Convertirse en un psicólogo de viajes | Javier Labourt | TEDxNKUA

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente de las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

Javier Labourt es un psicólogo, lleno de energía y optimismo. Recibió su diploma universitario en Buenos Aires, Argentina, y tiene un título en psicología de la Universidad de California, Palo Alto, California. Durante muchos años trabajó como terapeuta licenciado en su país de origen, Argentina. El viajar es su gran pasión, y ha sido parte del programa de viajes más exitoso de la televisión griega, el World Party! La risa tiene un lugar importante en su vida, quizás esa sea la razón por la que entrenó como clown ¡por seis años!

Esta chica se llama Amalia, y es música.

Tiene una gran voz.

Es súper talentosa

y escribe sus letras con
una profunda sensibilidad.

Durante muchos años,

Amalia sufrió de pánico escénico.

Esto significa que ella tenía miedo
de tocar frente a una audiencia.

Por eso, ella evitaba
este tipo de situaciones.

Este miedo intenso no le permitía
crecer como artista.

Yo soy psicólogo,

y me apasiona poder ayudar a las personas
a crear un cambio positivo en sus vidas.

Durante muchos años
trabajé como terapeuta

y pude ver muchos pacientes
similares a Amalia.

Como Uds. saben,

cuando la gente va al psicólogo,

está generalmente buscando
un cambio personal.

Irónicamente, el primer cambio profundo
en mi perspectiva de vida

llegó sin siquiera buscarlo,

y no fue a causa de la terapia.

Vayamos un tiempo atrás.

Yo era un niño de 7 años,

y vivía con mi familia en un suburbio
de Buenos Aires, Argentina.

Era un niño curioso, me encantaba leer.

Era también algo introvertido,

pero por sobre todo,
tenía muchísimos miedos.

Mi mayor miedo era pasar la noche
en la casa de algún amigo.

Las pocas veces que intenté hacerlo,

terminé llamando por teléfono a mis
padres en el medio de la noche

pidiendo que me vengan a buscar.

Pero algo interesante sucedió

cuando recibí una propuesta
de mis abuelos.

Ellos me estaban invitando
a hacer un viaje con ellos...

un viaje de dos meses a visitar a tías
que vivían en California y en Hawái.

Iba a ser mi primer
viaje largo en avión.

Y era la primera vez

que iba a pasar tanto tiempo
alejado de mis padres.

Sentía una mezcla de emociones
al respecto.

Por supuesto que tenía miedo.

Pero muy dentro mío, deseaba viajar.

En el día de la partida,

ese miedo de extrañar a mis padres
comenzó a crecer,

y recuerdo estar allí, en el
aeropuerto, a punto de partir,

justo antes de cruzar
la línea de seguridad,

cuando comencé a gritar:

"No me quiero ir. No quiero viajar".

Estaba llorando y en pánico

por los dos meses que iba
a pasar lejos de mi hogar.

Luego de un rato,
pude comenzar a calmarme

y logré conectarme con mi deseo.

Por lo que tomé todo el coraje que tenía
y di el paso.

Yo iba a viajar.

Esos dos meses fueron increíbles.

Y recuerdo cuando llegó el momento
de regresar, regresar a casa,

de volar de regreso a Argentina,

recuerdo decirle a mi abuela,

"Abuela, yo no quiero regresar a casa".

En este primer viaje,

aprendí dos importantes lecciones
que tuvieron un profundo efecto en mí.

La primera

es que cuando sentimos miedo
hacia alguna cosa,

podemos agarrar el coraje que tenemos,

nos exponemos,

y podemos superar ese miedo.

Nuestra autoestima va a aumentar,

y podremos disfrutar de experiencias
que nunca pensamos que podríamos.

La segunda gran lección

es que viajar ofrece una gran oportunidad
para obtener una nueva perspectiva

para cambiar la manera
en que miramos las cosas.

y después de este primer viaje
vinieron muchos otros,

y cada uno de estos viajes
me fue formando.

Pero de todos los viajes que hice,

las cinco semanas que pasé en India

fueron las que más contribuyeron para
que desarrolle un estado mental positivo.

Lo que experimenté en ese viaje
está en relación

a una importante teoría psicológica
acerca de la felicidad.

Existen tres factores que
influyen en nuestra felicidad,

y estoy hablando de
la felicidad de largo plazo,

el sentimiento crónico de felicidad.

El primer factor es el biológico,

y es responsable del 50 % de
nuestra felicidad de largo plazo.

Es nuestra disposición genética,

es nuestro temperamento básico,

se mantiene constante
durante toda nuestra vida,

y, claro, que no podemos
cambiar este factor.

Es nuestro punto de partida
para la felicidad.

El segundo factor es
nuestras circunstancias de vida,

dónde vivimos, cuántos años tenemos,
si estamos solteros o casados,

el tipo de trabajo que tenemos

o incluso cuánto dinero ganamos.

Generalmente, la mayoría piensa

que este es el factor más importante
que influye en nuestro nivel de felicidad

¿Cuántas veces hemos escuchado

"Oh, cuando encuentre mi alma gemela,
seré feliz",

o quizás,

"Oh, cuando me compre este nuevo
e increíble teléfono móvil seré feliz"?

Y déjenme decirles que, estas
declaraciones en cierto grado,

son ciertas porque estos eventos
pueden hacernos sentir más felices.

Pero seguro sobreestimamos
la influencia de su efecto.

Porque lo que muestran las investigaciones

es que nuestras circunstancias de vida

son solo responsables de un 10 %
de nuestra felicidad de largo plazo.

No importa cuánto control tengamos
sobre nuestras circunstancias de vida,

su influencia es pequeña.

¿Por qué es solo un 10 %?

Porque los humanos,
toda la raza humana,

tiene una capacidad increíble de adaptarse
a las novedades que nos trae la vida.

Y seis meses después de que comienzo un
nuevo trabajo, me adapto a lo que implica

a sus beneficios, sus responsabilidades

y regreso a mi nivel habitual
de felicidad.

Este fenómeno es conocido
como "adaptación hedónica"

y de acuerdo a su definición,

es la tendencia humana

a volver rápidamente a nuestro nivel
relativamente estable de felicidad

a pesar de cualquier cambio positivo
o negativo en la vida.

Entonces, mis amigos, la pregunta es,

¿Qué más influye en nuestra
felicidad del largo plazo?

Y, permítanme decirles, que este
último factor es muy importante

ya que podemos trabajar
sobre este factor.

Este último factor

son las actividades intencionales
que todos podemos hacer y practicar.

Claro que implican algo de esfuerzo,

pero si las hacemos con frecuencia,
las practicamos

las podemos convertir en hábitos,

y podemos llamarlos
"hábitos de felicidad".

Ellos forjarán nuestra forma de pensar.

Nos guiarán hacia un estado
más positivo y feliz,

y, amigos, nos permitirán vivir
vidas más felices.

Hablemos un poco de ellos.
Les daré algunos ejemplos.

Un hábito de felicidad que es fácil,
es realizar actos de amabilidad,

ser amable.

Me refiero a hacer cosas por los demás

sin esperar nada a cambio,
sin esperar recompensa.

Por ejemplo, puede ser ayudar a alguien
en la calle,

ayudar a aquella viejita
a cruzar la calle

o quizás donar dinero a la caridad.

Otro hábito de felicidad es el desarrollo
de una mirada optimista.

Si trabajamos para tener esperanza
y confianza en el futuro,

nuestro nivel de felicidad se elevará.

Permítanme brindarles un consejo, simple
y práctico para practicar el optimismo.

Cada vez que pensemos acerca de
una situación en la que digamos,

"Mmmm, esto es un problema",

cambiemos la palabra

y en vez de "problema",
usemos la palabra "desafío".

Recuerden, "desafío"
en vez de "problema".

Esto les dará poder

en la posibilidad de superar
esa cuestión.

Recuerden, desafío en vez de problema.

Esto es ser optimista.

Otro hábito de felicidad

es utilizar nuestro propio
estándar interno,

para practicar y dejar de
compararnos con los otros.

Y créanme,

esto es bastante difícil en estos días
con toda la exposición que tenemos

a las redes sociales.

Otro hábito de felicidad
es aprender a perdonar.

Otro hábito -- muy, muy fácil, y apuesto
que muchos de Uds. ya lo hacen --

es realizar ejercicio a diario.

Otro hábito es hacer
que nuestra experiencia

se enfoque en el aquí y ahora,

en el momento presente.

Estos son solo algunos de los hábitos;

hay muchos más.

Pero para mí, el más importante
llegó de una manera inesperada

en este viaje de mochilero
que hice en India.

En esas cinco semanas, viví
experiencias que nunca olvidaré.

Descubrí lugares mágicos.

India es increíble:

Sus colores,

sus olores,

las celebraciones,

su gente.

Pero no hubo un solo cuarto
en donde me haya hospedado

que haya tenido una
ducha con agua caliente.

Estaba con un presupuesto ajustado,
no tenía mucho dinero, por lo que

todos los sitios en los que me hospedé

eran hostales baratos con
camas pequeñas y sin agua caliente.

Haber tomado únicamente
duchas frías por cinco semanas

me hizo dar cuenta de que algo
que para mí era muy común,

algo que yo daba por sentado,
como lo era darme una ducha caliente,

en realidad puede no ser tan común.

Y cuando regresé a la Argentina,

esta idea simple,
cambió totalmente mi cabeza

porque cuando finalmente tuve la chance
de darme una ducha caliente,

experimenté una profunda
sensación de gratitud.

Desde ese momento, cada vez
que tomo una ducha caliente,

en cuanto siento el agua caliente
golpeando la parte trasera de mi cabeza,

siento una profunda apreciación
por las cosas simples de la vida,

y me siento agradecido.

Este simple acto fomenta mi felicidad
todos y cada uno de los días de mi vida.

Me hace darme cuenta de todos los regalos
que se encuentran alrededor nuestro.

Puede ser una ducha caliente.

Puede ser una comida sabrosa.

Puede ser una visita de un amigo
o un abrazo de alguien que amo.

Recuerdo la primera vez que vine a Grecia
y observé el azul y hermoso mar griego.

Estaba alucinado, totalmente alucinado.

Y para muchos de Uds., esto es parte
de su vida de todos los días.

Se pueden tomar un autobús
y llegan al mar.

En Argentina, algunas personas
nunca han visto el mar,

y Uds. pueden disfrutar este
hermoso regalo que la vida les dio

de una manera fácil, muy fácil.

Mis amigos, si cambiamos nuestra
percepción, sin tomar todo por sentado,

aparecerá una sensación de asombro
y empezaremos a sentirnos agradecidos

y empezaremos a sentirnos más felices.

Permítanme darles un pequeño
ejercicio práctico

para poder ser más agradecidos.

El ejercicio se llama diario de gratitud,

lleva 15 minutos,

y lo pueden hacer una vez por semana;

15 minutos, una vez por semana.

Deben sentarse y enfocarse
en este sentimiento

y escribir cinco cosas
por las que están agradecidos.

Tómense su tiempo, escríbanlo,

piensen cosas simples y pequeñas
por las que están agradecidos,

por esas duchas calientes
o esas miradas hacia el mar,

esos pequeños eventos por los que
están agradecidos.

Si practican este ejercicio,
se enfocan en ese sentimiento,

comenzarán a sentirte más felices.

Pero denle tiempo; esto
no sucederá instantáneamente.

Denle un poco de tiempo.

¿Piensan que lo pueden hacer?

Sí.

OK, tenemos un compromiso.

Hoy, algunos de Uds.
harán su diario de gratitud.

Y así es como un día tuve la idea loca

de integrar mis dos pasiones:

la psicología y los viajes.

Y pensé,

¿qué pasaría si llevo a alguien

que necesite un cambio en su vida

en un viaje?

Y en este viaje,

cada aventura que tengamos,

cada experiencia que elijamos,

estará especialmente pensada para
promover ese cambio que estamos buscando.

¿Recuerdan a Amalia?

Esto es lo que pasó.

(Inicio del video)

Mi nombre es Amalia. Tengo 22 años.

Me encanta la música,

compongo, toco la guitarra, canto.

Pero me da pánico el público.

Hace como cuatro años
que no toco en vivo.

Me bloqueo.

Me encantaría poder tocar en vivo,

pero es terror lo que me pasa.

(Video) Javier: Son viajes
pensados específicamente

para promover ese cambio,

que se da al viajar.

Amalia va a liderar está excursión;
nos va a llevar hasta arriba.

Lo logramos, lo hicimos, ¡272 escalones!

Estamos en un mercado clásico
de Kuala Lumpur.

Está bien.

A: ¡No me gusta!

Está bueno, ¡está bueno!
De lo mejor que he probado hasta ahora.

Cada aventura que vivimos
tiene un objetivo:

Potenciar el cambio personal del viajante

En el mercado tradicional de Bali,
le enseñamos a Amalia a regatear.

A: ¡Lo logré!

Bien, bien, ¡fue fácil!

JL: la vi más suelta, más relajada.

Empezó a hablar más con la gente,
empezó a tomar más iniciativa.

Este es el Happy Yoga, el verdadero,
el yoga de la risa.

Yo no estoy para que me peguen
en el barro la verdad,

pero quizás hoy...

JL: Estuvimos en el barrio, peleando.

Esto fue increíble.

A: Me siento muy bien,
muy bien me siento acá.

JL: El esfuerzo que le ponemos a las
cosas tienen sus consecuencias positivas.

A: La caminata fue dura.

Haber llegado,

y haberme sentado y ver el sol salir
me dio mucha paz.

Tiene algo, tiene una energía muy linda.

JL: Amalia está acá por tocar en vivo.

Está un poquito nerviosa
pero lo va a hacer muy bien.

Tiene un talento que
le sobresale el alma.

Todos los viajes nos cambian,

pero viajar conmigo
transformará tu vida.

(Fin del video)

¿Pudieron ver su transformación?

Hay muchas maneras en que podemos lograr
un cambio positivo en nuestra vida.

Viajar puede ayudarnos.

Exponernos a lo que tememos
puede ayudarnos.

Desarrollar un sentido de la gratitud
puede ayudarnos.

Practiquemos estos hábitos de felicidad y
comencemos a construir vidas más felices.

La solución está en nuestras manos.

Gracias.