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Title:
Dejemos de hacer famosos a los tiradores en masa
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Description:
El 20 de julio de 2012, un tiroteo en masa en un cine de Aurora, Colorado, dejó a la ciudad y a la nación en shock. Para muchos, incluido Tom Teves, quien perdió a su hijo en la tragedia, la cobertura mediática que generó se centró en las cosas equivocadas. ¿Por qué la noticia se fijó especialmente en el tirador en vez de en las vidas de las víctimas o en los esfuerzos heroicos de los servicios de emergencias? Con urgencia y consideración, Teves hace un llamado a que los medios actúen en base al interés del público (en vez de por el beneficio) al eliminar lo que más quieren los tiradores: la fama.
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Speaker:
Tom Teves
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La peor pesadilla de cualquier padre:
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20 de julio de 2012,
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mi teléfono suena a las 4:30 de la mañana.
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Es Amanda, la novia de mi hijo Alex,
diciéndome histérica:
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"Tom, Tom, ha habido un tiroteo
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y me sacaron del cine.
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No me dejaron quedarme.
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Quería quedarme pero me sacaron".
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Le digo a Amanda:
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"Amanda, ¿estás bien? ¿Estás herida?"
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Y me dijo que no, que estaba bien,
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que Alex le había salvado la vida.
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Y entonces dije:
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"Amanda, ¿dónde está Alex?"
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Y ella, sollozando, me dice:
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"No lo sé, no lo encontramos.
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Me sacaron del cine, me obligaron a salir.
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Le dispararon.
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Intenté despertarlo, pero no lo conseguí.
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No se levantaba.
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Me sacaron. Yo no quería dejarlo".
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Y le digo a Amanda:
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"La última vez que viste a Alex,
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¿estaba sangrando?
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¿Tienes sangre suya sobre ti?".
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Y llorando dijo: "Sí, muchísima",
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y rompió a llorar.
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Él era uno de los hombres
más honestos del mundo
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y a los 24 años
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tuvo que tomar la decisión
de arriesgar su vida
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para asegurarse de que ella viviera.
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En el fondo de mi corazón
sabía que si no se podía levantar
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es que estaba muerto.
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la noche anterior
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con mi esposa Caren
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y mi hijo más pequeño
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a pasar una semana
de vacaciones en Hawái.
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Estábamos literalmente
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a 5300 km de distancia.
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Caren y yo nos pusimos frenéticos
a llamar a su teléfono,
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en vano.
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Dejamos muchos mensajes.
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Luego pusimos las noticias.
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Pero lo único que veíamos
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era información sobre el asesino
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y su apartamento lleno de trampas.
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Intentamos llamar
a la comisaría de Aurora,
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pero fue imposible obtener respuesta.
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Pensándolo ahora, era comprensible.
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Estaban lidiando con
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12 muertos, 70 heridos,
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y tal matanza
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que la policía tuvo que llevar
al hospital a algunas de las víctimas
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en la parte de atrás
de los coches policiales,
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porque se habían quedado sin ambulancias.
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Fue una escena horrorosa y caótica.
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Nunca más veríamos a Alex.
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Sus heridas eran tan graves
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que incluso tuve que proteger a su madre
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de que le viera
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por miedo a que esa fuera
su última imagen de él.
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Pero ¿saben a quién vimos una y otra vez?
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Al asesino.
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Sus fotos estaban por todas partes.
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Un artículo tenía seis párrafos de largo
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y mencionaba su nombre 41 veces.
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Los medios lo habían hecho famoso.
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Pero mi primogénito, Alex,
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un héroe,
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estaba ausente en esos primeros informes.
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Caren y yo rápido nos dimos cuenta
de que algo no estaba bien
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con la manera en la que los medios
respondían ante estos tiroteos en masa
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desde Columbine.
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Comenzamos a investigar
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y nos dimos cuenta
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de que si podíamos cambiar
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la forma en la que los medios informan,
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podríamos reducir la cantidad de tiroteos
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y salvar vidas.
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Casi todos los asesinos en masa
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tienen algo en común.
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¿Alguien adivina qué es?
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Buscan notoriedad.
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Quieren ser famosos.
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De hecho,
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nos lo cuentan ellos mismos.
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El asesino de Sandy Hook
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llevaba una hoja de cálculo
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de asesinos en masa previos
y su número de asesinatos.
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El asesino del club Pulse de Orlando
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llamó a un informativo local,
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¡durante su ataque!
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Y luego se puso a mirar Facebook
para ver si se había vuelto viral.
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El asesino de Parkland
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grabó y publicó
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un video
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diciendo:
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"Cuando me vean en las noticias
sabrán quién soy".
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El asesino del cine de Aurora
le dijo a su psiquiatra
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que sabía que no podía
aportar nada al mundo de la ciencia,
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pero que podía hacerse famoso
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volando a la gente por los aires.
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Y lo más revelador,
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el asesino del Instituto Superior Umpqua
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escribió en su blog
sobre otro asesino en masa
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y dijo:
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"Me he dado cuenta
de que personas como él
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están solos y son desconocidos,
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pero cuando vierten un poco de sangre
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todo el mundo sabe quiénes son".
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Un hombre al que nadie conocía
ahora es conocido por todos,
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su cara sale en todas las pantallas,
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su nombre en boca de todo el planeta.
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Todo en un día.
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Parece que mientras más gente muera,
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más atención se recibe.
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Estos son solo algunos ejemplos.
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Pero podría seguir.
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Estos asesinos nos están diciendo
que quieren ser famosos,
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igual que los asesinos anteriores a ellos
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y los medios siguen dándoles
justo lo que buscan:
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notoriedad.
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El debate de las armas es muy emotivo
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y nuestros problemas de salud mental
son muy complicados.
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Ambos necesitan tiempo
para ser corregidos.
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Pero para reducir la matanza,
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no necesitamos una ley del Congreso.
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Lo que necesitamos es
un acto de conciencia
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por parte de los productores
y de los consumidores de los medios
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para eliminar la recompensa
de la notoriedad.
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Así que para salvar vidas,
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Caren y yo lanzamos "No notoriedad",
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dedicado a desafiar a los medios
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para proteger nuestras comunidades
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adhiriéndose a estos principios
basados en la investigación.
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Uno: informen de todos los datos
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relativos a la mentalidad,
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la demografía
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y el perfil motivacional
de estos tiradores,
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pero minimicen sus nombres
y sus fotografías,
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a menos que estén a la fuga.
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Dos: limiten el uso del nombre del tirador
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a uno por artículo,
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nunca en los titulares
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y nada de imágenes en sitios destacados.
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Tres.
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No se me dan bien los números.
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Niéguense a publicar
cualquier material interesado
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que les den los tiradores.
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esto no es un incumplimiento
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de los derechos de la primera enmienda.
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Esto no es censura.
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Simplemente estamos pidiendo a los medios
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que hagan uso de unas directrices
que ya existen.
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los medios no informan
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sobre periodistas
que han sido secuestrados
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para poder protegerlos.
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Los medios no publican
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los nombres ni las fotos
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de víctimas de abusos sexuales
o de suicidios.
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Estas prácticas periodísticas responsables
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protegen la seguridad pública
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sin ningún impacto
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sobre el derecho a saber del público.
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Estudios académicos demuestran
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que el consumidor medio de noticias
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quiere saber menos de los tiradores.
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En su lugar,
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los medios deberían resaltar
los nombres y las fotografías
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de las víctimas,
tanto asesinadas como heridas,
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los héroes y los servicios de emergencia.
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Deberían...
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Deberían promover datos y análisis
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de expertos en los campos
de salud mental y seguridad pública.
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Todos los expertos coinciden.
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El FBI,
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la Asociación Internacional de Policía,
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la "Major Cities Chiefs Association"
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y A.L.E.R.R.T.,
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la organización policial dedicada
a entrenar a los servicios de emergencias
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para detener a los tiradores
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apoyan los principios de "No Notoriety".
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De hecho, en 2014,
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el FBI lanzó la campaña
"No los menciones" para apoyar la idea.
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La Asociación Estadounidense
de Psiquiatría apoya reducir y minimizar
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la identificación de estos tiradores.
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La idea se ha vuelto global,
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con la primera ministra de Nueva Zelanda
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apelando a no dar notoriedad
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tras los tiroteos de Christchurch.
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Pero por mucho que queramos que cambien,
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los medios son organizaciones
con fines de lucro.
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No cambiarán si no les responsabilizamos.
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Los medios hacen dinero
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gracias a la publicidad
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basándose en el número
de espectadores y de clics.
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Si podemos reducir el número
de espectadores y de clics de un tema,
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los medios cambiarán
la manera en la que informan.
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Así que la próxima vez que vean
a cualquier medio de comunicación,
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ya sea de manera impresa, digital,
por radio o televisión,
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hacer un uso innecesario de los nombres
e imágenes de estos tiradores,
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dejen de mirar,
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dejen de escuchar,
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dejen de hacer clic,
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dejen de dar "Me gusta"
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y dejen de compartir.
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Escriban a los productores,
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editores, coordinadores y directores
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de estas organizaciones.
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Tomen nota de los anunciantes
que apoyan esos segmentos
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y escriban a sus directores.
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Porque juntos,
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podemos empujar a los medios
para que actúen en interés
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de la seguridad pública,
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no de los beneficios.
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Ya es demasiado tarde para Alex
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y para mi familia.
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Pero por favor, no se unan
a nuestro club por falta de acción,
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un club al que nadie quiere pertenecer.
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El precio a pagar es muy alto.
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Porque no es demasiado tarde
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para la gente que todavía no son víctimas.
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Tenemos el poder
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de reducir los tiroteos en masa.
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Usémoslo.
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