Defínete | Priyanka Yoshikawa | TEDxKyoto

Miss Mundo Japón 2016, Priyanka Yoshikawa comparte su viaje de ser "hafu" en la sociedad japonesa homogénea. Sobreponiéndose a los prejuicios y encontrando su verdadero balance para celebrar la diversidad cultural de los dos países que representa con orgullo: Japón e India, y compartiendo su identidad como ser humano.

¿Cuál es tu identidad?

Me hacían esta pregunta
en cada entrevista

luego de obtener el título
de Miss Mundo Japón en 2016.

Supuse que habría cierta reacción
por haber ganado,

pero no esperaba esta pregunta.

Pero este no fue el comienzo
de mi historia.

Como me obligaron
a responder esta pregunta,

recordé mi viaje para descubrir
quién era realmente.

No entré a Miss Mundo Japón
para demostrar que era japonesa.

Quería desafiarme y ser vista
como algo más que una modelo.

Además, pensé que me daría
una plataforma mayor

no solo para mi carrera,
sino para hacer algo bueno por el mundo.

Eso me llevó a algo más grande
de lo que imaginaba.

Convertirme en una cara y voz
de la etnia mixta,

creo que en algún punto de nuestras vidas
queremos descubrir nuestras raíces,

nuestra identidad única
y nuestra propia individualidad.

Todos somos individuos.

Nos demos cuenta o no,
todos somos una mezcla.

Ser una mezcla no significa
que somos menos que un todo.

Podemos ser mucho más.

Me llamo Priyanka Yoshikawa
y soy "hafu" (biracial).

Nací de madre japonesa y padre hindú.

Como "hafu", sabía que no era
totalmente japonesa o hindú,

era ambas, y simplemente, era solo yo.

Aunque soy de nacionalidad japonesa
y nací en Japón,

si le decía a la gente en Japón
que era japonesa,

no me creían.

Y cuando estoy fuera de Japón,
siempre me dicen:

"Guau, tu japonés es muy bueno".

(Risas)

O: "¿Comes curry todos los días?".

(Risas)

Y cuando estoy fuera de Japón
y digo que soy japonesa,

aún no me ven como japonesa.

Tienen una mirada de confusión
en el rostro

y esperan a que les explique
por qué no me veo muy japonesa.

Y créanme, esas conversaciones
pueden ser muy cansadoras

cuando te preguntan eso
muchas veces, todos los días.

A veces, me hace desear ser
de otra nacionalidad de etnia mixta.

Sí, era una extranjera
en mi propio país y en el exterior,

pero estaba cómoda con eso.

Al criarme en tres países diferentes,
los EE. UU., Japón e India,

y padres que venían
de dos países diferentes,

tuve el privilegio
de desarrollar una mente global

darme el gusto con otros privilegios,
como disfrutar del sashimi

al igual que disfruto
de Kolkata Phuchkas.

Viajar desde el monte Fuji
hasta el Himalayas oriental,

disfrutar diversas culturas y comunidades,

adaptarme más fácilmente
a los cambios en mi entorno

y aceptar ser diferente.

Pero no fue así desde un principio.

Ser biracial en la sociedad japonesa
puede traer experiencias difíciles.

En el colegio, mis compañeros me trataban
como su fuera una especie de germen.

En los pasillos, si me tocaban
accidentalmente,

se limpiaban esa parte del cuerpo
contra la pared.

Me aislaban y no me incluían
en sus conversaciones

o sus círculos sociales.

Trataba de formar parte,
pero no era fácil y perdí mi confianza.

No tengo ni un recuerdo de ser feliz
en el colegio en Japón.

Siempre estaba preocupada
por lo que otros pensaban

aunque hacía de cuenta
que todo estaba bien.

Esperé a que pase el tiempo

y no me defendí ni luché por mi felicidad.

Y lamento eso hasta hoy.

Porque no importa la edad que tengas,

mereces ser querido
y ser feliz en el presente.

En mi corazón, me decía que tal vez
no era la chica más popular del colegio,

pero me convertiría
en la chica más popular de Japón.

Todavía no despejé eso, pero si pudiera
decirle a la Priyanka de 13 años

que se convertiría en Miss Mundo Japón

y también estar
en un certamen internacional,

creo que estaría orgullosa de mí.

Yendo a una secundaria
donde nadie me conocía,

sentía que podía empezar de nuevo
y encajar.

Pero intentaba tanto
ser alguien que no era

que me terminé dando cuenta
de que necesitaba aceptarme

y celebrar mi identidad única,

en vez de cambiar mi personalidad
o dejarme ser intimidada por eso.

Mi madre me enseñó equilibrio.

Escuchar a mi corazón

y disfrutar lo mejor de ambos mundos.

Amar y respetar ambas culturas.

La interconexión e independencia.

Y a ser empática,
no solo con la gente que me rodea,

sino más importante, conmigo misma.

Era una alumna promedio,
y tenía pésimas notas en la secundaria,

y no tenía habilidades especiales.

Pero mi madre me decía
que era inteligente y talentosa,

y me animaba a seguir mis sueños
y mi pasión.

Y lo que aprendí fue,

a veces, tienes que adaptarte
y mezclarte donde estás,

pero no quieres
perder tu personalidad.

Necesitas celebrar
tu diversidad cultural,

ser quien eres y ver la forma
en la que quieres que otros te vean.

Creí en este mensaje,

y mediante una exploración honesta
de quién era,

descubrí que quería un escenario
más grande para impulsar mis deseos

de hacer del mundo un lugar mejor.

Antes de ganar el título
de Miss Mundo Japón,

tenía alguien muy cercano a mí

diciéndome que no sería seleccionada
para Miss Japón porque era "hafu".

Pero eso no me detuvo.

Estaba dispuesta a esforzarme,
trabajar en mi confianza interior

y ser quien yo eligiera ser.

Estaba más que lista

para poner toda mi energía
en convertir mis sueños en realidad.

Con esta determinación,

era la primera "hafu"
en ganar Miss Mundo Japón

y construí mi primera empresa
exitosa gracias a eso.

Hoy, en el increíble mundo
en el que vivimos,

hay muchas más "hafu" como yo.

Me di cuenta de que estamos atados
por estereotipos y prejuicios

que pueden limitarnos
y enmascarar nuestros verdaderos yo.

Y como alguien que tiene una influencia
clave en moldear percepciones,

siento que es mi respondabilidad

motivar a ir más allá de estas fuerzas,

reconocernos cada uno por quienes somos,

seres humanos.

Si alguien te dices lo que no eres,

no tengas miedo y te escondas.

Tú te defines, no otros.

Nadie debería decirnos
qué es nuestra felicidad o quiénes somos.

Tu identidad no siempre
se trata de dónde vienes

o dónde naciste.

Soy japonesa-hindú,
pero esa no es mi identidad.

La identidad es mucho más
que un país o la sangre.

La identidad es quién eres.

En la vida nos enfrentamos
a muchos obstáculos,

pero solo los que se animan a vencerlos

podrán seguir adelante.

Tu viaje puede no ser el que querías,

pero crecerás en el proceso

y ganarás muchas cosas
que nunca has imaginado.

No tienes que ser Miss Mundo
para tener tu lugar en este mundo.

Naces libre para ser quien quieras ser,

y el cielo es el límite.

Gracias

(Aplausos)