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Title:
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Description:
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Los arrecifes coralinos
colorean nuestro mundo.
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Su belleza nos cautiva.
Su diversidad nos asombra.
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Construimos acuarios
para tener estos tesoros,
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pero su mayor valor reside
en el mundo natural.
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Aquí, cerca de Devil's Point
en las Filipinas,
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estamos sumergidos
en uno de los ecosistemas
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más diversos de la Tierra, un sistema
que aprovecha el poder del Sol
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a través de la singular colaboración
de animales y algas.
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Un sistema que soporta miles de especies
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a través del uso eficiente de nutrientes
que suelen ser escasos.
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Escondidos en estos rincones y grietas,
encontramos multitud de organismos
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en una compleja red de conexiones.
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Una anguila morena obtiene
una pequeña ayuda de sus amigos,
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un examen dental por parte
de un camarón limpiador
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y de un pez lábrido limpiador.
Ellos comen pequeños parásitos
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que pueden hacer enfermar a la anguila;
una relación mutualista ganar-ganar.
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No todas las interacciones
resultan tan bien.
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Una estrella de mar
corona de espinas se devora un coral,
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dejando una estela de esqueletos blancos.
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Un pequeño cangrejo Trapezia
defiende de forma victoriosa
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a su morada de coral
de una criatura más grande.
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Y un nudibranquio de brillantes colores
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cena una esponja
que crece sobre el arrecife.
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Sus colores advierten
a los depredadores de no acercarse;
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los nudibranquios ingieren químicos
que los hacen venenosos.
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Observamos estas especies y muchas más,
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pero lo que no podemos
ver son todas las relaciones
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que las conectan entre sí
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y lo más importante es que ellas forman
parte de una red alimenticia,
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conexiones superpuestas
de productores y consumidores,
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depredadores y presas.
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Los humanos también forman
parte de esta red alimenticia.
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Los arrecifes coralinos sostienen
redes alimenticias más complejas
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que cualquier otro lugar en el planeta.
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¿Qué hace a estos lugares
ser tan especiales?
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Bien, salgamos desde las Filipinas
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para explorar dónde se encuentran
los arrecifes en el mundo.
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Aunque los arrecifes coralinos soportan
un cuarto de las especies oceánicas,
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cubren mucho menos de un uno por ciento
del área de los océanos.
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Los arrecifes coralinos prosperan
en aquellas partes del globo
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que reciben
la mayor parte de la luz solar.
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El ecuador terrestre divide
a nuestro planeta
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en el hemisferio norte y el hemisferio sur
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y una franja que rodea
el ecuador, los trópicos,
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reciben luz del sol,
continuamente, durante el año.
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Los arrecifes coralinos abarcan un tercio
de la costa de la zona tropical.
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Esta parte de nuestro mundo recibe
la mayor cantidad de energía
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de nuestra estrella, el Sol.
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Esa energía alimenta
las redes alimenticias
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del arrecife coralino y sostiene
la excepcional diversidad
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de los ecosistemas de arrecifes coralinos.
Los arrecifes coralinos son
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las estructuras más grades
construidas por animales
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y hay tres formas básicas diferentes:
las barreras de coral,
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los arrecifes costeros y los atolones.
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La Gran Barrera de Coral
de Australia es la más grande del mundo.
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Un arrecife de barrera
sigue la línea costera
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con lagunas que separan
al arrecife de la costa.
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Aquí en Curazao, justo frente
a la costa de Sudamérica,
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vemos arrecifes costeros,
los cuales crecen en la costa,
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formando un borde a lo largo de ella.
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Y este es Ant Atoll
al oeste del océano Pacífico.
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Un atolón se forma
cuando una isla volcánica
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se hunde bajo el nivel del mar
dejando un anillo de coral.
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Todos estos arrecifes
son construidos por animales
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que reciben energía solar
para generar roca a partir del agua.
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Este arrecife de las Filipinas incluye
muchas especies de corales.
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Los más comunes son los corales delicados
y suaves, pero los corales duros
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son los que mayormente
construyen arrecifes.
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¡Y han venido haciendo este trabajo
durante más de cien millones de años!
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Para entender cómo hacen los corales
para construir un arrecife,
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tenemos que ver cómo viven.
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Cada coral es una colonia
de animales muy pequeños llamados pólipos
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y comen tal como lo hacen
todos los animales.
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Los pólipos capturan su presa
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y, al igual que el aparato punzante
de sus parientes las medusas,
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arponea su alimento
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con ganchos microscópicos
liberados por sus tentáculos.
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El pólipo luego dirige al copépodo
hacia su boca para ingerirlo.
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Estas comidas proporcionan
una importante fuente de energía,
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pero la mayor parte de la energía
del coral viene de un lugar muy diferente.
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Para entenderlo,
debemos verlo detenidamente.
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Las capas internas del tejido
del pólipo albergan algas
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llamadas zooxanthellae.
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Estas algas son responsables
del color del coral
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y, muy importante, ellas aprovechan
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la luz del Sol a través
de un proceso llamado fotosíntesis.
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El alga que vive dentro
del coral convierte la luz del sol
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en azúcares ricos
en energía y en aminoácidos.
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¡Los corales absorben
hasta un 90 % de ese combustible!
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Como contraparte, el alga
depende de la obtención
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de los desechos del pólipo
como fuente de nutrientes.
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Este eficiente reciclaje les permite
a los corales prosperar
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en aguas tropicales, donde
la fuerte competencia puede hacer
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que los nutrientes
sean difíciles de encontrar.
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Exploremos el interior de un pólipo
para ver cómo construyen un arrecife.
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El pólipo toma carbono
del alga y del agua de mar
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y lo convierte en carbonato de calcio.
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Cuando respiramos,
exhalamos dióxido de carbono,
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todos los animales lo hacen,
incluso los corales.
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El carbono se combina
con al calcio del océano
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para formar carbonato de calcio.
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Los corales usan este compuesto blancuzco
para formar sus esqueletos.
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Los pólipos de los corales duros empujan
la superficie donde ellos residen,
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luego, llenan ese espacio
con carbonato de calcio.
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Este proceso se repite una y otra vez
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y así ayudan a construir
un arrecife completo.
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Los corales pueden construir un arrecife
a una tasa de varios centímetros por año.
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La aceleración del tiempo nos deja ver
el crecimiento de la comunidad coralina.
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Como individuos, los corales compiten
por los recursos en el arrecife.
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Este proceso continuo y lento persiste
por un largo período de tiempo.
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Algunos arrecifes se remontan a siglos.
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Las corrientes oceánicas y otros factores
pueden cambiar la forma del coral.
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Las mismas especies
pueden verse completamente diferentes,
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dependiendo de algo tan simple
como la rapidez del movimiento
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del agua que los rodea.
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Este atributo se llama plasticidad.
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La respuesta flexible de los corales
responde a su ambiente,
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ayudándolos a adaptarse
a un mundo cambiante.
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Y aunque los arrecifes
pocos profundos y de colores vivos
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que hemos visitado hasta ahora
son los más conocidos,
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se sabe que los arrecifes se extienden
mucho más abajo de esos reinos soleados.
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Los exploradores
de la Academia de Ciencias de California
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estudian estos arrecifes profundos
en una región apodada
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la Zona del Crepúsculo.
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Los corales viven aquí con poca luz,
a diferencia de los de aguas someras.
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Con poca energía solar,
los corales comen más;
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cenan animales diminutos
que se refugian en estas profundidades
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escapando de los depredadores de arriba.
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La plasticidad de estos corales
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funciona bien
en estos ambientes con poca luz.
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Algunas especies tienen
adaptaciones como los pigmentos
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que funcionan como bloqueador solar
arriba y los hace fluorescentes
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en esta profundidad.
Los pigmentos se ajustan a la débil luz
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con colores que las algas
pueden usar para la fotosíntesis.
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Los científicos se sumergen
a profundidades cinco veces mayores
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que un buzo normal para examinar
estos arrecifes poco comunes.
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Cada visita revela nuevos descubrimientos,
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estos ctenóforos bentónicos, por ejemplo.
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Las pequeñas medusas pegajosas se aferran
a los sedales abandonados
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extendiendo sus largos
y finos tentáculos para agarrar y atraer
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a la presa rápidamente.
Cada expedición proporciona pruebas
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para conservar
y recuperar estos ecosistemas.
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Sean o no de aguas profundas,
los arrecifes habitan un vasto océano.
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Ellos están conectados entre sí
mediante la geografía del piso oceánico
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y las corrientes
que fluyen alrededor de ellos.
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Los corales migran a través
de corrientes oceánicas
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que llevan huevos y larvas
hacia otras moradas,
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enriqueciendo
los arrecifes sobre la marcha.
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La humanidad también está conectada
a este mundo sumergido.
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Así como los corales dependen
de las algas para sobrevivir, los humanos
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dependen de los arrecifes.
Quinientos millones de personas dependen
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de los arrecifes como fuente
de alimento e ingreso.
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Muchos han aprendido
a cosechar la abundancia
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de los arrecifes en forma sustentable
como para que los ecosistemas coralinos
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se mantengan saludables.
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Los arrecifes
no solo proporcionan alimento,
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sino también protección.
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Los huracanes, tifones y ciclones
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que se forman en los mares tropicales,
en ocasiones causan
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estragos cuando llegan a tierra.
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En el 2017 el ciclón tropical Debbie
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azotó el nordeste de Australia
como se ve aquí
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en estas imágenes satelitales.
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Los satélites han monitoreado
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las tormentas tropicales
durante muchas estaciones,
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de modo que podemos aumentar la velocidad
del tiempo para observar su movimiento.
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Las líneas internas indican
tormentas más intensas.
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Los arrecifes sanos protegen
el suelo de los efectos catastróficos
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de estas tormentas tropicales.
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Aquí vemos la Barrera
de Coral Mesoamericana,
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el arrecife más grande
del océano Atlántico.
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Cuando el huracán Dean azotó la península
de Yucatán de México en 2007,
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el arrecife sirvió
como escudo de la costa.
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Los científicos crearon una simulación
por computadora para entender
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cómo funciona esto.
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Los arrecifes disipan
la energía de las olas,
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reduciendo la altura de la ola
y disminuyendo la velocidad
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antes de reventar en la costa.
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A nivel mundial, los arrecifes protegen
miles de millones de personas
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que habitan en las comunidades costeras.
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Es necesario garantizar la salud
de los arrecifes coralinos
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para disfrutar de sus beneficios.
Aquí, en el Caribe, los arrecifes
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han sufrido la sobrepesca por décadas
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y el hombre continúa deteriorando
los arrecifes alrededor del globo.
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El desarrollo en la tierra puede generar
vertidos que llegan al océano
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que asfixian a los arrecifes coralinos.
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Los contaminantes
como el plástico y los pesticidas
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pueden empeorar el problema.
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Además de estas amenazas locales,
ellos enfrentan otras a nivel global:
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la elevación de las temperaturas
y la acidificación de los océanos pone
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en peligro de extinción a los arrecifes.
La quema de carbón y petróleo
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y otros combustibles fósiles
despide dióxido de carbono
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a la atmósfera de la Tierra,
atrapando calor
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y calentando nuestro planeta,
incluyendo a los océanos.
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Las aguas someras del Caribe
se calientan más rápido
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que las profundidades;
aquí los arrecifes experimentan
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los efectos del calentamiento
más intensamente.
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Visitemos el arrecife de coral de Curazao
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donde podemos ser testigos
de primera mano de estos efectos
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y también para saber
qué están haciendo los científicos
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para garantizar
la sobrevivencia de los arrecifes.
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Los arrecifes de aguas someras
son particularmente sensibles
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al aumento de temperatura.
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El agua caliente puede causar
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el blanqueamiento del coral cuando
una colonia completa de pólipos
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pierde su color.
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Visitemos un solo pólipo
para ver cómo sucede.
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Mucha luz o calor hace
que las algas del coral liberen
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químicos que deterioran al anfitrión
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y el coral estresado expulsa sus algas,
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sacrificando sus fuentes
de energía primaria al hacerlo,
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muy parecido
a un sistema inmune muy reactivo.
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Llamamos blanqueamiento del coral
a la pérdida del color del coral
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debido a la expulsión de sus algas.
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Los corales sometidos al blanqueo
están enfermos, pero no muertos.
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Las algas pueden recolonizar
a los corales que sufren blanqueo
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si las condiciones
mejoran suficientemente rápido.
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De modo que los arrecifes
que sufren blanqueo se pueden recuperar.
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Algunos corales
parecen ser totalmente resistentes
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al blanqueamiento.
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Estos sobrevivientes, sea el animal
o sus algas o una combinación de los dos,
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podrían proporcionar asistencia
a los corales menos resistentes.
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Pero la recuperación lleva tiempo
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y mucho más
por la acidificación de los océanos,
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otro subproducto debido al exceso
de dióxido de carbono en la atmósfera.
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Les podría tomar años o, incluso, décadas
para que las colonias se recuperen,
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de modo que hay que conseguir
formas de agilizar su recuperación.
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Observemos nuestros ecosistemas
de arrecifes coralinos
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de una forma diferente.
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Cada especie tiene un código genético,
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un libro de instrucciones moleculares
que varía ligeramente
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de un individuo a otro;
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algunos fragmentos ofrecen
estrategias de sobrevivencia
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para un mundo cambiante.
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Cuando los animales se reproducen,
comparten esas instrucciones,
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lo cual los puede llevar a concebir
hijos más aptos.
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Cada individuo
que desaparece es un volumen
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que se pierde para siempre
de la biblioteca genética de la especie.
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Por eso es que el mantenimiento
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de la diversidad dentro
de la especie es importante
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Para reproducirse, los corales liberan
su material genético
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en el agua circundante,
generalmente, en la noche;
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debido a que los corales
no pueden unirse para aparearse,
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dejan que las corrientes oceánicas
lo hagan por ellos.
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Un evento de desove de muchas especies
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puede ocurrir al mismo tiempo
por todo el arrecife.
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Los corales detectan los cambios
de la luz del día y la temperatura
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del agua e, incluso,
la luz de la luna llena.
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Esto induce a los corales a liberar
millones de espermas y huevos
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que flotan en la superficie quedando
a merced de las corrientes.
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Los huevos fertilizados se desarrollarán
en una larva que nada libremente
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y que finalmente se fija
en una superficie apropiada
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donde crece y forma los pólipos.
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Los científicos están explorando métodos
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para ayudar a los corales a reproducirse
miles de veces de forma más exitosa.
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Ellos salvan a los huevos fertilizados
de los depredadores,
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luego, crían las larvas en un laboratorio
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antes de regresarlos al ambiente.
Esta pirámide del tamaño de una taza de té
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es hogar de pequeñas colonias coralinas,
las cuales se iniciaron
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como un pólipo único y resistente.
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El pólipo se dividirá y crecerá,
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estableciendo un nuevo hogar
en el piso oceánico.
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Al igual que favorecer
nuevos crecimientos en un bosque,
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el plan de los científicos
es introducir millones
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de corales resistentes
en arrecifes sometidos a mucho estrés.
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Hemos visitado solo unos pocos ecosistemas
enriquecidos por los corales
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y esperamos desentrañar
los secretos de la sobrevivencia
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de los arrecifes coralinos en estos
y muchos otros lugares.
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Su sobrevivencia hace que nos beneficiemos
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de su protección,
de su abundancia y de su belleza.
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Con nuestra ayuda,
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las generaciones futuras de corales
continuarán coloreando nuestro mundo.