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El llamado de Jesús
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Bienvenidos a esta lección 24:
"Cómo crecer".
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La última vez hablamos de los diferentes
niveles espirituales que vemos en la
Biblia.
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Hablamos acerca de ser bebés,
recién nacidos,
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cómo crecer y volverse niños en la fe,
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y luego volverse padres en la fe.
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Necesitamos ir afuera y encontrar a una
persona de paz, como Jesús está hablando
acerca,
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algo que hemos visto en esta serie
"El llamado de Jesús".
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Pero, cuando encontramos a esa persona
de paz,
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necesitamos saber cómo compartir el
Evangelio con ellos,
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de modo que ellos puedan nacer
verdaderamente otra vez.
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Pero, también necesitamos ayudarles
a crecer.
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Necesitamos ayudarles a volverse
maduros en Cristo.
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Como en una familia, lo que vemos en una
familia es que...
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en una familia deberían de haber bebés.
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En la familia natural.
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Pero ellos no deberían quedarse como
bebés.
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Ellos deberían crecer.
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Y al tiempo, ellos deberían, de hecho,
crecer tantísimo
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que ellos dejarán el hogar e irán afuera
y tendrán su propia familia.
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Y ahora no somos padres, sino abuelos.
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Como lo es en lo natural, Dios quiere que
lo sea en lo espiritual.
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Cuando echo una mirada a la iglesia hoy
en día, solo quiero decir:
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es triste ver cuán lejos hemos llegado de
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lo que Dios quiere que nosotros seamos.
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Cuán pocos son, de hecho, los que
realmente, realmente están creciendo y
viendo buen fruto
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en su vida cotidiana.
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Hay tantísimas personas hoy en día en
las iglesias que solo,
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y es triste decirlo, continúan siendo
bebés espirituales el resto de sus vidas.
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¿Por qué? ¿Por qué es así?
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¿Pudiera ser que nos falta discipulado?
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Creo yo que ese es uno de los puntos.
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Pero la verdad es, también, que...
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muchas personas en la iglesia no han
nacido de nuevo todavía.
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Quiero leer una cita aquí de mi libro
"El llamado de Jesús", en este capítulo.
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"Cuando una persona ha verdaderamente
nacido de nuevo, tú lo verás en su vida.
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Habrá fruto en su vida que mostrará que
ellos son una nueva creación.
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Cuando hay fruto en la vida de una
persona,
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ellos necesitan leche, de modo que ellos
puedan crecer y madurar,
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sin embargo, si el fruto no está allí,
eso significa que ellos no han nacido de
nuevo,
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y ellos necesitarán algo mucho más fuerte
que la leche".
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Cuando una persona ha nacido de nuevo,
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lo vimos la última vez, esa persona
necesita leche.
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Pero si una persona no ha, verdaderamente,
nacido de nuevo:
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ellos necesitan algo mucho más fuerte
que la leche.
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¿Qué es eso?
Sangre.
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La sangre de Jesús.
Ellos necesitan nacer otra vez.
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Porque, cuando ellos nacen de nuevo,
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la vida está siendo transformada,
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no desde afuera hacia adentro,
sino que de adentro hacia afuera.
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1 Juan 3:6-10 está diciendo esto:
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Todo aquel que permanece en él, no peca;
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todo aquel que peca, no le ha visto,
ni le ha conocido.
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Hijitos, nadie os engañe;
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el que hace justicia es justo, como él
es justo.
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El que practica el pecado es del diablo;
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porque el diablo peca desde el principio.
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Para esto apareció el Hijo de Dios,
para deshacer las obras del diablo.
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Todo aquel que es nacido de Dios,
no practica el pecado,
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porque la simiente de Dios permanece
en él;
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y no puede pecar, porque es nacido
de Dios.
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En esto se manifiestan los hijos de Dios,
y los hijos del diablo:
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todo aquel que no hace justicia,
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y que no ama a su hermano, no es de Dios".
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Lo que vemos aquí es... la Biblia es
muy, muy clara
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que todos los que son verdaderamente
nacidos de nuevos no pueden seguir
pecando.
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La simiente de Dios permanece en ellos
y ellos no pueden seguir pecando.
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También leemos que ellos aman a sus
hermanos; aquellos que han nacido de
nuevo.
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Si aquellas cosas están ausentes
de la vida de una persona,
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si las personas están viviendo en el
pecado,
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si las personas no tienen el amor para
estar con otros creyentes...
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¿Por qué? ¿Por qué están ausentes?
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¿Podría ser porque ellos no han
verdaderamente nacido de nuevo?
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Tú sabes... podemos conocer a un árbol
por sus frutos.
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Y si esto no está allí,
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si el deseo de vivir una vida santa,
si el deseo de amar a sus hermanos
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y estar con otras personas está ausente
en la vida de una persona:
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tú no puedes discipular a una persona
como esa a la madurez. ¿Por qué?
-
Porque ellos no han nacido de nuevo
todavía.
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Y, por lo tanto, cuando hablamos de cómo
hacer crecer a los niños,
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lo que necesitamos hacer es siempre
empezar con el Evangelio.
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Necesitamos siempre volver al Evangelio
y mantenerlo simple.
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Predica el Evangelio, incluso a aquellos
quienes van a las iglesias,
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incluso a aquellos quienes van a tus
congregaciones.
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Porque si tú tienes a una persona y tú
ves que algo está faltando,
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lo que está faltando está solo revelando
un problema más hondo.
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¿Y qué es eso?
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Esa es la raíz.
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Así que, tú sabes que podemos conocer
a un árbol por su fruto.
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Si un árbol, por ejemplo,
produce naranjas,
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y tú quieres que el árbol produzca
manzanas en vez de ellas,
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la solución no es sacar todas las naranjas
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y decirle al árbol: "¡Tienes que parar de
producir naranjas!
-
¡Tú necesitas empezar a producir
manzanas! ¡¿Qué es lo que está
mal contigo, árbol?!"
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No. El árbol solo produce lo que es.
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Un naranjo produce naranjas.
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Un manzano produce manzanas.
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Un árbol produce lo que es.
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Lo mismo es con una persona.
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Si tú tienes una persona, quien está
viviendo en pecado,
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si tú tienes una persona, quien no anhela
la comunión,
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entonces quiero incentivarte...
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antes de que vayas más profundo, profundo,
profundo e intentes discipularle
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y sacarlos, y: "¡Venga ya! Necesitas parar
de pecar.
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¡Ven! Necesitas venir a la
congregación.
-
¡Ven! Tú necesitas...",
-
porque tú solo quedarás exhausto en ello,
-
entonces, más bien, tómate el tiempo para
sentarte con ellos y compartirles el
Evangelio.
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Porque cuando las personas verdaderamente
consiguen esa vida... ¡aleluya!,
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ellos no necesitan a nadie alrededor de
ellos para:
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"¡Venga ya! ¡Tienes que vivir de forma
santa! ¡Venga ya! Tú tienes que tener
comunión!
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Y yo recuerdo eso.
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Yo era de 19 años cuando le di mi
vida a Dios.
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Yo era el primero de mi familia que le
dio su vida a Dios.
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No tenía, algo así como familias y
muchos amigos.
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Tenía un amigo que era un cristiano.
No tenía a nadie más.
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Inmediatamente, sin incluso realmente
haber estado jamás en la iglesia,
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cuando yo nací de nuevo,
la primera cosa sucedió...
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¿Qué fue eso?
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Fue lo que leímos.
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Una de las primeras cosas que sucedió es
que ya no podía seguir pecando.
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No podía. Así como, cuando hacía cosas que
acostumbraba a hacer
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que eran pecado, yo solo lo sentía
adentro mío.
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La simiente de Dios permanecía en mí.
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No podía seguir pecando.
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Y lo sé por mi bien, no necesité un dedo
levantado y que me dijeran:
-
"Hey. No tienes permitido hacer esto.
Tienes que hacer esto. Tienes que
hacer esto".
-
No. No lo necesité. ¿Por qué? Porque la
simiente permanecía en mí.
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Dios estaba allí.
-
Como lo leímos antes.
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Otra cosa era: yo anhelaba comunión con
mis nuevas familias.
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Yo anhelaba la comunión.
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Y un tipo como yo, quien había nacido
de nuevo, cuando yo anhelaba comunión,
-
yo necesitaba más que solo un día a
la semana...
-
para ir y solo juntarse.
Un domingo no era suficiente.
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Necesitaba más.
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Y yo quería vivir de manera santa,
pero en el principio yo caí
-
y yo hice cosas equivocadas y me
sentí condenado.
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Y allí yo, también, necesitaba a alguien
alrededor mío,
-
más que un solo día a la semana.
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Y en mi vida Dios me dio a alguien.
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Él me dio a mi suegro,
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quien se volvió mi papá espiritual,
quien estaba allí para mí.
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Y mi suegro me ayudó a crecer.
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Lo que él nunca hizo... él nunca se sentó
conmigo y dijo:
-
"Torben. Ahora tendremos una enseñanza.
Esta semana vamos a hablar acerca de esto,
-
la siguiente semana hablaremos acerca de
esto, a la tercera semana hablaremos
acerca de esto...
-
No. Mi enseñanza, la enseñanza que él me
dio, la leche que me dio,
-
fue en el sillón, con él sentado a
mi lado.
-
Y luego yo estaba sentado allí con mi
Biblia y yo tenía hambre.
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Y yo hacía un montón de preguntas:
"¿Qué hay acerca de esto? ¿Qué hay acerca
de esto?
-
¿Qué hay acerca de esto?
¿Qué hay acerca de esto?"
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Y cuando yo estaba luchando,
él siempre estuvo allí.
-
Cuando yo estaba dudando y haciendo
preguntas: él estaba allí.
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Esto es lo que un creyente que ha nacido
de nuevo necesita.
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Ellos no solo necesitan venir a una
reunión.
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Ellos necesitan una familia.
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Ellos necesitan 24/7
-
a alguien quien esté allí, quien esté
listo a compartir vida con ellos.
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Y así es como realmente vemos a los niños
crecer y volverse fuertes.
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En 1 de Corintios 4:14-16,
Pablo está diciendo esto:
-
"No escribo esto para avergonzaros, sino
para amonestaros como a hijos míos amados.
-
Porque aunque tengáis diez mil ayos
en Cristo,
-
no tendréis muchos padres;
-
pues en Cristo Jesús yo os engendré por
medio del evangelio.
-
Por tanto, os ruego que me imitéis".
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Habían muchos ayos, o muchos líderes,
digámoslo así, en la iglesia hoy en día.
-
Pero no hay muchos padres.
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Pablo, él era realmente un padre para
algunas de aquellas personas
-
y yo te incentivo a ti allá afuera, cuando
se trata de cómo hacer crecer a personas,
en Cristo,
-
cuando una persona es un recién nacido
y experimenta a Cristo,
-
ellos necesitan más que solo ser invitados
a una reunión.
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Ellos anhelan comunión.
Ellos quieren vivir de manera santa.
-
Ellos necesitan a alguien quien solo pueda
estar allí para ellos,
-
alguien quien pueda compartir vida
con ellos,
-
alguien quien pueda amarles.
-
Ellos necesitan más que solo ser invitados
a la iglesia.
-
Ellos necesitan ser invitados a una taza
de café o a una cena.
-
Y esto es lo que te incentivo a ti a
hacer.
-
Cuando tú comienzas a trabajar con
personas...
-
y tú empiezas a ver personas venir
a Cristo,
-
abre tu hogar.
-
Invítales a cenar.
-
Siéntate con ellos en el sofá.
Habla acerca de la vida.
-
Y allí contesta algunas de esas preguntas
que a las personas, usualmente, no le son
contestadas en la iglesia.
-
Sé que cuando era yo un creyente recién
nacido y me sentaba en la casa de quien
sería mi suegro,
-
él no realizó una enseñanza/lección,
-
sino que él contestó aquellas dudas que
yo tenía en aquel momento.
-
Hey. Estoy luchando con esto.
¿Qué hay acerca de esto?
-
Hey. ¿Qué hay acerca de esto?
¿Qué hay acerca de esto?
-
Y él me dio tantísimo más al solo
tener a alguien
-
contestar esas preguntas que yo tenía
en ese momento,
-
que ir a escuchar un sermón de 45
minutos,
-
con algo que no estaba funcionando en
mi vida.
-
Pero quiero decirlo, no siempre es fácil
encontrar a aquellas personas correctas,
-
personas quienes sean maduras,
quienes quieren ayudar a las personas.
-
No es fácil tanto afuera de la iglesia
como dentro de la iglesia.
-
Recuerdo que hace unos años atrás yo
estaba en una ciudad y guié a algunas
personas a Cristo.
-
Y no había iglesia en esa ciudad, pero
había un pequeño grupo
-
de cristianos juntándose.
Habían 6 cristianos juntándose.
-
Y traté de llevar algunos de esos nuevos
creyentes a ese grupo,
-
pero no era fácil, porque en ese pequeño
grupo habían 6 personas,
-
y cuando los miré: habían dos quienes
eran asombrosos
-
y quienes amaban a Jesús, asombrosos, en
llamas, que solo salían de ellos siempre.
-
Habían otros dos que eran más neutrales
y como: ¿Quiénes son ellos?
-
Y ellos eran buenos... ellos eran buenos y
no malos, pero ellos amaban a Jesús,
de modo que estaba bien.
-
Pero, luego, habían dos que eran el peor
veneno de la historia.
-
Dos personas muy religiosas quienes solo
sacaban cada vida de los nuevos creyentes.
-
Y la verdad es... era muy difícil para mí, porque ¿cómo traigo personas a ese pequeño grupo
-
y yo quería que ellos conectaran con
esos dos,
-
o tal vez esos dos, pero no con esos
otros dos?
-
Y no es fácil.
-
Y desde que tuve aquellas experiencias yo
dejé solo...
-
de llevar a las personas a la iglesia,
-
porque yo nunca sabía a quiénes ellos
conocerían en la iglesia.
-
Así que, en vez de solo decir:
"ven a la iglesia",
-
y dejar que ellos conecten con todos,
-
porque uno de los primeros que
realmente guié a la iglesia,
-
ella se conectó con las personas
equivocadas en la iglesia,
-
personas quienes vivían "tibias",
-
y ellos terminaron yendo a la ciudad
y esa chica cayó de nuevo,
-
porque ellos estaban afuera bebiendo.
-
Vemos tantísimas cosas hoy en día.
-
Es mejor, en vez de solo guiar a las
personas a la iglesia,
-
solo guiarlas a una o dos personas,
quienes están en llamas.
-
Y espero que ese seas tú,
que tú estés en llamas.
-
Que tú tomes el tiempo para conocer a
personas.
-
O, si tú no puedes, que tú encuentres a
alguien más quien viva la vida, quien esté
en llamas,
-
e intenta presentarles aquellos nuevos
creyentes a ellos.
-
Alguien quien pueda ayudar, alguien quien
pueda cuidarlos,
-
alguien quien pueda ayudarles a crecer.
-
Y yo creo que esto es como debería de ser
para todos nosotros.
-
Sé que no es siempre fácil,
porque ¿con quién conectas?,
-
pero también lo he visto una y otra vez,
que Dios está en control.
-
Así que, si tú no tienes a nadie,
-
entonces empieza a orar a Dios para
que envíe al correcto a aquellas personas.
-
Y esto es lo que Él hizo conmigo.
Cuando miro a mi propia vida,
-
yo no tenía a nadie quien pudiera
ayudarme, quien pudiera cuidar de mí,
-
pero entonces Dios me dio a mi suegro.
-
Y no fue solo un accidente.
Fue Dios quien lo ordenó.
-
Fue Dios quien se encargó de eso.
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Recuerdo que una noche estábamos en
un encuentro, un encuentro profético.
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Y un profeta le llamó y dijo:
-"Tú tienes un hijo".
-
Y él dijo: -"No, yo tengo tres hijas".
-"Tú tienes un hijo".
-
-"No, yo tengo tres hijas".
-"Tú tienes un hijo".
-
-"No, yo tengo tres hijas".
-"Tú tienes un hijo.
-
Él es como un hijo para ti y tu trabajo es
estar allí para tu hijo".
-
Y él supo de quién él estaba hablando:
-
Yo.
-
Así que, Dios ha llamado a mi suegro para
estar allí para mí.
-
Mi suegro no es un gran ministro.
-
Él no es alguien quien habla en iglesias
y quien va a todas partes.
-
Esto no es, tampoco, lo que tú necesitas
y lo que otras personas allá afuera
necesitan.
-
No necesitamos un gran ministro quien no
tenga el tiempo de cuidar a la gente.
-
Necesitamos personas que tengan tiempo.
-
Necesitamos personas quienes puedan dar
lo que Dios les ha dado a ellos.
-
Y comparto mucho más acerca de eso en
mi libro "El llamado de Jesús",
-
en donde hablo cómo nosotros podemos
estar allí para otras personas.
-
Y si no tenemos a nadie nosotros mismos,
lo que podemos hacer
-
y cómo podemos orar y pedirle a Dios
que nos guíe a alguien.
-
Así que, quiero decir esto: cuando
empezamos a trabajar con el discipulado,
-
el mejor discipulado es volverse una
familia y amigos con las personas,
-
caminar con las personas, compartir la
vida con las personas.
-
Estar allí, especialmente, para aquellas
nuevas personas que vienen a la fe.
-
La mejor enseñanza de cómo consigues
que las personas crezcan
-
es solo sentarse con ellos en un sofá,
en una mesa de café,
-
escucha su vida,
escucha su historia,
-
escucha lo que ellos están combatiendo
ahora mismo,
-
lo que ellos están luchando,
-
qué preguntas tienen ellos,
-
qué es lo que han leído en la Biblia
durante la semana que ellos no entienden,
-
y luego has de estar para ellos y
contestar sus preguntas.
-
Y luego ora por ellos.
Y luego ayúdales.
-
Así es como conseguimos que las
personas crezcan.
-
No solo invitarlos a una reunión y darles
45 minutos de enseñanza.
-
No. Invítalos a tu hogar.
Ve a sus hogares.
-
Estar allí para ellos.
-
Y te incentivo,
si tú empiezas a hacer eso,
-
si todos empezamos a hacer eso cuando
alcanzamos a personas,
-
y nos tomamos el tiempo y, de nuevo,
no necesitamos a un gran ministro.
-
Tú no tienes que ser un pastor quien
está haciendo todo eso.
-
Es algo que tú y yo podemos hacer,
cada uno de nosotros.
-
Nosotros podemos ayudar a personas.
Nosotros podemos cuidarlos.
-
Así que así es como es.
-
Estar allí. Amar a las personas.
Invierte en ellos. Pasa tiempo con ellos.
-
Y así es como conseguimos que las
personas crezcan.
-
Y luego tú verás fruto en sus vidas.
-
La próxima vez haré un vídeo aquí llamado
"Queridos pastores y líderes",
-
porque la próxima vez quiero hablarles a
todos ustedes quienes son pastores y
líderes allá afuera.
-
No estoy en contra de la iglesia.
-
Pero quiero desafiarlos.
-
Quiero desafiarlos a realmente tomar
el llamado de Jesús
-
y darlo a las personas en la iglesia
-
y ver un mover de Dios,
allí donde tú estás.
-
Así que, espero verte la próxima vez.
-
¡Chao, chao!
-
El llamado de Jesús