
Hice que una joven mujer viniera a mí.
Era una mujer afroamericana.
Y le dije: "Bueno, ¿qué haces, cariño?".
Ella dijo: "Soy un piloto retirada
de la Armada".
Oh Dios, eso solo me derritió
porque sabía lo difícil
que era ser parte de esa armada.
Ya sabes, la Armada fue lo último
que realmente se integró,
y eso fue hecho por Franklin Roosevelt
como un favor a un hombre afroamericano,
Lester Granger, que yo conocí muy bien.
Era el jefe de la
Liga Nacional Urbana en aquel entonces,
y cuando Roosevelt le preguntó,
quería nombrar a Lester como tal vez
uno de los miembros de su gabinete.
Lester dijo: "No, no quiero eso.
Todo lo que quiero que
hagas es integrar esa Armada".
Y eso fue lo que hizo Franklin.
Bueno, Franklin no vivió para hacerlo,
pero Truman lo hizo.
Pero cuando esta mujer me dijo,
"He volado todo lo que hay para volar",
bombarderos, todo tipo de aviones,
simplemente me derritió, ya sabes,
solo ver qué tan lejos
han llegado las mujeres.
Y yo le dije, dije,
"Bueno, podrías ingresar
al programa espacial".
Ella dijo: "Pero, Sra. Chase,
soy demasiado mayor".
Ella ya tenía unos 60 años,
y, ya sabes,
estás sobre la colina entonces.
(Risas)
No quieren que vueles al cielo
a los 60 o algo de años.
Quédate en el suelo.
Cuando me encuentro con mujeres,
y hoy todas vienen a mi cocina,
y lo sabes,
y eso molesta a Stella, mi hija.
No le gusta que la gente
venga a la cocina.
Pero ahí es donde estoy,
y ahí es donde me vas a ver, en la cocina.
Entonces, cuando llegan allí,
conozco a todo tipo de personas.
Y eso es lo que realmente me anima,
cuando me encuentro
con mujeres en movimiento.
Cuando me encuentro con mujeres
en movimiento, es bueno para mí.
No soy una de estas mujeres
que agitan banderas.
No me vas a ver afuera
agitando los brazos.
No, no hago eso.
(Risas)
No, no hago eso, y no quiero
que ninguna de Uds. lo haga.
Solo sean buenas mujeres.
Y saben, mi madre nos enseñó...
ella fue dura con nosotras,
y ella decía: "Sabes, Leah",
ella nos dio a todas este lema,
"para ser una buena mujer,
primero tienes que parecer una niña".
Bueno, pensé que parecía una niña.
"Actúa como una dama".
Eso, nunca aprendí a hacerlo.
(Risas)
"Piensa como un hombre".
No actúes como un hombre;
piensa como un hombre.
Y "trabaja como un perro".
(Risas)
Así que lo aprendimos
de la manera difícil.
Y ellos nos enseñaron eso.
Nos enseñaron lo que las
mujeres tenían que hacer.
Nos enseñaron que las mujeres controlaban
el comportamiento de los hombres.
Como actúas, ellos actuarán.
Entonces tienes que hacer eso,
y te lo digo todo el tiempo.
Ya sabes, no empequeñezcas a ese hombre.
Me molesta cuando
puede que tengas un marido
que tal vez no tenga
tanta educación como tú,
pero aun así no debes derrotarlo.
Tienes que seguir levantándolo,
porque no quieres vivir con un ratón.
Entonces quieres que ese hombre sea
un hombre, y haga lo que tiene que hacer.
Y de todos modos, recuerda siempre,
él funciona con combustible barato.
(Risas)
Así que llénalo con combustible barato...
(Risas)
y luego, lo tienes.
Es solo así...
(Risas)
Es solo...
PM: Tienes que darnos
un minuto para asimilarlo.
(Risas)
LC: Cuando escuché a esta joven
hablar antes de salir...
ella era tan bella,
y deseé poder ser así,
y mi esposo, pobre cariño...
Lo perdí después de que
llevábamos casados 70 años...
no estoy de acuerdo en una cosa,
nunca hizo nada,
pero nos llevabamos bien
porque él aprendió a entenderme,
y eso fue simplemente difícil,
porque él era tan diferente.
Y esa mujer me recordó.
Le dije: "Si hubiera sido como ella,
Dooky realmente lo habría amado".
(Risas)
Pero yo no era.
Siempre fui insistente,
siempre en movimiento,
siempre haciendo esto,
y solía venir a mí todo el tiempo,
y él decía:
"Cariño, Dios te castigará".
(Risas)
"Tú... simplemente no estás agradecida".
Pero no es que no esté agradecida,
sino que creo que, mientras estés viva,
debes seguir moviéndote,
tienes que seguir intentando levantarte
y hacer lo que tienes que hacer.
(Aplausos)
No te puedes sentar.
Tienes que seguir,
seguir intentando hacer
un poco todos los días.
Todos los días, haces un poco,
trata de hacerlo mejor.
Y eso ha sido toda mi vida.
Bueno, crecí en el campo,
a una ciudad pequeña,
tuve que hacer de todo,
tuve que llevar agua,
tuve que lavar la ropa,
hacer esto, hacer lo otro,
recoger las fresas estúpidas,
todo ese tipo de cosas.
(Risas)
Pero aun así, mi padre insistió
en que actuáramos bien,
fuéramos amables.
Y eso es todo.
Cuando escuché a esta joven mujer...
oh, ella sonaba tan hermosa...
dije: "Ojalá pudiera ser así".
PM: Sra. Chase, no queremos
que seas diferente de como eres.
No hay duda sobre eso.
Déjame preguntarte.
Es por eso que es tan maravilloso
tener una conversación
con alguien que tiene
una visión tan larga...
LC: Mucho tiempo.
PM: Recordar a Roosevelt
y la persona por la que hizo ese favor.
Lo que está en tu cabeza y tu mente
y lo que has visto y atestiguado...
Una de las cosas que
es bueno recordar, siempre,
es que cuando abriste ese restaurante,
blancos y negros no podían
comer juntos en esta ciudad.
Era contra la ley.
Y sin embargo lo hicieron,
en Dooky Chase. Cuéntame sobre eso.
LC: Lo hicieron, allí.
Bueno, mi suegra primero comenzó esto,
y la razón por la que lo comenzó fue
porque su esposo era enfermizo y salía...
la gente de Chicago y de todas partes,
llamaría a su trabajo
corredor de apuestas.
Pero en Nueva Orleans,
somos muy sofisticados,
(Risas)
entonces no era un corredor de apuestas,
era un vendedor de lotería.
(Risas)
Así que ya ves, le ponemos clase a eso.
Pero así es como lo hizo.
Y no podía ir de casa en casa
para conseguir sus clientes y todo eso,
porque estaba enfermo,
entonces ella abrió esta
pequeña tienda de sándwiches,
por lo ella que iba a tomar las apuestas,
porque él estaba muy enfermo.
Tenía úlceras. Estuvo realmente mal
por mucho tiempo.
Entonces ella hizo eso...
y sin saber nada,
pero sabía que podía
hacer un sándwich.
Ella sabía que podía cocinar,
y pidió prestados 600 dólares
de una cervecería.
¿Te imaginas comenzar un negocio
hoy con 600 dólares
y sin conocimiento
de lo que estás haciendo?
Siempre me sorprendió
lo que ella podía hacer.
Era una buena
administradora de dinero.
Eso, no lo soy yo.
Mi esposo solía llamarme
una hermana en bancarrota.
(Risas)
"Ella gastará todo lo que tienes".
Y lo haría, sabes.
PM: Pero mantuviste
el restaurante abierto, aun así,
incluso en esos tiempos de controversia,
cuando la gente protestaba
y casi lo boicoteaba.
Es decir, fue un movimiento controvertido
que hiciste tú y tu esposo.
LC: Lo fue, y no sé cómo hicimos,
pero como dije, mi suegra
era una persona amable, muy amable,
y no tenías a ningún afroamericano
en la fuerza policial en ese momento.
Todos eran blancos.
Pero ellos venían,
y ella decía,
"Bebé, voy a prepararte
un pequeño sándwich".
Entonces les preparaba un sándwich.
Hoy llamarían a eso soborno.
(Risas)
Pero ella era solo esa clase de persona.
Le gustaba hacer cosas por ti.
A ella le gustaba dar.
Entonces ella hacía eso,
y tal vez eso nos ayudó
porque nadie nos molestó.
Tuvimos a Jim Dombrowski,
Albert Ben Smith,
que comenzaron todo tipo
de cosas en ese restaurante,
y nadie nos molestó.
Entonces solo lo hicimos.
PM: Discúlpame.
Me hablaste ese día sobre el hecho de
que las personas consideraban
el restaurante como un refugio seguro
donde podrían reunirse,
especialmente si estaban
trabajando en derechos civiles,
derechos humanos,
trabajando para cambiar las leyes.
LC: Bueno, porque una vez
que pasabas esas puertas,
nunca nadie te molestaba.
La policía nunca venía
a molestar a nuestros clientes, nunca.
Entonces se sintieron
seguros de venir allí.
Podían comer, podían planear.
Todos los Freedom Riders,
ahí es donde planearon
todas sus reuniones.
Venían y les serviríamos un tazón de gumbo
y pollo frito.
(Risas)
Así que dije que habíamos cambiado
el rumbo de EE. UU.
sobre un tazón de gumbo
y un poco de pollo frito.
(Aplausos)
Me gustaría invitar a los líderes, ahora,
que solo vengan a tomar un tazón
de gumbo y un poco de pollo frito,
que hablen e iríamos y haríamos
lo que tenemos que hacer.
(Aplausos)
Y eso es todo lo que hicimos.
PM: ¿Podríamos enviarte
una lista para invitar al almuerzo?
(Risas)
LC: Sí, invita.
Porque eso es lo que no estamos haciendo.
No estamos hablando.
Reunirnos.
No me importa si eres
republicano o lo que seas, ven
Habla.
Yo conozco a esos viejos.
Yo era amiga de esos viejos,
como Tip O'Neill y todas esas personas.
Sabían cómo reunirse y hablar,
y no estaban de acuerdo, tal vez.
Está bien.
Pero hablarías y llegaríamos
a algo bueno y nos reuniríamos.
Eso fue lo que hicimos en ese restaurante.
Planearían la reunión,
La madre de Oretha,
la madre de Oretha Haley.
Ella era grande en CORE.
Su madre trabajó para mí durante 42 años.
Y ella era como yo.
No entendimos el programa.
Nadie de nuestra edad
entendió este programa,
y con seguridad no queríamos
que nuestros hijos fueran a la cárcel.
Oh, eso fue... oh Dios.
Pero estos jóvenes estaban
dispuestos a ir a la cárcel
por lo que creían.
Estábamos trabajando con Thurgood
y AP Tureaud y todas esas personas
con la NAACP.
Pero ese fue un movimiento lento.
Todavía estaríamos aquí tratando
de entrar por la puerta, esperándolos.
(Risas)
PM: ¿Es de Thurgood Marshall
de quien hablas?
LC: Thurgood Marshall.
Pero yo apreciaba a Thurgood.
Él fue un buen movimiento.
Querían hacer esto sin ofender a nadie.
Nunca olvidaré a AP Tureaud:
"Pero no puedes ofender a la gente blanca.
No los ofendas".
Pero a estos jóvenes no les importaba.
Dijeron: "Nos vamos. Listos o no,
vamos a hacer esto".
Y entonces tuvimos que apoyarlos.
Estos fueron los niños
que conocimos, niños justos.
Tuvimos que ayudarlos.
PM: Y trajeron el cambio.
LC: Y trajeron el cambio.
Ya sabes, fue difícil,
pero a veces haces cosas difíciles
para hacer cambios.
PM: Y has visto tantos de esos cambios.
El restaurante ha sido un puente.
Has sido un puente
entre el pasado y el presente,
pero no vives en el pasado, ¿verdad?
Vives mucho en el presente.
LC: Y eso es lo que debes decirles
a los jóvenes de hoy.
Bien, puedes protestar,
pero deja el pasado atrás.
No puedo responsabilizarte
por lo que hizo tu abuelo.
Eso era tu abuelo.
Tengo que construir sobre eso.
Tengo que hacer cambios.
No puedo quedarme allí y decir:
"Oh, bueno,
mira lo que nos hicieron antes.
Mira lo que nos hacen ahora".
No, lo recuerdas,
pero eso te hace continuar,
pero no lo machacas todos los días.
Tu mueves,
y te mueves para marcar una diferencia,
y todos deberían estar involucrados.
Mis hijos dijeron:
"Madre, no te hagas política", ya sabes.
(Risas)
"No te vuelvas política,
porque sabes que no nos gusta eso".
Pero debes ser política hoy.
Tienes que estar involucrada.
Sé parte del sistema.
Mira cómo fue cuando
no pudimos ser parte del sistema.
Cuando el Dutch Morial
se convirtió en alcalde,
fue un sentimiento diferente
en la comunidad afroamericana.
Nos sentimos parte de las cosas.
Ahora tenemos un alcalde.
Tenemos ese sentido de pertenencia.
Moon intentó antes de que llegara Dutch.
PM: El padre del alcalde Landrieu,
Moon Landrieu.
LC: El padre del alcalde Landrieu,
tomó grandes, grandes riesgos
poniendo afroamericanos
en el ayuntamiento.
Fue vilipendiado por eso
por un largo tiempo,
pero él era un visionario,
e hizo aquellas cosas que sabía
que iban a ayudar a la ciudad.
Él sabía que teníamos que involucrarnos.
Entonces eso es lo que tenemos que hacer.
No insistimos en eso.
Seguimos moviéndonos,
y Mitch, ya sabes,
le digo a Moon todo el tiempo,
"Hiciste algo bueno",
pero Mitch hizo algo
más grande que tú y mejor que tú.
Cuando bajó esas estatuas,
le dije: "¡Muchacho, estás loco!".
(Aplausos)
Estás loco.
Pero fue un buen movimiento político.
Ya sabes, cuando vi a
P.T Beauregard bajar,
estaba sentado mirando las noticias,
y simplemente me di cuenta
de qué se trataba todo esto.
Para mí, no se trataba de raza;
fue un movimiento político.
Y me puse tan furiosa,
regresé a la cocina a la mañana siguiente,
y dije, vamos, recoge
tus pantalones, y vamos a trabajar,
porque te vas a quedar atrás.
Eso es lo que tienes que hacer.
Tienes que superar a la gente,
superar lo que hacen.
Iba a traer visibilidad a la ciudad.
Así que obtuviste esa visibilidad.
Supéralo, elévate,
haz lo que tengas que hacer,
y hazlo bien.
Es todo lo que hacemos.
Es lo que trato de hacer.
PM: Pero acabas de dar la fórmula
de la resiliencia. ¿Verdad?
Eres claramente el mejor ejemplo
que podemos encontrar
en cualquier lugar, de resiliencia,
entonces debes haber lo que piensas...
LC: Me gusta la fuerza emocional.
Me gustan las personas
con fuerza emocional y física,
y tal vez eso es malo para mí.
Mi general favorito de todos los tiempos
fue George Patton.
Ya sabes, eso no fue demasiado genial.
(Risas)
PM: Es sorprendente.
LC: Tengo a George Patton
colgando en mi comedor
porque quiero recordar.
El se puso metas,
y se propuso alcanzar esos objetivos.
Nunca se detuvo.
Y siempre recuerdo sus palabras:
"Dirige, sigue o sal del camino".
Bien, no puedo liderar...
(Aplausos)
No puedo ser una líder,
pero puedo seguir a un buen líder,
pero no me estoy quitando del camino.
(Aplausos)
Pero eso es justo lo que tienes que hacer.
(Aplausos)
Si no puedes liderar...
los líderes necesitan seguidores,
así que si te ayudo allá arriba,
voy a montar en tus éxitos,
y no puedo contar
los éxitos en lo que me he montado.
(Risas)
Aliméntate bien. Me ayudarás.
(Risas)
Y de eso se trata la vida.
Todos pueden hacer algo,
pero por favor involúcrate.
Haz algo.
Lo que tenemos que hacer
en esta ciudad, en todas las ciudades...
las mamás deben
comenzar a ser mamás hoy.
¿Sabes?
Deben comenzar a entender
cuando traes a un niño al mundo,
tienes que hacer un hombre de él,
tienes que hacer una mujer de ella,
y toma algo de trabajo.
Implica sacrificio.
Tal vez no tenga las uñas largas,
tal vez no tenga el cabello bonito.
Pero ese niño estará en movimiento,
y eso es lo que tienes que hacer.
Tenemos que concentrarnos en educar
y hacer que estos niños
entiendan de qué se trata.
Y odio decírselos, señores,
van a necesitar una buena mujer
para hacer eso.
Van a necesitar una buena mujer
para hacer eso.
(Aplausos)
Los hombres pueden hacer su parte.
La otra parte es hacer
lo que tienes que hacer
y llevarlo a casa,
pero nosotras podemos manejar el resto,
y nos encargaremos del resto.
Si eres una buena mujer,
puedes hacer eso.
PM: Escucharon eso primero aquí.
Podemos manejar el resto.
LC: Podemos encargarnos del resto.
Sra. Chase, muchas gracias...
LC: Gracias.
PM: por tomarte un tiempo del trabajo que
haces todos los días en esta comunidad.
LC: Pero no sabes lo que esto hace por mí.
Cuando veo a todas
estas personas, y se reúnen...
la gente viene a mi cocina
de todo el mundo.
Ha venido gente de Londres,
dos veces me pasó a mí.
Primero vino un hombre,
y no sé por qué vino a esto...
Cada año, los chefs hacen
algo llamado "Chefs de caridad".
Bueno, sucedió que
yo era la única mujer allí,
y la única afroamericana allí
en ese escenario
haciendo estas demostraciones,
y no me iba a ir hasta que vi
a otra mujer llegar también.
No voy a subir... tendrán que cargarme
hasta que traigan a otra mujer aquí.
(Risas)
Entonces ahora tienen otra,
así que podría renunciar.
Pero este hombre era de Londres.
Entonces después de eso,
encontré al hombre en mi cocina.
Vino a mi cocina,
y dijo: "Quiero hacerte una pregunta".
De acuerdo, pensé que me iba
a preguntar algo sobre la comida.
"¿Por qué todos estos
hombres blancos te rodean?".
(Risas)
¿Qué?
(Risas)
No pude entender.
Él no podía entender eso.
Le dije: "Trabajamos juntos.
Esta es la forma en que
vivimos en esta ciudad.
Puede que nunca vaya a su casa,
que nunca vengas a mi casa.
Pero cuando se trata de trabajar,
como para recaudar dinero
para esta escuela especial,
nos unimos.
Eso es lo que hacemos".
Y aún viene otra, una mujer,
elegantemente vestida,
por aproximadamente
un mes en mi cocina.
Dijo: "No entiendo
lo que veo en tu comedor".
Dije: "¿Qué ves?"
Ella vio blancos y negros juntos.
Eso es lo que hacemos.
Nos encontramos. Hablamos.
Y trabajamos juntos,
y eso es lo que tenemos que hacer.
No tienes que ser mi mejor amigo
para trabajar para mejorar tu ciudad,
para mejorar tu país.
Solo tenemos que unirnos y trabajar,
y eso es lo que hacemos en esta ciudad.
Somos un grupo extraño aquí.
(Risas)
Nadie nos entiende,
pero te alimentamos bien.
(Risas)
(Aplausos)
(Ovaciones)
Gracias.
(Aplausos)