Esto que ven acá es la Trimaker I,
es una impresora 3D.
Las impresoras 3D son máquinas
que nos permiten hacer cosas,
fabricar nuestros propios objetos.
Para mí, las impresoras 3D
van a cambiar el mundo
en los próximos años,
nos van a cambiar la vida.
De pequeño, siempre me gustó
hacer cosas con las manos.
Me gustaba fabricar
mis propios juguetes.
Me acuerdo que era distinta
la sensación de fabricar
mi propio juguete
a tenerlo comprado.
Y para esto usaba
las herramientas de papá,
que eran mi canal de inspiración.
A los 6 años, recuerdo que
me electrocuté por primera vez.
Estaba arreglando
un arbolito de Navidad.
Y después, a los 14,
fue muchísimo más fuerte.
Me acuerdo que estaba arreglando
el taladro del abuelo.
Y no va que estaba descalzo...
Lo enchufo, y en cuanto lo enchufo
me empezó a vibrar todo el cuerpo;
empecé a sentir cómo la electricidad
me empezó a pasar por las manos,
por el cuerpo, por los pies
y quedé tirado en el piso.
Me tuvieron que socorrer.
Después de semejante clase práctica,
vino el abuelo italiano y me dijo:
"Ma, bambino, siediti qui".
Y me dijo, "Te voy a
dar la clase teórica".
Y les juro que no me olvidé
nunca más lo que era el vivo
y una descarga a tierra.
El tiempo fue pasando
y me seguía haciendo
mis propios juguetes,
pero esta vez un poquito
más complicados.
Esta turbina la hizo
Dan Etenberg, un amigo mío.
Nos fascinaba juntarnos para
hacer este tipo de locuras.
Me llama y me dice: "Che, Maxi,
escúchame: ya terminé la turbina,
terminé de resolver eso
que teníamos que tornear...
¡Voy para la casa de tu abuelo!"
¿Uds. se pueden imaginar
la cara del abuelo
cuando le dijimos que le íbamos
a meter una turbina en el jardín?
El abuelo se encerró en la cocina.
Le estábamos trayendo un aparatito así,
que giraba a 130 000 rpm,
que hubo que ponerle una protección
por si los álabes salían despedidos,
y además tiraba una flama de 40 cm.
Y el ruido que hacía...
no me lo puedo sacar del cuerpo...
Era como si le estuviese aterrizando
un Sky Harrier en el jardín al abuelo.
Yo creo que habrá pensado eso,
que estaría aterrizando un helicóptero.
Después le dije a Dan:
"Che, Dan, ¿qué nos podemos hacer ahora?
¿Qué tal si nos hacemos un rayo láser?"
Éramos buenos pibes,
pero nos gustaban estas cosas.
Claro, un rayo láser. Estábamos ahí.
Teníamos que tener mucho cuidado.
Si llegábamos a tocar
esa parte de aluminio
en el tubo de descarga...
¡Eran 30 000 volts
que pasaban por ahí!
Pero bueno... nos gustaban esas cosas
y queríamos hacer lo que nos gustaba.
Ese laboratorio era
como el de Frankenstein.
Pasó un tiempo y dije,
entre otras cosas:
"Bueno, no quiero pedirle más
las herramientas a papá
y esta vez voy a hacer mis propias
cosas con una fresadora".
Una fresadora es un robot
cartesiano que sustrae material
de un bloque de madera o de plástico
hasta construir lo que Uds. ven ahí,
que puede ser
cualquier tipo de objetos.
Eran como 10 meses de construcción
para consumar el objeto en 1 hora.
Nos quedamos mirando
la máquina funcionando.
Era una intensidad increíble.
Pero había una pregunta
que no me podía responder:
¿Se puede vivir
de lo que te gusta?
¿O la diversión y el trabajo
son como el agua y el aceite?
¿Pueden estar mezclados?
¿Se puede mezclar el juego
con la oportunidad de negocio?
Ahí fue como empecé a meterme
con el tema de las impresoras 3D.
Porque era una tecnología
que me sacaba el sueño de noche
y que, además, la veía como
una posible oportunidad de negocio.
Pero, creo que
al principio les dije
que les venía a contar
mi primera vez, ¿no?
La primera vez que imprimí
con una impresora 3D hecha por mí.
Se la presento:
esta es Marsi 1.
Sí, ya sé: parece una heladera.
Pero créanme que era una impresora 3D.
Mi primera vez fue desastrosa.
Estuve 3 meses intentándolo y nada.
No pasaba absolutamente nada.
Me acuerdo que ya había
hablado con inversores,
que estaba dando charlas en la UBA,
que le estaba contando a todo el mundo
que estaba haciendo
una impresora 3D que no imprimía
y que lo único
que hacía era esto.
Quería hacer una pulsera,
me salía eso chato.
Quería hacer el Yoda
de "La guerra de las galaxias",
me salía ese huevo
frito que ven ahí.
Cada vez que eso me pasaba
era como si me clavasen
un puñal en el pecho.
Me iba a dormir muy,
muy muy triste.
Hasta que un día, decidí
no prestarle más atención.
Esto que les voy a
contar es 100 % verdad.
Siempre me quedaba como 2 horas
mirándola, mirándola y salía todo eso.
Esta vez me fui al
supermercado y la dejé.
Como si me lo hubiese hecho a propósito,
cuando llegué me encontré con esto.
¡No saben lo que fue!
Saltaba de la alegría.
Imagínense llegar y ver
"La Venus de Milo"
ahí colgadita, hecha. Estaba...
Era de 2 x 2 x 3 [cm],
pero para mí había sido
como tocar el cielo con las manos.
La cosa fue mejorando, poco a poco,
y empezamos a imprimir otras cosas.
Les voy a contar un poquito
la tecnología.
¿Ven esa batea blanca?
Ahí se coloca una resina
que es fotosensible.
Y desde abajo
se va iluminando capa a capa,
se va proyectando las superficies de
nivel hasta construir la morfología
que uno ha cargado,
que ha diseñado.
Ahí pueden ver mi figura favorita,
que es "The clay bottle".
Y allá, aquel muñeco verde, soy yo.
No digan nada, pero se lo quiero
regalar a mi novia para el cumpleaños,
¿puede ser?
Actualmente estamos construyendo
distintos tipos de piezas en goma,
en cera, estamos imprimiendo
en plástico, distintos colores.
Acá les muestro el llaverito
de "La Venus de Milo".
Este fue el primero.
Me trae suerte, esperemos.
Para que vean que no solamente
se pueden hacer estas banalidades
que les acabo de mostrar;
esta tecnología, actualmente,
le está cambiando la vida a la gente.
A esa nenita le escanearon
partes de su cuerpo,
se ha impreso un exoesqueleto
y actualmente pudo modificar
el problema que
tenía de motricidad.
Abajo pueden ver
una mandíbula.
Esa mandíbula fue hecha por el proceso
de sintetizado láser selectivo
sobre polvos de aluminio.
Se le colocó a una mujer de 83 años
y hoy día puede mover la mandíbula.
Les presento a Marina.
Es mi prima.
En el año 2006, ella tuvo
un accidente muy serio,
un accidente automovilístico.
El pronóstico de los médicos
no era muy favorable.
La verdad es que conmocionó
muchísimo a toda la familia.
Tuvo politraumatismos de todo tipo.
Uno de los más graves
había sido en la cabeza.
Había perdido parte de
la estructura ósea del cráneo.
Había dos opciones.
Una era aplicar
las técnicas tradicionales.
Era directamente agarrar una especie
de enduido biocompatible
y de manera cuasi artesanal
se va colocando
hasta cubrir la parte
que le faltaba del cráneo.
La segunda opción era directamente
tomar una tomografía computada
y a partir de esta tomografía computada
se construía directamente el cráneo
de manera digital y, posteriormente,
se reconstruía en un programa
la parte que le faltaba para después
imprimirlo a partir de impresión 3D.
Se optó por esta segunda opción.
Hoy Marina disfruta
de una vida espléndida,
tiene 2 hijos, disfruta con su familia
y acaba de correr un maratón.
Lo que en un principio
arrancó como un juego,
espero que en el futuro
pueda ayudar a la gente.
Y esto me hace pensar que
es posible hacer lo que te gusta
y que es posible cambiar al mundo
y sentirte como la primera vez.
Gracias.