¿Saben lo que creía Aristóteles? Aristóteles decía que pensamos con el corazón y que el cerebro solo se dedica a enfriar la sangre que viene caliente del corazón después de haber pensado. ¿No les parece una barbaridad que una de las mentes más brillantes de la historia de la humanidad haya equiparado al cerebro humano con un radiador? Creo que todos estamos de acuerdo en que Aristóteles esta vez estaba equivocado. Hace más o menos 10 años investigo la relación entre el corazón y el cerebro. Básicamente la forma en que el corazón produce enfermedades neurológicas como los accidentes cerebrovasculares o ACV, y cómo el cerebro produce enfermedades cardiológicas como las arritmias. Y en este camino de la investigación me llevé un montón de sorpresas. Eso de que pensamos exclusivamente con el cerebro y que el corazón solo bombea sangre, no es tan así. Por ejemplo, ¿cuántas veces les dijeron que "decidan con el corazón"? ¿Qué tiene que ver esta bomba de puro músculo con tomar una decisión? ¿O tal vez con las intuiciones que es lo que necesitamos para tomar decisiones, a veces? Hay un estudio de la Universidad de Cambridge que revolucionó el tema de decidir con el corazón. Y abrió un camino enorme en lo que nosotros llamamos: "investigación sobre toma de decisiones". En este estudio se les pidió a algunas personas que participen de un juego en el cual tenían que tomar decisiones basadas en situaciones simuladas en una computadora. Y siempre había dos opciones entre las cuales tenían que decidir: una de ellas iba a tener un resultado positivo o favorable, y la otra iba a tener un resultado desfavorable. Y mientras participaban del juego se les monitoreaba los latidos cardíacos para saber cómo reaccionaba el corazón justo antes de tomar una decisión. Y lo que encontraron los investigadores fue que antes de tomar una decisión que iba a tener un resultado favorable, el corazón latía de una forma específica. Pero cuando iban a tomar una decisión que iba a tener un resultado negativo, latía de una forma totalmente distinta. Es decir que, aparentemente, el corazón sabía antes de que el cerebro fuera consciente, si la decisión que se estaba por tomar iba a tener un resultado favorable o desfavorable. Ahora les pido que se guarden esto en la cabeza y vamos a hacer un ejercicio nosotros, vamos a experimentar con nuestro cuerpo. Les voy a pedir que cierren todos los ojos. Todos cierren los ojos, mantengamos silencio, y pongan sus manos sobre las rodillas hasta que yo les diga. Y mientras hacemos esta prueba, quiero que traten de ver si pueden sentir sus latidos cardíacos. Muy bien, abramos por favor los ojos. Ahora les voy a pedir que levanten la mano quienes hayan podido sentir sus latidos. Perfecto, más o menos el 50 %. Entre las personas que levantaron las manos probablemente haya muchos que tienen desarrollada una capacidad que se llama interocepción. ¿Qué es la interocepción? Simplemente la capacidad de sentir los mensajes que nos da nuestro cuerpo, que nos envía nuestro cuerpo. Como por ejemplo en este caso los latidos cardíacos. Volviendo al experimento de la Universidad de Cambridge, las personas que estaban participando del juego habían hecho exactamente lo mismo que ustedes y habían sido clasificadas en quienes tenían buena interocepción, o mala interocepción. Y lo más interesante de este experimento es que quienes tenían buena interocepción tomaron decisiones favorables más frecuentemente que quienes no tenían buena interocepción La conclusión de este experimento parece ser que quienes tienen la capacidad de detectar, decodificar y procesar los mensajes que nos manda nuestro corazón antes de decidir, aparentemente podrían tomar mejores decisiones. Por supuesto que, con todo experimento revolucionario como este, es necesario confirmarlo con otros científicos que hagan la misma prueba. Pero, mientras tanto, ¿no les parece que no están tan mal algunas frases como "escuchá tu corazón" o "tengo una corazonada" al momento de decidir? ¿Pero cómo hacen el corazón y el cerebro para interactuar de esta manera al momento de tomar una decisión? Hay un área específica dentro del cerebro que es el foco de nuestras investigaciones que se llama ínsula. Se llama ínsula porque es como una isla que está debajo de la corteza cerebral, oculta, y que está hiperconectada con todo el cerebro. Es como si fuera el gran aeropuerto local a donde llegan y de donde se van todas las conexiones Pero la ínsula también está conectada con otros órganos como el corazón y el intestino, entre otros, y por lo tanto también es el gran aeropuerto internacional a donde llegan y de donde se van todas las conexiones que están fuera del cerebro. Y lo que tiene de interesante la ínsula es que es pura neurona, y el corazón es puro músculo. Entonces ustedes me pueden decir: ¿cómo hacen para comunicarse estos dos órganos tan distintos? La respuesta es bastante sorprendente porque el corazón, como el cerebro, tiene neuronas. Esos puntos blancos que ustedes ven en el corazón son neuronas, grupos de neuronas, a donde llegan conexiones que vienen del cerebro. Y eso que ustedes están viendo es un típico corazón, es la anatomía de un corazón. ¿Y qué pasó a lo largo de la humanidad para que un corazón como ese se transforme en el símbolo universal del amor? ¿Qué tiene que ver el corazón con amar o enamorarse? En otro experimento, le pidieron a algunas personas que traigan fotos de alguien a quien amaban profundamente, y de alguien que les era totalmente indiferente. Y les hicieron una resonancia magnética especial, que se llama funcional, que nos permite ver qué áreas del cerebro se están activando ante determinados estímulos, o determinadas acciones. Y los que se vio en este experimento es que cuando las personas veían la foto de la persona a quien amaban se iluminaban áreas relacionadas con el placer y con la recompensa. Y no casualmente, una de esas áreas era la ínsula. La ínsula parece estar involucrada en algunas funciones junto con otras áreas del cerebro que nos permiten darnos cuenta que estamos enamorados de una persona. Nos permite decir, "esa es la persona de la cual yo estoy enamorado". Y aparte, por sus conexiones con el cerebro, por sus conexiones con el corazón y con el intestino, hace que cuando estamos con esa persona a quien amamos tengamos taquicardia, palpitaciones, y esa sensación de "mariposas" que a veces se describe en el estómago cuando estamos enamorados. Entonces señores, nos enamoramos con el cerebro y no con el corazón. Y este grado de interconexión que hay entre el cerebro y que tenemos también con la ínsula, hace que tenga repercusiones funcionales, pero que también haya repercusiones que pueden resultar en problemas de salud. Por ejemplo, les quiero mostrar en este gráfico: acá tienen en el eje horizontal los meses de mayo, junio y julio. Y en el eje vertical, tienen la cantidad de infartos cardíacos que hubo en la ciudad de Múnich. En el año 2003, la cantidad de infartos en esos tres meses se mantuvo constante, no hubo cambios. Año 2005, pasó algo similar. Año 2006, mayo, sigue todo igual; junio y julio explota el número de infartos en Múnich. ¿Qué pasó? Muy bien, muchos de ustedes ya se dieron cuenta y es el Mundial de Fútbol 2006. (Risas) Y cada partido que jugó Alemania, es uno de los picos que ustedes están viendo en la diapositiva. Y más interesante todavía, es que el pico número 5 es el partido por cuartos de final que jugó Alemania con Argentina y que prefiero no decir cómo terminó. (Risas) Ese partido lo estaba viendo un amigo que se llama Hans en su casa. Hans estaba sentado frente al televisor, y se pasó viendo primero y segundo tiempo que terminaron empatados y toda la definición por penales. Estaba ganando Alemania 4 a 2, faltaba el último penal, Cambiasso se prepara para patear y está Lehmann en el arco de Alemania. Patea Cambiasso, ataja Lehmann, clasifica Alemania, y Hans que es el equivalente alemán del Tano Pasmann, (Risas) pega el grito de su vida, libera toda la energía y toda la adrenalina que acumuló durante esos 90 minutos más los penales, y en cuanto terminó de gritar la atajada del penal fue a parar directo al hospital con un infarto. Como muchos otros alemanes ese día en el que se triplicó el número de infartos en la ciudad. Hans es un ejemplo viviente de cómo algunas emociones que afectan nuestro cerebro hacen que en forma transitiva terminemos teniendo un problema cardíaco. El estrés que tuvo Hans, esa sobredosis de adrenalina terminó comprometiendo al corazón y produciendo el infarto. Entonces, uno acá se plantea ¿tenemos que resignarnos y aceptar que estamos expuestos a lo que este sistema tan complejo corazón-cerebro nos expone en cuanto a nuestras emociones? ¿O hay algo que podamos hacer? La ciencia nos está abriendo muchas puertas, una de ellas es a técnicas milenarias. Técnicas que, por más que tengan miles y miles de años, solo se han investigado seria e intensivamente en los últimos años. Y una de ellas, es el "mindfulness". Mindfulness es una especie de técnica de meditación que nos permite concentrarnos en todo lo que está pasando alrededor, en las sensaciones, en las emociones, y en los mensajes de nuestro cuerpo. ¿Les suena esto de mensajes de nuestro cuerpo? ¿Interocepción? Cuando me hablaban de mindfulness hace unos 10 o 12 años, yo era absolutamente incrédulo porque, por supuesto, no había ninguna evidencia científica, nada. Y como solemos pensar con una mente médica y científica, lo que no sea probado, no sirve. Entonces miren lo que pasó en los últimos 10 años. 2005 a 2015: publicaciones científicas que en el título tienen la palabra "mindfulness". Aumentaron enormemente, y gran parte de ellas, la parte más importante de todas estas publicaciones que están viendo investiga la utilidad del mindfulness para combatir cosas como el estrés. Yo sé que ustedes son escépticos que tienen una mente curiosa y que no se van a creer cualquier cosa que les esté diciendo. Entonces vamos a jugar a que ustedes son los científicos, y les pido que piensen qué situación estresante podríamos usar para comprobar si el mindfulness es útil o no es útil para combatir el estrés. ¿Cuál es la peor de las situaciones? La guerra. En California hay un centro donde los marines son entrenados antes de ser enviados al campo de batalla. Es el último entrenamiento donde se hace un simulacro súper estresante en el cual los Marines están enfrentados a soldados que tienen la fisonomía de quienes van a enfrentar. Los ruidos son los mismos, los olores son los mismos, y descripto por ellos mismos, es el momento más estresante antes de ir a la guerra. En este centro de entrenamiento, se tomó a la mitad de los marines y se les ofreció hacer mindfulness 8 semanas. Y al resto, la vida de siempre. Hicieron el mindfulness, se sometieron a este terrible simulacro, y después del simulacro se les hizo un cuestionario en el cual se les pregunta cuán estresados estaban. Y lo interesante es que quienes habían hecho mindfulness, estaban mucho menos estresados que quienes no habían hecho. Ustedes me pueden decir, "claro, esto es sugestión... "...porque como hicieron mindfulness van a decir que tienen menos estrés". Pero también se les midió en sangre una proteína que libera el cerebro ante situaciones de extremado o extremo estrés. Y los Marines que habían hecho mindfulness tenían niveles muchísimo más bajos que quienes no lo habían hecho. O sea que hay una demostración subjetiva y objetiva de que algo podemos hacer para disminuir el estrés. Y como este hay muchos otros experimentos que son los que muestra este gráfico. Entonces, pareciera que gracias a cosas que existen hace mucho tiempo y que la ciencia está mostrando ahora, tal vez tengamos la posibilidad de disminuir el impacto de algunas emociones sobre nuestra salud y sobre el sistema corazón-cerebro. Y tal vez en el futuro, esto lo dirá la ciencia, hasta se puedan prevenir enfermedades como el ACV o infartos cardíacos, usando este tipo de técnicas. Por ahora creo que todos tenemos que reconocer al genio de Aristóteles que fue el primero en pensar que el corazón y el cerebro funcionan como sistema. Y creo que también es bueno recordar las palabras de un gran sabio que dijo, "un buen corazón y un buen cerebro, son una combinación formidable". Muchas gracias. (Aplausos)