¿Quieres sonar como un líder? Empieza por decir bien tu nombre| Laura Sicola | TEDxPenn

¿Cómo sonar convincente? La Dra. Laura Sicola nos muestra cómo el discurso verbal afecta el modo en que se recibe el mensaje y cómo usar este fenómeno en su beneficio. Aprenda cómo pulir su "presencia ejecutiva vocal" y hacer el impacto vocal deseado.

Uno de los temas más candentes en
las aulas y los libros hoy en día,

respecto a la comunicación de liderazgo,

es el concepto de presencia ejecutiva.

¿Qué significa eso?
¿Cómo lo definirían?

¿Se puede enseñar o aprender?

El Center for Talent Innovation identificó
sus 3 principales asesinos:

la apariencia, las habilidades
de comunicación y la seriedad.

Seriedad significa cosas como
¿Tus palabras tienen dientes?

¿Puedes tomar las decisiones
difíciles y apegarte a ellas?

Una de las piezas que falta al pensar

en lo que realmente está integrado
entre líneas con conceptos amplios

como las habilidades de comunicación y
la seriedad

es la presencia ejecutiva vocal,
como yo lo llamo.

Es el eslabón perdido.

¿Cómo suenan cuando están
tomando decisiones difíciles?

¿El discurso refuerza el mensaje y
establece la imagen que desean?

¿O lo socava?

Qué pasa si estoy tratando de romper
una situación tensa y digo:

Está bien, todos se calman,
tenemos que reevaluar la situación.

En el peor de los casos,
solo estoy echando leña al fuego,

y en el mejor, pueden sugerir más adelante
que tomaron el café descafeinado.

Se trata de cómo nos conectamos.

Trabajo mucho con gente

que se está preparando para
presentaciones y conferencias de prensa,

y hacen declaraciones como:

Somos muy apasionados

al tratar de ayudar a los niños y
mejorar la calidad de nuestras escuelas.

Y me digo a mí misma:
¿En serio? Podrías estar engañándome.

Se dice que hay pasión,
pero no hay pruebas de ello.

El problema es una desconexión

entre la elección de las palabras y
su ejecución, su discurso.

Y esto crea un problema de credibilidad.

Hay un estudio histórico y seminal sobre
los sentimientos y las actitudes

como resultado de la
compatibilidad o la incompatibilidad

en señales del discurso
verbales y no verbales.

Y lo que encontraron fue

que cuando se le pide
a la gente evaluar oradores

sobre si pensaban si
sonaban sinceros o no,

38% de la evaluación se basó
en la tonalidad de la voz del orador.

La tonalidad incluye las subidas y bajadas
en los patrones de entonación.

En contraste, solo el 7%

se basó en las palabras que
los oradores eligieron,

y el 55% restante se fijó en
las señales no verbales,

como la postura, el contacto visual, etc.

Este es un estudio.

Hay que tener cuidado porque mucha
gente lo cita incorrectamente.

Hay personas que hacen
grandes declaraciones como

Bueno, ya saben, el 55% de toda
la comunicación es no verbal.

Eso no es ni remotamente exacto
y no es de lo que habla el estudio,

pero lo que podemos tomar de este estudio,

y muchas investigaciones
posteriores al respecto

es la importancia de sonar creíble.

Me gustaría que piensen acerca
de esto en el contexto

de cómo se preparan personalmente
para alguna presentación.

¿Pasan el 38% de su tiempo
trabajando en el discurso?

Si son como la mayoría,

es probable que pasen la mayor parte,
si no todo su tiempo,

trabajando en el contenido: su esquema,
el guión, las diapositivas de PowerPoint,

asegurándose de tener buenos gráficos y
animaciones elegantes,

compactando sus datos
para ponerlos en las hojas de cálculo.

Pero entonces,
después de todo ese trabajo,

olvidamos el discurso y esperamos que
sea lo suficientemente bueno.

Y al final, es relativamente débil,

y puede socavar tanto las metas,
como los objetivos inmediatos,

así como su imagen y
reputación a largo plazo.

El hecho es que, si quieren
ser vistos como líderes,

tienen que sonar como tales.

Tienen que demostrar
presencia ejecutiva vocal.

Una parte de la presencia ejecutiva vocal

es la capacidad de leer un público
e identificar el tipo de personas

que serían los más abiertos
a recibir su mensaje,

y luego imaginar cómo sonaría
esa clase de persona.

Ahora, hasta cierto punto,
todos nacemos con la voz que tenemos,

pero tenemos un buen control
sobre cómo la utilizamos.

Margaret Thatcher es
un buen ejemplo de ello.

Fue la primera mujer
en el parlamento británico

y muchos de sus oponentes
se burlaban abiertamente de ella

con frases como:
Creo que la dama chilla mucho.

Porque cuando se apasionaba
discutiendo algunos puntos,

su voz era más alta y más estridente.

Así que cuando decidió postularse
para primer ministro,

trabajó con un tutor del National Theater

quien la ayudó a bajar su tono
con el fin de sonar más autoritaria.

Y esto es realmente importante

ya que la voz tiene efectos cognitivos y
emocionales en el oyente.

Vamos a empezar con lo cognitivo.

Hablamos de la tonalidad, ese 38%,
las subidas y bajadas en su voz.

Si la usamos estratégicamente,

podemos ayudar al oyente a centrarse

en las palabras y en las partes
más importantes del mensaje

que lo convierte en
algo más sencillo de asimilar

y les ayuda a entender y
recordar lo que dicimos.

Y esto puede tener una
influencia persuasiva.

Cuando escuchamos un discurso,

lo procesamos en unidades
o pedazos de tono.

Y empezamos por primera fijarnos
en el patrón de entonación

y a relacionar lo que escuchamos
con los picos más altos.

Y entonces, si es necesario,
dejamos que nuestra imaginación

llene lo que está en los valles
de sonido más bajos.

Un ejemplo de esto
está en las letras de las canciones.

Todos hemos tenido esta situación

donde estamos cantando
nuestra canción favorita

y de repente, nos damos cuenta
o alguien más nos lo señala,

que hemos estado cantando
las palabras mal.

¿Alguna vez les ha pasado?

Muchos asentimientos.

Hay una canción clásica en inglés,

What a wonderful world de Louis Armstrong.

Creo que todos la conocen.

Y en ella hay una línea que dice

the bright blessed day
and the dark sacred night.

[el santo día brillante
y la noche sagrada oscuridad]

Pero yo oía:

the bright blessed day
and the dogs say good night.

[el santo día brillante
y los perros dicen buenas noches]

¿Tiene algún sentido?

No, pero lo acepté,
en parte porque, en primer lugar,

coincide con los patrones de entonación y
también coincide en los picos,

las vocales, las sílabas que
están en la parte superior.

Y entonces, en las partes
que eran menos sobresalientes,

que tenían menos énfasis,
en los valles,

me dejé inventar el resto.

Esto también refleja por qué
los oradores eficaces al hablar

hacen hincapié en las palabras más
importantes con un tono mayor.

La tonalidad, si se usa estratégicamente,

puede tener una buena influencia
en nuestras primeras impresiones

en el intento de
establecernos como líderes

desde el primer momento.

Es muy importante, por supuesto,

hacer una buena, fuerte y memorable
primera impresión.

Pero esto es difícil cuando
mucha gente siente

que no son buenos para
recordar los nombres de las personas.

¿Alguna vez se
han sentido así?

Bueno, los voy a absolver de
alrededor de la mitad de esa culpa.

Y eso es porque cuando la mayoría
de las personas se presentan,

pronuncian sus nombres mal.

OK, bueno, técnicamente
quizás no mal,

pero lo pronuncian con un ritmo y
un patrón de entonación

que hacen que sea más difícil
entender lo que están diciendo.

Y, por cierto, los absuelvo de solo
la mitad de esa responsabilidad

porque la otra mitad

ustedes mismos son los que se
presentan a otra persona.

Si quiero presentarme

y ayudar al oyente a comprender
bien mi nombre,

y por haberlo comprendido

entonces pueden recordarlo y
por lo tanto recordarme,

debo empezar por dejar que mi voz suba,

así, en su nombre, como si dijera:
no he terminado todavía

y luego en la parte superior,
descansamos un poco,

una pequeña pausa de sonido para
indicar el límite de la palabra,

y luego, en nuestro apellido, bajamos,
que caiga el tono,

como si dijera: Y ahora ya he terminado,

como si estuvieran poniendo
un punto al final.

Así que en lugar de solo presentarse,

con, Hola, mi nombre es Laura Sicola
y bla-bla-bla,

Quiero enfocarme y ayudar
a mi oyente a entender,

y haré mi mejor esfuerzo para decirles:
Hola, mi nombre es Laura Sicola.

Y se sorprenderán de la diferencia
que esta estratégica puede hacer

incluso en algo tan pequeño.

Si dejamos al azar
el uso de la entonación,

y lo ponemos en el lugar equivocado,

podemos tener el efecto opuesto exacto.

Podemos distraer la atención del
oyente de lo que es más importante,

y hacerle más difícil entender
lo que estamos diciendo.

Y uno de los más comunes y, en mi opinión,
molestos ejemplos de esto,

es el fenómeno cada vez más frecuente
en la sociedad de hoy en día,

llamado subir la voz,

terminar en pregunta o, más técnicamente,
terminar elevando el tono.

Y ese es el patrón en
el que la gente al hablar,

añade estos tonos de interrogación

al final de todas sus frases y oraciones,

¿Sabes?, como agregando

muchos pequeños ¿cierto? y ¿verdad?

uno tras otro,

como si hubiera algún tipo
de profunda inseguridad

y una necesidad patológica
de constante validación?

(Risas)

¿Cierto?

El problema de hablar así es que
lo que se enfatiza

es solo lo que aleatoriamente
está al final de la frase.

No ayuda a nadie a entender
lo que están diciendo.

Y esa monótona cadencia
puede ser bastante hipnótica

y así, después de un tiempo,
no sabemos realmente

si la audiencia está escuchando
algo de lo que decimos.

Por cierto, también debo señalar

que esto no es solo un tipo
de fenómeno Valley Girl,

como mucha gente parece creer.

Cada vez más en la actualidad,
este crimen contra la humanidad vocal

se perpetra por hombres y mujeres,
viejos y jóvenes,

por alto y bajo nivel de educación.

Así que, felicitaciones,
han cerrado la brecha de género.

¡Sigan!

(Risas)

Otras de las cuestiones

es que cuando la gente,
por supuesto, escucha esto,

tiende a tener una respuesta
muy negativa e incluso visceral.

No solo es la antítesis
de la autoridad vocal.

Es casi el equivalente vocal
de jugar con el pelo, ¿sabes?

Entonces, cuando la gente
tiene esa respuesta visceral,

esto nos lleva ahora a hablar de
los efectos emocionales de la voz.

Vamos a empezar por pensar en algunas
personas que tienen voces muy distintivas.

Empezaremos con James Earl Jones,

quizás mejor conocido como
la voz emblemática de Darth Vader.

En mi opinión, con esa rica voz
de bajo profundo que tiene,

podría leer los ingredientes
de una botella de champú

y sonaría como poesía.

Pero probablemente no
habría tenido tanto éxito

si hubiera tratado de hacer
de Elmo en Plaza Sésamo.

(Risas)

¿Qué pasa con alguien como Fran Drescher

con esa voz nasal completamente
inconfundible de Queens, Nueva York?

Estaba muy bien en la televisión
como La niñera,

pero probablemente habría sido
menos exitosa como Darth Vader.

Se la imaginan diciéndolo
a Luke Skywalker:

Luke yo soy tu padre

(Risas)

Es no funcionaría.

Esa es una gran voz para la comedia,

pero no es necesariamente
la voz que desean encontrar

en el director de una funeraria.

Todo es cuestión de contexto.

En el contexto funerario buscan
alguien que suene empático,

que suene compasivo, que suene
como alguien en quien confiar

para cuidar de usted y su familia durante
su hora de mayor necesidad emocional.

Y el problema es

que cuando encontramos alguien que tiene
una voz que nos parece desagradable

o que parece carecer de alguna manera
de las características

de la clase de persona que buscamos,
no suena como ese tipo de persona,

podemos desconectarlo.

Podemos apagarlo

y ni siquiera queremos
escuchar el resto del mensaje,

no importa que tan importante
sea la información.

Inconscientemente, realmente queremos
que la voz encaje con el mensaje.

¿Significa que la presencia
ejecutiva vocal es actuación?

No, por el contrario,
es exactamente lo opuesto.

Tienen que ser auténticos.
Tienen que ser ustedes mismos.

Pero la clave es reconocer

qué partes de su personalidad deben
brillar en un momento particular

y cómo transmitirlo a través
de su voz y su forma hablar.

Me están prestando atención

en parte porque la forma en que se los
presento tiene sentido para ustedes.

y se adapta a sus expectativas de cómo
debe sonar un orador de TED.

Pero no voy a usar esta misma forma
de hablar con mi sobrino de 3 años.

Se preguntaría qué le pasó a la tía Laura,
porque no suena divertida,

y probablemente dejaría de jugar conmigo.

Pero al mismo tiempo,
no puedo venir aquí hoy

y hablarles de la misma forma
con que yo hablo con él.

Imaginen que hubiera empezado diciendo:

Todos, ¡tengo una gran idea!

¡Vamos a hablar de
presencia ejecutiva vocal!

(Risas)

Pensarían: ¿En serio? ¿Quién es es esta?

¿Qué podría saber sobre
liderazgo o algo de ejecutivos?

Y a todo esto, ¿quien la invitó?

Y, por cierto, fueron ellos.

(Risas)

Yo lo llamo trabajar su voz prismática.

Al final, no estoy actuando.

Es solo una cuestión de
reconocer y ser conscientes

de las diferentes necesidades y
expectativas de la audiencia.

Y luego identificar qué
partes de mi personalidad

quiero que sobresalgan y cómo,

con el fin de garantizar
su apertura a mi mensaje.

Y con respecto a la gran noción,
la metáfora, la voz prismática,

en muchos aspectos, así como la luz blanca
al pasar a través de un prisma

se descompone en todos los colores
del arco iris que la componen.

Cuando la luz blanca de su personalidad

pasa a través del prisma
de un contexto situacional,

hay que buscar entre todos
los colores que están disponibles,

todas las diferentes partes
de su personalidad,

y decidir cuál necesitan destacar
en el momento

para ser más eficaces y
adecuados para ese momento.

Y si pueden encontrar
la manera de hacerlo con éxito,

entonces pueden crear su propia,
única y auténtica voz de liderazgo.

Gracias.

(Aplausos)