Un dispositivo que salva vidas detectando infartos silenciosos

Quizá estén familiarizados con los síntomas típicos de un infarto: dolor en el pecho y en el brazo, falta de aliento y fatiga. Pero hay otro tipo de infarto igual de letal y más difícil de detectar porque lo síntomas son silenciosos. En esta breve charla, el inventor de 17 años Akash Manoj comparte el dispositivo que ha desarrollado para poner freno a este asesino silencioso: un parche no invasivo, barato y fácil de utilizar que alerta a los pacientes en ese momento crítico que puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte.

Con 13 años,

perdí a mi abuelo a causa
de un infarto silencioso.

Lo que más me impactó
fue que, con 75 años,

mi abuelo era muy normal,
saludable y lleno de energía,

pero tenía diabetes.

Vivir todo eso fue tan doloroso

que decidí declarar la guerra
a este asesino letal

y ver qué se podía hacer.

Me impactó descubrir
los resultados de estudios recientes

que revelan que cerca de
ocho millones de personas

fallecen por infarto cada año.

Los infartos tienen muchas causas,

pero suelen ocurrir
cuando las arterias se obstruyen,

el flujo de sangre se interrumpe

y las células del corazón que
se quedan sin oxígeno empiezan a morir.

Quizá conozcan los síntomas
más comunes de un infarto:

dolor en el pecho, en el brazo,
sensación de ahogo, fatiga, etc.,

pero existe un tipo de infarto
que es bastante común

e igual de letal,

pero más difícil de detectar
porque los síntomas son silenciosos.

Los que tienen infartos silenciosos
no notan lo que les ocurre,

así que no buscan atención médica,

lo que supone que es menos probable
que reciban el tratamiento que necesitan

en el momento crítico.

Incluso si acuden al hospital
por casualidad,

antes o después de sufrir un infarto,

probablemente tengan que hacer
una o más pruebas largas y costosas

y tratamientos

que actualmente se considera
el patrón estándar

para el diagnóstico de infartos.

Lo más preocupante

es que los infartos silenciosos
suponen cerca del 45 %

del total de infartos.

Los pacientes con diabetes y enfermedades
similares presentan daños en los nervios

que les impiden sentir el tipo de dolor

que normalmente indica a alguien

que puede estar teniendo un infarto.

Eso supone que sufren
los daños de un infarto

sin ni siquiera saber o sentir nada.

Estos pacientes de riesgo
sufren daños en sus nervios

y no reciben tratamiento médico inmediato.

No saben nada antes de que
ocurra algo improbable.

Mi abuelo también era
un paciente de riesgo.

Para investigar más este problema

leí todo lo que pude
para comprender el corazón,

me reuní con investigadores y
colaboré con laboratorios de toda India.

Finalmente, tras tres largos años
de investigación constante,

lo que quiero compartir hoy con el mundo
es una solución prometedora.

Un dispositivo no invasivo y económico,

portátil y utilizable en cualquier
momento por pacientes de riesgo

Reduce la necesidad
de una analítica de sangre

y trabaja sin pausa reuniendo y analizando
datos en intervalos predefinidos.

Todos estos datos se reúnen
con un único propósito:

detectar infartos en cuanto ocurren.

Es una solución prometedora
que podría ayudarnos en el futuro.

Quizá no sepan lo inteligente
que es en realidad su corazón.

Intenta comunicarse con su cuerpo
muchas veces antes de fallar,

indicándolo con síntomas
como el dolor en el pecho.

Estos síntomas se disparan
cuando el corazón pierde

un flujo sanguíneo rico en oxígeno.

Pero recuerden el daño en los nervios.

Silencia estos síntomas
previos a un infarto silencioso

y los hace todavía más letales.

O quizá no conozcan
los síntomas más comunes.

Mientras tanto, el corazón también
emite ciertos biomarcadores,

biomarcadores cardíacos o proteínas
que son mensajes de SOS...

en la forma de mensajes de SOS...

en el torrente sanguíneo

indicando que el corazón está en peligro.

Al incrementarse el peligro,

la concentración de biomarcadores
cardíacos y proteínas

aumenta abismalmente.

Mi dispositivo se basa solo en esos datos.

La clave es que estos biomarcadores
cardíacos se encuentran

en una de las primeras fases del infarto,

cuando es casi seguro
que la persona sobrevivirá

si recibe tratamiento inmediato.

Y mi dispositivo se basa solo en eso.

Así es como funciona.

Deben llevar un parche de silicona
en la muñeca o cerca del pecho.

Sin tener que pinchar su piel
para una analítica de biomarcadores,

este parche puede detectar, aislar
y rastrear un biomarcador de infarto

llamado H-FABP

y les avisa cuando alcanza un nivel
crítico en el torrente sanguíneo,

un proceso mucho más simple, fácil
y barato que los métodos tradicionales

de diagnóstico de infarto.

Analizando los datos
de concentración del biomarcador,

un sistema así, con
más investigación en el futuro,

podría reducir la necesidad
de un paciente de riesgo de ir al médico

para una analítica de biomarcadores

porque el dispositivo
se podría llevar siempre,

detectando aumentos
del biomarcador en tiempo real.

Si el dispositivo detecta que los niveles
del biomarcador son más que críticos,

alerta al paciente de riesgo
de un paro cardíaco inminente

y de que necesita
atención médica inmediata.

Aunque el dispositivo no puede
proporcionar al paciente

un análisis completo de la lesión cardíaca

puede ser de gran ayuda

para indicar que el paciente
está en peligro,

de manera que puede ser alertado

y saber que el tratamiento
inmediato es crucial.

Todos los pacientes de riesgo
tendrán más tiempo para sobrevivir

y conseguir ayuda médica.

Como resultado, no necesitarán
tratamientos médicos caros e invasivos

que de otro modo serían necesarios
tras sufrir un infarto.

Al poner a prueba mi dispositivo
con pacientes de riesgo bajo seguimiento,

los resultados de
los ensayos clínicos de validación

certificaron cerca de un 96 %
de exactitud y sensibilidad.

Mi propósito es ofrecer
mi dispositivo en dos versiones:

una que ofrezca un análisis digital
del nivel de biomarcadores

y una versión más simple
para habitantes de zonas rurales

que simplemente vibre cuando el nivel
de biomarcadores supere el punto crítico.

Al observar el progreso de
los tratamientos cardíacos actuales,

notamos más tratamientos para enfermos
que cuidado y tecnología preventivas.

Literalmente, esperamos
a que ocurra el infarto

y dedicamos la mayor parte de
los recursos al cuidado posterior.

Para entonces, el daño ya es irreparable.

Creo firmemente que es hora
de replantearnos la medicina.

Debemos establecer tecnologías
terapéuticas proactivas.

El cambio debe producirse
no de aquí a 10 años,

no en 5 años,

sino hoy.

Así, ojalá, algún día,

con la ayuda de estos dispositivos,

alguien no perderá a su abuelo
como me ocurrió a mí.

Muchas gracias.

(Aplausos)

Gracias.

(Aplausos)

Gracias.