(sonidos de un baile en otra habitación)
Dios, no te vi.
Sí, no debería sentarme en esta silla.
Pero no hay nadie aquí ahora,
¿o sí?
Hasta los sirvientes siguen en la cocina.
¿Pero que está haciendo usted
aquí en las sombras?
¿Escondiéndose? ¿De quién?
Sabe, la mayoría de las personas
lo disfruta.
Especialmente las jovencitas.
Pero lo comprendo,
yo detesto bailar.
No importa cuánto músicos
traiga el duque a su casa,
la mayoría de las veces,
prefiero el silencio y estar sola.
Soy Margerite Parnelle.
¿Y usted?
Ah, un viajero.
¿Ha venido como embajador o algo así?
No me diga...
Entonces va a participar
en el Consejo mañana.
¿Quiere un poco de vino?
Parece que nosotros mismos
tenemos que servirnos de momento.
Dígame, ¿cuáles son las ultimas ciudades
que ha visitado?
Madrid y Toledo…
Sí que debe extrañar
el calor de la luz del sol.
Aquí tiene.
Veo que sus manos han tenido un día duro.
¿Quizás usted no está muy familiarizado
con nuestras costumbres?
Usted está en la casa del duque.
Incluso si no me agrada el hombre,
hay ciertas cosas que usted necesita
saber, si no quiere ser considerado...
maleducado.
Aún tenemos tiempo.
Primero lo primero, debe lavarse
las manos antes de cenar.
Empecemos por eso, ¿de acuerdo?
Ahora, esto es de suma importancia:
lavarse las manos antes de sentarse
en la mesa
es el momento perfecto para deshacerse de
todos los pensamientos negativos.
Mientras las limpia, solo acepte
pensamientos buenos en su mente.
Y esto mantendrá su humor
durante toda la noche.
Todos lo harán lo mismo
y tendremos una cena agradable.
Sin embargo,
me temo que esto no será suficiente
para absolver al duque
de sus pensamientos negativos y planes.
Ahora, ¿está familiarizado
con el número de platos?
Querrá saber cuántos platillos esperar,
así no se apresura con el primero que vea.
Estamos en la mesa del duque
y eso significa que esperamos
al menos 7 platos.
Especialmente esta noche, pues
intentará causar una buena impresión
con esta exhibición de riqueza.
Así es cómo funcionan las cosas:
si usted se encuentra
entre los más altos rangos de la sociedad,
por ejemplo, un cardenal,
es una costumbre agasajar a sus invitados
con al menos 9 platos.
Uno, dos, tres, cuatro,
cinco, seis, siete, ocho y nueve.
Un obispo, un duque
o una marquesa ofrecerá 7 platos.
Pero tenga cuidado, un plato
puede contener 3 o 4 platillos a la vez.
Podríamos empezar con un guiso
o un caldo espeso con carne,
pasteles con vegetales, y buñuelos.
Después habrá tantos platos de carne
que la mesa quedará sin espacio.
Y los últimos platos podrán incluir queso,
diversas cremas,
fresas, frutas confitadas
y ciruelas guisadas en agua de rosas.
Y también vino, por supuesto.
Tanto vino para ahogar a todos los músicos
de una sola vez.
Los lores de rangos más bajos como
lord Surrey o lady Beauchamp
servirían de tres a seis platos.
Aunque son tan tacaños que estoy segura
de que servirían solo uno si pudieran.
Y a medida que llegan los invitados,
hay asientos designados
que todos deben respetar
cuando lleguen a la mesa.
Por supuesto, el cabeza de la familia
se sentará aquí, donde no debo estar yo.
A su lado se sientan personas importantes,
como su esposa
o invitados que quiera tener cerca.
Como usted, me imagino.
¿No ha escogido este asiento
por accidente?
Y después
estarán sus amigos cercanos
o invitados de alto rango.
Y mientras más lejos se siente del duque,
más bajo es el rango al que pertenece.
Ahora, si usted va a estar
en el Consejo mañana,
va a tener que saber más
sobre los invitados
y por qué el duque los invitó.
¿Qué tan familiarizado está usted con él?
Bueno, la cena de hoy no es solo
por entretenimiento,
estoy segura de que ha escuchado
los rumores.
Él tiene planes, por supuesto.
Es un duque.
Todos los días intenta aumentar su poder
y estar más cerca del trono.
Y no está solo.
Sus espías y sequaces trabajan
para reunir apoyo por doquier.
Se está acercando,
y está moviendo sus últimos peones.
Se oyen rumores en los corredores
sobre una rebelión mañana, en el Consejo.
Y mientras más lores lo sigan,
más fácil será.
Lamentablemente, le cuesta encontrar apoyo
entre los más importantes.
Los invitados de hoy son leales
a la corona
y probablemente lo seguirán siendo
incluso si son agasajados
con las comidas más suntuosas
y los mejores vinos.
El dinero, sin embargo...
El dinero puede cambiar muchas lealtades.
Y los susurros me dijeron
que uno de los invitados de esta noche
ya se ha pasado al lado traicionero.
Cierto conspirador está entre nosotros
y está ayudando mucho al duque,
recaudando fondos para que pueda
comprar cada voz que importa:
la suya, la mía y la de todos aquí.
La presencia de este cómplice
será decisiva para el duque,
y él ha estado esperando esta noche
con la mayor impaciencia.
¿Pero quién podría ser
este misterioso colaborador?
¿El conde de Brampton?
Que vendería a su propia madre
para ser el próximo alto consejero.
¿Lady Mabel?
Que ha pasado por encima
de nada menos que tres ataúdes
para casarse con el primo del príncipe.
¿O lord Spencer?
Tan endeudado que se le ha visto
vendiendo las joyas de su esposa,
hasta el último broche.
Sí, son leales a la corona,
pero todos tenemos nuestras debilidades.
Y aunque nuestro anfitrión no sea sutil,
él sabe dónde están los defectos.
Estoy aquí para encontrar
quién es la serpiente
y detenerlo
antes de que puedan abrir el bolso.
Sin sobornos,
sin aliados para el duque,
no más rebelión,
y una nueva cabeza para la colección
de la corona.
Y el Consejo podría necesitar
un nuevo líder.
¿Más vino?
No me mires así.
Dije que lo detendría,
no que lo mataria.
No soy una asesina.
Tengo mis propios métodos.
Volvamos a hablar de la cena.
Cuando estemos todos sentados,
tus manos deben estar visibles
en la mesa todo el tiempo.
Especialmente al ser un hombre sentado
junto a una mujer,
pues no queremos imaginar...
Ya sabes.
De todos modos, aléjate de las manos
de Brampton si puedes.
Y nunca pongas tus codos en la mesa.
Es de mala educación.
Toma la servilleta y ponla en tu regazo,
también puedes tenerla
en el hombro izquierdo,
de hecho, a muchos les resulta más fácil
para limpiarse los dedos
o los cuchillos.
Y es una buena oportunidad para golpear y
ahuyentar al diablo que está sentado ahí.
Pero sospecho que el diablo está sentado
sobre ambos hombros del duque.
El cuchillo...
Usualmente se supone que debemos traer
nuestro propio cuchillo y cuchara,
pero, nuevamente, el duque quiere lucirse
y ha decidido exhibir
su cubertería de lujo.
Eso es bastante poco común.
Las cucharas son artículos muy personales.
Pues bien, esto es
lo que usarás principalmente
mientras degustas pequeñas porciones
de los platos de tu elección.
Una cosa importante:
el duque tendrá su propio plato
para cada comida,
nunca tomes nada de allí,
incluso si está cerca de ti.
Los lores de menor rango pueden compartir
un plato para dos o cuatro,
y les recomendaría encarecidamente
que contraten a un catador.
Tú y yo probablemente compartiremos
un plato con otras dos personas.
Utilizarás principalmente
los tres primeros dedos para comer.
Nunca uses la mano izquierda.
Y es por eso que tu servilleta
es muy importante.
No importa lo que haga lord Spencer,
no derrames comida sobre el mantel,
come sin ensuciar,
y si algún alimento cae al suelo,
recógelo, pero no lo comas.
Tampoco alimentes a los perros,
esas criaturas gordas, feas y peludas
que el duque trae consigo a todas partes.
¿Más vino?
Y si queda algo de comida
en los platos al final de cada plato,
no la toques.
Será para los sirvientes.
Sí, realmente necesitan comer.
No, el duque habría elegido hacer
su judada mucho antes.
Me temo que la mayoría de los invitados
ya estarán borrachos
cuando se unan a la mesa, así que...
No esperará demasiado para hacer
su propuesta.
Es por eso que tengo que actuar rápido.
Dado que la mitad de nosotros ya
estaremos durmiendo al final de la cena,
¿alguien realmente se daría cuenta
de que alguien dormita un poco antes?
¿Quién?
No estoy segura todavía.
Pero estoy tan cerca...
Mira.
Encontré esto en la chimenea del salón.
Pedazos de una carta
que recibió el duque,
probablemente ayer u hoy.
Podemos encontrar la suma recaudada
y creo que podría revelar
la identidad de nuestro conspirador.
Pero no puedo conectar
la mayoría de las piezas
Mira.
(murmuro)
En esta, cuatro mil... ¿de qué?
No puedo leer nada en esta.
Esta no es de ayuda.
¿Lord Surrey? ¿De verdad?
Quizás hay algo de lo que me perdí.
Falta la parte principal.
Si tan solo pudiera...
(charla y gente entrando en la habitación)