10 reglas para tener una mejor conversacón | Celeste Headlee | TEDxCreativeCoast

Cuando tu trabajo depende de la manera cómo hablas con la gente, aprendes mucho sobre cómo conversar (la mayoría no lo hacemos muy bien).
Celeste Headlee ha trabajado como conductora de radio por muchos años, y conoce muy bien los elementos de una gran conversación: honestidad, brevedad, claridad y mucha atención. En esta reveladora charla, Celeste Headlee comparte con nosotros 10 reglas útiles para tener mejores conversaciones. "Salgan, hablen con la gente", nos dice, "y, lo más importante, prepárense para admirarse".

Esta charla se presentó en un evento TEDx usando el formato de conferencia TED, pero organizado independientemente por una comunidad local. Más información en http://ted.com/tedx

Alcen las manos:

¿quién ha eliminado
a alguien de Facebook

por decir algo en contra
de la política o religión,

guarderías, comida?

(Risas)

¿Y cuántos evaden a
al menos una persona

porque no quieren
hablarle?

(Risas)

Antes, para tener una
conversación educada

teníamos que seguir el consejo
de Henry Higgins en "Mi bella dama":

solo hablar del clima y de la salud.

Pero ahora, con el cambio climático
y la controversia de las vacunas...

(Risas)

ya no hay tema.

El mundo en el que vivimos,

en el que las conversaciones

pueden convertirse
en discusiones,

en el que los políticos
no hablan entre ellos

y en el que hasta el tema más banal

ocasiona opiniones encontradas,
no es normal.

Pew Research hizo un estudio
a 10 000 estadounidenses adultos,

y encontraron que en ahora,
estamos más polarizados,

más divididos,

que en cualquier otro momento
de la historia.

Somos menos propensos
al compromiso

lo que significa que no nos
escuchamos unos a otros.

Decidimos dónde vivir,

con quién casarnos
y escogemos a nuestros amigos,

con base en nuestras creencias.

De nuevo, no nos escuchamos
unos a otros.

Una conversación necesita un equilibrio
entre hablar y escuchar,

y, en algún punto,
hemos perdido ese equilibrio.

En parte, la culpa es de la tecnología.

Los smartphones que todos tienen
en sus manos

o muy cerca para agarrarlo
lo más rápido posible.

De acuerdo con Pew Research,

casi un tercio de los adolescentes
estadounidenses manda 100 mensajes al día.

Y casi todos
prefieren mandarle mensajes a sus amigos

que hablarles o verlos.

Hay una increíble pieza
en el Atlántico.

La escribió Paul Barnwell, maestro
de preparatoria.

Dejó a sus alumnos una
tarea de comunicación.

Quería enseñarles a hablar de un tema
en específico sin usar apuntes.

Les dijo: "Me he dado cuenta..."

(Risas)

"Me he dado cuenta de que
la competencia conversacional

está muy infravalorada
y no nos preocupamos por enseñarla.

La juventud se pasa horas colaborando
con otros a través de una pantalla,

pero casi nunca tiene
la oportunidad

de mejorar su habilidad
de comunicación interpersonal.

Puede que suene raro,
pero hay que preguntarnos:

¿hay una habilidad en esta época

más importante que la de sostener
una conversación coherente y desenvuelta?

Me dedico a hablar con la gente:

Ganadores del Premio Nobel,
camioneros,

multimillonarios, maestros,

jefes de estado, plomeros.

Hablo con gente que me cae bien
y que me disgusta.

Hablo con gente con la que difiero
a nivel personal.

Pero tengo conversaciones
geniales con ellos.

En los próximos 10 minutos,
me gustaría enseñarles a hablar

y a escuchar.

A muchos ya les han dado
consejos sobre esto:

mirar a la gente a los ojos,

pensar en un tema interesante
sobre el que hablar,

mirar, asentir y sonreír para
que sepan que les prestas atención,

repetir lo que escuchaste
o resumirlo.

Quiero que olviden todo eso.

No sirve.

(Risas)

No hay porqué aprender
a poner atención

si en realidad pones atención.

(Risas)

(Aplausos)

En realidad hago lo mismo
que cuando entrevisto a alguien

en mi vida profesional.

Les voy a enseñar a entrevistar
a la gente,

y les ayudará a ser
mejores conversadores.

Aprender a conversar

sin perder el tiempo,
sin aburrirse

y, muy importante, sin
ofender a nadie.

Todos hemos tenido
conversaciones increíbles.

Las hemos tenido y sabemos
cómo son.

Esa conversación que te deja
enganchado e inspirado,

o en la que sientes
que hiciste una conexión real

o que te han entendido
perfectamente.

No hay ninguna razón

por la que nuestras interacciones
no puedan ser así.

Tengo 10 reglas básicas
y se las voy a enseñar,

y les aseguro que si escogen una
y la dominan

tendrán mejores conversaciones.

Primera: no hagan todo
a la vez.

Y no me refiero a revisar
el teléfono,

o la tableta, o las llaves
o lo que tengan las manos.

Estén presentes.

Estén en el momento.

No piensen en la discusión
con su jefe.

No piensen en lo que
van a cenar.

Si no quieren conversar,

no lo hagan,

pero no estén a medias.

Segunda: no den sermones.

Si quieren dar su opinón

sin que les refuten, les discutan
o les respondan,

escriban en un blog.

(Risas)

Hay una razón por la que no
permito eruditos en mi programa:

son muy aburridos.

Si son conservadores, odian a
Obama, a los vales de comida y al aborto.

Si son liberales, odian

a los bancos, a las
petroleras y a Dick Cheney.

Son muy predecibles.

Y no quieren ser así.

Tienen que pensar que van a
aprender algo en cada conversación.

El reconocido psiquiatra
M. Scott Peck dijo

que el escuchar requiere
dejar de lado nuestra persona.

Y, a veces, eso significa
dejar de lado tu opinión personal.

Dijo que si se percibe
esta aceptación,

el hablante será cada vez
menos vulnerable

y será más propenso a abrirse

con su escucha.

Recuerden que hay algo que
aprender.

Bill Nye: "Cualquier persona que conozcas
sabe algo que tú no".

Me explico:

Todos son expertos en algo.

Tercera: hagan preguntas abiertas.

Tomen el consejo de una periodista.

Empiecen sus preguntas con quién,
qué, cuándo, dónde, por qué y cómo.

Si hacen una pregunta complicada,
recibirán respuestas triviales.

Si pregunto, "¿tuviste miedo?"

la atención se concentrará
en la palabra más fuerte,

que es "miedo", y la respuesta será
"sí" o "no".

"¿Te enojaste?" "Sí, mucho".

Dejen que describan.
Ellos son los que saben.

Intenten preguntar,
"¿cómo fue?"

"¿Qué sentiste?"

Puede que necesiten pensar la respuesta,

y será una mucho más interesante.

Cuarta: sigue la conversación.

Cuando los pensamientos
lleguen a tu mente,

evita concentrarte en ellos.

Hemos visto entrevistas

en las que el invitado lleva
hablando mucho

y la presentadora
hace preguntas

que no tienen nada que ver,
o que ya habían sido contestadas.

Quiere decir que la presentadora
dejó de escuchar minutos antes

porque se le ocurrió
una pregunta interesante,

y quería preguntarla
a toda costa.

Y nosotros hacemos lo mismo.

Estamos platicando con alguien,

y recordamos que vimos a
Hugh Jackman en una caetería.

(Risas)

Y dejamos de escuchar.

Sólo queremos contar
nuestra historia

de Hugh Jackman en la cafetería.

Nos acordaremos de
historias y preguntas.

Necesitan saber cuándo
sacarlas a colación.

Quinta: si no saben, díganlo.

La gente en la radio,
en especial en NPR,

está muy consciente de
que la van a grabar,

y hace una distinción entre
lo que dice saber

y lo que realmente sabe.

Háganlo. Extremen precauciones.

La plática no debe ser ordinaria.

Sexta: no comparen
sus experiencias con las de ellos.

Si dicen algo de haber
perdido a un ser querido,

no digan que Uds.
pasaron por lo mismo.

Si mencionan un problema
con el trabajo,

no digan cuánto odian
el suyo.

No es lo mismo. Nunca lo es.

Cada experiencia es
particular.

Y, lo más importante,
no se trata de Uds.

No aprovechen el momento
para demostrar lo increíbles que son

o cuánto han sufrido.

Una vez le preguntaron a Stephen King
acerca de su CI, y dijo:

"No sé, los que presumen
su CI son patéticos"

(Risas)

Las conversaciones no
son para promocionarse.

(Conversación en el siglo XXI)

(¿Cómo estás?
¡Lee mi blog!)

Séptima:

No se repitan.

Es condescendiente
y muy aburrido,

y todos tendemos a hacerlo.

En especial en el trabajo
o con nuestros hijos.

Queremos dejar claro algo,

y nos repetimos una y otra vez.

No lo hagan.

Octava: no den demasiadas
explicaciones.

Honestamente, a la gente no
le importan

los años, los nombres,

las fechas, todos los detalles

que quieren aclarar.

No les importan.
A la gente le importan Uds.

Le importa cómo son,

lo que tienen en común.

Olvídense de los detalles.
No los expliquen.

Novena:

no es la última, pero
sí la más importante.

Escuchen.

No me acuerdo de cuánta
gente muy importante ha dicho

que escuchar es, quizá,
el talento más importante

que pueden desarrollar.

Buda dijo, y parafraseo,

"Con la boca abierta,
no aprendes"

Calvin Coolidge dijo: "Ninguna
persona escuchó venir su despido"

(Risas)

¿Por qué no nos escuchamos
entre nosotros?

En primera, porque preferimos
hablar.

Cuando hablamos,
tenemos el control.

No tenemos que escuchar nada
que no nos interese.

Somos el centro de atención.

Reforzamos nuestra identidad.

Pero hay otra razón:

nos distraemos.

La persona promedio dice
225 palabras por minuto,

pero podemos escuchar hasta
500 palabras por minuto.

Nuestras mentes rellenan
esas 275 palabras que le faltan.

Lo sé, se necesita tiempo y energía

para ponerle atención a alguien,

pero si no lo hacen,
no están conversando.

Solo son dos personas
diciendo palabras

en el mismo lugar.

(Risas)

Tienen que escucharse.

Stephen Covey dijo algo hermoso.

Dijo: "La mayoría no escucha
con la intención de entender.

Escuchamos con la intención
de responder".

La última regla, la décima:
sean breves.

(Una buena conversación es como una
minifalda: corta para captar la atención

pero larga para cubrir lo
que importa- Mi hermana)

(Risas)

(Aplausos)

Todo nos lleva al concepto
básico, que es éste:

muestren interés por los demás.

Me crié con un abuelo
muy famoso,

y había un ritual en casa.

La gente venía a hablar con
mis abuelos,

y cuando se iban, mi abuela
se acercaba

y nos decía: "¿saben quién era?

Era la contendiente para
Miss America.

Era el alcalde de Sacramento.

Ganó un premio Pulitzer.
Era un bailarín de ballet ruso".

Y crecí con la suposición

de que todos ocultan algo
increíble.

Honestamente, creo que me
hace mejor presentadora.

Me quedo callada
cuanto puedo,

mantengo una postura
abierta,

y siempre estoy preparada
para admirarme.

Y nunca me desilusiono.

Hagan lo mismo.

Salgan, hablen con la gente,

escúchenla,

y, lo más importante,
prepárense para admirarse.

Gracias.

(Aplausos)