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Title:
Muéstreme los datos: cómo convertirse en un experto en uno mismo | Talithia Williams | TEDxClaremontColleges
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Description:
(Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED).
En la charla de doctora Talithia Williams se explica cómo cada persona puede empezar a reunir datos de sí misma que le permitirán saber más de su salud.
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Siempre me gustó la información
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que se obtiene de los datos,
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lo que se puede contar con números.
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De pequeña me desesperaba
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que mis padres me mintiesen
con números.
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"Talithia, te lo he dicho
una y mil veces".
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"No, papá, solo me
lo dijiste 17 veces,
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y 2 no eran culpa mía".
(Risas)
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Creo que por eso hice
un doctorado en Estadística,
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siempre quise saber
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qué se oculta con los números.
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Como estadística,
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quiero que me muestren los datos
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para decidir por mí misma.
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Donald y yo esperábamos
a nuestro tercer hijo,
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yo estaba en la semana 41 y media,
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lo que se llama "fuera de término".
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Los estadísticos lo llamamos
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intervalo de confianza del 95 %.
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(Risas)
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En ese momento del proceso
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cada 2 días íbamos al hospital
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para hacer un monitoreo,
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un examen de rutina
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para saber si había sufrimiento fetal.
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Casi nunca lo hace tu médico,
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te atiende el que esté disponible.
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Así que hacemos el examen
y luego de 20 minutos
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y el médico nos dice:
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"Hay sufrimiento fetal,
tenemos que inducir el parto".
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Como estadística, respondo:
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"¡Muéstreme los datos!"
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Así que nos cuenta
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que durante 18 minutos
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el ritmo cardíaco
del bebé era normal,
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y, durante 2, lo que parecía
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ser mi ritmo normal y dije:
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"Quizá era mi ritmo cardíaco.
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Me moví un poco,
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es difícil estar quieta
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20 minutos cuando
estás de 41 semanas.
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Habrá sido el movimiento".
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Dijo: "No queremos
correr ningún riesgo".
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Dije: "Bien".
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Y luego: "Si estuviese de 36 semanas
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y los datos fueran los mismos,
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¿induciría el parto?"
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"Esperaría a que estuviese al menos
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de 38 semanas, pero ya está de casi 42,
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no hay razón para retener a ese bebé,
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buscaremos una habitación".
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Dije: "Bien, pero
¿y si repetimos la prueba?
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Podemos conseguir más datos,
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esta vez no me moveré
en los 20 minutos,
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podemos hacer una media de las 2
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y ver qué significa..."
(Risas)
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Y responde:
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"Señora, no quiero
que sufra un aborto".
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"Pues somos 3".
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Y dice:
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"Las probabilidades
de abortar se duplican
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en embarazos fuera de término,
vayamos a una habitación".
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Como soy estadística, ¿qué digo?
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"¡Muéstreme los datos!
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¿Probabilidades?
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Trabajo con ellas todos los días,
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hablemos de probabilidades.
(Risas)
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Hablemos de probabilidades.
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Le digo: "Entonces,
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¿paso de un 30 % a un 60 %?
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¿Cuáles son las
probabilidades de aborto?"
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Y dice: "Bueno, no,
pero se duplican
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y queremos lo mejor
para el bebé".
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Pruebo de otra manera
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y digo: "De 1000 mujeres
con el embarazo a término,
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¿cuántas abortarán
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justo antes de su
fecha de término?"
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Nos mira a Donald y a mí
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y dice: "Una en mil".
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Digo: "Bien, y de esas 1000 mujeres,
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¿cuántas abortarán después
de su fecha de término?"
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"Unas dos".
(Risas)
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Digo: "Entonces mis probabilidades
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van del 0,1 %
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al 0,2 %".
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Los datos no nos convencen
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a inducir el parto.
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Le decimos que
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con la inducción
hay un índice más alto
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de cesáreas y, si se puede,
queremos evitar eso.
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Y agrego:
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"Además, no creo que mi fecha
de parto sea correcta".
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(Risas)
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Esto lo deja
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boquiabierto.
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Le digo: "Puede que lo sepa,
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pero la fecha de parto se calcula
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en base a un período de 28 días,
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y mi período varía:
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a veces es de 27,
otras, de hasta 38,
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y tengo datos que lo demuestran".
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(Risas)
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Ese día nos fuimos
sin que me indujeran el parto.
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Tuvimos que firmar nuestra renuncia
a hacer responsable al hospital.
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No digo que no escuchen
a su médico,
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indujeron el parto
de mi hijo mayor
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en la semana 38 porque
tenía poco flujo cervical,
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no me opongo a la
intervención médica.
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¿Por qué decidimos irnos ese día?
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Porque los datos no decían eso.
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Durante 6 años
habíamos anotado los datos
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de mi temperatura corporal
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y estos decían otra cosa.
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De hecho, se puede estimar la concepción
con bastante exactitud.
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Algo que pueden contar
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en la boda de sus hijos.
(Risas)
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"Me acuerdo como si fuera hoy:
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mi temperatura era de 38,5 ºC
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y miré a tu padre a los ojos".
(Risas)
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Sí, sí. Dentro de 22 años
contaremos esa historia.
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Nos fuimos porque teníamos datos.
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¿Qué mostraban los datos?
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Esta es una tabla
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con los datos de la temperatura
de una mujer al levantarse
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durante el ciclo menstrual;
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del comienzo de un ciclo menstrual
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al comienzo del siguiente.
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Verán que la temperatura
no es aleatoria:
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Claramente es baja
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al comienzo del ciclo,
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hay un salto y sube la temperatura
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al final del ciclo.
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¿Qué pasa aquí?
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¿Qué significa esto?
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Al principio del ciclo
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predomina el estrógeno,
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que baja la temperatura corporal.
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Durante la ovulación
se libera un óvulo
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y predomina la progesterona,
pro-gestación.
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El cuerpo sube la temperatura
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para recibir al óvulo fecundado.
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¿Por qué sube la temperatura?
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Es como cuando las aves
se sientan sobre sus huevos.
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¿Por qué lo hacen?
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Para calentarlos...
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para protegerlos y calentarlos.
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Lo mismo pasa con
las mujeres cada mes:
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el cuerpo sube la temperatura
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para dar calor al óvulo.
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Si no hay embarazo
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el estrógeno sube otra vez
y el proceso vuelve a empezar.
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Si hay embarazo a veces
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sube más la temperatura
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y se mantiene así
durante los 9 meses.
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Por eso una embarazada suda,
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su temperatura es más alta.
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Esta es mi tabla
de hace 3 o 4 años,
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nos creó una ilusión muy grande:
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Verán que la temperatura
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sube bruscamente durante 5 días,
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lo que lleva al óvulo
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a bajar las trompas e implantarse,
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como se puede ver en la tabla.
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Pero hubo un nuevo aumento
de la temperatura,
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y un test confirmó
que estaba embarazada.
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Estábamos muy emocionados.
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Pero días después
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hubo sangrado
y luego una hemorragia
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que terminó en un aborto.
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De no haberme tomado la temperatura
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habría pensado que tenía un retraso,
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pero los datos decían
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que había sido un aborto.
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Y aunque decían
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algo muy triste en nuestras vidas,
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podíamos mostrarlo al médico.
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Y, si había algún problema,
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teníamos datos para
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comentarle la subida de temperatura,
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en cierta forma perdimos este bebé
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y ver qué hacer para
evitarlo en el futuro.
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Los datos no solo sirven
para la temperatura
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y la fertilidad,
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se pueden usar para muchas cosas.
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Por ejemplo, para saber
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cómo tienes la tiroides.
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La tiroides es como
el termostato de casa.
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Se ajusta el termostato
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a una temperatura.
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Y, si hace frío,
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este avisa para que la subas
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y si hace calor,
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dice que la bajes.
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La tiroides funciona igual,
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intenta mantener una
temperatura corporal
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óptima.
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Sube la temperatura si está baja
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y la baja si está muy alta.
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Pero cuando la tiroides
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no funciona bien se ve
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en la temperatura corporal:
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es más baja o muy errática.
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Con tu temperatura
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sabrás cómo tienes la tiroides.
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Si tienes problemas de tiroides
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el doctor mide
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la hormona que la estimula.
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Bien. Pero no te dice
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el grado de actividad de la hormona,
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puedes tener muchas
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pero no regulan
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la temperatura corporal.
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Si te tomas la temperatura cada día
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sabrás cómo está tu tiroides.
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¿Y si no quieres tomártela?
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Yo abogo para que lo hagas,
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pero hay muchas otras cosas para medir.
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Puedes medir otras cosas,
como la presión o el peso.
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¿A quién no le gusta pesarse?
(Risas)
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Al poco de casarnos
Donald tenía la nariz tapada,
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había tomado varios medicamentos
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para curarse, pero nada.
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A la noche me despierta y dice:
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"Cariño, no puedo respirar por la nariz".
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Me doy la vuelta y digo:
"¿No puedes respirar por la boca?"
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(Risas)
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Y responde: "Sí. ¡Pero por la nariz no!"
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Como buena esposa que soy
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lo llevo a urgencias
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a las dos de la madrugada.
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Y mientras conduzco pienso:
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"No te me mueras ahora,
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acabamos de casarnos,
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¡pensarán que te maté!"
(Risas)
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Llegamos a urgencias,
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él no puede respirar por la nariz,
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el doctor pregunta
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cuál es el problema.
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Donald dice: "No puedo
respirar por la nariz".
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Él dice: "¿No puede?"
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No, pero puede respirar por la boca".
(Risas)
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Entonces el médico nos mira
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y dice: "Creo que sé qué tiene,
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es un infarto.
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Le haré un electro y una tomografía
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ya mismo".
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Pensábamos: "No, no es un infarto.
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Puede respirar por la boca.
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No, ni hablar".
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Discutimos con el médico
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porque el diagnóstico no está bien.
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Él nos dice:
"Tranquilos, todo irá bien"
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Y yo pienso: "¿Cómo calmarme?
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¡No es un infarto!"
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Por suerte, el médico
terminó su turno,
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llegó el nuevo, vio dos
personas muy nerviosas,
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una que no podía respirar
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por la nariz,
(Risas)
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y nos hizo algunas preguntas:
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"¿Hacen ejercicio?".
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"Andamos en bici, vamos
al gimnasio... a veces,
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(Risas)
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nos movemos".
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Y él dice: "¿Qué estaban
haciendo antes de venir?"
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Y yo: "Estaba durmiendo".
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"¿Y él qué hacía?"
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Donald le cuenta que tomó
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tal descongestionante
y usó tal espray nasal.
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El médico dice de repente:
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"La mezcla de este espray
con este descongestionante
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tapa la nariz. Usa este.
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Ten, la receta".
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Miramos al doctor y le pregunto:
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"¿Por qué Ud. le da
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este diagnóstico preciso
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y el otro médico le quería hacer
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exámenes del corazón?"
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Y nos dice:
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"Un hombre de 160 kg que llega
a urgencias y no puede respirar
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suele tener un infarto;
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las preguntas se hacen después".
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Los médicos de urgencias
deben tomar decisiones rápidas
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que no siempre son correctas.
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De haber tenido información
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del corazón de Donald,
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le habrían diagnosticado bien
a la primera.
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Este es un gráfico de mediciones
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de la presión arterial sistólica
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de octubre de 2010 a julio de 2012.
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Las medidas empiezan
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en la zona de prehipertensión
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pero en un año y medio
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pasan a la zona normal;
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parecido al ritmo cardíaco
de un adolescente.
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¿Qué dicen estos datos?
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Queda claro que esta persona
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ha hecho un cambio radical
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y, afortunadamente,
esta persona está hoy aquí.
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Ese hombre de 160 kg que
fue a urgencias conmigo
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ahora pesa 100 kg y es
todavía más atractivo y sano
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y esa es su presión arterial.
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En ese año y medio
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Donald cambió sus
hábitos alimentarios
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hicimos ejercicio,
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y su presión cardíaca
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reaccionó ante estos cambios
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en su cuerpo.
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Hoy les quiero
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dejar un mensaje:
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si se apropian de sus datos,
como hicimos nosotros,
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y toman sus constantes a diario
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serán expertos y autoridades
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en sus propios cuerpos.
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No es difícil,
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no hace falta estudiar Estadística
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para ser experto en uno mismo.
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No hace falta ser médico
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para ser experto en el propio cuerpo.
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Los médicos son expertos en la población,
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pero uno es experto en uno mismo.
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Y cuando dos expertos
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trabajan juntos
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pueden tomar mejores decisiones
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que si fuese solo el médico.
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Ahora que saben la importancia
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de tomarse las medidas,
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pónganse de pie y levanten
la mano derecha.
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(Risas)
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Sí, todos arriba.
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Los desafío a hacerse
dueños de sus datos.
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Por la presente, les confiero
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un título TEDx en
estadística elemental,
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con especialidad en análisis
de datos en el tiempo
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con los derechos y privilegios
que este conlleva.
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Y la próxima vez que vayan al médico
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como estadísticos recién graduados,
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¿qué dirán siempre?
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Público: ¡Muéstreme los datos!
Talithia Williams: ¡No los oigo!
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Público: ¡Muéstreme los datos!
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TW: ¡Una vez más!
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Público: ¡Muéstreme los datos!
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TW: Muéstreme los datos.
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Gracias.
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(Aplausos)