Recuerdos y sueños de un héroe cotidiano | Spiderman Gordo | TEDxMadridSalon

El Spiderman Gordo de la Plaza Mayor de Madrid, un performer callejero, hace un resumen de sus 10 años de trabajo en la plaza, narra los recuerdos más queridos, el porqué de esa profesión, y comparte con el público su sueño: el sueño del Spiderman Gordo de Madrid para cuidar de todos los niños del mundo. Dirección audiovisual: Daniel Goldmann. Edición: Xavi Fortino.

Spiderman Gordo es un actor de calle que para ganarse la vida y mantener a su familia, desde hace 10 años trabaja en la Plaza Mayor de Madrid entreteniendo a niños y mayores y haciéndose cientos de fotos al día con ellos.

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Yo estaba en mi lugar habitual
de trabajo, aquí en la plaza,

cuando veo cerca de mí,
mirándome, como a 20 metros,

dos niños.

O mejor, un niño y una niña.

El niño tendría como 5 o 6 años,

y la niña un añito más,
o año y medio, como mucho.

Hay que decir que estaban los dos
impecablemente bien vestidos,

bien arreglados, digamos.

El niño con unos pantalones cortos

y una camisa blanca zurzida con bordados,

subida a media manga, porque era verano,

y la niña con una falda azul oscuro

y una camiseta rosa
con dibujos infantiles.

Me acuerdo perfectamente
del cabello del niño:

negro,

muy bien peinado,

con el detalle de estar fijado
hacia un lado con gomina.

Ya llevaba un buen tiempo mirándome,

como buscando el coraje para acercarse.

En esto, el niño,

intrépido y resuelto,

se acerca a mí

y más o menos a dos metros, me dice:

"Spiderman, Spiderman,
me tienes que ayudar,

tú eres un superhéroe
que ayudas a las personas,

solo tú me puedes salvar".

"Calma", le digo yo,

"tranquilo, despacio,
¿qué te ha pasado?"

le digo, aún con su vocecita de ángel
resonándome en la cabeza,

porque era un ángel.

Y continúa: "Es que ... es que ...

... es que mi papá me pega",

me dice, mientras una lágrima,
pequeña pero ancha,

le empieza a correr por el rostro.

Me arrodillo frente a él y le digo
algo más o menos como esto:

"No, querido, los papás lo que quieren
es el bien de sus hijos,

quieren que sus hijos estén bien,

pero los niños a veces
son un poco traviesos y se comportan mal,

y los papás pierden la paciencia".

"¡No, Spiderman, no!,

mi papá me pega, me pega mucho,
y me hace mucho daño,

tengo mucho miedo,
me tienes que ayudar".

Estábamos en esto cuando, despacio,
veo acercarse a su hermana

y me dice, con una voz
muy calma y límpida:

"Spiderman, lo que mi hermano
te está contando es verdad,

mi papá le pega, pero no solo a él,
también me pega a mí y a mi mamá,

nos hace mucho daño,
y nosotros tenemos mucho miedo.

¿Nos ayudas?"

Como pueden imaginar, yo me quedé helado,

extremadamente preocupado, inquieto.

Lo escuchaba e intentaba imaginar
en mi cabeza lo que podía hacer

y lo que debería hacer.

Miro a las terrazas
y con la ayuda de los niños

consigo descubrir dónde están los padres:

en una mesa, ya con el 'tapeo'
y las bebidas prácticamente terminadas,

consigo que los niños
se hagan una foto conmigo,

momento en el que despliego
todas mis artes

para divertirlos y animarlos.

E intento saber algo más,

pero en vano.

El padre, muy parco en palabras,

y la madre, siempre callada,

y con la mirada vacía, inaccesible.

Me despido de ellos,
el padre me echa una buena propina,

y los dejo en un profundo silencio.

Mi acto siguiente es dirigirme
a unos funcionarios

de una entidad social que casualmente
está trabajando en la plaza.

Consigo que me escuchen y les cuento
lo que me acababa de pasar.

Ellos dicen que no pueden hacer nada,

solo si pillaba
alguna situación 'in fraganti',

y como eran turistas era más difícil
que pudieran hacer algo.

Vuelvo a mi lugar de trabajo
y veo cómo la familia

se aparta de las terrazas y se va,

no sin que antes el niño
me eche una última mirada.

Yo no tengo valor para deciros
lo que me transmitió

con esa última mirada.

Este es solo uno de los episodios
que me han pasado en esta plaza

a lo largo de estos 10 años
que llevo trabajando aquí.

Ha habido de todo: momentos malos,
momentos más o menos,

momentos buenos,

momentos muy buenos.

Yo me quedo con todos.

Lo que esta plaza me ha dado

es de un valor insustituible
e inestimable.

He vivido aquí
momentos maravillosos y fantásticos.

Pero si estoy aquí hoy
es porque tengo algo que contaros.

Quiero compartir con vosotros algo.

Y ese algo es mi sueño, mi proyecto.

Pero antes os voy a decir
muy brevemente lo que hago aquí.

Qué es esto de ser un superhéroe,
estar vestido con este traje,

lo que hago exactamente.

Yo soy actor de profesión, y esta
ha sido una estrategia que he elegido

para poder afrontar las responsabilidades
financieras habituales

para sustentar a mi familia

y a la vez tener tiempo
para acudir a castings,

hacer trabajos actorales
de pequeña y mediana dimensión,

locuciones, doblajes,
publicidad, estudiar, etc.

Si no fuera por un trabajo como este,

yo nunca podría compaginar
estas actividades.

Así soy mi propio jefe.

Soy como un autónomo.

Esto tiene ventajas y desventajas,
obviamente, pero eso es otra historia.

¿Y qué hago exactamente?

Intento dar a las personas un momento
de diversión y de animación,

que casi siempre no están esperando.

Es un momento imprevisto para ellas.

Soy lo que se puede llamar
un animador callejero.

Como dicen los ingleses,
un 'street performer'

¿Y qué recibo con esta animación?

A cambio, las personas
me echan una propina,

lo que les parezca,

por el valor que quieran.

Bueno, hay muchos que no me echan
absolutamente nada,

pero al final del día yo tengo mi nómina,

digamos que tengo mi paga.

Os diré que hay días

en los que me hago fotos
con más de 400 o 500 personas.

Pero os voy a explicar cuál es mi sueño,
cuáles son mis objetivos, mis planes,

y cuál es mi proyecto.

Dentro de más o menos año y medio,

mis hijos, si Dios quiere,
terminarán sus carreras,

y yo ya me quedo más aliviado
de esa carga financiera mensual

que les permite progresar,

y también me quedo con más tiempo para mí.

Así que he decidido esto:

voy a comprar una furgoneta como esta,

la voy a decorar por dentro
más o menos ...

así.

(Risas)

También la voy a decorar por fuera ...

así,

bueno, más o menos.

Después tomaré mi 'mini yo'

y lo haré a escala,
en tamaño grande,

y lo voy a poner ...

allá.

(Risas)

Finalmente, pegaré esta bandera,
que es la bandera blanca de la paz,

y creo que la voy a poner ...

allá.

Y por último me voy
a por esta preciosidad.

Mi intención con esta furgoneta
es viajar por Europa, Asia,

América Latina,

América del Norte,

África,

Oceanía ...

en fin, por todo el mundo.

Intentaré, entre semana,
o sea, de lunes a viernes,

visitar áreas pediátricas
de clínicas y hospitales,

alas de hospitales donde estén
enfermos que padezcan cáncer,

ya sean niños, jóvenes o adultos.

Intentaré visitar también clínicas,

escuelas e institutos
de educación especial,

también reformatorios y cárceles.

Voy a intentar ir donde haga falta
y donde me reciban.

Claro que los fines de semana,
yo tendré que,

por los pueblos y ciudades donde pase,

en sus calles y plazas,

intentar hacer mi 'Spider Show'
para poderme financiar, como es lógico.

Es con esta gente
con la quiero pasar mis próximos años.

Y volviendo a la historia
de los dos niños del inicio,

probablemente yo no voy
a poder hacer nada,

seguramente.

Pero todo cuanto pueda
estar con estas personas,

y todo lo que pueda, de alguna manera,

sacar de cada una de ellas
una pequeña sonrisa,

para mí ya está bien.

Gracias.

(Aplausos)