Soy neurocirujano
y estoy aquí para decirles
que gente como yo necesita su ayuda.
En unos instantes les diré cómo.
Pero primero, déjenme que
les cuente algo sobre una paciente.
Era una mujer de unos 50 años,
estaba más o menos en buena forma,
pero llevaba un tiempo
entrando y saliendo del hospital
por un tratamiento de cáncer de mama.
Tuvo entonces un prolapso
de disco cervical
que le provocaba un dolor que
se le extendía hasta el brazo derecho.
Al ver su RM antes de la consulta,
decidí sugerirle que se operara.
Estas operaciones están
estandarizadas y son rápidas.
Pero conllevan cierto riesgo.
Se hace una incisión aquí,
se disecciona con cuidado
a través de la tráquea, el esófago,
y se intenta no perforar la carótida.
(Risas)
Entonces, con el microscopio quirúrgico
se extrae con cuidado el disco
y el prolapso del canal del nervio,
sin dañar la médula ni la raíz nerviosa
que se encuentra solo
unos milímetros más abajo.
En el peor de los casos,
podría dañarse la médula,
lo que causaría parálisis
del cuello hacia abajo.
Al explicarle esto,
la paciente se quedó callada.
Y, tras un instante, pronunció
unas palabras decisivas para ambos:
"Doctor, ¿de verdad esto es necesario?".
(Risas)
¿Saben de qué me di cuenta
en ese mismo instante?
De que no lo era.
De hecho, cuando recibo
pacientes como esta mujer,
suelo recomendarles no operarse.
¿Qué me llevó a hacerlo esta vez?
Pues bien,
este prolapso era muy delicado,
podía verme a mí mismo
extrayéndolo del canal del nervio
antes de que entrara a la consulta.
Tengo que admitirlo: quería operarla.
Me hubiera encantado operarla.
Al fin y al cabo, operar
es lo más divertido de mi trabajo.
(Risas)
Supongo que se sentirán identificados.
Mi vecino que es arquitecto
dice que le encanta sentarse a dibujar
y diseñar casas.
Y que preferiría hacer eso
en lugar de hablar con
el cliente que paga la casa,
y que hasta podría ponerle
restricciones sobre qué hacer.
Pero, como todo arquitecto,
todo cirujano debe mirar
a sus pacientes a los ojos
y decidir con él cuál es la mejor solución
para quien va a someterse a la operación.
Quizás suene fácil, pero veamos
algunos datos estadísticos.
Las amígdalas son dos bultos
atrás de la garganta.
Se extraen mediante una operación
conocida como amigdalectomía.
Este gráfico muestra
la tasa de amigdalectomías
en varias regiones de Noruega.
Lo que les puede sorprender
es que hay el doble de posibilidades
de que a su hijo
--porque esto es para niños--
se lo someta a una amigdalectomía
en Finnmark que en Trondheim.
Las indicaciones son iguales
en ambos casos.
No debería haber
diferencias, pero las hay.
He aquí otro gráfico.
El menisco ayuda a estabilizar la rodilla
y puede desgarrarse
o fragmentarse gravemente,
especialmente en deportes como el fútbol.
Lo que observan aquí es
la tasa de operación de esta afección.
Se ve que la tasa de operación
en Møre og Romsdal
es cinco veces la tasa en Stavanger.
Cinco veces.
¿Cómo puede ser?
¿Jugaron los jugadores de Møre og Romsdal
más sucio que los demás equipos?
(Risas)
Probablemente no.
He añadido algo de información.
Lo que pueden ver son los procedimientos
en hospitales públicos, en azul;
en verde, los de clínicas privadas.
Hay mucha actividad
en las clínicas privadas
en Møre og Romsdal, ¿verdad?
¿Qué nos indica esto?
Una posible motivación económica
para tratar a los pacientes.
Y hay más.
Se ha demostrado en estudios recientes,
respecto a la diferencia de los efectos
entre la terapia física normal
y una operación de rodilla,
que no hay diferencia alguna.
Lo que significa que
la mayoría de las operaciones
que se muestran en la gráfica
podrían haberse evitado
incluso en Stavanger.
¿Qué quiero decir con esto?
Aunque la mayoría de
las indicaciones de los tratamientos
están estandarizadas,
hay una gran cantidad de diferencias
innecesarias en los tratamientos,
especialmente en el mundo occidental.
Algunos no reciben
el tratamiento que necesitan,
e incluso muchos de Uds.
están siendo sobretratados.
"Doctor, ¿de verdad esto es necesario?"
He oído esa pregunta
una sola vez en mi carrera.
Mis colegas dicen que
jamás han oído esas palabras.
Y, para darle la vuelta al asunto,
¿con qué frecuencia creen
que un médico dirá que no
si le hacen esa pregunta?
Se ha investigado al respecto
y se ha encontrado el mismo
porcentaje de respuestas negativas
en todas partes: un 30 %.
Es decir: en 3 de cada 10 casos
su médico receta o recomienda algo
que es completamente innecesario.
¿Saben cuál es la razón
por la que dicen que lo hacen?
La presión del paciente.
En otras palabras: Uds.
Uds. quieren que se haga algo.
Un amigo mío me pidió consejo médico.
Es un tipo deportista,
practica mucho esquí de fondo
en invierno y corre en verano.
Resulta que, siempre que corría,
le dolía mucho la espalda.
Le dolía tanto que tuvo
que dejar de practicarlo.
Lo examiné y lo interrogué
y encontré que lo más probable
es que tuviera un disco deteriorado
en la parte baja de la espina dorsal.
Siempre que hacía fuerza, le dolía.
Ya había empezado a hacer
natación en vez de correr.
No había nada más que hacer
así que le dije: "Tienes que ser
más selectivo a la hora de entrenar.
Algunos ejercicios son buenos
para ti, otros no".
Su respuesta fue:
"Quiero una RM de mi espalda".
"¿Por qué quieres una RM?"
"Con el seguro laboral me sale gratis".
"Oye", le contesté,
al fin y al cabo era mi amigo.
"Ese no es el motivo verdadero".
"Creo que sería bueno
ver cómo de mal está la cosa".
"¿Desde cuándo interpretas
resonancias magnéticas?", repliqué.
(Risas)
"Confía en mí.
No te hace falta la resonancia".
"Bueno", dijo él.
Tras un rato, añadió: "Podría ser cáncer".
(Risas)
Se hizo la resonancia, claro.
Y, a través de su seguro médico,
comprobó cómo uno de mis colegas
le contaba lo de su disco deteriorado:
que no había nada que hacer
y que era mejor seguir con
la natación y olvidarse de correr.
Tiempo después me lo encontré y me dijo:
"Al menos ahora sé lo que es".
Déjenme que les pregunte:
¿Y si todos los que tuvieran
los mismos síntomas se hicieran una RM?
¿Y si todo el mundo en Noruega
se hiciera una RM debido
a un dolor de espalda esporádico?
La lista de espera para una RM
sería el cuádruple, o incluso más.
Y ocuparían el lugar en esa lista
de alguien que sí tiene cáncer.
Así que un buen médico
dice que no de vez en cuando,
y, a veces, un paciente prudente rechaza
la oportunidad de que
lo diagnostiquen o lo traten.
"Doctor, ¿de verdad esto es necesario?"
Sé que es una pregunta difícil.
De hecho, hace 50 años se consideraba
incluso de mala educación.
(Risas)
Si el médico había decidido
lo que había que hacer contigo,
eso es lo que se hacía.
A una colega mía,
médica de cabecera,
la enviaron de niña
a un sanatorio para tuberculosos
durante seis meses.
Fue muy traumático para ella.
Al crecer, descubrió que
sus exámenes de tuberculosis
siempre habían sido negativos.
El médico la había mandado
únicamente por una sospecha errónea.
Nadie se había atrevido ni había
considerado llevarle la contraria.
Ni sus padres.
En la actualidad,
el ministro de sanidad noruego
habla sobre el servicio
de salud del paciente.
Se supone que el paciente
debe recibir consejo sobre qué hacer.
Significa un gran progreso.
Pero también implica
más responsabilidad para Uds.
Uds. deben sentarse con sus médicos
para tomar decisiones juntos.
Así que la próxima vez
que estén en la consulta del médico,
quiero que le pregunten:
"Doctor, ¿de verdad esto es necesario?"
En el caso de mi paciente mujer
la respuesta sería que no,
pero la intervención
podría estar justificada.
Entonces: "¿Cuáles son
los riesgos de la intervención?".
5 % al 10 % de los pacientes
experimentan mayor dolor.
Del 1 % al 2 % de los pacientes
sufrirá infección en la herida
o incluso una hemorragia
que puede necesitar otra intervención.
El 0,5% de los pacientes
también sufre ronquedad permanente
y solo unos pocos, pero algunos,
sufrirán una reducción en
la función de los brazos o las piernas.
"Doctor, ¿hay otras opciones?"
Sí. Con el tiempo,
el descanso y la fisioterapia
pueden hacer que mejores.
"¿Qué pasa si no hago nada?"
No se recomienda,
pero, aún así, existe
una pequeña posibilidad de mejoría.
Cuatro preguntas.
Preguntas sencillas.
Considérenlas una herramienta
para ayudarnos a nosotros.
¿De verdad esto es necesario?
¿Cuáles son los riesgos?
¿Hay otras opciones?
¿Qué pasa si no hago nada?
Pregunten esto cuando el médico
quiera que hagan una RM,
cuando les recete antibióticos,
o les proponga operarse.
Lo que sabemos de investigaciones
es que de 1 a 5 de Uds., un 20%,
cambiará de opinión.
Y con esto no solo simplificarán su vida,
y seguramente la mejorarán,
sino que todo el sistema de salud
se beneficiará con su decisión.
Gracias.
(Aplausos)