Imaginen que el día de mañana
van conduciendo por un camino,
en dirección a algún lugar
para comprar un objeto de Craigslist,
una buena bicicleta de montaña
por 3000 dólares, quizás.
Por el precio, debe ser
una de esas bicicletas
que tiene un pequeño motor eléctrico
(Risas)
y quizá cintas en el manubrio.
(Risas)
El vendedor les aclaró
que solo pueden pagar en efectivo,
por lo que tienen 3000 dólares
en la guantera del coche.
De pronto, un policía los hace detenerse.
Durante el control, el oficial pregunta:
"¿Llevan droga, armas
o grandes sumas de dinero en el coche?".
Ustedes dicen la verdad: "Sí";
no por la droga ni las armas,
sino por el dinero.
En un abrir y cerrar de ojos,
se les ordena que salgan del coche.
El oficial lo registra
y encuentra el dinero.
En ese momento,
lo incauta y dice que sospecha
que es parte de un delito por drogas.
Unos días después,
el fiscal del distrito local presenta
documentos para quedarse con su dinero,
permanentemente.
Y todo esto ocurre
sin que a Uds. jamás se los impute
ni condene por ningún delito.
Ahora bien, quizá digan:
"Ah, esto nunca ocurriría
en los Estados Unidos".
(Risas)
Incidentes como este ocurren
todos los días en nuestro país.
Es una de las principales amenazas
a sus derechos de propiedad,
algo que la mayoría de la gente desconoce.
Se llama "decomiso civil".
La mayoría de ustedes
suele conocer el decomiso penal,
aunque el término
puede resultarles poco familiar,
así que empecemos con el decomiso.
Cuando nos decomisan algo,
renunciamos a ello,
o nos obligan a renunciar.
En el decomiso penal,
se imputa y se condena
a alguien por un delito,
por lo que tiene que renunciar
a un bien relacionado con ese delito.
Por ejemplo, imaginen que usan su coche
para transportar y vender drogas.
Los descubren y los condenan;
tienen que renunciar a su coche,
que queda decomisado
como parte de la condena.
Eso es el decomiso penal.
Pero en el decomiso civil
no se imputa a la persona por un delito,
se imputa al bien
y se lo condena por un delito.
(Risas)
Oyeron bien:
el gobierno condena
a un objeto inanimado por un delito.
Es como si el propio objeto
cometiera el delito.
Por eso los casos de decomiso civil
tienen nombres tan peculiares,
como "Los Estados Unidos de América
vs. Un Ford Thunderbird de 1990".
(Risas)
O "El estado de Oklahoma
vs. 53 234 dólares en efectivo".
(Risas)
O mi favorito:
"Los Estados Unidos de América
vs. Un objeto de oro macizo
en forma de gallo".
(Risas)
Deben estar pensando:
¿Cómo puede ocurrir algo así?
Eso es justo lo que dije la primera vez
en que me enteré del decomiso civil,
mientras viajaba con mi esposa
durante unas vacaciones.
No, nos detuvieron en el camino.
(Risas)
Estaba leyendo sobre la historia
del decomiso civil,
como director de investigación
en una firma de abogados,
y me encontré con uno de los casos
que recién mencioné:
"Los Estados Unidos de América
vs. Un Ford Thunderbird de 1990".
En ese caso, Carol Thomas
le prestó el auto a su hijo.
Estando en el auto, su hijo cometió
un delito menor por drogas.
Carol no cometió ningún delito,
por lo que la policía no podía
condenarla a ella y decomisarle el coche,
pero sí podían –y lo hicieron–
usar el decomiso civil
para "condenar" al auto y llevárselo.
Carol era completamente inocente,
pero perdió el auto de todas maneras.
En otras palabras,
fue castigada por un delito
que no cometió.
Cuando leí esto, quedé boquiabierto.
¿Cómo era posible?
¿Cómo puede ser legal?
Resulta que empezó en nuestro país
con la ley marítima.
En los inicios de nuestro país,
el gobierno buscaba combatir la piratería.
Sí, piratas reales.
El problema era que el gobierno
a menudo no podía atrapar a los piratas,
entonces usaba el decomiso civil
para condenar el botín
de los piratas y confiscarlo,
y así privar a los piratas
de sus ganancias ilegales.
Por supuesto que el gobierno
podría haber tomado el botín
sin necesidad de usar el decomiso civil,
pero eso habría violado
nuestro debido proceso más básico
y los derechos de propiedad.
El gobierno apenas usó el decomiso civil
hasta que llegó la década de 1980
y la guerra contra las drogas.
Expandimos el decomiso civil
para cubrir los delitos por droga
y, más tarde, otros tipos de delitos.
Canadá y la Unión Europea
adoptaron medidas similares,
por lo que ahora muchas personas
están atrapadas en la red del decomiso,
personas como Russ Caswell.
Russ Caswell era dueño de un motel barato
en Tewksbury, Massachusetts.
Su padre lo construyó en 1955 y Russ
tomó las riendas en los años 80.
Durante los años
en que Russ tuvo el motel,
de vez en cuando, algunas personas
rentaban una habitación
y cometían delitos con drogas.
Russ no excusaba esas actividades.
De hecho, cuando se enteraba de ello,
llamaba de inmediato a la policía.
Russ era inocente de todo delito,
pero eso no impidió que el Departamento
de Justicia de EE. UU. incautara el motel
tan solo porque otras personas
habían cometido delitos allí.
Pero el caso de Russ no fue el único.
Entre 1997 y 2016,
el Departamento de Justicia de EE. UU.
se quedó con más de 635 000 propiedades.
Esto quiere decir que cada año,
decenas de miles de personas
pierden su propiedad
sin ser imputadas
ni condenadas por ningún delito.
Y no hablamos necesariamente
de grandes narcotraficantes
ni de fraudes financieros
que aparecen en los titulares,
cuyos casos incluyen cientos de miles,
o hasta millones, de dólares.
Muchos de estos decomisos e incautaciones
involucran a gente común y corriente
como Russ Caswell o ustedes
o yo.
Pero se pone peor.
Se preguntarán:
¿adónde van a parar todo ese dinero
y todas esas propiedades?
En la mayoría de los casos,
la policía se lo queda.
Y lo usa para comprar equipamiento,
para pagar las reparaciones edilicias,
o incluso para pagar
los salarios y las horas extra.
Esto es un claro conflicto de intereses.
Crea un perverso incentivo económico
que distorsiona la aplicación de la ley.
Y este es un problema
del que la policía también está al tanto.
El exjefe de policía en Rochester,
Minnesota, Roger Peterson,
describió la decisión que deben tomar
con frecuencia los oficiales de policía.
Dijo: "Imaginen que soy oficial de policía
y veo una venta de drogas.
Debo tomar una decisión:
¿persigo al comprador
y retiro las drogas ilegales de la calle,
o persigo al vendedor
y le quito el dinero
para que mi agencia lo use?".
Entonces es fácil ver por qué
un oficial de policía iría por el dinero.
Fue una circunstancia como esta
la que impulsó a unos oficiales de policía
en Filadelfia a decomisar una casa entera.
El hijo de Chris y Markela Sourovelis,
en 2014, vendió drogas por 40 dólares
en la cuadra de su casa.
Cuarenta dólares.
La policía observó la venta.
Podían arrestar al comprador
y confiscar las drogas,
pero no lo hicieron.
Podían arrestar al hijo de los Sourovelis
allí mismo en la cuadra
y quedarse con los 40 dólares.
Pero no lo hicieron.
Esperaron a arrestarlo en su casa,
porque así podrían decomisar
la casa entera.
La casa valía 350 000 dólares.
A esto me refiero cuando digo
"incentivo económico perverso".
Pero el caso de los Sourovelis
no era el único.
Filadelfia, la "Ciudad
del amor fraternal",
la "Atenas de EE. UU.",
la "Cuna de la Libertad"
donde nació la Constitución,
hogar de la Campana de la Libertad
y del Independence Hall,
la "Ciudad que te ama".
(Risas)
Esa Filadelfia estaba operando
una máquina de decomisos.
Entre 2002 y 2016,
Filadelfia se quedó con más de 77 millones
de dólares obtenidos por decomisos,
entre los que había 1200 hogares.
Autos, joyería, aparatos electrónicos...
todo lo vendieron
y el dinero se lo quedaron.
Y habrían seguido haciéndolo,
de no ser por una demanda colectiva:
la demanda colectiva de nuestro equipo.
(Aplausos y vítores)
Gracias.
Los obligamos a cambiar
sus prácticas de decomiso
y a compensar a las víctimas.
(Aplausos y vítores)
Cuando nuestro equipo empezó
a investigar los decomisos en 2007,
no teníamos idea de cuánto
eran las ganancias por decomiso.
De hecho, nadie sabía.
No fue hasta nuestro estudio innovador,
"Policía con fines de lucro",
que descubrimos que las fuerzas
de seguridad federales han incautado
casi 40 mil millones de dólares
–sí, miles de millones–
desde 2001.
Más del 80 % se obtuvo
a través de decomisos civiles.
Por desgracia, no tenemos ni idea
de cuánto recibió
la policía local y estatal,
porque en muchos estados
no está obligada a reportarlo.
Así que hasta que no
reformemos los decomisos,
nunca sabremos cuántos decomisos
se producen en realidad en EE. UU.
Y necesitamos reformas ya mismo.
Las legislaturas deberían abolir
el decomiso civil
y reemplazarlo por el decomiso penal.
Y todas las ganancias por decomiso
deberían ir a parar a un fondo neutral,
como un fondo general.
Cuando las ganancias del decomiso no vayan
directo al presupuesto de la policía,
allí es cuando acabaremos
con la policía con fines de lucro.
(Aplausos)
Ahora bien, como se imaginan,
los oficiales de policía no sienten
simpatía por esta propuesta.
(Risas)
Pueden perder mucho dinero,
y creen que el decomiso civil
resulta útil para combatir el delito.
El problema es que no es así.
En junio del 2019, publicamos un estudio
en el que descubrimos que el decomiso
no mejora la lucha contra el delito.
Y en ese estudio también descubrimos
que las fuerzas de seguridad
buscan más dinero por decomiso
durante las crisis económicas.
Así que cuando la ciudad y el condado
tienen bajo presupuesto,
la policía usa el decomiso
para recaudar dinero.
No sorprende, entonces,
que los oficiales de policía
predigan un apocalipsis delictivo
(Risas)
si se adoptan estas reformas.
Pero algunos estados
ya las han implementado,
y estamos incentivando
reformas en todo el país,
porque hasta que no reformemos
el procedimiento del decomiso,
esto podría ocurrirle
a cualquiera de nosotros.
Puede ocurrir en Estados Unidos,
puede ocurrir en el Reino Unido,
puede ocurrir en países
dentro de la Unión Europea y más allá.
Personas como ustedes y yo,
como los Sourovelis y Russ Caswell,
tan solo al transitar la vida cotidiana,
podemos quedar atrapadas en un esquema
que nunca creímos posible.
Es hora de que acabemos
con la policía con fines de lucro
de una vez por todas.
Gracias.
(Aplausos y vítores)