Enfrentando la vida y la muerte con cáncer | Kat McHale | TEDxExeter

¿Cómo vivirías si supieras que podrías morir pronto? Kat McHale se ha visto obligada a afrontar su propia mortalidad desde que le diagnosticaron cáncer de mama a la edad de 34 años. En esta charla profundamente personal, reflexiona sobre lo que es más importante en su vida y nos invita a hacer lo mismo.

Kat McHale es médica en salud pública y madre de tres niños pequeños. En octubre de 2018 le diagnosticaron cáncer de mama.

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

La muerte.

No es algo en lo que solemos
pensar, ¿verdad?

Soy médica.

Y como médica, la muerte y el morir
siempre ha sido parte de mi vida laboral.

He atentido a personas jóvenes y mayores,
personas con enfermedades terminales,

personas que han sufrido
enfermedades agudas o accidentes trágicos.

He perdido miembros de mi familia
y amigos también.

Pero a pesar de esto, nunca he pensado
demasiado en mi propia muerte,

en que podría morir algun día.

La gente dice: "Podrías ser atropellado
por un autobús mañana."

Pues, si mi mortalidad tomara
la forma de un autobus,

sería algo que podría ver
por el rabillo del ojo

a lo lejos.

Sabía que estaba allí; todos lo sabemos.

Pero seguía con mi vida diaria;
el trabajo, las compras, la escuela,

sin pensarlo dos veces,

asumiendo que era algo lejano
en el tiempo,

sin tomar conciencia plena
hasta ser vieja.

¿Pero qué pasaría si pensáramos
en nuestras propias muertes?

Piénsenlo de verdad.

¿Qué haríamos diferente?

¿Qué haríamos para prepararnos?

¿Y como viviríamos eso
en nuestra vida cotidiana?

En octubre todo cambió para mí.

Tenía 34 años, tres niñitos, y planes
para la vida que me quedaba por delante.

Noté un bulto y me derivaron
a la clínica de cáncer de pecho,

donde me hicieron una mamografía,
un ultrasonido y una biopsia.

Tuve que esperar una semana
a los resultados.

Aunque sabía que el cáncer
era una posibilidad,

todavía no quería creer que fuera eso.

Así que, como mi marido
trabaja lejos de casa

fui a la cita sola.

De repente ese autobús estaba aquí,
justo delante de mí

El cáncer.

Lo que había pensado sobre mi propia
muerte siempre era bastante abstracto.

Cuando tuvimos a nuestro primer hijo,
hice cosas sensatas.

Escribí un testamento,
contraté un seguro de vida,

pero nunca pensé en verdad
en la realidad de esto.

La realidad de las cosas
que puede que nunca haga,

o darme cuenta de que podía
estar haciendo algo por última vez.

Es horrible enfrentar
tu propia mortalidad.

y ahora de pronto, tengo que hacerlo.

Puede ser duro,

lidiar con las reacciónes de los demás.

Nadie sabe realmente que decir,

y a veces siento que soy yo
la que tiene que apoyarles.

Puedo hablar con la gente sobre mi cáncer

de manera práctica
y objetiva sin molestarme.

Lloro con mi marido.

Pero no quiero llorar
delante de todo el mundo.

Fue muy difícil decírselo a mis niños.

Las edades de mis niñas son seis y cuatro,
además de mi pequeño de dos años.

Cuando me diagnosticaron, me dieron
un libro llamado "El bulto de mamá"

que leímos juntos.

No quería esconderles
lo que estaba pasando.

o que supieran que algo andaba mal,
pero sin saber qué.

A mi hija de cuatro años
le gustó especialmente la página

donde mamá pierde todo su pelo

y tiene puesta la peluca,
ella pregunta entre carcajadas

"¿Porqué mamá se quita el pelo?"

(Risas)

La gente me pregunta
por mis factores de riesgo.

A menudo esperan quedarse más tranquilos,

esperando a que les de una razón
por la que me haya pasado esto a mí,

decirles: "No te preocupes,
esto no va a pasarte a ti."

Pero no puedo.

Soy joven

No tengo un antecedente familiar
de cáncer de mama

o ningún otro factor
de riesgo en particular.

Amamanté a mis tres hijos,

que es protector contra esto

y aun así, aquí estoy.

Creemos que las cosas malas
siempre le pasan a otra gente.

Preguntamos, "¿Por qué yo?"

Pero de mis años de trabajar
como médica, soy muy consciente

de que la verdadera pregunta es
"¿Por qué no?

La verdad es que nuestras vidas pueden
cambiar o terminar en cualquier momento.

Ese autobús puede estar allí
o aquí, así de fácil.

He visitado sin parar:
enfermeras especializadas,

cirujano de senos, cirujano plástico,
radiólogo, oncólogo,

enfermeras de quimioterapia,
consejero, peluqueria.

Incluso una sesión de maquillaje donde
aprendí a rellenar mis cejas delgadas.

Hay una gran cantidad de información,
tantas decisiones que tomar.

Qué tipo de cirugía elegir.

Es difícil asimilarlo todo.

Me dijeron que no me apresurara
a tomar decisiónes,

Decisiones que podría lamentar.

Pero todo lo que quiero es sobrevivir,

sobrevivir para poder
tener arrepentimientos.

A medida que pasó el tiempo, me di cuenta
de que el autobús no estaba aquí,

justo delante de mí.

Estaba más lejos.

No voy a morir mañana
o la semana que viene,

ni siquiera el mes que viene.

Todavía puedo ver ese pensamiento.

Cuando viene siento que no me puedo mover.

Después de que me
dijeron que tenía cáncer,

un pensamiento vino a mi mente:

¿Que hago ahora?

Me preguntaba si tenía
que ir a Disneylandia.

(Risas)

Cuando te diagnostican
no te dan un libro de instrucciones.

No te dicen, "Has recibido malas noticias,
esto es lo que tienes que hacer".

Así que empecé a preguntarle a la gente,
familia, amigos, empleados del hospital:

¿Qué hago ahora?

Cada vez, recibía la misma respuesta:

"Haz lo que sea bueno para ti."

Pero no sé qué es bueno para mí.

Soy una persona a quien
le gustan los planes.

Quiero poder poner una marca
para saber que estoy progresando.

Así que empecé a hacer una lista.

Algunas cosas se me vinieron
a la mente de inmediato.

Finalmente organicé un bautizo
para nuestro hijo

que estaba en nuestra lista de cosas
por hacer desde que nació hacía dos años.

Solo que no llegué a hacerlo.

No teníamos fotos familiares
de nosotros cinco,

así que le pedí al fotógrafo
profesional que las hiciera.

Primero quería hacer esto,
antes de mi quimioterapia

y la pérdida de mi largo cabello negro.

Tomamos las fotos en nuestro jardín.

Segun el fotógrafo, es más fácil controlar
a los niños en espacios reducidos

sino terminaríamos con muchas
fotos donde están fuera del marco.

(Risas)

Incluso en nuestro jardin,

fue un desafío mantenerlos tranquilos.

Finalmente tuvimos que
sobornarles con bastones de pan.

Nuestros amigos nos dijeron
que era un soborno tonto.

(Risas)

¡Pero funciono!

(Risas)

Escribí dolorosamente mi lista
de cosas que hacer antes de morir.

Lo pensé mucho.

¿Qué es lo que realmente
quiero hacer antes de morir?

Mi di cuenta de que no quería llegar a la
cima de las montañas o ver las pirámides.

Solo quería criar a mis hijos.

No es algo que
simplemente puedes marcar en la lista.

Pensé en mi hijos, en lo que puedo
hacer por ellos,

en lo que podría dejarles
como un recuerdo mío.

Pensé en comprarles
tarjetas para todos sus logros,

aquellas cosas para las cuales
existen tarjetas:

sus exámenes, su licencia de conducir,
su inauguración de casa, su matrimonio.

Puede ser que no hagan
ninguna de esas cosas.

A menos que ocurra un terrible accidente,
alcanzarían sus 18 años.

Entonces, les compré su regalo
para su cumpleaños de 18 años.

Si logro esto, seguiré siendo
una persona extremadamente organizada.

(Risas)

Ahora les estoy escribiendo un libro.

Un libro que contiene los consejos que
me gustaría darles mientras crecen.

Consejos de mamá.

Hay tantas cosas que me gustaría
compartir con ellos, enseñarles,

las lecciones que aprendí
de mis éxitos y fracasos

contarles sobre mí, mi vida
y guíalos a través de la suya.

Quiero ayudarles a tener
una mayor confianza y resiliencia,

y que mi enfermedad no los define.

Queríamos crear buenos recuerdos
así que fuimos a un parque tematico.

No Disneylandia,
sino uno cerca de la casa.

Lo pasamos muy bien.

Pero no podemos ir
a parques temáticos todos los días.

Los niños tienen que ir a la escuela
y nosotros tenemos que sacar la basura.

Todavía debemos pagar las facturas.

A veces siento que he agregado
mi tratamiento contra el cáncer

a todas las otras cosas
que estoy tratando de hacer.

La gente me dice que soy valiente,

pero no lo soy.

Tengo que seguir adelante:
¿qué otra opción tengo?

Intento mantenerme positiva,
tener proyectos.

Esperamos liberarnos un poco del trabajo
y viajar en familia.

Pero sé que estos proyectos
podrían no realizarse.

No sé que pasará.

Terminé mi quimioterapia.

La semana pasada me operaron.

Pronto comenzaré la radioterapia.

Según las estadísticas, este tratamiento
mejora mis posibilidades de supervivencia.

Pero no tiene sentido
si no es efectivo para mí.

Todas estas discusiones sobre pelear,
luchar y vencer al cáncer

implican que si no lo superamos, es porque
no nos hemos esforzado lo suficiente.

Como médica, y ahora como paciente,

sé que es injusto.

Está fuera de mi control.

Incluso si mi tratamiento tiene éxito,

sé que mi cáncer podría
regresar años después

o que podría haber complicaciones
relacionadas con el tratamiento.

Probablemente siempre
me preocuparé por eso.

Pero noté que dejé que el autobús
se desvaneciera en el horizonte.

Cuando recibí mi diagnostico,
el autobús estaba justo delante de mí.

Mirarlo de frente
me hizo preocupar demasiado.

Tenía tantas ganas de volver al pasado,
en ese momento despreocupado de mi vida

cuando no pensaba en mi muerte.

Pero ahora, dejar que se desvanezca,

dejar de lado ese sentido de urgencia,

me preocupa también.

No quiero llegar al final de mi vida
con remordimientos.

El enfrentar mi propia mortalidad

me ayuda a concentrarme
en lo que es importante para mí

y aprovechar cada momento.

Dejé de guardar cosas
para ocasiones especiales.

Llevo mi ropa más bella,
enciendo mis velas más bellas.

Raramente hablamos de la muerte.

Y cuando hablamos de eso, es la de otros,

o de manera abstracta.

Pero no es lo mismo que enfrentarlo.

Todos moriremos algún día.

Mañana este autobús podría golpear
a cualquiera de nosotros.

¿Y si pensamos en eso?
¿Y si afrontamos nuestra propia muerte?

¿Qué harías diferente?

¿Qué harías para prepararte?

¿Cómo vivirías, sabiendo que vas a morir?

Todo en mi vida ha cambiado.

Este autobús puede desviarse,
pero puede que no lo haga.

No puedo hacer presunciones
sobre mi futuro.

Puede que no tenga tiempo
para realizar todos mis proyectos.

Pero ese siempre ha sido el caso.

Es solo que no pensé en eso.

Pero por el momento, apreciaré
cada momento que pasé con mis hijos,

persiguiéndolos en el jardín
y sobornandoles con palitos de pan.

(Risas)

Gracias.

(Aplausos)