El secreto de ser feliz para trabajar mejor | Shawn Achor | TEDxBloomington

Creemos que debemos trabajar para ser felices, pero ¿no podría ser al contrario? En esta charla dinámica y entretenida del psicólogo Shawn Achor en el evento de TEDxBloomington, Achor razona sobre cómo en realidad la felicidad inspira la productividad.

Cuando tenía siete años y
mi hermana solo cinco,

estábamos jugando en la cama
superior de una litera.

Yo tenía entonces
dos años más que mi hermana...

es decir, soy dos años
mayor también ahora,

pero entonces significaba que
ella tenía que hacer lo que yo quería,

y yo quería jugar a la guerra.

Estábamos arriba
de nuestra cama camarote,

y en un lado de la cama

yo había puesto todos
mis soldados con el armamento.

Y en el otro lado estaban
todos los ponies de mi hermana

listos para un ataque
de caballería.

Existen diferentes versiones de lo que
realmente sucedió esa tarde,

pero ya que mi hermana no está aquí,

déjenme contarles la verdadera historia,

(Risas)

que es que mi hermana es un poco torpe.

De alguna manera, sin ninguna ayuda
o empuje de su hermano mayor,

Amy desapareció
de la cama de arriba de la litera

y aterrizó accidentada en el suelo.

Me asomé nervioso
por un lado de la cama

para ver que le había sucedido a ella,

que había aterrizado
aparatosamente sobre manos y rodillas

y estaba en cuatro patas.

Yo estaba nervioso porque mis padres
me habían encargado

que mi hermana y yo

jugáramos con la mayor seguridad
y el menor ruido posibles.

Y viendo que yo había roto
el brazo de Amy accidentalmente

justo una semana antes...

(Risas)

(Risas)

... salvándola heroicamente de un
francotirador imaginario que venía,

(Risas)

por lo que aún se me tiene que agradecer,
por esforzarme todo lo que pude

--ella ni siquiera lo vio venir--,

intentaba portarme lo mejor posible.

Y vi la cara de mi hermana,

ese gemido de dolor,
sufrimiento y sorpresa

amenazando hacer erupción
en su boca y despertar a mis padres

de la larga siesta invernal
en que estaban.

Así que hice lo único que

mi frenético cerebro de 7 años podía
pensar para evitar esta tragedia.

Si tienen hijos, han visto esto
cientos de veces.

Le dije: "Amy, espera. No llores.
¿Viste cómo caíste?

Ningún ser humanas cae
de cuatro patas así.

Amy, creo que eso significa
que eres un unicornio".

(Risas)

Bueno, era una trampa,

porque no había nada que quisiera más

que no ser Amy,
la pequeña hermana de 5 años herida,

sino Amy la unicornio especial.

Claro, esta opción
no había estado

nunca antes en su cerebro.

Se podía ver cómo mi pobre hermana
manipulada afrontó el conflicto,

como su cerebro intentaba dedicar recursos

a sentir el dolor, sufrimiento y
sorpresa de lo que acababa de vivir,

o contemplar su identidad
recién descubierta de unicornio.

Y lo último ganó.

En vez de llorar o cesar nuestro juego,

de despertar a mis padres,

con todas las consecuencias
negativas para mí,

una sonrisa se dibujó en su cara

y a volvió a la cama camarote

con toda la gracia
de un unicornio bebé...

(Risas)

...con una pierna rota.

Con lo que nos tropezamos

a esta tierna edad de solo cinco y siete,

aunque no teníamos ni idea,

era con lo que estaría en la vanguardia
de una revolución científica

producida dos décadas más tarde,
en la visión del cerebro humano.

Tropezamos con lo
que se llama psicología positiva,

que es por lo que estoy aquí hoy

y la razón por la que
me levanto cada mañana.

Cuando empecé a hablar
sobre esta investigación

fuera de la academia,
en empresas y escuelas,

lo primero que dijeron es que nunca
comenzara con un gráfico.

La primero que quiero
es empezar con un gráfico.

Este gráfico parece aburrido,

pero es la razón por la que me emociono
y levanto cada mañana.

Y ni siquiera significa nada;
son datos falsos.

Lo que encontramos es...

(Risas)

Si tengo estos datos para estudiarlos
a Uds, estaría encantado,

porque hay una tendencia ahí,

y eso significa que puedo publicarlo,

que es lo que realmente importa.

El que haya un extraño punto rojo
encima de la curva,

hay un bicho raro en la habitación

--sé quién eres, te vi antes--

eso no es problema.

No es problema, como la mayoría de Uds.
sabe, porque puedo simplemente borrarlo.

Puedo borrarlo porque es claramente
un error de medición.

Y sabemos que es un error de medición
porque está arruinando mis datos.

(Risas)

Una de las primeras cosas
que enseñamos

en economía, estadística,
cursos de negocios y psicología,

es cómo, con estadística válida,
eliminar los bichos raros,

como eliminar valores extremos
para encontrar la línea de mejor ajuste.

Fantástico,
si estoy tratando de averiguar,

cuántos Advil debería tomar
la persona promedio: dos.

Pero si estoy interesado en su potencial,

para la felicidad, la productividad,
la energía o la creatividad,

estamos creando el culto
del promedio con la ciencia.

Si pregunto:

"¿Qué tan rápido puede un niño
aprender a leer en un aula?",

los científicos la cambiarían a

"¿Qué tan rápido el niño promedio
aprende a leer en esa aula?".

y adaptamos la clase hacia la media.

Si uno está por debajo de la media,

los psicólogos se emocionan

porque significa que está deprimido
o tiene un trastorno,

u ojalá ambas.

Esperamos ambos porque
nuestro modelo de negocio es

que si va a una sesión
de terapia con un problema,

aseguremos que sale
sabiendo que tiene diez,

y entonces regresará.

Iremos a su infancia,
si es necesario,

pero finalmente queremos
hacerle normal de nuevo.

Pero normal es solo promedio.

Y la psicología positiva postula que
si estudiamos solo la media,

seguiremos siendo
simplemente promedio.

Luego en cambio de borrar
los atípicos positivos,

intencionalmente analizamos
una población como ésta

y decimos, ¿por qué?

¿Por qué algunos están sobre la curva

en términos de habilidad
intelectual, atlética, musical,

creatividad, energía,

resiliencia frente al desafío
o sentido del humor?

Sea lo que sea, en vez de borrarte
lo que quiero hacer es estudiarte.

Porque quizá podemos
recoger información,

no solo cómo mover
a la gente hasta la media,

sino mover la media toda en empresas
y escuelas en todo el mundo.

Este gráfico es importante
para mí porque

en la actualidad, la mayoría de
la información no es positiva,

de hecho, es negativa.

Es sobre asesinato, corrupción,
enfermedades, desastres naturales.

Y rápidamente, mi cerebro empieza a pensar

que esa es la proporción exacta de
negativo a positivo en el mundo.

Esto crea el "síndrome de
escuela de medicina".

Durante el primer año de
formación médica,

a medida que uno lee la lista
de todos los síntomas y enfermedades,

de pronto se da cuenta
de que los tiene todos.

(Risas)

Tengo un cuñado llamado Bobo,
que es otra historia.

Bobo se casó con Amy el unicornio.

Bobo me llamó por teléfono,

(Risas)

desde la Escuela de Medicina de Yale,

y Bobo dijo: "Shawn, tengo lepra".

(Risas)

Lo cual, incluso en Yale,
es extraordinariamente raro.

Pero no tenía idea de
cómo consolar al pobre Bobo

porque acababa de superar
una semana entera de menopausia.

(Risas)

Estamos encontrando que no es
la realidad la que nos da forma,

sino la lente por la cual el cerebro ve
el mundo lo que forma su realidad.

Y si cambiamos la lente,
no solo podemos cambiar su felicidad,

sino todo resultado educativo y
empresarial al mismo tiempo.

Aplique a Harvard osadamente.

No esperaba pasar, y mi familia
no podía pagar la universidad.

Cuando conseguí una beca militar
2 semanas después que me permitió ir,

algo que no era ni siquiera
posible se volvió realidad.

Asumí que todos allí lo verían
como un privilegio,

que estarían felices de estar allí.

Aun en un aula llena de gente
más inteligente que tú,

sentí que estarían felices
de estar en esa clase.

Pero encontré que aunque algunos
lo experimentaban,

al graduarme tras cuatro años

y luego pasar 8 años viviendo en los
dormitorios con los estudiantes

--Harvard me lo pidió, no era de esos--

(Risas)

era consejero de los estudiantes
en los cuatro difíciles años.

Y en mi investigación y mi enseñanza,

encontré que estos estudiantes,
no importa lo felices que eran

con su éxito original de entrar
a la universidad

dos semanas después estaban centrados,
no en el privilegio de estar allí,

ni en filosofía o física,

sino en competencia, trabajo,

molestias, tensiones, quejas.

La primera vez allí, fui al comedor
con los estudiantes de primer año

donde estaban mis amigos
de Waco, Texas, donde crecí,

algunos de Uds. ya lo saben.

Cuando me visitaban, miraban alrededor,

y decían: "Este comedor se ve
como algo sacado de Hogwarts".

Es porque esto es Hogwarts
y esto Harvard.

Y cuando lo veían decían:

"¿Por qué pierdes el tiempo
estudiando la felicidad en Harvard?

De verdad, ¿por qué un estudiante
de Harvard podría ser infeliz?".

En esa pregunta está la clave

para entender
la ciencia de la felicidad.

Porque lo que la pregunta asume

es que nuestro mundo externo
predice nuestra felicidad,

cuando en realidad, si yo sé
todo sobre su mundo externo,

solo puedo predecir el 10 %
de su felicidad a largo plazo.

El 90 % de su felicidad a largo plazo
no se prevé por el mundo externo,

sino por cómo su cerebro
procesa el mundo.

Y si lo cambiamos,

si cambiamos nuestra fórmula
de felicidad y éxito,

podemos cambiar la forma en que
podemos afectar a la realidad.

Encontramos es que solo el 25 %
del éxito laboral se predice por el CI;

el 75 % del éxito laboral

se predice por los niveles de optimismo,
por el apoyo social

y la capacidad de ver el estrés
como un reto y no como una amenaza.

Hablé con un internado de Nueva
Inglaterra, quizá el más prestigioso,

y dijeron: "Ya lo sabemos.

Por eso, cada año, en lugar de clases,
tenemos una semana de bienestar.

Y estamos emocionados. La noche
del lunes el experto líder mundial

hablará de depresión en adolescentes.

La del martes de violencia
y acoso escolar.

La del miércoles
de trastornos alimentarios.

La del jueves de uso de drogas ilícitas.

Y para la del viernes estamos entre
relaciones sexuales riesgosas o felicidad".

(Risas)

Dije: "Esa es la noche de viernes
de la mayoría".

(Risas)

(Aplausos)

Me alegra que les guste;
a ellos no les gustó nada.

Silencio en el teléfono.

En el silencio, dije: "Encantado
hablaría en su escuela,

pero no es una semana de bienestar,
sino de malestar.

Han puesto todas las cosas
negativas que pueden ocurrir,

pero no hay nada positivo".

La ausencia de la enfermedad
no es la salud.

Así es cómo llegamos a la salud:

Tenemos que invertir
la fórmula de felicidad y éxito.

En los últimos tres años,
he viajado a 45 países,

trabajando con escuelas y empresas
en medio de una recesión económica.

Encontré que muchas
empresas y escuelas

siguen esta fórmula para el éxito:

Si trabajo duro, tendré más éxito.

Y si tengo más éxito, entonces seré feliz.

Esto subyace en nuestros estilos
de educar y de gestionar,

como motivamos nuestra conducta.

El problema es que está científicamente
errado y anticuado por 2 razones.

Primero, cada vez que
tu cerebro tiene un éxito,

cambias la marca
de lo que era el éxito.

Tienes buenas notas, quieres mejores,

estás en una buena escuela,
vas por una mejor,

un buen trabajo,
a conseguir mejor,

lograste al objetivo de ventas,
se cambia.

Y si la felicidad está en el lado opuesto
del éxito, el cerebro nunca llega.

Empujamos la felicidad sobre
el horizonte cognitivo, como sociedad.

Y eso es porque pensamos
que debemos tener éxito,

para ser más felices.

Pero nuestros cerebros funcionan
en el orden inverso.

Si uno puede aumentar el nivel de
positividad de alguien en el presente,

su cerebro experimenta lo que hoy
llamamos la ventaja de la felicidad,

lo que hace que tu cerebro procese
en positivo significativamente mejor

que negativo, neutral o estresado.

Se eleva la inteligencia, la creatividad
los niveles de energía.

De hecho, encontramos que todos
los resultados de negocio mejoran.

Su cerebro en positivo
es un 31 % más productivo

que su cerebro en negativo,
neutral o estresado.

Se es un 37 % mejor en ventas.

Los médicos son 19 %
más rápidos, más precisos

en el diagnóstico correcto

cuando son positivos en lugar de
negativos, neutrales o estresados.

Lo que significa que
podemos revertir la fórmula.

Si encontramos una forma de
ser positivos en el presente,

entonces nuestros cerebros
funcionan aún más éxitosamente

porque podemos trabajar más,
más rápido y más inteligentemente.

Tenemos que revertir esta fórmula

para empezar a ver de lo que nuestros
cerebros son capaces.

La dopamina, que inunda
el sistema cuando se es positivo,

tiene dos funciones.

No solo te hace más feliz,

sino que abre todos los centros
de aprendizaje cerebral

lo que te permite adaptarte
de manera diferente.

Hemos encontrado que
uno puede entrenar el cerebro

para llegar a ser más positivo.

Con solo 2 minutos
durante 21 días consecutivos,

podemos recablear el cerebro,

permitiendo que el cerebro trabaje
con más optimismo y éxito.

Hemos hecho esto
en investigación

en todas las empresas
que he trabajado,

logrando que anoten tres cosas
nuevas por las que están agradecidos

por 21 días seguidos,
cosas nuevas cada día.

Y al final

su cerebro retiene el patrón

de escanear el mundo no para lo negativo,
sino para lo positivo primero.

Reportar una experiencia positiva
de las últimas 24 horas

permite a su cerebro revivirla.

El ejercicio enseña al cerebro
que el comportamiento importa.

Vemos que la meditación
permite al cerebro

superar el TDAH cultural que
hemos estado creando

al tratar de hacer varias tareas a la vez

y permitir al cerebro
centrarse en la tarea.

Finalmente, actos de bondad
al azar son actos conscientes de bondad.

Tenemos gente, que cuando abre el correo

escriben un mail positivo

alabando o agradeciendo
a alguien en su red de apoyo.

Y al hacer esto

y al entrenar el cerebro
al igual que entrenamos el cuerpo,

encontramos que podemos invertir
la fórmula de felicidad y éxito,

y, al hacerlo, no solo se crean
ondas de positividad,

sino una verdadera revolución.

Muchas gracias.

(Aplausos)