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En marzo del 2012 quinientos jornaleros del Sindicato Andaluz de Trabajadores ocuparon la finca Somonte, en
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Córdoba, que la Junta de Andalucía quería privatizar. ¿Que situación los empujó a llevar a cabo esta acción?
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Claro, hay un poco de todo, pero evidentemente no encontraremos ningún terrateniente ocupando estas
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tierras. Encontraremos jornaleros y jornaleras que han estado durante muchos años emigrando a otros lugares,
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a Francia a hacer la verema, a trabajar siempre por un patrón y con dificultades, pues eso, primera de
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encontrar esta faena. Andalucía es una de las regiones, de los territorios, con más paro de toda Europa,
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si tienes dificultades de trabajar, tienes dificultades de pagar -como ya sabemos- una vivienda, una
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alimentación y por tanto tenían que cubrir sus necesidades básicas. Estamos hablando también de
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ocupación ideológica por esta función social, con tanta tierra pública que hay ¿como puede estar abandonada
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cuando en Andalucía está lleno de jornaleros y jornaleras?
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Ahora estáis pidiendo ayuda para terminar el documental que muestra la experiencia de este
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grupo que ha colectivizado 400 hectáreas improductivas ¿en qué las han convertido?
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Han convertido estas 400 hectáreas de tierra, unas tierras que estaban abandonadas, en unas tierras de
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esperanza. Inicialmente no cantaban ni los pájaros, como a ellos mismos les gusta decir, y ahora son unas
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tierras llenas de vida, en las que han plantado cultivos de secano como pueden ser el girasol, trigo, también
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han plantado hasta árboles, oliveras, alzinas, también han plantado garbanzos, alubias, tienen una huerta...
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Y toda esta verdura que producen pues también han tenido la suerte de contar con un mercado social que se
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llama La Tejedora, situado en Córdoba, quién les han comprado durante mucho tiempo estas cestas.
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Damià ¿como es el nuevo día a día de esta comunidad? Más allá de las cuestiones estrictamente laborales
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¿que impacto humano y social ha tenido esta acción?
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Ellos dicen que cada uno viene de su padre y de su madre, y claro el hecho de vivir en una comunidad, es
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una cosa que no todo el mundo está acostumado. En una colectividad, ya sea en una família, ya sea en un
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centro social autogestionado, ya sea lo que sea, siempre hay unas fricciones, pero son capaces
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de superarlas teniendo en cuenta el proyecto que tienen entre las manos y también con la visión cotidiana de
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que unos con los otros son capaces de tirar hacía adelante, de hacer cosas que individualmente no
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podrían. Muchas veces tenemos la sensación nosotros aquí que tenemos problemas muy individuales y que
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buscamos soluciones muy individuales, y ellos lo que han hecho ha sido colectivizar estas dificultades para
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colectivizar también soluciones.
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Tu que has conocido de cerca otras iniciativas como el Movimiento Sin Tierra
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en Brasil y que ahora has convivido con todas estas personas en Somonte ¿que es lo que más te ha
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llamado la atención de sus testimonios?
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Pues en Somonte encontramos personas con una gran fortaleza porque se han atrevido a no respetar digamos
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las normas, el sistema, ¿y porque? porque lo consideran ilegítimo. Primero esta fortaleza de
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personas que no son gente joven. Justo un mes y medio después de la ocupación los desalojaron, pues la
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misma noche, el mismo 26 de abril, volvieron. Muchos afirmaban que de estas tierras solo nos sacaran si nos
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sacan con los pies por delante. Y que estan cansados de esta opresión cotidiana, de esta precariedad
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económica y laboral, y han preferido esta aventura humana de trabajo colectivo y aprendizaje cotidiano.
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Somonte no es un caso aislado en el mundo, hay muchas experiencias en el planeta Tierra en las que
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también ocupan tierras. Yo por ejemplo estuve viviendo en Brasil, con el Movimiento Sin Tierra, son
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movimientos que forman parte todos juntos de La Via Campesina, un movimiento que reune más de 200
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organizaciones de todo el mundo, y que son capaces todas ellas de visualizar que la fuerza colectiva
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es posible.
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En nuestra casa también tenemos ejemplos, como este Can Masdeu, una muestra de cooperativismo y de
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convivencia entre generaciones que huye de alguna manera de la dictadura del mercado. ¿De que maneras
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se puede extender este modelo? Primero con mucho coraje, y sabiendo que las facilidades administrativas
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y legales no están. A pesar de que este haya sido un espacio abandonado, es un espacio autogestionado,
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autogestionado por la gente del pueblo. Ahora también hay mucha gente que se queda sin casa y se
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autogestiona, esto también se puede hacer con las tierras, como comentábamos, también se puede hacer
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con las empresas que estan en quiebra y los propios trabajadores dicen que ellos pueden reorientar la
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empresa y andar hacía adelante. Es posible, no siempre tenemos que ir a mendigar un trabajo que no sabemos
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hasta cuando y que nos precariza también nuestra vida. Con el documental de Somonte queremos visualizar
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que experiencias de empoderamiento popular son reales, que son posibles, y que entre todos y todas
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también podemos ser protagonistas de estas películas, que creamos que nosotros somos suficientemente
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poderosos para hacer de este mundo un mundo más posible.
