¿La cura para el envejecimiento?| David Sinclair | TEDxSydney

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¿Se puede curar el envejecimiento? David Sinclair piensa que sí, e intentará demostrarlo.

David Sinclair es un científico y empresario que trabaja para mejorar la salud, productividad y longevidad del ser humano. Luego de codescubrir la causa molecular del envejecimiento en el Instituto Tecnológico de Massachusetts en Boston a mediados de los 90, ingresó a la Escuela Médica de Harvard donde se desmpeña como profesor titular. En el 2005, fundó los Laboratorios Glenn para la Biología Molecular del Envejecimiento y se desempeña como su codirector. También es profesor en el Centro Lowy de Investigación de Cáncer en la Universidad de New South Wales de Sídney.

El objetivo de su investigación consiste en comprender por qué envejecemos y utilizar este conocimiento para prevenir y tratar tanto las enfermedades comunes como las desconocidas. Es famoso por haber descubierto que el resveratrol, que se encuentra en el vino tinto, funciona como una molécula anti edad. Fundó cuatro empresas biotecnológicas para el tratamiento de enfermedades relacionadas con el envejecimiento (Sirtris), mejorar la salud reproductiva femenina y FVI (OvaScience), tratar diabetes tipo 2 (Cohbar), y desarrollar vacunas contra la malaria, clamidia, tuberculosis, neumonía, y cáncer (Genocea).

Tenemos solo una vida valiosa.

Para los que tuvimos
la suerte de haber nacido,

es una vida para abrazar,

una vida para hacer el bien,

y que vale la pena alargar
con buena salud.

Cuando somos jóvenes,

creemos que nuestros padres y abuelos,

los seres queridos
vivirán para siempre;

luego aprendemos
que no es así.

Recuerdo a mi hija Madeleine,

es ella, cuando tenía cuatro años.

La estaba poniendo en cama y me dijo,

"¿Papi, estarás siempre
conmigo para protegerme?"

Casi me hace lagrimar ahora;

cualquier padre
sabe lo que se siente.

Tenía que ser honesto, así que le dije,

"Lo siento, un día, como todos,
voy a envejecer y morir".

Sus ojos se llenaron de lágrimas
y me dio un gran abrazo.

Después le dije,
lo que todo padre dice:

"No pienses en ello",

pero eso hizo.

(Risas)

Creo que todos hicimos
esto en nuestras vidas.

Todos intentamos
no pensar en esta verdad.

Irónicamente, eso es lo que nos impide

tener la vida que queremos vivir.

Mi abuela Vera,

es una mujer increíble.

Salvó vidas en la II Guerra Mundial.

Escapó de la persecución
de Hungría y voló a Australia;

tenía un gran sentido del humor,
un amor por la vida,

pasó mucho tiempo criándome;

nunca quería que la llamara abue,

solo Vera, odiaba la idea de envejecer.

Desde entonces la vi envejecer.

Ella se veía envejecer
y se disculpaba por eso.

Hace unos meses,

se cayó en su departamento y
se quebró la parte superior del fémur.

Fue directo al hospital.

La operaron.

Su corazón se detuvo
en la operación.

Llegué a Sídney con mi hijo Ben,
de cinco años, para despedirla.

Estaba ahí, era solo una carcasa
de la mujer que una vez fue.

Tenía una sonda nasogástrica.

Apenas reconocía a los demás.

Pensé: "¿A nadie le indigna
el envejecimiento?"

(Risas)

Que una mujer tan enérgica,
termine así, es increíble.

Esta es solo mi historia,

pero ocurre todos los días
en todas las familias.

No es un caso aislado.

No quiero ser deprimente,

pero esto o algo similar le ocurrirá
a nuestros seres queridos,

incluyéndonos.

Eso en el mejor de los casos.

¿Por qué hacemos tan poco al respecto?

El envejecimiento es importante,
eso lo sabemos.

La Organización Mundial de la Salud
publicó hace poco un informe

de 32 páginas,

donde lo considera un gran problema
de nuestra generación.

Debemos mantener saludables
y productivos a los ancianos,

o el costo va a superar
la infraestructura nacional.

Nuestro estilo de vida
y economía van a colapsar.

Eso es lo que dicen los gobiernos.

Pero hay un dato que desconocen,

solo un 1% de la investigación médica

se dedica a intentar comprender
por qué envejecemos

y una proporción aún menor
se dedica a hacer algo al respecto.

Y esto para mí es un gran problema.

Pero no queremos pensar en esto.

Es bastante extraño.

Muchos se rieron con disimulo
cuando me presentaron.

Estamos acostumbrados
a no hablar de ello.

Nos avergüenza e incomoda

hablar de prolongar la vida
y atrasar el envejecimiento.

Para mucha gente, incluso es blasfemia.

Debatí con el asesor de bioética
de George W. Bush por radio nacional.

Su argumento hacia mí y la audiencia
era que el envejecimiento es natural.

Es parte de la vida.

Le da sentido a la vida.

Eso es mentira.

(Risas)

El Alzheimer, el cáncer, la cardiopatía,
esos sí son naturales;

y hacemos todo lo posible
para prevenirlas y demorarlas.

Un 99 % de la investigación médica

se dedica a intentar demorar
estas enfermedades,

cuando solo una fracción
de nosotros las padecen;

en cambio, el envejecimiento,
si tenemos suerte, nos afecta a todos.

Se preguntarán:
"¿Por qué no seguir así?

¿Por qué no estudiamos
enfermedades individuales?"

Es lo que siempre hicimos,
bastante bien.

Pero lo que no saben,

es que hay una gradual disminución

de la tasa de envejecimiento.

En otras palabras,

creamos muchos medicamentos
que pueden tratar parte del cuerpo,

por ejemplo, mantenemos
el corazón saludable,

pero nuestro cerebro envejece.

El resultado,

y pongo a mi abuela como ejemplo,

una nación de ancianos
con corazones sanos,

pero cuyos cerebros ya no funcionan.

Este es un problema importante
para nuestro sistema de salud.

Es extremadamente costoso.

¿Qué necesitamos?

Medicamentos que mantengan
todo nuestro cuerpo funcionando.

Si solo arreglamos una parte del cuerpo,

otra parte dejará de funcionar;

estamos cambiando enfermedades.

No creo que sea el camino adecuado.

Si miramos este gráfico,
queda muy claro.

Siempre nos dijeron

que los medicamentos nos hacen
más saludables y por más tiempo.

No es cierto.

Miren.

La cantidad de tiempo
que permanecemos saludables

está disminuyendo
en términos de porcentajes.

Por eso los precios
de la asistencia médica suben.

Lo que necesitamos es mantenernos
más saludables por más tiempo.

No hablo de vivir por 500 años,

como publican a veces en los medios.

De lo que hablo es

de la capacidad de vivir pasados
los 90 y 100 años con buena salud,

no como mi abuela, que sufrió.

Y esto le pasará a muchos de nosotros,

a menos que descubramos
la causa principal del envejecimiento.

Quizás sea el mayor problema
de nuestra época.

Les contaré un poco sobre mi trabajo,

sobre cómo podemos descubrir
la causa principal del envejecimiento.

Cuando tenia veintitantos años
obtuve un doctorado en Sídney,

y me fui a Boston,
a un lugar llamado MIT

para estudiar las células de levadura,

células que usamos
para hacer pan y cerveza,

y entender por qué envejecen,

porque si no lo entendemos
en una célula de levadura

menos lo entenderemos en los humanos.

Y lo logré.

A pesar de que criticaron mi enfoque,

muchos de estos críticos
eran ganadores de Premios Nobel,

que me dijeron: "las células
de levadura no se vuelven canosas.

No sufren cardiopatía o cáncer".

Los ignoré, por suerte.

Fui bastante ingenuo, por suerte.

En los años siguientes, como grupo,

descubrimos que de hecho
las células de levadura envejecen.

Una de las razones

es que conforme envejecen
los genes empiezan a cambiar.

En otras palabras,

cada célula tiene un número fijo
de genes; todos lo sabemos.

En cada célula,
la misma cantidad de genes.

Pero no se encienden
al mismo tiempo.

Se encienden y apagan

para saber cuál está en el hígado
y cuál en el cerebro.

Descubrimos que al envejecer,
luego de una semana,

todos los genes murieron.

Ahora podemos dar otro paso:

Hallar genes que demoren el proceso.

Podríamos hallar genes
que apaguen y anulen a los corruptos.

Esto nos llevó a descubrir
un gen de longevidad llamado Sir2.

Sir2 son las siglas para
Regulador Silencioso de Información 2.

En 1999, comencé un laboratorio nuevo
en la Escuela Médica de Harvard.

Tenía 29 años y pensaba
que podía cambiar el mundo.

Era emocionante.

Pronto descubrimos que tenemos
siete de estos genes de longevidad.

Los llamamos las sirtuinas.

Se han vuelto importantes en la ciencia.

Hay miles de artículos
sobre las sirtuinas hoy en día.

Descubrimos que al parecer

proteger nuestro cuerpo de
enfermedades del envejecimiento.

Si colocamos copias extras
de estos genes,

en levadura, nematodos,
moscas, y ratones,

mejoran mucho.

En la mayoría de los casos,
viven más tiempo con buena salud.

Debemos encontrar formas

de modificar estos genes,
de hacerlos más activos.

De esa manera, podríamos demorar

las enfermedades
que tenemos al envejecer,

y hasta quizás revertir el envejecimiento.

Les mostraré lo qué hacen las sirtuinas.

He tenido la suerte

de que el personal de TEDx
me ayudó a hacer algunos vídeos aquí.

Hay una idea nueva:

A medida que envejecemos,

los genes se encienden
y apagan en forma incorrecta.

Cuando jóvenes,
tenemos una gran orquesta;

pero conforme envejecemos,
nuestros instrumentos,

la orquesta empieza a descuidarse
y las cosas se arruinan.

Si agrandamos la imagen,
verán un cromosoma.

Si alargamos el cromosoma,

eso alrededor es el ADN,
eso de color gris.

Las gotas rosas son proteínas
llamadas histonas,

que vienen con el ADN.

El rojo significa que está apagado.

El problema del envejecimiento

es que ingresan químicos
que se pegan a las histonas,

y encienden a los genes,

son las luces verdes.

Este gen que debería estar apagado
en el cerebro de mi abuela

está encendido,

y es algo terrible.

Si este gen le dijera al hígado
que fuera una célula del hígado,

y estuviera en el cerebro,

sería un problema.

Eso es lo que creemos
que sucede cuando envejecemos.

Esto implica una posibilidad.

Solíamos pensar que las mutaciones,
esos cambios irreversibles al ADN,

eran la causa;

pero si es este, un cambio epigenético,

esto es reversible.

Les mostraré cómo podemos revertirla.

Las sirtuinas crean proteínas
que les mostraré en un dibujo animado.

Se parece a un Pac-Man.

Lo que hacen las sirtuinas en el cuerpo

es cortar los grupos químicos.

Entonces el gen que estaba encendido,
en verde en el anciano,

se vuelve a apagar.

Eso es lo que las sirtuinas
están haciendo ahora.

Son estimuladas cuando no comemos
y cuando ejercitamos.

Si comemos una hamburguesa grande,
las apagamos nuevamente.

No es bueno.

Entonces debemos hallar
una forma de encender el sistema,

hallar una molécula
que la tomemos como píldora,

y encender estas enzimas de sirtuina.

Así cortaríamos los grupos químicos,

y mantendríamos a raya
estas enfermedades.

Quizás un día podamos revertir
el envejecimiento, en teoría.

Estuve en Boston, las cosas
se veían bastante interesantes.

Abrí una empresa que se basa
en este descubrimiento

de que hay moléculas
que podrían activar estas enzimas.

El descubrimiento de hace diez años
recibió mucha atención de los medios,

la encontramos en el vino tinto,

la molécula resveratrol.

No me pidan que la repita,
es una palabra difícil, resveratrol.

El resveratrol está,

(Risas)

como habrán escuchado,

en el vino tinto.

Hay un problema:

Necesitaríamos beber
unos 100 vasos de vino por día.

(Risas)

No lo recomiendo.

(Risas)

No lo hagan.

(Risas)

Necesitabamos un fármaco
que hiciera esto.

Algo más efectivo y potente
que el resveratrol.

Nuestra empresa recaudó mucho dinero,

y nos pusimos a buscar moléculas
que fueran mejores que el resveratrol.

Hallaron unas 100 veces más potentes
que las del vino tinto.

Las colocaron en animales,

y estos, me refiero a ratones,
se volvían mucho más saludables.

No sufrían cardiopatía.

eran inmunes al Alzheimer, al cáncer.

Fue muy emocionante.

Hicieron pruebas con humanos,
y las moléculas se mantenían a salvo.

Y se detectaron indicios,
pequeños indicios:

de que estas moléculas actuaban
igual que el resveratrol

para prevenir el envejecimiento.

Hasta ahí, todo iba bien.

Pensé: "El mundo será diferente
en el curso de mi vida.

No hay de que preocuparse.
Todo va a salir bien".

Luego se vino todo abajo.

Lo que sucedió fue que hace unos años,

la farmacéutica más poderosa
publicó un artículo científico,

que argumentaba
que la investigación era errónea,

y argumentaba que el resveratrol
no funcionaba en estas proteínas.

Dijeron que envejecer
no tiene relación con las sirtuinas.

Fue un momento muy difícil de mi vida.

Científicos destacados
me enviaban sus condolencias.

Los ensayos clínicos
fueron suspendidos.

Sentí que había decepcionado
a mi laboratorio y a toda Australia.

Que había decepcionado
a todo el mundo.

Hubo días en los que tenía ganas
de dejar de ser científico.

Pero lo rescatable fue que nos presionó,

nos hizo volver a entender
en el laboratorio

cómo funcionan el resveratrol
y las otras drogas sintéticas.

Armé un grupo de científicos,
éramos unos 30,

y nos pusimos a trabajar
para entender qué era cierto.

Y descubrimos algo:

el resveratrol realmente
se adhiere a ese Pac-Man,

se pega en la parte posterior,
y la hace morder más rápido.

Así es cómo funcionan.
Estábamos sorprendidos.

Ahora lo sabemos:

el resveratrol y estos fármacos
funcionan igual.

Fue asombroso.

Retomamos los ensayos clínicos.

Espero que un día,
en un futuro cercano,

haya medicamentos que tomemos,
por ejemplo en forma de píldora

Traje un ejemplo de cómo se vería.

Tomarían una con el desayuno,

y esto repelería las enfermedades
del envejecimiento por mucho tiempo

y nos haría saludables.

Espero con ansia ese día
y cuando suceda,

miraremos hacia atrás, hacia hoy,

como cuando recordamos
hace 100 años,

cuando la gente moría
de una astilla infectada,

que era muy común en esa época.

No solo tenemos el derecho
de utilizar esta tecnología nueva

para nosotros y nuestros seres queridos;

también es un deber financiero y ético.

Pregúntenle a un niño de cuatro años,
si no me creen lo que digo.

(Risas)

Muchas gracias.

(Aplausos)